Capitulo 27

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Anne pensó que no volvería a ver a Marcy Wu luego de aquella noche en su departamento. La pintora se lo había prometido después de todo, y aunque le doliera, había comenzado a aceptar el hecho de que sus vidas iban en dos direcciones completamente opuestas.

Pero la vida las obligó a reencontrarse una vez más...

La tatuadora estaba diseñando un nuevo tatuaje para un cliente de bastante dinero cuando escuchó las campanillas de la puerta de entrada sonar.

No se giró a ver, pues había perdido la costumbre.

Ya no tenía a nadie a quien esperar...

Fue entonces que escucho unos pasos acercándose y se encontró con la mirada entristecida de Sprig...

... Y con los ojos verdes y sin brillo de Marcy Wu.

Sprig: Vas a tatuarla -Murmuró con melancolía.

Él también notaba el cambio de Marcy. Él también veía su piel enfermiza. Él también veía la oscura ropa holgada que tiempo antes le había quedado fenomenal. Él también notaba su mirada baja.

Sprig: Yo... -Tartamudeó- es tiempo de que me vaya.

Y el chico que fue, y aunque Marcy estaba allí, se sintió sola.

Marcy: Sé que prometí que no volverías a verme -Susurró mientras daba pequeños pasos en dirección a la pared repleta de grafitis y dibujos-, pero necesito un tatuaje y tú... los has hecho todos, Anne. No confío en nadie más.

Y aunque aquel no era el momento, Marcy dejó escapar un par de lágrimas.

Anne: ¿Por qué lloras?

Marcy: El dragón y el unicornio siguen allí -Sollozó mirando el dibujo que Anne había hecho en representación a su relación antes de que todo terminara.

Anne: El dragón y el unicornio jamás se irán...

Marcy: Eso es lo que crees, Anne.

Y quien dejó escapar una lágrima en ese momento fue la tatuadora.

***

Anne le pidió a Marcy que se quitara la chaqueta y la camiseta para que tatuar se le hiciera más fácil.

La pintora obedeció sin decir nada.

No le dirigió comentarios seductores ni se halagó a sí misma. No hizo nada que le hiciera creer a Anne que la vieja Marcy seguía allí.

La tatuadora se cubrió la boca e intentó no llorar cuando la vio.

Podía notar los bordes de sus costillas claramente, y su piel era incluso de un tono más enfermizo en el área que el sol no golpeaba con frecuencia. También podía notar sus clavículas sobresaliendo.

... Y ambos brazos, desde la muñeca hasta los hombros, tenían cortes de todo tipo de tamaño y profundidad. Unas viejas, otras nuevas, pero heridas, en fin

Anne: ¿Por qué te haces esto, Marcy?

Pero la pintora no respondió.

***

El último espacio en aquella larga columna de libélulas terminaba en el hueso de su coxis. Anne lo palmeo suavemente, y sintió que estaba más prominente de lo normal. También sintió la necesidad de tocar sus costillas, pero eso habría sido grosero considerando que ya no eran nada.

Necesitaba saber si estaba tan mal como se veía.

Marcy: ¿Te doy asco?

Anne negó dulcemente y comenzó a tatuar la última libélula de Marcy Wu.

Tenía que ser muy negra, y también pequeña.

Tenía que ser una libélula solitaria.

Tenía que ser una libélula triste.

Anne: No me das asco, Marcy. Solo... No es lo que recuerdo.

Marcy: Lo sé -Había tristeza en su voz.

Anne suspiró.

Anne: ¿Por qué lo haces? -Preguntó luego de unos minutos con la voz rota.

Marcy: ¿Qué cosa?

Anne: Destruirte...

La pintora dejó escapar un suspiro.

Marcy: Ya no tengo nada mejor que hacer, Anne Banana.

***

Cuando el tatuaje estuvo listo y Marcy se colocó de nuevo su ropa, miró a Anne con los ojos cristalizados, pero no la abrazó.

Es extraño, pero aunque Anne la tenía a solo unos pasos, la sentía más alejada que nunca...

Marcy: Es la última libélula -Dejó escapar de sus resecos labios.

Un terrible nudo se formó en la garganta de la tatuadora.

Marcy: Es el final, Anne Banana.

Lo decía tan tranquilamente...

Lo decía como si estas palabras no fueran el sinónimo del dolor que Anne sentía, sino de su propia liberación.

Lo decía con una sonrisa en el rostro.

Marcy: Sé feliz, Anne Banana -Suplicó antes de darse media vuelta-... Olvídame.

Y sin decir más comenzó a avanzar.

Anne no corrió hasta ella ni intentó detenerla. Sus piernas no respondían.

Lo único que logró hacer fue la pregunta cuya respuesta le destrozó el corazón en mil pedazos.

Anne: ¿A quién perdiste ahora, Marcy?

La pintora suspiró.

Marcy: A mí misma.

***

Esa misma noche Anne lloró sobre los brazos de Ivy.

No fue raro. Lo hacía bastante seguido.

Ivy: Eso significa que...

Anne: No lo digas, por favor.

Ivy se apartó enojada.

Ivy: ¡Tengo que decirlo! -Exclamó enfurecida-... ¡Durante toda su relación estuviste ignorando cada cosa que sucedía! ¡Ignoraste que Marcy se estaba perdiendo! ¡Ignoraste las heridas en sus muñecas! ¡Ignoraste su necesidad de hablar! ¡Ignoraste todo! -Escupió-... ¡Y solo porque querías creer que ella era perfecta! ¡Solo porque querías tener la estúpida ilusión de que ella era feliz contigo!... ¡Pero el amor no es solo hacer feliz a esa persona! ¡Se supone que el amor es estar allí incluso cuando las cosas se estén derrumbando! ¡El amor es aceptar que cosas malas suceden en la vida y que tu abrazo no sanará el dolor de inmediato! ¡El amor es estar allí para sostener a esa persona cuando este cayendo!

Ivy estaba agitada cuando terminó de hablar. Era como si se hubiese estado guardando esas palabras durante mucho tiempo.

Anne jamás la había visto tan asustada.

Ivy: ¡Reacciona! -Gritó luego de algunos minutos-. ¡Marcy va a suicidarse! ¡¿Acaso no lo ves?!

La tatuadora tragó saliva.

Su hermana tenía razón.

Ivy: Si la amas ve por ella y no la dejes perderse. Si la amas inténtalo de nuevo.

***

Al tocar la puerta del apartamento 13-D no esperó que Marcy le abriría de inmediato, pero estaba equivocada.

En realidad, su puño no había tocado la puerta por segunda vez cuando ésta ya estaba abierta.

Marcy: Hola -Saludó con una falsa sonrisa.

Anne: ¿Cómo sabias que...?

Marcy: Te vi entrar... Yo... estaba mirando por la terraza.

La tatuadora asintió sin que el hecho de que la pintora mirase por la terraza le pareciera extraño y entró cuando Marcy comenzó a alejarse aunque no le había permitido pasar.

Marcy: ¿Qué haces acá? -Preguntó mientras se quitaba la chaqueta, dejando a la vista su camiseta blanca y sucia y las cicatrices y heridas de sus brazos.

Anne: Quiero que hables conmigo de todo lo que quieras -Contestó simplemente mientras se sentaba en el sillón frente a ella.

Marcy: No quiero hablar.

Anne: Necesitas hablar.

Marcy: Anne Banana...

Anne: No me voy a mover de acá hasta que lo hagas, así que puedes negarte todo lo que quieras... No voy a dejarte, Marcy.

La pintora simplemente se cruzó de brazos y se sentó en el sillón.

Anne pensó que hablaría, pero cuando volteó a mirarla ella estaba llorando.

Marcy: No puedo más -Murmuró.

Anne no pudo resistirse más y la abrazo fuertemente, buscando sostenerla en sus momentos de caída.

Anne: No digas eso.

Marcy: Ya no se ni quien mierda soy...

Anne: Marcy...

Marcy: ¡Es cierto! -Exclamó-... Hace unos días me miré al espejo y no hubo una sola cosa que me recordara quien había sido. ¡Ni una!

Anne no dijo nada.

No había nada que decir.

Marcy: Mírame, Anne Banana -Suplicó.

Anne lo hizo, y tanto sus ojos como los de Marcy estaban repletos de lágrimas.

Marcy: Si me miras a los ojos... ¿Sabes quién soy?

Pero la tatuadora no respondió.

***

La pintora no dijo nada durante todas las horas en las que Anne estuvo allí. Se había cerrado por completo.

Aun así, la tatuadora permaneció allí, creyendo con todo su corazón que Marcy entraría pronto en razón.

... Fue esa misma noche cuando creyó que casi lo había logrado.

Marcy estaba saliendo del baño del cual Anne se había encargado de extraer cualquier objeto cortante solo por su seguridad. Llevaba un pijama holgado y viejo, además de que el vapor de la ducha lo seguía.

Anne pensó que parecía un ángel.

Marcy se acercó a Anne y le dedicó una sonrisa que casi habría podido ser considerada real.

Marcy: Quiero hacer el amor contigo, Anne Banana -Casi suplicó, y la tatuadora asumió que sus ojos vidriosos eran debido al calor de la ducha-. Extraño sentir algo más que el vacío.

Si tan solo Anne lo hubiese notado...

Anne: Haré el amor contigo solo si prometes hablar conmigo después...

Y Marcy dijo que lo haría, pero tras su espalda sus dedos se cruzaron.

***

Besó cada cicatriz y herida. Besó cada hueso sobresaliente. Besó sus labios resecos. Amó su piel enfermiza.

Marcy jadeó bajo su cuerpo, pues se sentía tan débil ahora que ya no era la misma diosa del sexo de antes.

Sus caderas no se movían como antes. Sus movimientos no eran como antes. Sus miradas ya no eran como antes.

Aun así, Anne podría haber jurado que esa noche repleta de jadeos y gemidos torpes fue la mejor de su vida.

***

Al despertar en medio de la noche al sentir una ráfaga de aire frío golpear su cuerpo desnudo descubrió que Marcy ya no estaba a su lado. Primero pensó que tal vez habría ido al baño o por un vaso de agua, pero luego, al recordar el estado emocional en el que la pintora estaba, no estuvo tan segura.

Se envolvió en las sábanas que antes habían presenciado la pasión de ambas mujeres y buscó en el baño, la cocina y cada habitación del departamento.

Marcy no estaba allí.

Fue entonces cuando recordó la terraza.

Se dirigió a ella aun envuelta entre las sábanas, y puedo jurar que no estaba lista para ver el siguiente escenario.

Marcy estaba sentada en el borde de la terraza con las piernas a la deriva y el abrigo de Anne cubriéndola. Las miles de estrellas presenciaban el acto, pero ninguna hacia nada por ayudarla.

Anne: ¡Marcy! -Exclamó sin aliento y completamente aterrada mientras comenzaba a correr hacia ella.

Estaban a trece pisos del suelo. Una caída de allí habría sido fatal.

Marcy: No te acerques -La advirtió con la voz rota.

Se detuvo en seco porque tuvo miedo de que Marcy cometiera una locura.

Anne: ¿Qué haces allí? -Jadeó-. Baja de allí. Ven a dormir, Marcy -Suplicó mientras sentía sus ojos llenarse de lágrimas.

Marcy: No quiero dormir más, Anne Banana -Le contó tristemente-. Ya no quiero hacer nada más que morir.

Y sus palabras golpearon su corazón tan fuertemente como mil patadas.

Anne: Marcy, por favor... Piensa y...

Marcy: Ya lo pensé, Anne Banana.

Las lágrimas comenzaron a resbalar por los ojos de la tatuadora en cuanto dijo eso.

Marcy: Mira el cielo. Las estrellas se ven tan hermosas hoy, y también la luna... Y tú estás acá, Anne Banana, acabamos de hacer el amor, y por primera vez en meses me siento realmente feliz -Suspiró-... No podría elegir mejor día para morir.

Anne se secó las lágrimas con las sábanas.

Anne: Marcy, si tú saltas yo... -Intentó decir.

Marcy: ¿Salto? -Marcy río-... Por favor, Anne Banana. No hagas algo así. Bien sabes que si me dices eso no saltaré, pero no estaré viva por mí sino por ti, y terminaré refugiando en el alcohol, pues no seré completamente feliz.

Anne: Puedes volver a serlo si te das la oportunidad, Marcy -Intentó persuadirla con un nudo en su garganta.

Marcy: Ya no merezco oportunidades.

Anne: Marcy... Por favor.

La pintora negó con su cabeza.

Anne: Prometiste que hablarías conmigo luego de hacer el amor. Prometiste que...

Marcy: Lo siento, Anne Banana, pero no quiero hablar.

Anne: ¡Pero lo prometiste!

Marcy: Las promesas se hicieron para romperse, amor.

Anne: No me llames amor si vas a saltar. No me llames amor si vas a rendirte -Murmuró con cierto enojo.

Marcy: Entonces no te llamaré amor.

Jamás existieron en el mundo palabras más dolorosas que estas...

Anne intentó acercarse nuevamente, pero supongo que Marcy se dio cuenta, pues volteó la mirada rápidamente y la miró bajo la luz de la luna y las estrellas.

La tatuadora se detuvo pensando que Marcy saltaría si avanzaba más.

Marcy: Cuando te fuiste luego de nuestro reencuentro estuve mirándome en el espejo del baño mientras buscaba a la chica que había sido antes, pues tú ya no me mirabas igual. Tú me mirabas como si fuese una desconocida... Fue ese día el que descubrí que me había perdido.

Anne suspiró.

Anne: Un día el unicornio se miró al espejo y vio que ya no era él -Citó con dolor.

Marcy:... y el dragón lo miró y no lo reconoció -Continuó.

Y aunque era el momento en el que Anne esperaba que al amor de su vida saltara, ella solo siguió hablando, como queriendo aumentar su tortura.

Marcy: Howe escribía sus locuras a propósito -Le comentó como si realmente le importara en ese momento

La tatuadora no dijo nada.

Marcy: Lo hizo porque quería dar a sus lectores un ejemplo de la vida, y sé esto porque lo leí en su diario, el cual nunca te presté... La vida puede cambiar de repente, en medio de una frase. La vida puede destruir historias increíbles para crear otras aburridas... Hoy estaba tan feliz cuando hicimos el amor, pero tan deseosa de morir al despertar. Y hace unos minutos pensé que sería una noche perfecta para morir, pero ahora, al verte llorar, no estoy segura... La vida está hecha de oraciones interrumpidas, Anne Banana.

Anne asintió lentamente, pues lo entendía... Pero no le parecía justo.

No quería que su oración con Marcy se interrumpiera allí, en una terraza. No quería que su historia acabase tan de repente.

Anne sentía que tenía derecho a un par de letras más.

Marcy: Es tiempo de que interrumpa mi última oración, Anne Banana.

Y la tatuadora cerró los ojos, pues no quería ver.

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