capítulo 3 - la maldición - 1ra. parte

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Lori regresó del trabajo sumamente cansada, la oficina había estado con muchas operaciones y los ayudantes como ella eran quienes tenían que quedarse hasta terminarlas, y además de eso, el trafico estuvo muy pesado, afortunadamente en casa tenía todo lo que necesitaba, una buena cena, un baño calientito y un buen masaje de Leni, quien se metió a un curso de quiropráctica y se había convertido en una más que capacitada masajista. Al llegar, Lincoln la recibió con un gran abrazo mientras le tomaba el saco y el portafolios, pero le dio la noticia de que Leni se quedaría en casa de una amiga de la escuela para terminar un trabajo, Lori le dijo adiós a su masaje, pero nadie le quitaría la cena y el baño, así que se alzó de hombros y se dejó consentir por su hermano.

La comida fue deliciosa; Lincoln descubrió el gusto por la cocina y generalmente era él quien preparaba almuerzos y la cena para ellos tres, aunque ellas también lo hacían, turnándose para cocinar al menos dos días a la semana; luego de esto, la rubia se dirigió a la alcoba y una vez ahí, se desnudó, se puso su bata y después entró al baño, Lori estaba cansada pero muy contenta, su vida era buena, tranquila y estaba de nuevo sobre los objetivos que se había propuesto... bueno, casi todos; Lori se metió a la bañera mientras pensaba que la parte de casarse y tener una familia estaban detenidos y casi olvidados, la verdad es que Lori todavía pensaba en Bobby, él no era un mal sujeto, su debilidad y dependencia hacia ella eran, hasta cierto punto, aceptables y si la perrita de su hermana no hubiera causado todo el alboroto con su familia, tal vez ella habría regresado con él, una risita amarga salió de sus labios al pensar en que posiblemente ella habría aceptado mantenerlo si él se ocupaba de la casa y los hijos, también la divirtió el hecho de que antes tuviera la idea de tener una prole tan numerosa como sus padres.

— ¿Lori, estás bien? — la preocupada voz de Lincoln la hizo salir de sus ideas

— ¿qué pasa, Link? —

— perdona, es que tienes más de una hora en el baño y te escuché... ¿llorar? —

Lori piensa en lo considerado que es su hermanito, siempre pendiente y preocupado por ellas, ojalá que hubiera alguien como él para cuidarla y quererla, sería ideal que Link no fuera su hermano, así ellos podrían... la rubia sacude la cabeza, ¿qué ideas son esas?

— n-no Linky, no estaba llorando... — Lori sale deprisa de la tina y después de ponerse la bata y envolver en una toalla su el pelo mojado, abre la puerta para encontrarse frente a frente con el preocupado chico —... no lloraba, tonto, más bien me estaba riendo de... —

Lori se calla cuando ve a su hermano totalmente rojo con la vista puesta en ella, o más bien en la abertura de su bata, la cual no está cerrada y deja ver un seno, sigue la separación de la tela pasando por su vientre, su ombligo y un atisbo del vello rubio de su...

— ¡LINCOLN! —

grita ella, cerrando su bata de prisa mientras el chico da la vuelta y corre a la sala, Lori se queda ahí parada, también ruborizada al máximo, esto fue muy embarazoso, pero realmente ella tiene la culpa por salir de prisa; entonces respira hondo, se calma , y después de revisar que su bata este perfectamente cerrada, se dirige a la sala, donde Lincoln está echado boca abajo en el sofá, con la cara enterrada en un cojín

— Lincoln... — llama ella sin que él se mueva —... ¡hey, Linky!, vamos, no es como si nunca hubiera pasado antes, en casa esto era común... perdona, yo tuve la culpa por salir tan de repente del baño —

el chico se incorpora poco a poco, y se sienta, pero sigue sin mirar a su hermana, ella se sonríe y se levanta

— voy a vestirme —

Lincoln apenas escucha los pasos descalzos de Lori, alejándose, piensa en lo que vio hace apenas unos instantes, su hermana tiene razón, no es como si alguno de esos accidentes no fueran algo "común" en su familia, pero esto es diferente, esto fue muy diferente, él sintió algo distinto; antes, era muy común que por prisa, ignorancia o flojera, alguna de sus hermanas mostrara "algo de piel" sin quererlo, a veces él se sentía afortunado, otras apenado y las menos, hasta asqueado (ver la ropa interior llena de manchas amarillas de Lana o a Lynn Jr. rascándose la entrepierna mientras tiraba gases no era para nada agradable); pero esto era distinto, Lori era hermosa y tenía un bello cuerpo, Lincoln siempre agradeció a su suerte cuando lograba verla en ropa interior y las veces que la miró desnuda eran diamantes en su memoria, lo avergonzaba aceptar que se había masturbado pensando en ella, por otra parte, le molestaba que Clyde hubiera estado enamorado de ella y todas esas imágenes protoeróticas que se le escapaban a su amigo le parecían turbias; cualquiera diría que eran celos de hermano, pero el peliblanco ya no estaba tan seguro de que fueran solo eso.

Ya en su habitación, Lori se quita la bata y se sienta en su cama, se seca el pelo con la toalla y sigue con su ritual después del baño, se estira felina mientras se queja un poco, de verdad necesita ese masaje, es una lástima que Leni no esté; ella intenta algunos ejercicios pero nada logra aliviar algo de la tensión que tiene, Lori se rinde y se pone su pijama, la clásica vieja camiseta sin mangas y un short algo gastado hecho de un viejo pants de algodón, un largo suspiro la acompaña al derrumbarse en su cama, no es tan tarde como para dormir, pero tampoco es tan temprano como para ver la televisión o una película; el llamado a su puerta interrumpe sus pensamientos

— ¿sí? —

— ¿p-puedo pasar? —

la voz de su hermano la hace levantarse, revisa que no haya nada que avergüence mas al chico y después se sienta muy correcta en su cama

— pasa, Link —

la puerta se abre para dejar ver al chico, con la cara baja y la pena pintada en ella

— pe-perdón por lo de hace rato, yo... —

—tranquilo, Linky, no pasa nada, siempre va a ser el riesgo mientras vivas con nosotras, aunque afortunadamente a Leni ahora le pasa mucho menos ji ji ji... —

ambos ríen recordando lo común que era escuchar a alguien quejándose de lo distraída que podía ser su hermana antes, después se quedan en silencio

— ¿también lo extrañas? — pregunta el peliblanco

— un poco, es difícil vivir tanto tiempo con todos y de repente quedarse así, n-no sola, esteeee... quiero decir... —

— te entiendo, Lori, es como estar solo de alguna manera, también me pasa —

ella se acerca a su hermano y le pasa el brazo sobre los hombros

— pero no estamos solos, Linky; me siento muy afortunada al tenerte aquí, y a Leni, de verdad les agradezco lo que hicieron por mí y por estar conmigo —

ella lo abraza, apretando su cabeza contra su pecho y él siente las tetas de su hermana apretarse en su cara, de nuevo la vergüenza lo invade y se pone rígido, Lori se da cuenta y lo suelta de inmediato, hay una mirada divertida en su cara

— caray... — dice la rubia echando los brazos atrás, como estirándose —... esperaba que Leni estuviera en casa, de verdad necesito un masaje — y bosteza, Lincoln se pone de pie, pero antes de que dé un paso, Lori le dice

— ¿qué dices, hermanito, me darías tú un masaje? —

Lincoln se vuelve para ver como Lori se acuesta boca abajo, el short del improvisado pijama tiene una rasgadura que le deja ver un poco de piel de una nalga; él traga saliva, nervioso y le dice — pep-pero yo no sé cómo, nunca lo he hecho —

— vamos, no puede ser tan difícil, has visto como lo hace Leni, ¿o no? —

— sí, varias veces —

— y no parece complicado ¿verdad?... — la rubia se levanta sobre sus codos y voltea para ver a su hermano de reojo mientras pone los mejores ojos de cachorro que puede y comienza a hablarle con una vocecita aniñada y boba — pod favod, Winky, tu hedmanita quiede uno masajito —

Lincoln se estremece, esa forma de hablar de Lori no es el odioso tonito bobo que siempre le escuchó con Bobby, esto es diferente y no solo piensa que se escucha adorable, además, le gusta... lo excita

— e-está b-bien, lo intentaré —

— ¡gdaziaz, Winky! ¡Wodi te quede mucho! —

dice la otra levantándose de improviso y lo abraza, luego va hacia su tocador y toma un frasco, después regresa con Lincoln y se lo pone en las manos

— esta es la crema que usa Leni, no uses demasiada porque es algo cara, aunque creo que se la regalan en el trabajo... — le dice mientras le guiña un ojo y le sonríe, luego se tira en la cama, y para sorpresa del chico, se levanta la playera hasta el cuello, dejando su espalda desnuda a la vista —... pod favod, Winky, o me dará fdío —

durante la maniobra de levantar la playera, Lincoln tuvo pequeñas vistas de los senos de Lori y esto hace que el "pequeño Linky" salte dentro del pantalón, por lo que el chico tiene que acomodarlo rápidamente para poder sentarse junto a su hermana sin problemas, y una vez acomodado, él se acerca, vierte un poco de crema en esa espalda blanca, la cual se estremece un poco, y comienza a sobarla mientras Lori se ríe bajito y le dice

— ¡winkyyy! ji ji ji... ¡ está fdía! —

el chico duda un poco, ella sigue hablando así y el siente algo extraño en el estómago, pero el gran paso ya está dado y no hay marcha atrás, las manos de Lincoln recorren una y otra vez la espalda de Lori, destensando poco a poco los músculos y haciendo que la rubia se relaje, en cierto momento, ella comienza a suspirar despacio, disfrutando el masaje y el peliblanco se siente bien de poder ayudar a su hermana también de esta forma; el masaje va desde los hombros hasta la espalda baja, pero Lincoln no se atreve a bajar más o a ir hacia los costados, son zonas prohibidas por lo que implican, pero Lori sigue suspirando y cuando Lincoln comienza a mover sus pulgares en la espalda baja de la rubia, ella gime escandalosamente y Lincoln brinca asustado, Lori se apoya en sus codos y gira la cabeza para ver a su hermano

— ¿qué pasa, Linky? —

él alcanza a ver un poco de las tetas de Lori y se voltea, disimulando

— n-na-nada, n-no pasa nada... me espantaste —

— ji ji ji ji... perdona, Lincoln, es que eres muy bueno, no le pides nada a Leni... bueno, solo te hace falta el "final feliz"... —

y la rubia suelta una carcajada sonora mientras vuelve a tenderse en la cama, Lincoln se congela por un momento, ¿"final feliz"? ¿Leni hace eso con...? no puede ser, aunque, ni siquiera está seguro de a qué final feliz se refiere Lori, no puede ser que sea "ese final feliz" ¿o sí?

— Wiiiiinkyyyyy... — la voz aniñada y cantarina de Lori lo regresa a la tierra —... teno fdío, ¿ya no me vas a sobad? — y de nuevo, la risita ahogada por la almohada, el chico regresa a su tarea y de nuevo Lori comienza a gemir, solo que ahora bajito. Lincoln decide que, al menos en el torso, no habrá lugares prohibidos y se lanza a pasar las manos por los costados, haciendo un buen masaje, Lori intenta seguir relajada, pero ella es algo cosquillosa y las manos de su hermano están tocando los sitios justos, así que intenta pensar en algo que la distraiga, y tiene que ser algo triste, entonces regresa a pensar en su relación anterior, los problemas que le trajo y lo patético que es Bobby, ese pobre diablo, si fuera un poco como Lincoln...

Las manos del chico se pasean cerca de sus senos y Lori respinga al darse cuenta, pero no lo hace muy perceptible, solo se pone un poco tensa, señal que Lincoln toma como algo de las cosquillas que ella tiene; él no debería, pero la travesura le gana y sus dedos se doblan y comienzan a meterse en los puntos cosquillosos justos para que su hermana abra los ojos sorprendida y comience un ataque de risa mientras intenta defenderse

— ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!... ¡NO, LINKY, NO! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA...! —

el chico sigue con su plan mientras busca acomodarse para seguir con la broma y ella, entre carcajadas, se retuerce como serpiente intentando defenderse. En el ir y venir del juego, Lincoln se monta en las piernas de Lori para tratar de ponerla quieta y ella se arquea intentando zafarse, el chico trata de no caer, pero la fuerza de su hermana es demasiada y él se echa hacia delante, Lori se estira mientras se voltea y sin saber cómo, las manos de Lincoln quedan firmemente agarradas de sus pechos, ambos se quedan quietos mientras se miran cara a cara, están muy rojos, algo sudorosos y sin idea de que hacer; de inmediato Lincoln grita — ¡PERDÓN, PERDÓN! — mientras quita las manos de ahí y las de su hermana las reemplazan al segundo siguiente, él se baja de ella y de la cama, y camina hacia la puerta, Lori se baja la playera de inmediato y lo llama

— ¡Lincoln! ¡LINCOLN! —

pero él no voltea, entonces corre para alcanzarlo apenas saliendo del cuarto y lo abraza por detrás

— no pasa nada, "Winky", no te preocupes, e-estábamos jugando y... fue un accidente... — el sigue tenso y sentir los globos de ella en su espalda no ayuda mucho —... gracias por el masaje, me gustó mucho — le da un beso en la mejilla, junto a la oreja y lo suelta, el sigue caminando sin voltear y entra en su habitación, cerrando detrás de sí.

La noche fue algo dura para el chico, el recuerdo de la piel suave de los senos de Lori en sus manos, la visión de ese cuerpo desnudo, sus caras tan cerca... Lincoln no se estuvo tranquilo sino hasta después de masturbarse como poseído, finalmente llegó la madrugada y él se quedó dormido, con una gran sonrisa en el rostro y un montón de papel sanitario junto a su cama. Lori, por su parte, tampoco durmió mucho, pero ella estaba de un humor muy diferente, el contacto de las manos de Lincoln aun le quemaba la piel, pero las ideas iban en una dirección distinta, Lori se sintió diferente, estar así con él, la voz que usó para convencerlo y después el jugueteo... e-eso era algo que solo hizo con... Bobby, era lo que ella hacía para excitarlo, era la "boo-boo osita sexy", ¿pero por qué con Lincoln? ¿Qué le había despertado ese masaje, esas caricias? la rubia saltó de su cama con cara preocupada

— no es posible, estoy segura que Lincoln no lo estaba haciendo a propósito, ¿cómo podría él...? ¿pero por qué me siento así? ¿acaso es por él? —

y esto la mantuvo despierta toda la noche.

Por la mañana, Lincoln salió muy temprano rumbo a la escuela y Lori después al trabajo, ella le agradeció dejarla sola por unos momentos, hubiera sido demasiado incómodo encontrarse cara a cara; a veces ella lo llevaba, pero esta vez hubiera sido muy embarazoso. La rubia se dedicó a arreglarse despacio para irse a la oficina, se cepilló el cabello, se maquilló y luego se vistió; al terminar, fue rumbo a la cocina y recogió su almuerzo, tomó su portafolio y salió rumbo a la oficina.

El trabajo fue bastante más ligero que el día anterior, así que las ideas sobre ella y su hermano no la abandonaron, mucho menos cuando descansó para almorzar y probó, maravillada, la comida que él le había preparado: era una ensalada de espinacas y apio, nada del otro mundo, pero el aderezo casero, el queso, el jamón y las nueces, el toque de aceite y limón exactos, Lori estaba segura de que Lincoln era mejor que su padre cocinando

— ¡hey, Lori! ¿estás bien? —

el saludo la regresó al planeta y levantó la vista para ver a una de sus compañeras de oficina y amiga suya llamada Geraldine, que llevaba una charolita de cartón con un café y una minúscula rebanada de pay, y quien la miraba con los ojos entrecerrados y una sonrisa algo burlona; la rubia se ruborizó mientras se pasaba con prisa el bocado que tenía en la boca, luego contestó

— je je je... s-sí, sí, estoy b-bien, solo... solo estaba aquí, almorzando —

— pues eso debe de estar muy bueno, ¿me das un poco? —

Lori miró su almuerzo con sentimientos encontrados, algo entre avaricia y tristeza, pero se sobrepuso y le dijo a su amiga

— claro, Geri, pruébalo —

aquella no se lo hizo repetir y de inmediato tomó un poco con el tenedor de plástico que tenía el pastel, se lo llevó a la boca y Lori solo vio sus ojos abrirse al máximo

— ¡Wow!... ¡Lori, esto es delicioso!... — decía su amiga mientras trataba de tomar otro poco, cosa que la rubia no permitió —... por favor dame otro poco, ¡esta riquísimo! —

— lo siento... — dijo Lori sacándole la lengua —... es bastante poco y yo apenas lo probé, pero está muy bueno ¿verdad? — y procedió a darle un gran bocado, y cerrando los ojos mientras se deleitaba con la delicia que su amado Linc... hermano había hecho para ella, esa idea de su amado... Lori se sonrojó de nuevo mientras una idea muy vaga pasó por su mente

— ¡vamos, Lori! solo otro poquito, apenas puedo creer que te hayas preparado tan poco almuerzo, la ensalada no engorda ¿sabes?, además, si hicieras más, podrías compartirla con alguien, no sé, tu mejor amiga, por ejemplo —

— yo no la preparé, Geri —

— ¿la compraste? ¿dónde venden esta maravilla? —

— no, tampoco la compré, la preparó mi hermano menor, él se encarga de hacer los almuerzos y... —

— ¿hermano? ¿tienes un hermano? ¿y por qué no lo conozco? ¿es guapo? ¿cuántos años tiene? ¿ tiene novia?... —

— ¡Geri!... ¡GERI!... ¡GERALDINE!... — la aludida se calla y mira algo temerosa el rostro ceñudo de Lori —... vamos desde el principio: sí, tengo un hermano, es muy guapo, tiene 15 años apenas, no tiene novia y no lo conoces porque eres una "devoradora de hombres" —

a la chica no parece gustarle la expresión con que su amiga la ha calificado, ella es solo "amistosa", está bien, tal vez demasiado, pero no es una puta

— está bien, está bien, pero podrías decirle que si me prepara algo como esto para almorzar, yo podría "darle una compensación" —

— mientras sea en efectivo, le pasaré tu recado —

Lori se sonríe socarrona cuando la cara de su amiga deja ver el enfado, así que la recompensa compartiendo con ella su ensalada y robándole un bocado del pastel. El resto del día, Lori solo estuvo sentada en su escritorio, dándole vueltas al miedo de aceptar que Lincoln le despertaba sentimientos más allá de los fraternales.

Al peliblanco no le fue mejor en la escuela, las ideas pecaminosas y las románticas se sucedían una tras otra en su mente, compitiendo por el sitio principal y sin darle espacio a la historia, el inglés o las matemáticas, las cuales pasaron frente a él sin que apenas se diera cuenta; cuando sonó el timbre que anunciaba un receso, una de las chicas que se hicieron sus amigas, tuvo que sacudirlo por el hombro para que regresara a la realidad

— Link... Lincoln... ¡Lincoln!... —

— ¿eh? ¿qué? ho-hola Betty —

— ¿qué te pasa hoy? has estado ido todas y cada una de las clases, apenas puedo creer que ningún maestro se haya dado cuenta —

— ¿y-yo? e-esteee... no, nada —

la jovencita lo mira sin creerle, pero al menos ya regresó al planeta, ya verá si puede sacarle alguna información después

— ¿vienes a almorzar algo? —

— este... sí, sí, ya voy —

Betty pronto se cansó de tratar de hablar con Lincoln, en cuanto se sentaron, el chico de nuevo se perdió en sus pensamientos mientras miraba su almuerzo y lo picaba despacio y tardándose mucho en cada bocado, Lincoln empezaba a sentir algo que ya conocía, pero esto era diferente, era más fuerte y más puro; él se sentía avergonzado de pensar obscenamente acerca de Lori, ella era una gran chica, seria y trabajadora, disciplinada y confiable, además de cariñosa y gentil, y aunque a veces era muy rígida, siempre era justa, él le perdonaba que alguna vez se hubiera aprovechado de sus hermanos menores porque jamás los lastimó; Lori era hermosa, sus ojos azules eran claros como el cielo y cuando la miraba de frente era como... Lincoln se levantó como impulsado como por un resorte, tirando su almuerzo en el proceso y salpicando a Betty con su bebida

— ¡oye, idi...! ¿Lincoln? ¿estás bien? —

pero el peliblanco ya ha salido corriendo del lugar, va muy asustado pensando, ¿ es que acaso está enamorado de ella?


La casa de Ruth es un infierno en el que tres almas atormentadas sufren sin verse entre ellas; Luna, Luan y Lynn tienen su propio circulo de fuego que las tortura, si tan solo dejaran de ignorarse, si se hablaran para algo más que pelear o pedirse alcohol y drogas, posiblemente hubieran podido darse cuenta de la situación en la que se encontraban y se habrían ayudado a salir del abismo, pero cada una pensaba que era la única sufriendo y la comunicación fraterna que siempre caracterizó a los Loud ya no existía.

Luna sabía que se había equivocado al caer en el escabroso mundo de la droga, pero ya era tarde; la castaña empezó con algo de marihuana al tiempo que su consumo de alcohol aumentaba rápidamente, era común verla en los ensayos con una discreta botella a un lado y el cigarrillo de hierba entre los dedos, esto no afectaba a su habilidad o su creatividad para la música, además de que los demás también la consumían, aunque no como Luna, después de que empezara a pasar días enteros borracha, la marihuana no fue suficiente, ya no la ayudaba a olvidar a su familia destruida, a sus hermanos ausentes , a sus padres encerrados o lo horrible que era la casa donde vivía, después empezó con píldoras y de ahí pasó a inhalar coca, luego a las metanfetaminas, todo esto siempre regado con alcohol en cantidades industriales.

El abismo de drogadicción la alcanzó cuando lo que ganaba con el grupo, no fue suficiente para pagar su consumo y se convirtió en una adicta que llevaba y traía paquetitos por dinero y comenzaba a venderla en los lugares donde se presentaba con su grupo, alguna vez le propusieron un intercambio, pero lo único que jamás hizo fue vender su cuerpo por droga, aunque ya estaba en un nivel en el que se veía muy difícil salir. Sam sabía que algo andaba mal con su novia, el alcohol la preocupaba porque había días en que Luna desaparecía y ella la encontraba semi inconsciente, pero firmemente abrazada a una botella vacía, la rubia quería ayudar a su novia solo que tenía miedo de molestarla, pensaba que si le preguntaba algo, Luna estallaría y la abandonaría, así que la rubia procuraba estar con ella el mayor tiempo posible porque Luna se sentía mal de drogarse frente a ella y lo evitaba, y aunque a veces se molestaba, su amor por esa chica y la música era lo que todavía la mantenía a flote.

Sam se dio cuenta de que Luna estaba en peligro real cuando la arrestaron por primera vez, fue solo por posesión y lo que traía era muy poco, así que pudo pagar una fianza; una notificación de la corte llegó a manos de Ruth, quien apenas la leyó antes de echarla a la chimenea, las quejas sobre estas chicas no le importaban en lo más mínimo mientras el dinero siguiera llegando; Luna hizo horas comunitarias, pero no fue al grupo de ayuda y siguió consumiendo. Su segundo arresto fue ya con un paquetito que le hubiera ganado un buen tiempo en la cárcel, pero se dio maña para corromper al policía que la atrapó, Sam no se enteró de esto último y pensó que la historia que Luna le había contado sobre una confusión de la policía, era verdad, desgraciadamente para la castaña, la tercera vez no tuvo tanta suerte, el arresto fue apenas saliendo de la casa donde se guardaba la droga, Luna no pudo contactar al policía corrupto para que la ayudara, y como la droga y el dinero que llevaba fueron decomisados, tuvo que pasar unos días en la cárcel mientras Sam se volvía loca reuniendo el dinero de la fianza.

La rubia pensaba que esto era lo último que le aguantaría, la amaba, pero no tenía por qué soportar sus vicios y la negativa a rehabilitarse. Cuando al fin tuvo el dinero, la rubia fue a la comisaría, y con toda la vergüenza del mundo, pidió informes para pagar la fianza de Luna Loud, la oficial la miró con desgano y después buscó el expediente

— sé que es algo que no me importa, pero ¿de verdad quieres desperdiciar tu dinero en ella? va a volver más rápido de lo que crees —

Sam solo asintió, en efecto era una buena suma de dinero y no era la primera vez que se pagaba una fianza por ella, pero esta vez tenía que ser la última, si Luna volvía a caer, no sería ella quien la sacaría, la mujer policía se alzó de hombros y recibió el dinero, luego extendió el recibo y dejó de prestarle atención; Sam se sentía como una idiota, no entendía como es que Luna, su Luna, cambió así, antes era tan alegre, tan feliz, abierta y comunicativa, a veces muy impulsiva y alocada, pero sana; ella sabía de la pelea con su familia y lo de sus padres, pero la mayoría del conflicto era la parte sumergida de un iceberg que ignoraba. Después de hacer el pago, de inmediato se dirigió a la zona de celdas, entregó el recibo, guardó su comprobante y esperó pacientemente hasta que, a través de pasillos y rejas, llegó Luna Loud, esposada y conducida por una oficial que la doblaba en tamaño; se veía pálida y demacrada, sus ojeras eran muy notorias y un desagradable tic nervioso la hacía levantar los hombros constantemente, como si la ropa le quedara chica o si estuviera mal acomodada

— ¡Loud! ¡Luna Loud! ¿Quién está aquí por Luna Loud? —

— aquí — dijo Sam levantando la mano y levantándose hasta llegar a la reja, la oficial de puerta le impidió siquiera tocar los barrotes, y desde ahí, otra policía tomó a Luna del brazo y esperó a que se abriera la doble reja de seguridad, luego condujo a la castaña, junto con Sam, quien las seguía de cerca, hasta la puerta exterior y una vez afuera, le quitó las esposas y le dijo con un tono que sonaba más a burla que a consejo

— espero que no regreses —

y las dejó ahí. Luna estaba quieta, abrazada de sí misma y con la cara baja, no se atrevía a mirar a su novia, la vergüenza la invadió de tal manera que las lágrimas ya rodaban por sus mejillas, Sam se acercó a ella y le levantó la cara

— ¿estás bien? —

— n-no, es horrible ahí adentro y... a-además... t-tengo d-dos días sin tomar nada, me estoy muriendo... S-Sam... ¡BUUAAAAAA!... —

la rubia la dejó llorar mientras la abrazaba, la dejaría desahogarse, pero lo siguiente sería mucho peor para la castaña.

Luna no quiso ir a casa de Ruth, ahí tenía droga y alcohol en cantidades mortales y sabía que llegaría solo a noquearse de nuevo, le daba vergüenza confesarlo, solo que hacerlo era el primer paso para mejorar, para tratar de salir del pantano; Sam entendió la situación y aceptó llevarla a su casa. Al llegar allá, la rubia agradeció a todos los dioses el que no hubiera nadie, así que hizo pasar a su novia y la llevó a su habitación, Luna se echó en la cama y empezaba adormirse cuando Sam le habló

— ¿Luna?... — un quejido bajo fue la respuesta —... necesitamos hablar —

Luna sabía que no podría evitar este momento y lo esperaba, pero también lo temía, eran meses de mentir, de ocultar las cosas, de engañar a su novia y eso era horrible, solo esperaba que le diera una oportunidad, que la ayudara, porque lo que la castaña necesitaba era ayuda, amor, no regaños o desprecio... no un rompimiento, no, solo necesitaba amor.

Sam se sentó a un lado de ella, le puso una mano en el hombro y estuvo a punto de retirarla al sentir el hueso y la piel áspera, no se había dado cuenta lo delgada que estaba su novia, Luna se volvió a verla y las lágrimas comenzaron a correr

— ¡por dios! ¡Luna estas tan delgada! —

— ¡lo sé, lo sé! ¡soy una mierda! ¡buaaaaaaaahhh...! —

ambas se abrazaron y lloraron por largo tiempo. Después de un rato, la calma regresó a la habitación, estaban calladas y Sam pensaba que Luna se habría dormido, estaban a oscuras y en silencio, la rubia intentó salir del abrazo de la castaña, pero esos brazos la apretaron

— n-no te vayas... no me dejes... te-tengo meses... t-tengo casi un año hundida en esto, tomando alcohol hasta perderme, drogándome hasta ser un zombie... yo-yo ya no puedo... estoy... me estoy muriendo, Sam... en la cárcel vomité sangre... el doctor de ahí me dijo que... que voy tan rápido, que podría morir antes de acción de gracias, ¿t-te das cuenta?... m-mi amor, no quiero morir... no quiero perderte... extraño a-a mis hermanos, a mamá y a papá... ¿Por-por qué le hicimos caso a... a es-esa estúpida perra?... Sam, te amo... —

Luna no dirá más, el síndrome de abstinencia, la mala alimentación y el cansancio la doblan y se desmaya en los brazos de una escandalizada Samantha Sharp, quien de inmediato llama a emergencias.

Afortunadamente lo de Luna no era muy grave, apenas entrar los médicos de emergencias la estabilizaron y le informaron a Sam que lo peor de la "cruda de droga" ya había pasado, pero se quedaría en observación, la rubia pasó la noche apenas dormitando en un sillón viejo fuera del ala de terapia intensiva, pero en cuanto Luna fue subida a piso, Sam tuvo una muy seria plática con ella

— Luna, sabes que te amo, pero has hecho cosas que son difíciles de perdonar, antes que cualquier cosa, tienes que rehabilitarte, dejar la droga y el alcohol, necesitas ir a terapia y reencontrarte con tu familia, pero si sigues viviendo así, tendré que dejarte, no quiero arriesgar a nadie de mi familia ni a mí misma por estar contigo, te amo, pero tú estás destruyéndolo todo —

— lo sé, me volví floja y rebelde porque la música era lo único que me importaba, cuando te conocí pensé que mi vida estaba completa, pero cuando pasó lo de Lori... mis hermanos, Sam, no sabes cómo los maltratamos, a Lincoln y a Lori, ella que siempre nos cuidó y estuvo pendiente de nosotros... jamás me voy a perdonar por todo lo que le hice... —

El llanto se libera de nuevo y la pelicorta deja salir su dolor, ahora se da cuenta de cuánto daño hizo junto con las demás y solo le queda esperar que sus hermanos la perdonen, Sam la mira con pena, no entendía de qué estaba hablando, pero si tiene que ver con la noticia del juicio y condena de sus padres, es algo muy serio

— e-entonces... lo de tus padres... —

— sí, nosotras participamos, yo y Luan deberíamos estar en la cárcel y Lynn en el reformatorio... le hicimos mucho daño a mis hermanos, Sam... perdóname, yo... —

Sam no escuchó nada más, se levantó rápidamente y caminó hacia la puerta, pero antes de salir le dijo

— espero que puedas arreglar todo... no te digo adiós, si me necesitas, sabes dónde encontrarme, y-yo... te amo, Luna, pe-pero necesito pensar las cosas...—

la rockera se quedó llorando, lo último que Sam dijera la asustaba, aunque le quedaba una esperanza y se aferraría a ella.

Pasadas 24 horas de observación, Luna fue dada de alta y salió del hospital por su propio pie, sola, y el poco dinero que tenía, lo gastó en un taxi que la llevó a casa de Ruth.

Luan vivía en una espiral de auto destrucción, dejó de tomar drogas lo más posible porque cuando las tomaba, tenía viajes espantosos que la dejaban asustada por días y no dormía; así que solo el alcohol era su compañero constante; siempre estaba burlándose de todo y de todos, la vida era un chiste negro a través de sus ojos y nada se merecía respeto o discreción de su parte; seguía yendo a la escuela porque estar en casa de Ruth la hubiera conducido a asesinarla; Luan odiaba sórdidamente a su tía, sabía que su apatía las había dejado llegar hasta donde estaban y aunque también era consciente de lo estúpidas que ella y sus hermanas habían sido, Ruth jamás se preocupó por decirles algo, para ella era suficiente el gordo cheque que le llegaba y que ni siquiera gastaba en comida para ellas, las tenía bajo su techo y eso debía bastarles.

Luan decidió que pasaría el menor tiempo en esa casa y la escuela era su refugio, pero lejos de socializar o buscar calma, la pasaba haciendo bromas de todo tipo como si diario fuera un primero de abril demente; todos la eludían, nadie le hablaba y era peligroso estar por donde ella hubiera pasado, el suelo estaba lleno de aceite o jabón o gel e incluso pegamento, cuando no de tachuelas; la castaña se hizo muy hábil con el manejo de ganzúas y llaves maestras así que nada con cerradura estaba a salvo de sus trampas, era común abrir un casillero y encontrarlo lleno de basura podrida o excremento, pero más de una vez, alguna chica estuvo al borde de un ataque al ver el suyo lleno de cucarachas o arañas; Luan ya no conocía los límites de nada y "bromas" como el auto lleno de concreto o la oficina del director con todos los papeles importantes de la escuela forrando las paredes, le ganaron una expulsión.

Ruth no hubiera hecho nada a no ser porque la carta que le llegó por esto último, llevaba una advertencia de que si Luan era expulsada, la manutención sería cortada, entonces habló con su sobrina de la única forma que sabía; cuando la chica llegó a casa, ya la esperaba en la puerta, Luan pensó que solo sería un sermón, así que paso de largo si hacer caso a los gritos e insultos de su tía, pero esta la tomó por el pelo y le dio un jalón tan salvaje, que la hizo caer de espaldas, el golpe le sacó el aire y Ruth siguió golpeándola hasta que se desmayó. Al despertar, Luan quiso levantarse, pero estaba amarrada a la cama, a un lado estaba su tía, sentada en una silla vieja

— ¡MALDITA ANCIANA, SUÉLTAME! —

— ¡CÁLLATE, MALAGRADECIDA! ¡LAS ACOGÍ EN MI CASA Y LO ÚNICO QUE HACEN ES DARME PROBLEMAS! LA ESTÚPIDA LUNA ESTÁ EN LA CÁRCEL DESDE HACE TRES DÍAS Y LYNN VA PARA ALLÁ TAMBIÉN, SOLO FALTA QUE A TI TE METAN AL MANICOMIO POR LAS LOCURAS QUE HACES... ¿CUÁNDO TE VAS A DAR CUENTA DE QUE NO ERES GRACIOSA? ¡TODO MUNDO TE TIENE MIEDO! ¡TODOS TE ODIAN!... el director de tu escuela acaba de mandarme una carta, si no vas al psiquiatra para que te traten te correrán de la escuela, Y SI ESO PASA TE IRÁS DE ESTA CASA ¿ENTIENDES? SI NO HAY DINERO, ¡NO HAY LUGAR PARA TI! —

Luan se quedó muda, Ruth era un monstruo, pero ella no lo era menos, los golpes y todo lo que su tía le dijo le hicieron darse cuenta de que era cuestión de tiempo para que la metieran a la cárcel o la declararan loca, ¿en qué carajo estaba pensando? ¿cómo es que fugarse de la realidad la ayudaría a arreglar sus problemas? cuando se le ocurrió que el alcohol y la droga borrarían los malos recuerdos? ¿qué pasaría si de verdad mataba a alguien con sus "bromas"? lo peor de todo es que se sabía sola, sus hermanas no le hablaban y cuando lo hacían, era para pelear o negociar alcohol o droga, sus padres estaban en la cárcel y Shirley jamás la ayudaría, perdería a sus hermanas menores así como... Luan lloró por horas; al principio Ruth le gritó y la insultó para callarla, luego vinieron más golpes y después se hartó y se fue. Unas horas después, alguien entró a la habitación y la cara sonriente de Lynn se apareció ante sus ojos

— vaya, parece que la vieja avara se volvió loca, ¿Qué hiciste, estúpida? —

— Lynn, he-hermanita, por favor, suéltame —

— jajajajajajajajajajajaja... ¿qué te pasa, Harley? ¿y los insultos, y las maldiciones? creo que ya se te zafó un tornillo —

— vamos, Lynn necesito salir de aquí, es urgente —

— ¿y que me darás a cambio? —

— te-tengo dos botellas nuevas de Bourbon debajo de mi cama, en mi caja especial —

— no, no es suficiente... — la deportista se da la vuelta como si fuera a marcharse

— ¡y cigarros! ¡dos cartones completos!... y-y pastillas, se las robé a Luna —

— ¡muy bien! es un trato, pero si me estas engañando te mandaré al hospital, te lo juro —

Luan asintió en silencio y Lynn se acercó a la cama, sacó una gran navaja de su bolsillo y de dos tajos, la comediante quedó libre; de inmediato corrió a su habitación, detrás de ella se escuchaban los grandes trancos de Lynn, al llegar, sacó los cigarros y los frascos de pastillas y se los dio a su hermana quien se sonrió pensando en el dinero que le darían por todo ello, Luan salió corriendo del cuarto con una mochila y un abrigo

— ¡hey, me debes algo! — gritaba la deportista

— ¡debajo de mi cama en la caja roja! — la voz de Luan apenas se escuchó, ya afuera de la casa; Lynn se agachó y sacó una caja roja de madera, pero no parecía tener tapa o como abrirla, le dio una o dos vueltas hasta que vio un botoncito negro con un letrero que decía "no me toques", Lynn pensó que era un juego tonto de su hermana y lo apretó, la caja estalló con una nube de glitter rosa y mucho humo, que hizo que Lynn casi se ahogara, cuando el humo se disipó, Lynn estaba cubierta de pintura rosa y brillitos, algo sofocada y sentada frente a una cajita de cartón que decía "mi amado tesoro", la deportista estaba furiosa, pero dentro de esta cajita, estaban las dos botellas de Bourbon que Luan le dijera, Lynn pensó que estaba bien, podía soportar una broma así a cambio de esas botellas, así que abrió una y le dio un largo trago, para escupir casi al mismo tiempo y vomitar copiosamente, ese sabor acre y ácido... eso no era whisky, ¡era vinagre!

— ¡MALDITA SEA, LUAN! ¡VOY A MATARTE! —

Luan no paró en su carrera hasta llegar a la parada de autobús, y en este hasta la escuela, donde pidió y suplicó por una cita con el director, este estaba decidido a no dejarla pasar, pero la consejera le dijo que accediera, ya después podría deshacerse de ella y recuperar la tranquilidad de la escuela, y aunque el director tenía sus dudas, le concedió la cita. La castaña entró despacio y en silencio, mientras la consejera y el director la miraban con precaución, sobre todo por la mochila que llevaba

— siéntate, jovencita —

le dijo la consejera, Luan obedeció y el director señaló su mochila

— no quiero molestarte, pero después de varias experiencias desagradables contigo, necesito que me muestres el contenido de tu mochila —

la castaña se sintió indignada, pero recordó la posición en la que se encontraba y entendió la desconfianza, entonces la abrió mientras explicaba

— ropa, tres mudas para ser exacta, además de mi pijama, shampoo y mi cepillo de dientes... n-no tengo mucho más en realidad —

una lagrima rodó por su mejilla algo hinchada, la consejera lo notó

— tranquila, ¿Qué te pasó en la cara? —

Luan de inmediato se cubrió el rostro, no sabía las consecuencias que tendría el que se enteraran que Ruth la había golpeado, y aunque ya no era una niña, su tía seguía siendo su tutora y no quería ni pensar en lo que le haría a sus hermanas, bueno, seguro no podría con Lynn, pero Luna... la chica saltó al sentir que unas manos tomaban las suyas y las bajaban, la cara de la consejera estaba muy cerca de la suya y el director también se aproximaba

— creo que habrá que llamar a la enfermera, señor —

Ella no pudo evitarlo, llegó la enfermera escolar y la revisó, no solo el rostro sino también el cuerpo y de inmediato notificó los golpes y otros "hallazgos" desagradables; de inmediato se llamó a la policía y se llevaron a Luan al hospital. Cuando la registraron, la recepcionista dijo

— ¿otra Loud, eh? espero que vengas en mejor estado que tu hermana —

pero no era así, Luan estaba muy golpeada, incluso tenía uno o dos huesos fisurados y muchos moretones, le hicieron un análisis de sangre y su alcoholismo salió a flote, el hígado todavía aguantaría, pero los riñones comenzaban a tener problemas y estaba anémica

— jovencita... — le dijo el doctor mientras miraba una placa —... tienes una costilla hundida, un dedo roto y muchos, muchos golpes, además, son muy recientes ¿tal vez ayer?; tu conteo de plaquetas es bajo y tus riñones están inflamados ¿has orinado sangre? no creo que te hayas fijado... tienes anemia, y por tus ojos veo que no comes ni duermes bien, supongo que el alcohol no te deja, tu sangre también me dice que te drogas, bueno lo has hecho, pero los restos de los ácidos están ahí; eres todo un caso —

la castaña estaba muy avergonzada porque todo esto se dijo en presencia del director y de la consejeras escolar, pero ya era hora de que se destapara esto, de que alguien lo supiera

— está bien, Luan, ¿quieres hablarnos de esto? —

— y-yo... estoy mal desde que mi familia se rompió, desde que mis padres están en la cárcel y vivo con Ruth, mis hermanas se han vuelto drogadictas y viciosas... y... ¡y yo también!... (snif) (snif)... bebo mucho, me ayuda a olvidarme de todos mis problemas... pero creo que... que he cometido muchos errores... ya no quiero vivir así... necesito ayuda... —

Luan rompe en llanto y la consejera sale de la habitación, hablará con el director sobre poner una denuncia por violencia doméstica y enviar a la chica con un especialista, el director acepta de inmediato y llama al policía que los ayudó a llegar al hospital, y mientras preparan la denuncia, la consejera regresa con la castaña

— entonces, Luan, ¿crees que todo el origen de tus problemas está en el rompimiento de tu familia? —

ella le contará todo lo sucedido, las calumnias a su hermana, la pelea con sus hermanos y como los corrieron de la casa, la denuncia por maltrato y el arresto de sus padres, y como, al separarse, todos empezaron con problemas psicológicos

— ok... — dice la consejera —... me gustaría hacerte una evaluación rápida para ver qué tan grave es tu caso, si basta con terapia psicológica o hay que llevarte con un psiquiatra —

Las preguntas se sucedieron una tras otra y la consejera escuchó de boca de Luan todo lo que guardaba, la ilusión rota de la comedia, el complejo de inferioridad por las burlas hacia la comedia y su apariencia, la frustración y la ira reprimidas, y después el asunto de la bromas, su necesidad recurrente y casi irrefrenable por hacerlas, la violencia y peligro que encerraban, la satisfacción enfermiza la planearlas y el bienestar malsano al verlas tener éxito; lo que convenció a la consejera fue la declaración de que ella no le hacía mal a nadie y que el daño era "parte de la broma", esto sonaba tan mal, que hizo que la decisión fuera tajante, Luan iría al diván del psiquiatra.

el médico informó que no había problema y que Luan no necesitaba quedarse, pero si le dieron medicamento, le dijeron que comiera mejor y que dejara el alcohol, el director incluso le dijo que firmaría una responsiva para poder seguir yendo a la escuela, lo que la castaña aceptó de inmediato, luego la dejaron salir, la consejera le preguntó a donde iría, ya que lo más probable es que la policía estuviera arrestando a Ruth en ese momento, y Luan mintió, diciendo que se quedaría en casa de una amiga hasta poder comunicarse con su abuelo.

Horas después, Luan Loud estaba sentada en la banca de un parque, sin idea de a dónde ir ni que hacer, Shirley seguramente no la recibiría, y estaba segura de que Pop-pop tampoco, ir a casa de Ruth le parecía peligroso, seguramente la policía estaba ahí y si no se habían llevado ya a Luna y a Lynn a un refugio, seguro lo harían con ella, cuando estaba a punto de levantarse, una mano se posó en su hombro mientras una voz baja e impersonal le hablaba amistosamente

— ¿me puedo sentar? hola Luan, tiempo sin verte —

la castaña levantó la vista para ver a una chica pálida envuelta en un largo abrigo negro, de pelo negro con el fleco casi sobre los ojos azabache, una sonrisa dibujada apenas en la boca la hizo relajarse y reconoció a Maggie

— ¡ho-hola, Maggie! —

la chica se sentó y Luan no sabía cómo reaccionar, no eran muy amigas, y como ella había dicho, tenían tiempo sin verse

— entonces Luan, ¿cómo te ha ido estos meses? —

—pues... no muy bien... — Luan decidió confiar en ella —... yo y mi familia hemos atravesado momentos muy difíciles —

— escuché algo en las noticias sobre tus padres, pero la verdad no sé nada más, espero que todos estén bien —

— e-en realidad no, mis hermanas mayores y Lincoln se fueron a Detroit y a las demás nos separaron, yo... yo he estado viviendo un infierno en casa de mi tía Ruth... creo que acabo de quedarme sin casa... (snif) y no... no sé qué hacer buuuuu... —

Luan de nuevo llora y Maggie la abraza, dejando que la castaña deje correr sus lágrimas libremente sin que nadie la vea.

La pelinegra escuchará toda la historia de la tragedia mientras la otra llora todo el tiempo, en efecto, el caso es muy grave, pero no es nada que no tenga solución, por lo que ella esperará pacientemente hasta que Luan deje de llorar, lo que todavía tardará un rato, mientras piensa en cómo puede ayudar a su amiga, porque Luan es su amiga, tal vez no sea muy cercana ni mucho menos, pero sabe que no hay nadie que esté tan cerca; Luan siempre fue del tipo solitario y después de todo lo que ha hecho, seguro nadie le hablará ni la querrá cerca, y Maggie no es una mala persona, Luan la necesita y ella la ayudará.

— entonces, ¿dices que no tienes a dónde ir? —

— n-no quería ir a un albergue, así que le mentí a la consejera escolar y le dije que me quedaría en casa de una amiga; te-tengo unos dólares ahorrados, ojalá encuentre un hotel lo suficientemente barato para quedarme unas noches, mientras encuentro un trabajo de medio tiempo y... —

— oye, dijiste que te quedarías con una amiga ¿no?, pues eso vas a hacer, ven, vamos a casa, seguro que a mi mamá le dará gusto verte, solo te pido una cosa... —

Luan tarda un poco en reaccionar por la sorpresa del ofrecimiento, pero se pone de pie y dice

— ¿de verdad? ¿pu-puedo quedarme en tu casa?... — Maggie asiente y Luan continúa — lo que sea, ¡haré lo que sea! —

— bueno, en realidad son dos, la primera, cero alcohol o drogas, yo ya salí de ahí y no quiero que mi madre crea que voy de vuelta, y no te preocupes, yo te voy a sacar de ahí también... — Luan la mira asombrada, ¿Cómo sabe? —... y la segunda, por favor sonríe, no importa lo que digan, a nadie le gustan las payasitas tristes —

Luan se enjuga una lagrimita que se le ha escapado y sonríe ampliamente, Maggie hace lo mismo y comienzan a caminar, Luan de pronto se pone la mano en la frente

— Perdona, Maggie, tengo que ir a casa de mi tía Ruth, necesito ver si mis hermanas siguen ahí y también hay que recoger más ropa, creo que tres mudas no serán suficientes —

— estoy de acuerdo, vamos —

— n-no... — dice la bromista, ella no quiere que su amiga vea las condiciones en las que vivió —... dame tu dirección y te alcanzaré allá —

Maggie duda un poco, pero le concede el beneficio de la duda, entonces intercambian números de celular y la pelinegra le envía la dirección, se despiden con un abrazo y un beso en la mejilla, luego Luan sube a un taxi y se va.

Lynn despertó en la celda de confinamiento cuando escuchó el pesado cerrojo abriéndose, la habían encerrado por pelear en un bar, donde dejó muy golpeado y casi muerto a un individuo cualquiera; a la ex deportista le hacía gracia pensar que, mientras otras veces ella era quien buscaba la pelea, esta vez no fue su culpa, el tipo la estuvo molestando hasta que ella perdió los estribos, y tomando en cuenta que estaba bastante borracha, no le importó liarse a golpes con ese pobre diablo, el cual quedó muy mal herido, esta vez la policía no hizo caso de sus súplicas ni se molestó en interrogar a los testigos, Lynn ya era una vieja conocida en las diversas comisarías de Royal Woods y condados cercanos.

La vida de la ahora ex deportista en el último año, había sido un cuesta abajo de violencia y alcohol, después de que la suspendieran de la escuela por mandar al hospital a dos chicos, todo se fue al carajo, la carta que con tanta ilusión esperaba por parte de alguna universidad jamás llegó; Lynn no sabía que estaba pasando, tenía las calificaciones mínimas para acceder a una beca deportiva e incluso ya tenía algunos números de representantes deportivos, pero el circuito deportivo del estado se dio cuenta de su actitud violenta y pensaron que alguien tan peligroso no podía estar becado en una universidad, así que recomendaron a la NCAA que no permitiera un elemento como ella en sus filas, lo cual fue aceptado y así, Lynn Loud, estrella deportiva y gran promesa del deporte colegial en al menos media docena de deportes, se quedó al margen de todo. Su reacción fue volverse peor aún, hasta que la expulsión fue patente y ninguna otra escuela del estado la aceptaría, entonces Lynn Loud se volvió un músculo de alquiler, una mercenaria que hacía casi cualquier cosa por dinero.

Tenía cerca de una semana encarcelada, pero sabía que nadie en la casa de Ruth la extrañaría, recordó a sus hermanas y sintió pena por ellas, perdidas en la droga y el alcohol, pero de inmediato tronó la boca, ella no las llevó ahí y si se perdían era porque no tenían su fortaleza, Lynn también era muy aficionada a tomar, pero no consumía drogas y su natural egocentrismo la hacía pensar que ella no tenía problemas y que su alcoholismo era por gusto; aunque no lo demostraba, ella quería a sus hermanas a su manera, simplemente no quería parecer blanda, pensaba que pronto podrían dejar esa cabaña mugrienta y apestosa donde ahora vivían, luego esperarían por sus padres y vivirían juntos de nuevo, sin gente molesta, sin hermanos tontos y débiles, sin... en este punto se enfadaba y golpeaba la pared, luego se dejaba caer en el camastro y se volvía hacia el muro, no quería recordar nada, ni a nadie.

La espera era demasiado larga, y cuando escuchó los cerrojos de la puerta, la ex deportista se extrañó, ella solo esperaba que el "John Doe" en turno no muriera, así ella podría hablar, de nuevo, con su oficial de libertad condicional, prometer mil tonterías sobre dejar de beber e ir con un psicólogo y luego salir; pero no había notificación alguna acerca del juicio ni nada parecido, así que Lynn pensó que simplemente había terminado su castigo y que la pasarían de nuevo a las celdas exteriores, de donde la habían separado por defenderse de unas pandilleras que cometieron el error de molestarla sin saber quién era, Lynn apenas se esforzó un poco y ya las tenía a todas tendidas en el suelo, y aunque estaba consciente de que esto le ganaría un castigo, prefirió aceptarlo a lloriquearle a alguna guardia que las pandilleras la estaban molestando. De todas formas le gustaba confinamiento, lo único que se hacía ahí era dormir o comer, o como hacía ella, ejercitarse todo el tiempo, aunque tener tiempo para pensar la hacía sentir mal, los recuerdos de cuando eran una familia unida y feliz la ponían nostálgica, pero cuando se mezclaban con los sucesos más recientes la hacían enfurecer, por eso bebía, por eso era que estaba todo el tiempo ocupada, pensar era malo para ella y dormir también, al menos dormir sobria, entonces volvía a hacer ejercicio hasta caer rendida, hasta quedar sin aliento o hasta lastimarse.

Ella nunca consumió drogas como sus hermanas, pero sí traficaba con ellas por la buena ganancia que dejaban, también se alquilaba como guardaespaldas y sobre todo, como golpeadora a sueldo, era un trabajo fácil y jamás había fallado, no aceptaba trabajos que involucraran el asesinato, pero no dudaba que, después de algunas de sus más salvajes palizas, alguna de las víctimas no hubiera logrado recuperarse. Lynn empezó a darse cuenta de que cada vez era un poco más difícil hacer esos despliegues de fuerza, no importaba cuanto ejercicio hiciera, la verdad era que comía mal y dormía peor, además de que el cigarro y el alcohol ya le pasaban factura en forma de crudas densas y que le duraban varios días, cada vez era más difícil levantar a alguien para aventarlo contra la pared o dentro de un depósito de basura; la espantaba pensar que apenas tenía 17 años y comenzaba a tener achaques de anciana, pero todo esto se olvidaba con un buen trago de whisky.

La celda se abrió con todo el rechinar de los goznes oxidados y ese ruido le taladró la cabeza, se dio cuenta de que tenía una resaca monumental y sabía que esto le duraría varios días, no le quedaba otra más que volver con Ruth y esperar a recuperarse, ¿y por qué no? tomarse un descanso.

— Despierta, Loud... — le dijo una de las policías que la esperaban fuera de la celda, ella entrecerró los ojos para ver mejor y vio cuatro oficiales, dos de ellos hombres, y se sonrió con soberbia, la sabían peligrosa y eso inflaba su ego; Lynn salió y de inmediato puso las manos contra la pared y separó las piernas, ya se sabía el protocolo de memoria, y la verdad era que no tenía intenciones de regresar a ese agujero, así que cooperó, una de la oficiales la revisó meticulosamente, luego le pusieron las manos en la espalda y la esposaron, sintió un empujón y comenzó a caminar por el pasillo que la llevaría de regreso a las celdas regulares, o es lo que ella pensaba.

Cuando pasaron el ala de celdas, Lynn comenzó a preocuparse, ¿la llevarían al juzgado? ¡¿entonces el imbécil se había muerto?! la pena era grave por asesinato, y aunque comenzara en la correccional, le quedaba menos de un año para ser procesada como adulta, tal vez ya lo harían por lo grave del delito, la castaña levantó la cara mirando en todas direcciones, su oficial de libertad condicional tenía que estar en algún lado por ahí, era su responsable como menor de edad, o Ruth o Luna o Luan ¡O ALGUIEN!, cuando dieron vuelta hacia las oficinas Lynn respiró hondo, no iban a los juzgados, ¿pero entonces...?

— jajajajaja, tranquila Lynn, tienes toda la suerte del mundo, el idiota al que golpeaste ya despertó y no recuerda nada, además, alguien pagó tu fianza, solo tienes que hablar con Sinner y... —

Lynn ya no escuchó lo demás, entre la idea de hablar con Alack y saber quién habría pagado su fianza, las palabras que siguieron saliendo de la boca de la oficial que la llevaba eran solo ruido de fondo.

Cuando entró a la oficina del detective, este ya la esperaba, sentado en el escritorio y fumando un cigarrillo

— Sinner... — dijo la oficial al entrar con Lynn —... ya sabes que no puedes fumar aquí adentro —

Alack no volteó ni dijo nada, solo tomó su cigarro y después de romperlo, lo arrojó al basurero que estaba junto a sus pies, Lynn lo miraba embobada, le encantaba ese hombre alto y fuerte, de mirada gris y acerada, su perfil estaba tallado en piedra y no mostraba emoción alguna, la ex deportista no sabía cuántos años tenía, pero si sabía que su suerte era inmensa al tenerlo a él, justo a él como su oficial de libertad condicional.

Lynn se sentó sobándose las muñecas mientras seguía con la mirada a su amor platónico, quien se sentó frente a ella, siempre serio

— muy bien, Lynn, la libraste, el tipo al que golpeaste no hizo una denuncia contra ti, y aunque estás bajo arresto por el desorden que armaste ayer, alguien ha venido a pagar tu fianza —

— vamos, Sinner, confiésalo, tu pagaste mi fianza, no puedes verme aquí encerrada sin que te provoque algo —

— voy a pretender que no escuché eso, eres menor de edad todavía y si alguien de internos te oye, me acusarán de corrupción de menores y de aceptar sobornos, y ambos estaríamos en muchos problemas... — el detective levanta la cara mirando el techo, como pidiendo paciencia al cielo —... entiende esto Lynn, esta vez será muy diferente porque será la última que yo pueda hacer algo por ti, en tu próximo arresto ya serás tratada como adulto, y ya no voy a ser tu oficial de condicional, estarás sola en cualquier proceso hasta que tengas un abogado y si sales, te asignarán un oficial, pero yo seré descalificado —

Ella lo entiende perfectamente, pero no puede ir contra su naturaleza, aunque tal vez, si cierto detective la sacara de las calles... espera, eso se escuchó peor de lo que era, Lynn Loud Jr. no es una buscona; la ex deportista se pone de pie

— lo entiendo Sinner solo es que, tengo muchos problemas y... tu sabes, yo no... no sé bien que hacer, pero te prometo que... —

— Lynn, has prometido mil veces lo mismo, que dejarás de beber, que iras con un psicólogo, que te enmendarás, pero entonces dime ¿qué haces aquí?, no Lynn, ya no te creo, si te tengo que poner un detector satelital o ponerte en arresto domiciliario, lo haré, porque si vuelves a ser arrestada, no volverás a verme, ya no podré ayudarte, es más, ya no querría hacerlo —

un momento ¿escuchó bien? ¿él la estaba ayudando porque quería?

— Alack, ¿e-estás preocupado por mí? ¿ de verdad te importo? —

— siéntate Lynn... — dice él, poniéndose de pie — yo tampoco tengo un pasado modelo, mis padres pelearon y se separaron, estuve yendo de una casa a otra hasta que él murió, mi madre no me hacía mucho caso tampoco y me volví un delincuente, luego visité el reformatorio algunas veces. Cuando mamá murió yo apenas supe que hacer, no tenía dinero ni familia, afortunadamente en su congregación se hicieron cargo, pero tenía que pagarles, estuve trabajando en los muelles hasta cumplir los 18 y me enlisté, estuve en el ejército hasta que saldé mi deuda y regresé, no sabía hacer otra cosa más que el ejército, pero lo odiaba, un amigo ex soldado me convenció de entrar a la academia de policía, y aquí estoy, 10 años después, contándole mi vida a una chiquilla descarriada... — Lynn lo mira sintiéndose ya su alma gemela —... mira Lynn... tú, tú me importas, lo que pasó en tu familia es terrible y todas ustedes... desde que revisé el caso de tus padres supe que ustedes estaban en peligro, he ayudado a Luna como he podido, pero también ella va por muy mal camino, solo espero que la rubia que la sacó de la cárcel tenga mejor suerte que yo contigo, espe... —

Lynn brincó por sobre del escritorio y se colgó de su cuello, besándolo con fuerza, ¡él la quería!, ¡estaba segura!, Alack de inmediato se la quitó de encima y la regañó en voz baja

— ¡¿estás loca?!... — la ex deportista reía gozosa mientras Sinner se arreglaba la corbata —... espero que nadie nos haya visto o perderé mi placa —

— perdón, perdón... — decía Lynn mientras regresaba a su asiento, del otro lado del escritorio y le decía con una sonrisa —... es que, apenas puedo creerlo... tú.. y yo... —

— no quiero que te ilusiones, eso no existe, y no existirá si no te corriges, te llevaré afuera... y compórtate —

ella asiente y en cuanto puede lo toma del brazo, caminando junto a él casi flotando, o al menos eso siente ella, caminan por el pasillo hasta llegar a la puerta y de ahí al lugar donde se hace todo el papeleo, ahí Sinner firma los papeles de liberación y lleva a Lynn hasta la puerta que da al salón de espera

— está bien Lynn, espero que pienses en lo que te dije... — ella sonríe y asiente —... por cierto, te están esperando —

la sonrisa de la ex deportista se borra y gira en redondo para encontrarse con quien menos esperaba, alguien a quien no había visto en al menos un año, frente a ella estaba Lucy.

Lynn se acercó despacio, esa tenía que ser ella, aunque no la reconoció de inmediato, el pelo negro estaba ahí por supuesto, pero estaba recogido en una cola de caballo, el fleco que antes le cubriera los ojos era ahora un mechón largo echado a un lado, por lo que ahora podía ver claramente el azul profundo de sus iris, se sintió un poco apocada por esa mirada penetrante y el rostro pálido y serio; vestía una sudadera negra y unos jeans que delineaban su hermosa figura y zapatos tenis negros también

— ¿de verdad eres tú? — preguntó queriendo hacerse la fuerte, pero la voz le tembló un poco, la había extrañado, Lucy apenas parpadeó y le hizo una seña para que la siguiera, Lynn asintió y caminaron una detrás de la otra hasta salir del recinto, una vez en la calle, la pelinegra caminó con su hermana detrás sin decir una sola palabra hasta que llegaron a una parada de autobús, la ex dark se sentó y Lynn hizo lo mismo

— no te vez muy bien, Lynn —

— tu tampoco — dijo la otra, sintiéndose atacada

— tranquila Lynn, no vengo a pelear, solo quiero decirte algunas cosas; primero, yo no pagué tu fianza, fue Pop-pop, el agente Sinner le dijo de tu situación y el abuelo quiso dejarte libre como un regalo... —

— buen regalo... ¿pero porque? no ha querido saber nada de nosotras desde lo de... ellos... ¡espera! ¿le pasa algo al abuelo? Lucy, dímelo o si no... —

— ¿o si no qué?... — la voz fría de Lucy hace callar a su hermana — el abuelo esta grave, Lynn, él está muy mal del corazón , afortunadamente el ejército se hará cargo de su operación y su tratamiento, pero tiene que ser en el hospital militar de Detroit, el doctor dice que tiene muchas probabilidades de sobrevivir, pero ya lo hicimos sufrir mucho, en especial ustedes, por eso nos iremos, Pop-pop y Mirtle irán a Detroit a una casa dentro de la base y yo iré a vivir con Lori —

Lynn se queda callada, asimilando las noticias, el abuelo está muy enfermo y podría morir, Lucy se va con... con ellos... — espero que el viejo se mejore, de verdad, dile a Mirtle que lo cuide mucho... dile a Pop-pop que lo quiero — tal vez no se haya portado del todo bien con sus nietas, pero hasta ella entiende que lo que hicieron no fue lo más correcto y que él no estaba en la mejor condición para ocuparse de todas, incluso se sorprende de que haya aguantado un año con Lucy

— adiós hermana... — dice Lucy poniéndose de pie, Lynn la imita y de pronto, la pelinegra la abraza — te he extrañado ¿sabes?, espero que podamos vernos de nuevo, por cierto, será mejor que vayas a tu casa, te espera una sorpresa —

y antes de que Lynn pueda decir nada, Lucy se separa, luego detiene un taxi y sube, no voltea, no se despide ni nada, al parecer está cortando con ella; Lynn siente un dolor en el pecho, pero se resiste a llorar, solo suspira hondamente y se seca una lágrima rebelde que se le ha escapado, no tiene dinero y no sabe cómo llegará a casa de Ruth, de pronto, una voz muy conocida la hace voltear

— te pagaré el taxi, ya no llores —

detrás de ella está el detective Sinner, ella se sonríe, pero se aguanta las ganas de saltar sobre de él, entonces espera hasta que Alack detiene un taxi y él discretamente le da un billete, luego cierra la puerta y se retira para que el auto arranque, Lynn se despide de Sinner con la mano y luego mira su mano, sorprendida ¡100 dólares!, vaya, ese hombre es generoso.

Cuando llega con Ruth, no escucha a nadie, los ronquidos bajos que salían de la habitación de su tía le dijeron claramente que sí estaba, Lynn procuró no hacer ruido para no tener un altercado con ella, luego fue a su habitación, buscando una sorpresa, pero no vio nada fuera de lo común, luego se asomó a la de Luna pero tampoco vio nada, finalmente fue a asomarse a la de Luan y casi estalla en carcajadas, su hermana estaba atada a su cama, bastante maltratada, y con los ojos muy rojos, se notaba que había llorado

— vaya, parece que la vieja avara se volvió loca, ¿Qué hiciste, estúpida? —...

Despues de quitarse la pintura rosa y los brillitos, Lynn pensó que la sorpresa de la que hablaba Lucy no existía, porque ¿Cómo iba a saber ella lo que le hizo Ruth a Luan?, Lynn estaba Limpia y fresca, su resaca iba desapareciendo y optó por echarse a dormir, le preocupaba el asunto de Alack, ella tenía que hacer muchos cambios para ganárselo y no estaba muy segura de... ¿qué diablos? él la quería, y ella arrastraba la lengua por él, por supuesto que lo intentaría, Alack era lo que siempre buscó en un hombre, o por lo menos lo que ahora buscaba en uno y no lo dejaría, se prometió que su último delito sería vender los cigarros y las pastillas que Luan le había dado y después, se reformaría, ¡demonios! hasta dejaría el alcohol por él. Lynn se durmió soñando con su príncipe azul y la tarde pasó tranquilamente.

unas horas después, una sirena de la policía sonó estrepitosamente y la ex deportista despertó alarmada

— ¡vienen por mí, maldita sea! —

de inmediato se levantó y se vistió como pudo, tomó su mercancía ilegal y corrió, saliendo por la puerta de atrás hasta ocultarse en unos arbustos cercanos, desde donde tenía una buena vista de la casa, dos patrullas llegaron a la casa, seguidas de una van que le pareció muy familiar, los policías entraron sin llamar y después de unos momentos salieron con Ruth esposada y gritando las peores maldiciones que le había escuchado, hablaron entre ellos y después se marcharon, Lynn no regresó a la casa hasta que estuvo bien segura de que la policía se había ido, todavía esperó una media hora antes de entrar de nuevo, luego fue a la cocina por algo de beber y después de darle de comer a los gatos, los cuales estaban algo alborotados, se fue a su habitación.

apenas se ha echado en su camastro cuando el ruido de un auto frenando la hace levantarse, ¿la policía volvió? la ex deportista va hasta la ventana con mucha cautela y se asoma para ver un taxi detenido frente a la casa y detrás de ese, otros dos que van llegando, Lynn mira con cautela mientras la puerta del primer taxi se abre, pero al mirar quien baja, un grito sale desde lo más hondo de su pecho mientras ella sale corriendo hasta llegar y abrazar a la persona, detrás de ella se escuchan dos portazos y gritos desgarradores que se acercan hasta que Lynn siente dos golpes y los brazos de sus hermanas, quienes lloran a gritos al igual que ella

— ¡¡¡MAMÁÁÁÁÁ!!!... ¡¡¡MAMÁÁÁÁÁÁ!!!... —

Rita Loud está libre.

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Aquí está el tercer capítulo de este fanfic, espero que les esté gustando.

No sé qué tan rápido o lento va esta historia, hace mucho que no escribo algo así de serio, por favor denme sus opiniones, ya saben que su opiniones me nutren

¡¡¡COMENTEN POR FAVOOOOOORRR!!!

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