Capítulo 63

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Capítulo 63

Tengo que decirlo una vez más: esa fue la mejor cita que había tenido hasta el momento. Pasar una tarde con mis amigos fue de lo más divertido: todos acabamos completamente sucios por la pintura que nos había golpeado con fuerza mientras jugábamos al paintball.

Yo tenía la mitad del cabello chorreando tinte rojo y me dolía cada uno de los músculos de mi cuerpo, pero no podía evitar sentirme muy feliz por todo eso. Eddie también parecía haber disfrutado mucho con nosotros y eso me alegraba aún más.

Parecía que, por fin, todo estaba saliendo como debía. Después de tantos meses de desastre descontrolado, ya era hora de que la vida me diera un pequeño respiro, ¿no?

Salimos del recinto deportivo dos horas después de entrar, entre risas y bromas. Tatti le formulaba mil preguntas a Eddie y Jessica incluso habló con él sobre algunas marcas de ropa, genuinamente interesada en saber dónde compraba él su ropa. El padre de Eddie ya lo esperaba allí y salió de su coche en cuanto nos vio acercarnos. Pude ver en su rostro que, efectivamente, había pasado un par de horas muy complicadas, preocupado por Eddie. Una sonrisa se extendió en su rostro cuando se percató de que su hijo parecía de lo más feliz. Me pregunté qué debía de sentir ese hombre sabiendo la cantidad de cosas por las que pasaba su hijo en el instituto todos los días y, por primera vez en años, me sentí útil.

—¡Estáis hechos un asco! —exclamó el padre de Eddie.

El chico sonrió, triunfal.

—Pero hemos ganado, eso es lo importante.

El equipo formado por Eddie, Ryan, Alia y Tatti nos había ganado, eso era cierto. Yo me había llevado demasiados balazos de pintura y me dolía la tripa de tanto reírme. Jessica, Malcolm, Charles y yo habíamos hecho todo lo posible, pero nuestra puntería no era tan buena como la del equipo contrario... en especial porque yo había salido corriendo más de una vez, mientras gritaba que, por favor, no me dispararan.

—Nos vemos el lunes. —Me acerqué a Eddie y lo abracé brevemente, algo avergonzada.

Él me devolvió el abrazo. Yo nunca lo había visto tan feliz como ese día.

—Nos vemos el lunes. —Se despidió él, abriendo la puerta del copiloto en el coche de su padre.

—¡Tened cuidado al conducir! —nos dedicó el señor Fitzgerald antes de cerrar su propia puerta.

El hombre arrancó el coche y al cabo de unos momentos el automóvil se alejó de allí. Mis amigos y yo nos quedamos solos de nuevo y nos dirigimos lentamente a la furgoneta del padre de Malcolm.

—Eddie es un buen tío —opinó Malcolm—, no me puedo creer que nunca se me haya pasado por la cabeza hablar con él.

Me alivió escucharlo decir eso.

—A mí me gusta mucho su eyeliner —convino Jessica.

Y el resto nos echamos a reír con ese comentario. Alia se apresuró a sentarse en el asiento del copiloto en la furgoneta, ganándose un buen gruñido por parte de Malcolm.

—¡No es justo! —protestó mi amigo—. Yo debería poder sentarme ahí, soy mucho más grande que tú, necesito espacio para estirar las piernas.

Mi hermana pequeña le sacó la lengua como respuesta.

—Pues deberías haber sido más rápido.

Me senté entre Charles y Ryan en la parte de atrás de la furgoneta y Tatti se puso roja como un tomate en cuanto vio que, su única opción, era sentarse en la parte de atrás junto a Malcolm. Yo no pude contener una sonrisa al verlos, ¡hacían una pareja demasiado adorable!

—Ya solo te queda una cita más, ¿verdad, Anne? —comentó Jessica al tiempo que se ponía el cinturón.

—Sí, bueno... —susurré—. La verdad es que no me lo puedo creer. Todo esto ha sido como una película.

—Bueno, al final ha salido todo bien —me dijo Charles, lanzándome una mirada tierna—, eso es lo importante. ¿No?

Saqué mi móvil del bolsillo y encendí la pantalla.

—Por una parte, me gustaría que anunciaran mi décima cita cuanto antes. Quiero acabar con esto tan pronto como sea posible y retomar mi vida normal.

—¿No lo vas a echar de menos? —me preguntó Malcolm, desde la parte de atrás de la furgoneta—. Ya sabes, conocer a chicos, salir a pasártelo bien con ellos...

—Tío, ¡que estoy aquí delante! —gruñó Ryan, haciéndose el ofendido.

Yo le di la mano suavemente, sonriéndole. Esa era mi respuesta.

—No, no lo voy a echar de menos. He tenido algunas de las citas más desastrosas de la historia. ¿Sabéis?

—¿Cuál ha sido la peor? —me preguntó mi hermana, a la que veía gracias al espejo retrovisor a la izquierda de la camioneta.

Me quedé pensando. ¿Cuál era la peor? No lo tenía claro. En realidad lo había pasado bastante mal con Benjamin, el hijo del pastor, y con Mario, el estudiante de intercambio italiano. Mi cita con Malcolm tampoco había sido para tirar cohetes, si tenía que ser honesta...

—No lo sé... —respondí.

—Venga, ¡sé sincera! —protestó Tatti—. A ver, han sido nueve hasta ahora... ¿quién fue tu primera cita? No me acuerdo.

—Fue Richard —contesté.

—¡Es verdad! —exclamó mi amiga—. Está bien: la primera fue Richard.

—¡Yo fui la segunda!

Todos nos giramos hacia Malcolm, que parecía muy orgulloso de haber formado parte de ese estúpido proyecto. En realidad, me hacía gracia que lo fuera. Jamás en mi vida habría salido con Malcolm Graham de no ser por @HHSsays.

—Esa fue la peor —contestó Ryan por mí—, Anne me lo dijo en cuanto acabó la cita.

—Eso no es verdad —dije yo con un quejido.

—A ver, ¡callaos! —nos pidió Jessica—. ¿La siguiente quién fue? ¿Lee Jones?

Yo recordé que sí, de hecho, había salido con Lee una vez y, además, ¡me lo había pasado muy bien! Todo eso antes de saber que Lee era un idiota, pues había decidido que no quería que nadie nos relacionara como amigos cuando mi acosador se puso a difundir rumores sobre mí en el instituto.

—Se portó como un imbécil contigo, Anne. —Tatti sabía la historia tan bien como yo.

—Después saliste con el italiano —aportó Ryan, pensativo—. Y también con Benjamin Adams.

—Esas han sido las citas más aburridas que he tenido en mi vida. De verdad, @HHSsays tiene un gusto horrible para los chicos.

Charles me fulminó con la mirada y yo traté de corregirme al instante.

—No, no, ¡Charles! ¡No quiero decir eso! Tu cita me encantó, me lo pasé muy bien contigo.

El decidió ignorarme, alzando la cabeza con un gesto digno. El mismo Charles siguió hablando.

—Que sepas que no es nada fácil estar a la altura con tanta competencia —bromeó, después se quedó pensando—. La cita número siete fue Chris Zachary, ¿no?

Asentí con la cabeza.

Jessica, sin apartar la vista de la carretera, soltó un pequeño grito:

—Me morí de celos cuando supe que ibais a salir. ¡El propio Chris Zachary recogiéndote en moto en la puerta de tu casa!

—¿Cómo? —preguntó Ryan, abriendo mucho los ojos.

No me dio tiempo a responder, pues Alia se unió al grito de fingida desesperación de Jessica.

—¡Ojalá Chris Zachary me pidiera a mí una cita!

Chasqueé la lengua. Esas dos estaban mal de la cabeza, aunque entendía que Zachary era uno de los chicos más guapos de todo el instituto. Era normal que tuviera tantas seguidoras. Además... estaba loco y tenía un punto misterioso. Era un buen candidato a amor platónico, no podía negarlo.

—El siguiente fue Archie, aunque no llegué a salir con él —enumeré— y el número nueve ha sido Eddie.

Accedí al perfil de Instagram de @HHSsays, aunque sabía que aún no habrían anunciado a mi cita número diez. Eso no era tan rápido, ¡llevaba meses con todo ese asunto de las citas!

—Me pregunto quién será el próximo —preguntó Tatti, a mi espalda.

—O la próxima —apuntó Charles—, ¿qué pasa si es una chica? Nunca os ponéis a pensar en eso, eh.

El debate se abrió en la furgoneta y todos comenzaron a comentar qué sucedería si mi siguiente cita fuera una chica. Pero, lo reconozco, yo ya no los estaba escuchando. Acababa de entrar al perfil de @HHSsays y lo que había visto me había cortado la respiración.

—¿Qué harías, Anne? —preguntó una voz, pero yo la ignoré.

No prestaba atención, ya. Solo oía sus voces, pero no entendía qué querían decir.

Abrí la última foto que @HHSsays había subido. En ella se veía a cuatro personas de mi instituto, aunque a algunas de ellas ni siquiera las conocía. ¿Dónde se había tomado la foto? En mi propio salón, el día de la fiesta de cumpleaños. El enunciado de la imagen era de lo más previsible:

«Nuestra chica estrella nos ha regalado la mejor fiesta del año. Parece que todos se desmelenaron en la celebración del cumpleaños de Anne Luntz...».

Pero ese título no era importante. No significaba nada.

Lo que verdaderamente llamaba mi atención era la foto. Porque, aunque no conociera a esas personas, conocía la foto. Lo había dicho una vez antes y lo mantenía: podría reconocer una foto de Charles solo con ver el ángulo y el enfoque y esa fotografía era suya, sin ninguna duda. Me quedé sin habla y tardé varios segundos más en tomar aire y girarme hacia mi amigo, con la boca seca. Le mostré la pantalla de mi teléfono móvil y hablé, aunque mi voz se rompió al intentar componer la primera frase:

—Charles... ¿eres @HHSsays?


AYYYY. Bueno, ¿qué va a suceder ahora? ¿Os ha gustado el capítulo? ¡¡Han pasado mil cosas!! Sobre todo, me encanta que nuestros chicos hayan abierto la puerta a alguien nuevo, especialmente alguien como Eddie, que no tiene amigos en el instituto y se siente invisible. Por favor, ¡contadme qué opináis!

Nos vemos pronto pronto, ¡¡Feliz Navidad y Felices Fiestas a todos!! Mil besos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro