CAPÍTULO DIECISIETE

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El clima era frío, pero dentro de la casa el ambiente era muy cálido. El cómodo departamento que tenía en Seúl era algo pequeño, y por el tiempo vivido allá se había acostumbrado al tamaño, pero luego de dos semanas en la casa de sus padres, se había dado cuenta de cuánto extrañaba la ventana de su habitación.

Tenía el espacio suficiente, con una ligera colchoneta para sentarse en el marco y poder mirar por la ventana, disfrutando del bonito paisaje de su antiguo barrio. Una gruesa cobija lo cubría, y el vaho salía de su boca cada vez que dejaba escapar el aire en largos suspiros.

La puerta de su habitación fue abierta, y miró a su madre entrar, llevando en sus manos dos tazas de algo que parecía estar caliente.

—Te he dicho que cierres la ventana, cariño. El clima no será gentil contigo y enfermarás.

Se acercó hasta su hijo y le entregó una de las tazas, descubriendo que se trataba de un chocolate caliente. Encogió sus pies, dándole espacio a su madre para que tomara asiento, y cerró la ventana como le había estado insistiendo una y otra vez.

—Si me enfermo, tú cuidarás de mi, ¿No?

—Oh, no. Debes volver a Seúl. ¿Cuándo empiezan tus clases?

Jungkook sopló la bebida antes de tomar de ella. —A finales de enero. Estamos a quince, aún tengo tiempo. Quiero quedarme otro poco aquí. ¿Acaso ya no me quieres?

—Te amo como no tienes idea —sonrió, tomando una de las manos de Jungkook entre las suyas—, pero tú ya no vives aquí. Tu vida está en la capital, y no creas que no he olvidado la manera en la que llegaste aquí de improvisto.

Jungkook desvió la mirada, posándola en la calle. Sus padres estaban cenando cuando él había llegado, con la cara hinchada de llorar, y un bolso ligero sobre su hombro derecho. Se había aferrado a los brazos de su madre, dejando salir más lágrimas y lamentos, y se sintió patético al volver una celebración tan especial, algo melancólico y triste para los tres.

Nadie había hablado sobre el tema. Tanto su madre como su padre se dedicaron solo a calmar su pesar, cubriéndolo en un abrazo familiar que logró recoger solo un poco su roto corazón.

—¿Qué sucedió con Taehyung? —Jungkook volvió su mirada, y la mujer ladeó su cabeza con tranquilidad—. Los conozco, a ambos. Taehyung sería incapaz de dejarte venir de esa forma, así que supongo que es por él que estás así. También sé que te gusta alejarte de los problemas para calmarte y pensar.

—¿Él... te ha llamado?

Su mamá negó. —No he recibido ni una notificación de él.

Asintió, y terminó su taza de chocolate, dejándola aún lado. Miró su celular encima de su mesita de noche, el cual estaba apagado desde que subió al autobús. No se sentía preparado para hablar con Taehyung, y no sabía si algún día lo estaría.

—Nosotros discutimos, y me fui —tragó saliva, con su madre prestándole toda la atención posible—. Una amiga de Taehyung llegó, y estuvo viviendo con él durante todo este tiempo, no estoy seguro si aún lo hace, lo más probable es que sí, y no la he estado pasando bien...

Tomándose su tiempo, relató todos esos meses en los cuales su vida cambió notablemente. Le comentó sus pensamientos, y vivencias, las experiencias desagradables que tuvo que soportar, y el maltrato de Tzuyu para con él. Habló sobre los pensamientos e inseguridades que había adquirido, y su respuesta en ataques de ansiedad y pánico que hacía desarrollado.

Sus ojitos estaban llenos de lágrimas, y algunas de ellas corrían libres por sus mejillas. Sus palabras salían un poco entrecortadas y forzosas, producto del doloroso nudo en su garganta, y su madre solo acariciaba su mano, dándole a entender que estaba ahí para él.

—... Taehyung nunca me hizo sentir desplazado, él siempre me puso a mi por encima de las cosas —sorbió su nariz, apretando sus labios—, pero yo solo quería que volviera a escogerme, solo a mi. Le había dicho sobre lo que Tzuyu me estaba haciendo, y pensé que todo acabaría ahí... pero no lo hizo. Volvió a protegerla, como si todo lo que he sufrido ha sido algo sin importancia. R-rompió mi corazón, mamá, y nunca pensé que lo haría. Me confíe en sus palabras, cuando me decía que me cuidaría de todos, pero no pudo hacerlo esta vez, y cuando tuvo la oportunidad, me dejó nuevamente indefenso.

»No le importé yo, no le importó nuestra relación. Nunca le he exigido nada, pero fui un tonto al compararme con ella, porque Tzuyu siempre gana, y eso ya lo sabía.

Su corazón dolía como nunca, y se abrazó a sus piernas con pesar. Todo ese tiempo al lado de Taehyung lo sentía en vano, como si no fuese lo suficiente para luchar por él.

—Cariño, no sabes lo mal que me siento por verte de este modo —habló su madre con suavidad—. Sabes que nunca diré lo que quieres escuchar, sino lo que necesitas, y lamento decirte que, de todo esto que sucedió, Tzuyu es la menos culpable.

—¿Qué? —el chico la miró con incredulidad—. Me estuvo torturando psicológicamente hasta último momento, ¿Y me estás diciendo que es la menos culpable?

La mujer asintió sin inmutarse. —No estoy diciendo que ella no tenga culpa, porque sí la tiene, pero aquí los verdaderos culpables son Taehyung y tú. Fueron ustedes los que lograron que esta situación llegara tan lejos. Fueron ustedes los que destruyeron su relación y la debilitaron.

Jungkook aún no podía entender cómo su madre podía decir eso, y la mayor fue consciente de ello. »Amor, si desde un principio la presencia de ella no te agradaba, debías hablar con Taehyung, y él la sacaría. Si con el pasar de los días te sentías más y más incómodo, y ya ella tenía ese tipo de actitudes para contigo, debías hablar con Taehyung, y la hubiese sacado. Jungkook, no fue Taehyung el que dejó a Tzuyu permanecer en su casa por tanto tiempo, fuiste tú por callar todo el maltrato que ella te daba. Incluso él estaba dispuesto a irse contigo el treinta y uno, y no a quedarse con ella. No lo estoy defendiendo, y tampoco creo que actuó de la manera correcta, pero de un día para otro se entera de todo lo que ha estado sucediendo a sus espaldas y pretendes que el actúe de manera agresiva cuando eres consciente de que él no es así. Taehyung es bondadoso, y bueno, creo que en ocasiones se excede, pero así es él y tú lo sabes.

»Taehyung tampoco sale ileso. Le dio confianza a Tzuyu para cosas que no debía. Se dejó llevar por lo que veía y no usó la razón. Dejaste de ir a su departamento, te volviste inseguro, cada vez que estabas cerca de ella sucedía algo malo. Si no se daba cuenta, al menos tuvo que dudar de la situación. Él quería saber lo que pasaba, pero no te insistía para no molestarte, y eso no está bien, porque las cosas se resuelven hablando, y te lo he repetido en ocasiones. Sé que te gusta calmarte antes, por tu mal carácter al molestarte, pero ya estás grande, Jungkook, y no todos podemos esperar por ti para solucionar las cosas. Taehyung te dio tu espacio, y te respetó en todo momento, pero al enterarse de todo esto no supo cómo resolver al instante, y actuó mal.

»Ustedes son una pareja, Tzuyu solo era un bache en el camino. Si ustedes dos hubiesen puesto las cartas sobre la mesa, créeme que nada de esto pasaría. Ambos son los culpables de estar así, y debes ser conciente de eso. La confianza es primordial en una relación, y la confianza en su relación se quebró de tal forma que no los dejó expresarse.

La mujer se levantó de su asiento, y levantó el rostro de su hijo, acariciando su mejilla. »Las parejas discuten, a menudo lo hacen, pero la diferencia está en que algunas logran resolver sus problemas y otras quedan estancadas. Taehyung es alguien maravilloso, y siento que están hechos el uno para el otro. No lo pierdas por esto, hablen y solucionen las cosas... en tal caso de que no logren llegar a nada, aún eres joven, y volverás a amar de nuevo.

Dejó un beso en la frente de Jungkook y salió de la habitación llevándose las tazas vacías. Estaba pensativo, había escuchado tantas opiniones sobre su problema, todos diciendo lo tonto que era Taehyung, o lo mala que era Tzuyu, y aunque también le habían aconsejado una y otra vez que hablara con el mayor, esta era la primera vez en que era conciente de que también había fallado.

Estaba inseguro, sí, ¿Pero cuándo Taehyung lo ha hecho sentir de ese modo? El mayor lo respetaba tal cual era, y sus miedos solo llegaron por la opinión de terceros.

Se levantó de su lugar, y tomó su celular, mirándolo de manera vacilante, pero luego lo encendió, sintiendo su pulso ir a mil por hora. Su fondo de pantalla le dio la bienvenida, siendo una foto en conjunto a Taehyung, en donde él salía sonriente mientras el mayor simplemente lo miraba con adoración. Su corazón dolió por el recuerdo, y pronto una avalancha de mensajes y notificaciones de llamadas perdidas se escuchó.

Tragó saliva, y su mano tembló cuando una nueva llamada entrante dio aviso. La dejó sonar, sin querer contestar. No se sentía preparado, no aún. Su fondo de pantalla volvió a aparecer, con la llamada cortándose. Respiró hondo, dejando el teléfono sobre la mesita y tomando asiento en su cama. El sonido de un nuevo mensaje llamó su atención y tomó de nuevo el celular, revisando todos los mensajes, hasta llegar al más reciente.

Tae 💜

Por fin me desbloqueaste. No sabes lo preocupado que estaba por ti.

Sus manos picaban, y teniendo la conversación de su madre presente contestó:

No te bloqueé. Tenía el celular apagado.

Oh, ya.
¿Estás con uno de tus amigos? He ido a tu departamento durante todos estos días y no te he encontrado. El portero dice que no llegas desde el 31.

No estoy en Seúl.
Me vine a Busan.

¿Volverás...?

Claro.
Tengo que inscribirme, ¿No?
No puedo perder mi beca.

Cierto, soy tonto.
¿Cuándo regresas? Me gustaría ir por ti a la estación.

No estoy seguro de eso, no sé cuándo volveré...

Solo avísame ese día, ¿Sí?
Te prometo que estaré ahí para ti.
Todos estos días no he hecho más que pensar en ti. Estaba tan preocupado porque no respondías mis mensajes y llamadas, y siento que no me quedaré tranquilo hasta verte.
No haré nada, solo quiero saber que estás bien...
Sé que estás furioso conmigo, y lo entiendo. He sido el peor novio de todos, y no merezco ni que me hables, pero por favor, amor, solo necesito verte y si tú quieres, me alejaré de ti.
Te daré su espacio, y esperaré a que tú decidas que podamos hablar como se debe.
¿Jungkook?
Supongo que no contestarás...
Avísame cuando vuelvas, por favor.
Te amo demasiado, mi niño.
Lo siento tanto.

Sus clases empezaban dentro de una semana, y él había vuelto para esa fecha, inscribiéndose desde la casa de sus padres, quedándose otros días más allá con su familia. Se dejó caer, en su sofá, y cubrió sus ojos con su brazo, sintiendo su cuerpo algo tenso por el viaje en autobús. Había pasado antes por una cafetería, en donde había sido contratado como mesero y empezaría en conjunto con sus clases. Por suerte, el horario no chocaba con la universidad, dándole tiempo para estudiar. Aún debía parte de la pulsera de Taehyung y tenía que salir de esa deuda.

Su celular sonó, y lo sacó sin ver, contestando y llevándolo a su oreja. —¿Sí?

Soy yo... —Jungkook se levantó, sentándose correctamente al escuchar la voz de Taehyung—. Yo, mhm... no has vuelto a hablarme, y quería recordarte que me avisaras cuando volvieras para pasar por ti a la estación de autobuses.

Hizo una mueca con los labios. —Ya estoy en mi casa.

Oh —la línea quedó en silencio—, ¿Por qué no me dijiste? Sabes que quería ir por ti.

—No es necesario. Estoy bien y llegué bien.

¿Puedo ir a tu departamento? —preguntó de manera vacilante.

—No —Jungkook bajó la cabeza, sintiéndose muy nervioso—. Ya dije que estoy bien.

¿Por qué no quieres que vaya? No haré nada, te lo juro. Solo... solo quiero verte.

Sintió sus ojos llenarse de lágrimas, y negó. —N-no quiero verte, Taehyung... no todavía.

Escuchó suspirar a Taehyung a través de la línea, y apretó sus labios para que no notara que se encontraba llorando. Le dolía todo lo que sucedía, pero aún su corazón estaba resentido y no soportaría mirar al mayor.

Está bien —dijo luego de un rato—. Si no quieres verme, lo acepto. No te forzaré a nada —esperó alguna respuesta, pero nada llegó—. Te amo...

Jungkook apretó sus ojos. —Y-yo... estoy cansado del viaje. Quiero descansar.

No esperó a que Taehyung respondiera para cortar la llamada, enterrando la cara en el cojín cercano. Amaba a Taehyung, pero no se sentía capaz de decirlo. Era la primera vez que le sucedía, y se cuestionó a sí mismo si quería o no seguir al lado de él.

La universidad y su trabajo de medio tiempo tenían su mente ocupada.  Había enfocado su mente en esas dos semanas de clases, dedicándose a aprender a fondo cada uno de los temas que le eran enseñados, además de que sus días en la cafetería no eran malos. Se había hecho amigo de sus compañeros de trabajo, y las propinas, en conjunto de su primera paga le habían dado un buen abono para la prenda comprada.

Tenía planeado renunciar una vez terminara de pagar lo que debía, pero disfrutaba del ambiente laboral, y si tenía suerte, seguiría ahí mucho más tiempo.

Era febrero, así que con un poco de exactitud podría decir que tenía alrededor de un mes sin ver a Taehyung. El mayor le enviaba mensajes, y en ocasiones le respondía, evadiendo las veces en que le insistía en visitarlo, con Taehyung respetando su decisión. No sabía realmente porqué actuaba de tal forma, pero una parte de él se sentía renuente a estar cerca de Taehyung otra vez.

Estaba en clases, cuando su celular vibró, y miró la pantalla encenderse para anunciar un nuevo mensaje. Miró el remitente, y tragó saliva, colocando su huella y desbloqueando el dispositivo.

Taehyung

Hola, Jungkook.
Sé que ahora estás en clase, pero debía decirte esto. Las cosas no están bien, ambos lo sabemos, pero aún no quiero rendirme sin antes usar mi última oportunidad.
¿Recuerdas aquel parque donde nos besamos por primera vez? Ese en donde nos ocultamos detrás de los árboles y lo nombramos como nuestro lugar secreto.
Te espero ahí a las cuatro.
Si vas, sabré que aún podemos luchar por esto.
Si decides no ir, sabré que ya no me quieres a tu lado, y me alejaré.
Cualquiera que sea tu decisión, la aceptaré.
Hasta entonces. Te amo.

Su corazón latió nervioso, y se sintió aterrado y confundido. ¿Qué quería realmente? Porque ni él mismo lo sabía. Amaba a Taehyung, pero se sentía incapaz de decírselo. No quería alejarlo de su lado, pero le negaba sus visitas. Quería dejar el pasado atrás, pero su mente se negaba a olvidar todo lo vivido.

—Hey... —llamó Lisa, mirándolo con preocupación. El profesor había salido un momento y tanto ella como Yugyeom se acercaron a su amigo—. ¿Todo bien?

Jungkook negó, y les enseñó el mensaje, queriendo algún consejo. Ambos estaban al tanto de todo lo que había ocurrido, incluso sobre la conversación con su madre.

—Vaya. Creo que esto tarde o temprano sucedería —habló Yugyeom, entregándole el celular—. Taehyung ha sido muy paciente contigo, incluso ahora lo está siendo. Solo quiere respuestas, Jungkook.

—Lo sé, pero no estoy seguro —suspiró—. No sé lo que realmente quiero.

—Jungkook. ¿Amas a Taehyung?

Miró a Lisa. —Lo hago —respondió sin vacilar.

—Entonces irás y hablarás con él. Has dejado pasar mucho tiempo, y tus inseguridades no pueden lograr que lo pierdas. Lo amas, y solo hablando con él se resolverán las cosas. Solo hablando con él podrás saber lo que quieres —tomó de los hombros a Jungkook, mirándolo seria—. No lo pierdas, porque una vez lo hagas puede que no lo recuperes, y ahí te arrepentirás.

El profesor volvió a entrar al aula, y Jungkook decidió que iría por Taehyung. Lo amaba, y había retardado tanto una conversación entre ellos que ya era momento.

Más no contó con que su profesor se extendería tanto, logrando que tuviera que bajarse apresurado del autobús que había tomado, teniendo más de una hora de retraso. Su celular se había quedado sin batería, y no podía dar aviso de lo que había sucedido. Su frente sudaba, y su corazón estaba acelerado. Sentía los nervios recorrerlo entero, pero tenía la esperanza de que encontraría a Taehyung en el lugar.

Esperaría por él, lo sabía.

Se adentró en el bosque, esquivando los árboles hasta llegar al sitio donde había sido citado, sintiendo un peso en la boca de su estómago al encontrar el lugar vacío. Miró a los lados con desespero, pero no había nadie alrededor. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y cayó de rodillas al piso.

Lo había perdido.

Había perdido a Taehyung.

Y está vez era para siempre.

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