2 Sobre cómo son los juicios por brujería

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Hola a todos, aquí Coco, en el día dos de su maratón de Halloween, y en plena efervescencia por la magia en el aire. Hoy tengo para ustedes deliciosos dulces y trucos (busca en su bolsita mágica, revuelve): ¡Tarán!¡Hoy va a haber capítulo doble de mi especial! ^w^ No me pude resistir, el caldero se desbordó de inspiración, así que tenemos ración x2 de las aventuras de la brujita y su demonio, fufufu. Y hablando de brujitas, ¡hoy es el estreno de uno de los one-shot que les prometí! Vayan a mi otro libro, Melizabeth en Hogwarts, y disfruten de cierto capítulo especial dedicado a una amiga. Les aseguro que les sacaré una sonrisa y un sonrojo UwU Y ahora, a nuestra lectura de hoy. Denme dulce de calabaza, diviértanse, ¡y ya saben qué hacer! 

***

—Se... ¿señor? Espere, ¿qué hace?

—Shhh. Confía en mí, quédate quieta. —Eso era más fácil de decir que de hacer. Sus cuerpos estaban tan pegados que ella podía sentir el calor de su piel a través de la tela de su camisa, y si eso ya le aceleraba el corazón, lo que él le estaba haciendo con la boca la ponía mucho peor. Chupaba lentamente la hipersensible piel del lóbulo de su oreja y, con cada succión de sus labios, iba haciendo quedos ruiditos lujuriosos que habían logrado que la albina se encendiera por completo.

No puede ser, acaso... ¿querrá que copulemos nuevamente? —Esa parecía ser la intención del demonio. Siguió con su húmeda caricia, aparentemente cada vez más hambriento, y cuando por fin parecía que iba a dar el siguiente paso de su seducción... mordió con fuerza a su víctima, sacándole un grito de dolor y sorpresa. Sin embargo, aquella incomodidad duró solo un segundo, y al separarse de su piel, un suave tintineo resonó cerca de su oído.

—Ya está. Con esto será suficiente.

—¿Eh? Señor Meliodas, ¿qué es...? —En el lugar donde debería haber estado la marca de sus dientes, ahora colgaba un hermoso pendiente que destelló en color azul mientras él se apartaba y la contemplaba complacido.

—Un pequeño regalo para que podamos pasar inadvertidos. Me dijiste que todo el pueblo te conoce y saben que fuiste acusada de brujería, así que este pequeño accesorio mágico nos ayudará a disfrazarte.

—¡Oooh! —Ahora comprendía sus acciones y, avergonzada por la súbita decepción que sintió al darse cuenta de que no iban a intimar más, le sonrió y se contempló en el reflejo de una ventana mientras le manifestaba su gratitud—. ¡Qué joya más hermosa! ¿Cómo funciona señor?

—Muy fácil. Mientras la lleves puesta, cada vez que alguien te mire verá a otra persona. Por ejemplo, podrías parecer una anciana, o una niña pequeña, una gitana rubia, o hasta una pelirroja ardiente, ¡son ciento seis disfraces! Ahora, podremos buscar con toda tranquilidad a nuestras presas. Ven querida, tómame del brazo —Aún ruborizada, pero feliz de poder obedecer a su apuesto vengador, Elizabeth se aferró a él mientras recorrían con calma las calles de piedra del lugar que por mucho tiempo había sido su hogar. Casi salta del susto cuando un vecino se inclinó hacia ellos en un saludo que era para una persona diferente.

—Buenas tardes señora, ¿hermoso día, no?

—Ah... sí. Buenas tardes para usted. —El gentil viejo se alejó de ella sin dar más muestras de reconocerla y, cuando la albina por fin se estaba calmando, volvió a sobresaltarse al escuchar la deliciosa risa del rubio—. Por favor señor, no se burle de mí.

—Bueno, al menos ya comprobaste que mi magia funciona. Vamos Eli, que tenemos muchas cosas que hacer —Andando y andando, la pareja llegó hasta el centro del pueblo, donde ambos se quedaron muy serios contemplando una pira de leña en un podio donde, tan solo unas cuantas noches atrás, la albina estuvo a punto de ser quemada—. Muy bien, cuéntame. ¿En qué consistió el juicio que te hicieron?

—Todos los juicios son iguales, señor —dijo ella con una nota amarga en la voz, apretando el brazo que él le ofrecía cada vez más—. Primero, tiene que haber una denuncia. Puede ser por cualquier tontería, por dinero, pleitos de vecinos, o incluso desamor, pero el caso es que una vez hecha, procede a una "investigación" por parte de las autoridades para ver si las acusaciones son ciertas. —Él rió, y una mueca cruel se perfiló en sus hermosos rasgos.

—Por tu sarcasmo, deduzco que aquellas averiguaciones no son más que patrañas.

—Así es. Primero, un juez tiene que aceptar el caso y recabar testimonios, que no son más que mentiras de personas a las que les pagaron, amenazaron, o peor, a las que les conviene que la acusada acabe muerta.

—Veo, ¿y qué pasa después?

—Si se reúnen suficientes testimonios, el juez da un veredicto y el caso pasa a la inquisición. El padre se encarga de buscar los "signos de una bruja", así como interrogar a la acusada hasta que confiese la verdad. —Los ojos del rubio destellaron de furia al oír aquello y, con el cuerpo completamente rígido de indignación, hizo la pregunta cuya respuesta más le preocupaba.

—¿Te torturaron para que confesaras?

—No. Pero a muchas otras sí, a mí me querían entera porque, después de todo, aquel hombre me deseaba por mi apariencia, y no querían estropearme con mutilaciones sin sentido.

—Comprendo. ¿Y el tercer paso del juicio?

—No lo hay. Si el médico asignado por la inquisición determina que eres una bruja, el alcalde hace un aviso, y el escarnio público es en la plaza más grande del pueblo. Mire, justo ahí. Pretendían quemarme en ese lugar.

—Pero la leña aún sigue fresca, Elizabeth —El silencio que siguió a aquella declaración fue escalofriante, y Elizabeth apretó aún con más fuerza su mano para evitar que le temblara—. ¿A quién más quieren quemar por brujería?

—Es por eso que no solo le hable de venganza, señor. Muchos de mis amigos me ayudaron, y ahora, ellos también corren peligro. Pero me ayudará a rescatarlos, ¿verdad?

—Te juro por el infierno que lo haré. Solo una duda más. ¿Por qué en este pueblo no hay ni una sola decoración de Halloween? Estas fechas deberían ser muy importantes para todos.

—Los hombres que ejercen la autoridad son terribles, señor Meliodas. Prohibieron lo que ellos llaman "festividades paganas", y no ha habido ni una sola fiesta en otoño desde hace años.

—Bueno, pues eso también va a cambiar —dijo con una sonrisa diabólicamente traviesa el mago infernal—. Yo te lo aseguro Eli: antes de que nos vayamos, ¡todo este lugar estará decorado con calabazas y listones!

Antes de que nos vayamos... —pensó ella con un dejo de tristeza. Claro, al terminar su venganza, el señor Meliodas seguramente se la llevaría al infierno, pero eso ya no le importaba. Decidida a aprovechar cada segundo con él en más de un sentido, se dispuso a empezar su venganza en ese mismo momento.

—Bueno, ¡pues comencemos! La primera persona a la que vamos a ver es el juez Sariel. Lo castigaremos, ¡y luego ayudaremos a mi amigo King, quien es el más atormentado por él! 

***

Comienza la cacería, fufufu *w* ¿Ahre? ¿Por qué lo hice tan corto? Les confieso un secreto: originalmente, este capítulo y el que sigue eran uno mismo, pero si lo dejaba junto, ¡sería demasiado largo! XD mi política es no poner más de 4000 palabras por entrega. También, esta es la primera vez que incluyo a los cuatro arcángeles en uno de mis especiales, y se los voy avisando: ¡en este serán unos villanos! ¡buajajajaja! *0* Y ahora, un secreto (de veras de veras) de este capítulo: ¿sabían que todos los datos que dice Eli sobre los juicios a brujas son ciertos? La denuncia, los testimonios, el encarcelamiento, la tortura e interrogatorio. Solo una de 100 personas se salvaba :0 Que época tan terrible era la edad media.

Basta de cosas tristes, ¡es momento de nuestro Karaoke! Esta canción es taaaan divertida XD En inglés o en español, es lo máximo para bailar en las fiestas de disfraces, ¡canten conmigo! Posdata: nos vemos en un par de segundos en el segundo capítulo de hoy.

¡¿Qué monstruos son...?! [notas musicales]

https://youtu.be/12Sg9efb0hc

https://youtu.be/tTh9FcPsPTg



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