Capítulo 64

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Capítulo 64


¿Eres @HHSsays?

¿Cuántas veces había hecho ya esa maldita pregunta? Demasiadas, eso lo sabía. Pero no tenía claro cuántas veces había recibido la verdad como respuesta.

Charles abrió mucho los ojos cuando hablé y se quedó mirando la pantalla de mi móvil, frunciendo el ceño. Tardó en contestarme, como si estuviera ordenando sus pensamientos y no supiera qué decirme.

—No.

—Pero esta foto es tuya.

Lo afirmé, no lo pregunté. Porque, como ya os he dicho, no necesitaba cuestionarlo. Dios mío, ¡era Charles! Sentí que comenzaba a hiperventilar y mis manos empezaron a sudar en consecuencia.

—Sí, es mía...

El silencio más sepulcral se había hecho en esa camioneta y supe que todos me estaban escuchando con atención.

—Charles, dime la verdad, por favor. ¿Eres tú?

—¡Te he dicho que no! —respondió mi amigo, a la defensiva—. Cualquiera podría haber cogido esa foto...

Rápidamente tecleé su nombre en Instagram y su perfil apareció.

—No la has subido a tu cuenta. Pero es tuya, es una de las fotos que tomaste el día de mi fiesta.

Supe que estaba incómodo. Los ojos azules de Charles evitaron los míos y se alejó de mí unos centímetros, como si mi cercanía lo incomodara. Toda la felicidad que yo había sentido minutos antes, al subirme a esa camioneta, acababa de esfumarse. No me gustaba un pelo lo que me estaba encontrando allí.

—No soy @HHSsays, Anne.

—¡Entonces explícame esto! —le pedí, agitando mi teléfono móvil frente a su cara. Su pasividad me hizo suspirar—. Tú eres mi amigo, Charles. ¡He confiado en ti todo este tiempo!

—¿Entonces por qué no me crees? No estoy detrás de esa cuenta de Instagram, te lo juro.

Tragué saliva.

—Pero, ¿sabes quién es?

Charles frunció los labios con fuerza, frente a mis narices. Supe que me iba a mentir.

—No...

Su voz fue suave, para nada decidida. Todo eso me desesperaba. De verdad que lo hacía.

—Jessica, para la furgoneta, por favor —le pedí a mi amiga.

Ella lo hizo sin replicarme. La velocidad del automóvil fue disminuyendo y no tardó mucho en encontrar un pequeño hueco junto a la carretera para detenerse. La ciudad de Edimburgo estaba ya a solo un kilómetro de nosotros, por lo que podríamos haber llegado a nuestra casa en menos de diez minutos si todo eso no hubiera sucedido.

—Déjalo —me pidió Ryan con voz tranquila, al tiempo que posaba una de sus manos sobre mi regazo—, es mejor que no...

Aparté su mano sin dudar y volví a mirar a Charles.

—Charles. Dime la verdad. Si sabes quién es @HHSsays y no me lo dices... ¿qué clase de amigo eres?

—Te he dicho que no lo sé. Solo porque hayan subido mi foto, eso no significa...

—No me tomes por tonta —le rogué—. Te creo, quizás no lo sabías antes... pero ver esa imagen en esa cuenta de Instagram te ha sorprendido tanto como a mí. ¿Me vas a decir que alguien te ha robado esa foto?

Charles tomó aire profundamente y, por primera vez, se giró hacia mí.

—No. No me la han robado.

—¿Entonces? —susurré.

Los ojos azules de mi amigo se enrojecieron ligeramente y supe que sus siguientes palabras serían como espinas: a él le dolería decirlas y a mí me dolería escucharlas. Pero estaba preparada para cualquier cosa. A esas alturas, después de desconfiar de todo el mundo, tan solo quería saber la verdad.

—Alguien me pidió las fotos de la fiesta. Solo una persona las tiene, aparte de mí.

No respondí, me quedé callada cuando Charles logró decir estas palabras y solo lo observé, entornando los ojos, cuando él siguió hablando.

—Pero no te va a gustar saber quién es.

—¡Dímelo de una vez, por Dios! —exigí.

Charles no tuvo que hablar. Bastó una mirada insegura hacia el asiento delantero y mis ojos siguieron los de mi amigo, como a cámara lenta. La observé por el espejo retrovisor, con el corazón latiendo aceleradamente. Eso no podía ser, me negaba a creerlo...

Fue ella misma quien lo reconoció.

—Soy yo —susurró Alia.

A mi lado, Ryan bajó la cabeza, incómodo. El resto de mis amigos parecían tan sorprendidos como descolocados, pero él, el chico al que yo quería con locura, solo mostraba angustia. Supe que él ya lo sabía y también me lo había ocultado.

Apenas me faltó tiempo para abrir la puerta de la furgoneta y salir corriendo de ella. No quería afrontar esa situación y muchísimo menos en ese momento.

—Déjala, Ryan —escuché la voz de Jessica desde el interior de la camioneta. Me imaginé que él quería salir detrás de mí, pero lo habían detenido.

Unos segundos más tarde, oí unos pasos siguiéndome.

—Anne, ¡espera! —Se trataba de Alia. Mi hermana llegó hasta mí y me agarró del brazo, obligándome a detenerme—. Déjame hablar, por favor.

—¿De qué quieres hablarme? ¡Me has mentido, Alia! Me has mentido durante... años. Mucho antes de que te inventaras todo ese lío de las citas. Ya erás @HHSsays desde hacía tiempo.

—Lo hicimos por ti, Anne...

—¿Hicimos? ¿Tú y quien más?

Ella bajó la cabeza, avergonzada. Sus ojos verdes brillaban con las lágrimas que, yo sabía, estaba cerca de derramar.

—Lair, Ray y yo. Las tres abrimos la cuenta de Instagram hace cuatro años.

Mi hermana, la hermana de Malcolm y la hermana de Jessica. Eso era increíble, ¿de verdad estaba sucediendo eso?

—¿Te parece normal hacer eso con la gente? —exigí saber, señalándome la cabeza con el dedo índice—. ¿Acaso estáis locas? Alia, lleváis años haciendo daño a personas reales.

—Eso no es cierto, nosotras solamente...

—¡Os metéis en la vida de todo el mundo! Y lo habéis hecho conmigo. Como si fuera un juguete.

Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de mi hermana pequeña. En cualquier momento, mi primer instinto habría sido consolarla, pero esa vez no podía hacerlo. Ahora sabía lo que mi hermana llevaba mucho tiempo tramando.

—Perdóname, Anne. Se nos fue de las manos, pero te juro que nunca pretendimos hacerte daño. Ni a ti ni a nadie. Yo solo... quería animarte. Cuando se publicó el artículo en la revista del instituto me sentí muy mal por ti. Sabíamos que, aunque Ryan no quisiera, habría decenas de chicos en el instituto queriendo salir contigo.

—¡Yo no quería que la gente se fijara en mí, Alia! Quería estar tranquila.

—¿Querías ser invisible? Si siguieras siéndolo... no tendrías todo eso. —Alia señaló hacia la furgoneta en la que se encontraban todos mis amigos—. No habrías conocido a Malcolm, a Jessica, a Charles... no estarías con Ryan.

Eso me parecía increíble. Me dolía la garganta al contener las lágrimas. Lo último que quería era ponerme a llorar ahí.

—¿Quieres que te dé las gracias, Alia?

—No... no. Pero quiero que me perdones, porque al final todo ha salido bien. Te juro que @HHSsays nunca volverá a publicar nada sobre ti o sobre Ryan. ¿Vale? De verdad.

Apreté los labios y, finalmente, le dirigí mi mirada más severa antes de darme la vuelta.

—Déjame en paz, Alia. Dejadme en paz todos, ¿vale?

Después me marché, salí corriendo por uno de los callejones de las afueras de la ciudad y no me detuve, por mucho que mi hermana me llamara, a mi espalda.

Necesitaba estar sola.


¡¡Estoy emocionada!!

Algunas de vosotras ya lo habíais adivinado y otras no queríais pensar mal de la dulce Alia. ¿Esperabais que las hermanas de Jess y de Malcolm también estuvieran involucradas? ¿Qué opináis ahora? Los misterios comienzan a resolverse y, no nos olvidemos, ¡a Anne aún le queda una cita más!

Nos leemos pronto, mil besos <3

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