Capítulo 36

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Os dejo una foto de Charles en multimedia :)

Capítulo 36

Charles Sullivan era gay. Y lo sabía todo el mundo, o al menos esa era la impresión que me daba a mí.

A ver. No había ningún problema con que lo fuera, ¿qué importancia tenía para mí? Absolutamente ninguna... hasta que @HHSsays había publicado su fotografía en Instagram anunciándolo como mi quinta cita.

Debía de tratarse de una broma. O de un error. ¿No? Estuve tentada a mandarles yo misma un mensaje directo para cerciorarme de que mi cita con Charles era real, aunque no lo necesité, pues apenas un día después, recibí un WhatsApp por parte del joven invitándome a ir a cenar a Nando's, una conocida cadena de comida en todo el mundo en la que servían el mejor pollo braseado que yo hubiera probado.

Yo acepté: una vez acabara la cita número cinco, ya solo me quedarían cinco más para poder terminar con todo eso y volver a mi vida normal. La cita fue ese mismo sábado. Quedamos frente al Museo Nacional de Escocia y juntos fuimos al restaurante. Yo me encontraba bastante nerviosa, a la vez que confundida, y. si tenía que ser sincera, Charles no parecía mucho más tranquilo que yo.

Era muy guapo, Charles Sullivan tenía un año menos que yo, aunque era bastante alto, probablemente rondaba el 1,85m. Tenía los ojos azules y la piel tan blanca que sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas por el viento frío de la calle. Ese detalle me parecía tierno y, si algo me demostró Charles durante la comida, fue ser un chico muy interesante.

—¿Por qué accediste a participar en todo este lío de las citas? —me preguntó mientras comíamos.

—¿Por qué no? La verdad es que, por mucho que haya cambiado todo ahora, no me arrepiento de haberlo hecho. Mi último año de instituto iba a pasar por delante de mis narices del mismo modo que todos los anteriores... y creo que en el fondo no me gustaba pensar en eso.

Charles sonrió y se quedó mirándome unos instantes.

—Es increíble cuánto has cambiado.

Enarqué una ceja.

—¿Cambiado? ¿Y eso tú cómo puedes saberlo, si no me conocías antes?

—Te conozco desde mi primer año de instituto, estoy en la misma clase que Alia. Me encantan tus artículos en la revista y creo que tratas temas muy interesantes en ellos. Nunca habíamos hablado, pero yo siento que te conocía un poco ya.

Me derretí un poquito al escucharlo y no pude esconder una amplia sonrisa. Era la primera vez que alguien, que no fuera un profesor, me decía que le gustaban los artículos que escribía. Y lo que sentí en ese momento fue el mismo agradable calor en el pecho que años después experimentaría cada vez que uno de mis artículos se publicara en algún periódico o revista nacional.

No supe qué decir.

—¿Tú escribes, Charles?

Él negó con la cabeza y sacó su teléfono móvil del bolsillo. Tras unos segundos me enseñó una cuenta de Instagram y me tendió el móvil para que pudiera observarlo mejor.

—No, no escribo.

Mi mirada se dirigió a unas cincuenta fotografías preciosas de diversos paisajes escoceses: castillos, lagos, montañas... cada fotografía era más increíble que la anterior.

—Vaya, es maravilloso. ¿Eres fotógrafo?

—Me gustaría serlo. Pero... no sé, lo veo un poco más como un hobby que como un futuro real.

—¿Por qué?

Charles frunció el ceño ligeramente.

—Mis padres quieren que estudie economía. Y bueno, no sé muy bien qué hacer.

Asentí con la cabeza. No era la primera persona que debía acatar las normas de sus padres en cuanto a su futuro se refería. Me parecía triste, ya que a mí siempre me habían dado la libertad de elegir. Yo quería ser periodista y mis padres nunca me habían cuestionado: mi madre era jueza y mi padre era amo de casa, y los dos parecían felices con sus ocupaciones. No entendía que algunos padres se empeñaran en controlar el destino de sus hijos: ¿de qué nos servía tener una sociedad llena de abogados y médicos si la mitad de ellos eran infelices y desearían hacer algo distinto?

—¿Lo has hablado con ellos? —me interesé.

—¿Para qué? No servirá de nada.

—¿Han visto alguna de tus fotos?

Charles negó con la cabeza.

—Enséñaselas —le aconsejé con una sonrisa—, son preciosas, lo suficiente como para que cambien de opinión.

Charles se tomó unos segundos para contestar.

—Gracias, Anne. Lo haré.

Lo observé durante varios instantes, fijándome en su cabello rubio y largo. Rozaba su cuello y Charles lo sujetaba detrás de sus orejas constantemente, como un tic nervioso. Me pregunté por qué no había hablado nunca con él hasta ese día: era simpático, gracioso, ocurrente...

—¿Puedo hacerte una pregunta?

Charles asintió con la cabeza mientras mordía una de sus patatas fritas.

—¿Por qué has querido tener una cita conmigo?

Mi pregunta no pareció sorprenderlo, pues Charles terminó de masticar tranquilamente antes de mirarme con una franqueza que me dejó pasmada.

—¿Y por qué no? —preguntó—. Estoy harto de hacer lo que se supone que debería hacer. Sabía que todo el mundo comenzaría a cuchichear por los pasillos del instituto y a decir que no puedo tener una cita contigo porque soy gay.

—¿Lo eres?

Me dio vergüenza preguntarlo. No acostumbraba a inmiscuirme en las preferencias sexuales del resto del mundo. Pero Charles no pareció molestarse, sino que su sonrisa se hizo aún más amplia.

—Sí. Pero eso no cambia nada. Aunque no lo fuera, tú estás colgada de Ryan Fiennes y cualquier chico que no vea eso, es tonto, así que sería una estupidez tener una cita contigo pensando que puedo gustarte. Quería conocerte, Anne. Y esta era una buena oportunidad.

Entorné los ojos al observarlo de nuevo.

—Querías... ¿algo así como ser mi amigo?

Nunca había pensado que eso fuera a suceder. Que alguien leyera mis artículos y quisiera ser mi amigo, así porque sí. Yo no era nadie en el instituto, no lo había sido durante años. Y ahora de pronto, hasta había gente que quería ganarse mi amistad.

—Sí —respondió Charles sin dudar.

Y la sensación de agradable calor en mi estómago se repitió, aunque esta vez no venía por orgullo... sino por algo distinto. Me estaba sintiendo... feliz. Estaba segura de que Charles había escuchado sobre los rumores que recorrían el instituto, así como la segregación a la que me estaban sometiendo algunos alumnos. Como había sucedido con Lee Jones... pero a pesar de eso, Charles quería ser mi amigo, no marginarme como otros hacían.

—De acuerdo —dije al cabo de unos segundos—, seamos amigos.

Y la sonrisa que vi en los labios de Charles me pareció lo más sincero que me había sucedido en días. Supe que, en realidad, esa la mejor cita que había tenido hasta el momento.


Mil gracias por leer y por los comentarios, ¡sois adorables! Os quiero dedicar todos los capítulos a todas, de verdad!!
No sé por qué, Wattpad no me está avisando de los comentarios que me dejáis, así que disculpad si no lo veo todo :(

Nos vemos pronto <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro