Epilogo

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Anne Boonchuy jamás llegaba tarde al trabajo, pero a todos les pareció extraño verla atravesar las puertas de la tienda de tatuajes durante su día libre.

Kyle: ¡Anne! -Saludó su jefe al verla.

Anne: A ti te estaba buscando -Dijo con una sonrisa mientras caminaba hacia él.

Kyle: ¿Sucede algo?

Y Anne lo miró a los ojos antes de decir unas palabras que el hombre no esperaba escuchar.

Anne: Quiero que me tatúes.

***

Kyle la llevó a su propia área de trabajo, esa donde estaba el grafiti y las personas que jugaban entre las letras.

"Es extraño como las cosas pueden cambiar en solo un par de años" pensó al ver el montón de modificaciones que su decoración tenía.

Kyle: ¿Es por ella? -Preguntó con suavidad mientras comenzaba con el diseño del tatuaje.

Anne: Sí -Admitió-... Por fin encontré una buena razón para tatuarme -Sonrió.

Kyle: Ha sido duro ¿Cierto?... Ya sabes, hace dos años ella...

Anne: ¿Puedes no hablar de eso? -Preguntó con cierta tristeza.

Le dolía recordar.

Kyle: Bien -Aceptó.

Y media hora después la tatuadora sin tatuajes estaba siendo marcada por la tinta por primera vez.

***

Anne Boonchuy salió de la tienda de tatuajes y subió al auto que ahora le pertenecía. El interior estaba algo sucio, pero le gustaba así.

Era como si con todo ese desorden pudiese tener un pequeño trozo de Marcy Wu junto a ella.

Condujo lentamente hasta un lugar al que no habría esperado volver entrar y llamó al elevador. En menos tiempo del que pensaba se encontraba frente a la puerta del departamento 13-D.

Miró las puertas idénticas a su lado y se preguntó si tras ellas se habían vivido historias tan pasionales y tristes como la suya con Marcy Wu.

Se preguntó si tras el 13-B había un final feliz, o si en el 13-A apenas comenzaba el infierno...

Abrió la puerta y entró dando pasos lentos que resonaron por toda la habitación.

Al encender la luz encontró un montón de cajas cerradas que había esperado ver, una ligera capa de polvo cubriendo el aire y el lugar casi vacío.

Se dirigió a la habitación que anteriormente había pertenecido a Marcy Wu y recogió una caja llamada "Cosas Importantes". Era bastante pesada, y Anne tuvo que hacer varios intentos de levantarla antes de lograrlo.

Bajó por el elevador y dejó la caja en su auto. Suspiró.

Aún faltaba algo.

Al volver a entrar buscó en la habitación donde Marcy la había pintado desnuda, ese lugar donde Anne había visto la herida de su muñeca por primera vez, y tomó la pequeña caja que citaba "Libros"

Salió de allí sintiendo los viejos libros de la pintora golpear unos contra otros dentro de la caja y suspiró.

Le agradaba saber que el departamento se vendería, pues le traía muy malos recuerdos, pero también lo extrañaría, debía admitirlo, pues también había vivido momentos buenos.

Sin saber cómo, terminó dirigiéndose a la terraza y arrastró una empolvada silla para sentarse en ella.

Pensó en la noche en la que Marcy se había sentado allí con el deseo de morir y el corazón se le encogió en el pecho. En sus ojos se formaron lágrimas que intentó retener.

Jamás podría describir el dolor que sintió esa noche...

Abrió la caja, sacó uno de los pocos libros de allí, todos escritos por Howe, y comenzó a leer en voz alta, como si el viento pudiera escucharla.

Jamás supo por qué hizo esto, pero alguna razón existirá para tal locura.

Anne:"¡Pobre pez! Gritaba el marino. ¡Pobre marino! Gritaba el pez. Y fueron pobres juntos... Y en el funeral había un cuerpo sin vida, pero quien se veía sin vida era la viuda... ¿Se salvó? Preguntó la princesa... ¡Mira! ¡Manzanas! ¡Peras! Y tú..."

No supo exactamente cuánto tiempo estuvo leyéndole al viento, pero cuando escuchó a su celular sonar y vio el atardecer supo que había sido más del que debía.

Anne: Hola... Sí, lo sé, lo siento -Murmuró al contestar en un tono claramente arrepentido-... ¿Ya terminó tu turno en el restaurante de sushi?... Sí, sé que es tarde. Lo lament... Sí, ya busqué todo lo que necesitaba. El Sr. Wu venderá el departamento mañana y será todo lo que necesite para olvidar... Sí, lo sé, pero... Sí... Está bien, conduce con cuidado. Llevaré la cena... Te amo.

Y salió del viejo departamento de la pintora dispuesta a empezar con una vida sin terrazas que le trajeran malos recuerdos ni manchas de sangre seca que recordaran lo mucho que Marcy Wu había sufrido.

Tras la puerta del departamento 13-D, la cual era idéntica a las demás, Anne Boonchuy dejó todo el dolor que había vivido dos años atrás.

***

Anne Boonchuy entró al restaurante en el que ya era claramente conocida y pidió unos cuantos rollos de sushi para llevar a Nicolas, el trabajador de turno. No se sentó en una mesa. No la necesitaba.

Nicolas: Pensé que vendrías más temprano -Murmuró Nicolas con una sonrisa divertida mientras le entregaba a Anne su comida.

Anne: Yo también, pero fui al viejo departamento de Marcy y... -Su voz se volvió baja, casi dolida- Supongo que me distraje.

Nicolas: ¿Por fin has terminado de desocuparlo?

Anne asintió con una sonrisa.

Anne: Sí... El señor Wu llevará a algunos posibles compradores mañana, lo cual significa que nos olvidaremos de ese departamento pronto.

Nicolas le sonrió amablemente.

Nicolas: Bienvenida -Le dijo dulcemente.

Anne: ¿Dónde? -Preguntó completamente confundida.

Nicolas: A tu nueva vida.

***

Mientras conducía la tatuadora recibió una llamada.

Era Ivy.

Ivy: ¡Hola! -Saludó su hermana con felicidad-. Ven, Brooke. Saluda a la tía Mila.

Brooke: ¡Tía! -Escucho exclamar alegre a la pequeña de tres años.

Anne: ¿Ahora eres niñera? -Preguntó con una sonrisa.

Ivy: Ally y Sprig querían salir a cenar y me ofrecí... No me sorprendería que dentro de unos meses nos dieran la noticia de que esperan un nuevo bebe.

Anne: Ivy, solo salieron a cenar -Rió rodando los ojos.

Ivy: ¡Por favor! ¡Tienes veintitrés años! Sabes que "cenar" en realidad significa tener sexo...

Anne: ¡Ivy! ¡Brooke está allí!

Ivy: Entre más pronto lo sepa mejor. Eso evitará que entre a la habitación de sus padres y descubra que...

Brooke: ¡Tía! ¡Dibuje un perrito! -Interrumpió con felicidad.

Ivy: A ella no le interesa tu perrito, mocosa.

Anne: ¡Ivy!

Ivy: Cállate. Soy yo quien está a cargo...

Brooke: ¿Qué es eso, tía? -Se escuchó a la pequeña Brooke preguntarle a Ivy.

Ivy: No metas tu pequeña nariz donde te no te importa. Vamos, sigue dibujando a Beyonce.

Anne: Recuérdame no contratarte de niñera cuando te necesite -Rió.

Ivy: Si quieres puedes llamar a Luz, pero ella y Thomas están muy ocupados en su luna de miel como para escucharte detrás de tantos gemidos -Se burló-... Soy la única tía solterona que le queda a estos pobres niños -Dramatizó.

Pero Anne sabía que mentía, pues a Nicolas se le habían escapado algunas cosas en el restaurante de sushi.

***

Por primera vez en años Anne bajó de su auto sin un sueter de cuello alto o una chaqueta, el enorme tatuaje recién hecho en su antebrazo aun cubierto por el venda de plástico pero claramente visible.

Tomó la cena, la caja de libros y la de "Cosas Importantes", y subiendo al elevador que la llevaba al piso donde se encontraba su nuevo departamento se dispuso a tener una nueva vida.

Una vida con altos y bajos. Una vida con amores y peleas. Una vida con sonrisas y lágrimas.

Pero una vida, a fin de cuentas.

Buscó el departamento 6-C y suspiró.

Las puertas a su lado era idénticas a la de su departamento, pero a ella no le interesaba vivir la historia tras el 6-A o el 6-F. Lo único que quería estaba tras esa puerta.

Dejó las cajas en el suelo, buscó la llave en su bolsillo y abrió la puerta. Recogió las cajas y entró dando un gran suspiro.

Era como si las cosas estuvieran en donde debían después de mucho tiempo.

El departamento no era tan grande y lujoso como lo había sido el de Marcy, pero funcionaba para ella. Había orden, pero no excesivo. Las paredes eran blancas, pero los cuadros en ellas le daban color. Lo sillones eran negros y amplios. El piso era de madera.

Y aquel era su hogar.

Anne: ¡Amor! ¡Ya llegué! -Gritó dejando las cajas en el sofá, al igual que la cena.

El sonido de unos pasos atravesando el corredor la hizo darse vuelta rápidamente, y sonrió ampliamente al ver el rostro manchado en pintura de Marcy Wu justo frente a ella.

Marcy: Sabía que habías llegado -Susurró con una enorme sonrisa antes de caminar hasta ella y depositar un tierno beso en sus labios-. No eres muy sutil cerrando puertas.

Anne: Lo sé -Rio mientras escondía su cabeza en el cuello de Marcy y se abrazaba a ella. No le importó mancharse la ropa de pintura. Había muchas más camisetas, pero ningún otro amor en su vida-. Hueles a pintura -Susurró con un suspiro.

Marcy: Es porque estaba pintando tu trasero y me emocioné un poco -Se burló-. No le digas a nadie, pero las dos manos que han quedado marcadas allí son mías.

Anne se alejó golpeando su brazo con delicadeza y con una enorme sonrisa.

Anne: Traje las últimas cajas -Notificó-... Y la cena.

Marcy: Tú eres mi cena -Dijo con seriedad antes de sujetar el trasero de Anne con ambas manos.

Anne: ¡Marcy! -Exclamó con seriedad-. Estuve todo el día buscando cajas y comprándote la cena solo porque tú estabas ocupada manoseando la pintura de mi trasero. ¡Déjame comer! ¡Tengo hambre!

La pintora rió y se encogió en hombros.

Marcy: Estuve trabajando en el restaurante de sushi todo el día -Se defendió mientras se cruzaba de brazos y elevaba una de sus cejas. Un día Marcy simplemente había decidido que quería hacer algo más que pintar y buscó empleo en el lugar. Se lo dieron, pues Jake, el antiguo mesero, había sido despedido por robar a los clientes.

Es curioso como una tierna sonrisa con hoyuelos puede ocultar los peores secretos.

Anne: Comeré primero, Wu -Murmuró mientras acariciaba su mano-. Yo te gobierno.

Marcy rió antes de besarla tiernamente.

Marcy: Lo haces -Aseguró-. Pero yo te excito -Contraataco mordiendo el lóbulo de su oreja sensualmente.

Anne: Dije que no -Se negó antes de sentarse en el sofá, sacar el sushi de la bolsa y comenzar a comer.

Marcy suspiró y se sentó en el sofá, comiendo de mala gana.

Marcy: ¿Te hiciste un tatuaje? -Preguntó de repente.

Al parecer no lo había notado antes.

Delicadamente la pintora sujeto el antebrazo de Anne y observó detenidamente la obra de arte. Sus ojos se humedecieron.

Marcy: Es una libélula.

Anne: Me haré una por cada persona que gane -Aclaró.

Marcy sonrió y la miró directamente a los ojos.

Y la pintora la miraba como si el cielo, las estrellas, la luna y cada cosa hermosa en el planeta viviera dentro de sus ojos.

Marcy: Su alas son...

Anne: Un dragón y un unicornio. Lo sé -Sonrió tiernamente antes de acariciarle la mejilla-... Se lo que me tatué, Wu. No estoy tan loca.

El dragón y el unicornio en su mural ya no se besaban.

Ahora eran uno.

Marcy simplemente la abrazó y la besó mientras intentaba transmitirle un montón de sentimientos que no podía expresar con palabras.

Y Marcy tuvo su cena después de todo...

***

Momentos más tarde, mientras abrazaba el cuerpo desnudo de Marcy Wu, Anne comenzó a recordar lo sucedido dos años atrás.

Recordó haber cerrado los ojos y pensar que todo había terminado, y después aquellos brazos envueltos en su cintura suplicando por ayuda. Recordó la larga charla que tuvieron esa noche, las miles de maldiciones, lágrimas e insultos contenidos que Marcy había gritado al mundo mientras Anne la sostenía entre sus brazos.

Ese día Anne no llegó tarde al trabajo.

Ese día Anne no fue al trabajo.

Recordó las miles de visitas al terapeuta. Los antidepresivos que su novia había tenido que tomar.

Recordó haber visto las heridas de sus muñecas aparecer y reaparecer con los días, hasta que simplemente se volvieron cicatrices.

Recordó sus subidas y bajadas. Sus lágrimas y sonrisas. Sus intentos de levantarse y sus tropiezos.

Y recordó haber estado allí para aplaudirla y para consolarla.

Ella estuvo allí para todo.

Ella aun lo estaba.

Anne: ¿Por qué no saltaste, Marcy? -Se le escapó.

Quiso taparse la boca de inmediato, pero ya no había nada que hacer.

Marcy: ¿Quieres que lo haga?

Anne: Ni en broma vuelvas a decir eso, Wu.

Marcy rió y besó su frente.

Marcy: No salté porque no quería ser una libélula para alguien más -Explicó. Era la primera vez que le decía esto-. No quería ocupar un espacio en su espalda... No quería destruir a nadie.

Anne suspiró.

Marcy: Además, también lo hice por mí misma... Solo pensé que merecía morir feliz y no sobre el sucio asfalto. Y decidí recuperar quien había sido.

Anne: Tatiana tenía razón -Dijo suavemente mientras trazaba patrones en el estómago de Marcy-. Si lo deseas con la suficiente fuerza puedes renacer de tus propias cenizas.

Marcy besó sus labios.

Marcy: Tú recogiste mis cenizas, Anne Banana, y las juntaste para que pudiera renacer -Susurró suavemente a su oído mientras sujetaba su mano-... Gracias.

Anne: Ha sido un placer, Mar Mar... Siempre lo será.

Silencio.

Marcy: Lanzarme habría sido un gran error -Dijo después de unos minutos, y el tono de burla en su voz era claramente identificable-... ¡Una pintora loca habría llegado días después y pedido que le hicieras un tatuaje de libélula en su espalda!... ¡Y se habrían enamorado de ti!

Anne: Una total pesadilla -Rio antes de besar su pecho tiernamente.

Marcy: Solo puedes tatuarme libélulas a mí -Dijo-. Eres mi tatuadora de libélulas, Anne Banana. El resto puede pedírselas a Willow y Boscha, porque los mandaré a la mierda si llegan a acercarse a ti con este sucio propósito.

Anne: Estás loca, Marcy.

Marcy: Tú también -Contraatacó-. Es decir... ¡Te enamoraste de mi cuando era una perra que pintaba desnudos y que seguramente usaba bragas rojas! ¡¿Acaso estás demente?!

Anne: Un poco -Aceptó-. Howe dice que todo el mundo lo está.

Dejaron escapar un suspiro y le permitieron al silencio envolverlas.

No era un silencio incómodo. Era un silencio maravilloso.

Anne: ¿Necesitas hablar de algo? -Preguntó después de unos momentos.

Siempre se lo preguntaba.

Quería conocer sus sueños y tristezas. Quería reparar sus días malos y celebrar sus días buenos. Quería estar allí para ella.

No quería cometer el mismo error de antes.

Marcy: Pues...

Y así siguieron los días para la pintora y la tatuadora de libélulas.

Días buenos, días malos, días por venir... Pero días en fin.

Y así es como a finales de año las libélulas en el brazo de Anne eran dos.

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