V

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Con una mirada llena de determinación, el mayor trepaba el árbol, no faltaba mucho para dónde sea que quería llegar.
En un pique de curiosidad, miró hacia abajo; Lauren hacía su mayor esfuerzo para alcanzarle, pero no conseguía escalar.

Fue entonces cuando él hizo una pausa y se sentó en una de las ramas, esperando, a ver si algún día la niña logrará alcanzar la primera rama. Sip, pensó todo esto con un tono burlón.

Mientras tanto, Lauren batallaba para subir. Intentó enterrar sus garritas, pero no lograba avanzar. Entonces, en un momento de desesperación, miró al mayor, que desde las alturas, la miraba algo decepcionado.

—¡¡HEY, SI NO PUEDES HACERLO, SOLO DILO!! —le gritó— ¡A tu edad no me sorprendería!

—¿¡PUES CUÁNTOS AÑOS CREE QUE TENGO!? —dijo a punto de colapsar de cansancio (no literalmente).

El mayor quedó pensando un segundo.
—Menos de lo necesario —Pausa—. Escucha. Si no puedes, veré la forma de subirte, ¿de acuerdo? No es que debas saber todo al primer día —dicho esto, el mayor siguió trepando hasta llegar a su destino.

Lauren lo siguió con la mirada algo decepcionada de sí misma. Intentó verlo para ver si captaba la técnica adecuada pero no encontró nada.
Desesperada, buscó una solución en los árboles alrededor.

De repente, se le prendió el foco.

Tomó un gran respiro. Y corrió a una roca que sobresalía en volumen. Saltó sobre ella; ya en el aire, sujetó una de las ramas de un árbol cercano.
Se subió a ella, y de allí se lanzó hasta el tronco del árbol que pretendía escalar.
Esta vez estrelló sus garras en la madera para un mayor agarre; gruñó exhausta. Pero no era el momento de reposar.

Con dificultad, desenterró su pata derecha y con ella dió su primer impulso hacia arriba. Luego desenterró la izquierda, que aún le dolía,(tal vez con toda la emoción se le había olvidado) y la enterró más arriba, dando el segundo impulso con ayuda de sus patas traseras.
Así en movimiento constante, finalmente empezó a subir.

Intentó reír por su logro, pero por toda la emoción su boca quedó seca; y al darse cuenta, una tosesita la atacó.

Al escucharla, el mayor asomó su cabeza. No podía creer lo que veía. Sarcásticamente, sonrió por primera vez en un tiempo.

—¡¡Míreme, míreme!! —gritaba Lauren emocionada.

—¡No estoy ciego niña. Te veo!

Lauren estaba a punto de decirle, eso de que no le gustaba que se refirieran a su persona con ese "término"; pero pensó que estaba muy lejos como para decir tanto. Además, ya le estaban cansando esa clase de preguntas que siempre venían después de la explicación.

Pasó un tiempo, pero finalmente, Lauren llegó a la madriguera del mayor; que se ubicaba el una clase de nido de pájaro carpintero en las alturas. Casi en la copa del árbol.

Cuando puso una pata en el interior de la madriguera, se desplomó en el piso, por el cansancio.
Ante esto el contrario rodó los ojos.

Tras recuperar el aliento, Lauren se desplegó cual resorte y se empezó a pasear en la peculiar madriguera.

—¿No te... Han enseñado que no sigas a un extraño...? ¿Mucho menos a su casa? —Su única intención era ver si ella tendría suficiente fuerza de voluntad. En ningún momento quiso que una total desconocida rondara en su casa como si fuese de ella.

—¿Quién me hubiese enseñado eso? —respondió Lauren sin prestar mucha atención.

—¿Tus padres por ejemplo? —continuó, ya fastidiado.

—¡No tengo! —contestó Lauren como si no fuese gran cosa.

El contrario se quedó callado.
Casi sintió pena por ella. Casi.

Ya terminando de "husmear" (como hubiese definido el mayor...) Lauren se dirigió a él.
—A todo esto ¡No me ha dicho su nombre! ¿Cómo se llama?

—No es... Necesario tanta formalidad niña...

—Okey ¿Cómo te llamas?

—No me refería a eso... —(Su única intención era que dejara de preguntar).

—Te lo diría... Si tuviera nombre —dijo.

—Okey, eso lo inventaste —se burló Lauren.

—¡Me encantaría estar mintiendo! —continuó—, pero las cosas son como son.

Las orejitas de Lauren se decayeron.
—Ohh... ¡¿Entonces puedo darle uno?! —preguntó emocionada.

—...

[...]


—Tampoco era para que se enojara tanto... —murmuraba Lauren.
El mayor "sin nombre" se había cansado, y pues... Seré directa, le amarró una liana a la cintura y ahora la bajaba del árbol. ¿Qué? Tampoco es que este libro tenga tanto presupuesto.

—Este es el plan... —dijo el mayor desde las alturas— ¡Te bajas, comes unas cuantas nueces, y te largas de aquí!

—¡No sea tan cruel! —se quejó Lauren mientras se acercaba cada vez más al suelo— ¡So-solo intentaba ser amable!

—¡Pues qué pena! ¡Largo de aquí! ¡Tengo mucho que hacer!

—¿Qué cosas? —preguntó curiosa; nada podría ser peor que esto.

—¡Algo! —respondió ya dispuesto a soltar la cuerda y dejarla caer.

—¿Algo cómo qué? —dijo ya enojada.

En ese momento el mayor soltó la cuerda.

Por suerte, ella estaba ya muy cerca del suelo y no se lastimó.

—Este... ¡OIGA, SI NO MAL RECUERDO USTED DIJO QUE PODRÍA COMER UNAS NUECES!

Justo después unas cuantas nueces secas y con algo de polvo le cayeron en la cara.
—Gracias... —dijo sarcásticamente.

Empezó a comer aburrida y decepcionada. Su salvador resultó ser, en sus propias palabras, "Un patán. Y si me hubiesen enseñado una palabra más fuerte, la usaría...".
Pasaron las horas, y Lauren no había dejado el tronco del árbol. La verdad es que ya no confiaba en su suerte.
Y eventualmente, cayó la noche; y Lauren se abofeteó temiendo encontrarse con la madre de Richard; conociéndola, estaría preocupada horriblemente por ella, y eso causaría que escuchará un gran sermón por parte de la pobre mamá pato.

Entre tanto pensamiento. Ella casi no escucha el sonido casi sordo de garras pasando rápidamente por la madera del árbol.
Se asustó y corrió a esconderse detrás de la roca que le había ayudado antes.

El mayor, sin darse cuenta de que ella seguía ahí, bajó de su madriguera y se fue caminando, con su vara en la espalda.
Lauren, siendo cómo es, lo siguió silenciosamente entre los matorrales.

Al final, llegaron a un claro en el bosque.

Los árboles que rodeaban el lugar estaban acomodados de tal forma que el claro tenía la forma de un círculo casi perfecto. En las raíces de algunos de ellos, crecían inofensivamente una especie de hongos, que ante la escasez de luz de sol, emitieron su propia luz; una luz tenue de color verde neón que se reflejaban en los ojos rojos de la conejita. Lauren se maravilló ante esto; pero lo que de verdad le robó la atención, y tal vez, el alma, fue cuando su "salvador" tomó la rama en su espalda, tiró las lianas qué le servían de atadura a un lado, y tomó una posición peculiar.
Con la vara en lo alto y la otra pata alzada. Como defendiéndose, aplicando una clase de sistema de honor.

Lauren estaba a punto de romper el plan y preguntarle qué hacía; cuando de un momento para otro, este pegó un golpe al aire con su arma.
Seguido, empezó a moverse por todos lados, "golpeando al aire" como dirían algunos.
La verdad es que Lauren veía algo que superaba a todas las experiencias pasadas de los últimos días.
No eran solo golpes y movimientos al azar, eran una clase de coreografía, que parecía no seguir patrón alguno, pero que comunicaba a todo pulmón que se había practicado por días... Con una gracia y belleza tal que todos los músculos de su joven cuerpo se contrajeron del asombro.

Su conciencia se encogió, diciéndole casi a gritos que saliera de ahí antes de que se metiera en aún más problemas con ese señor. Pero no podía.
En los más profundo de su pequeño corazoncito, una voz aún más fuerte y poderosa le ordenaba quedarse donde estaba.
Por un momento, sus preocupaciones se desvanecieron.
Por un momento, sus miedos se quebrantaron cual cristal.

Por un momento.

Por un minúsculo momento.

Lauren sintió, que su suerte no había acabado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro