La bruja del bosque (I)

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Nimue, la antigua consejera de Uther Pendragon y sacerdotisa de la Antigua Religión, guardaba un gran rencor hacia el rey por lo que le había hecho a su pueblo, sentimientos en verdad muy comprensibles y hasta loables. El problema es que Nimue estaba dispuesta a arrastrar vidas inocentes en su venganza contra Uther.
Desde su gruta había atisbado la llegada de las hermanas Merch Dana así cómo todo lo que había acontecido a continuación. Ya había intentado acabar tanto con Camelot como con Merlin antes, y ahora intuía cómo podía conseguir lo segundo.
Nyneve era la clave. Aquella muchacha ya era sumamente importante para Merlin, probablemente más de lo que él mismo se daba cuenta, y si iba a por ella podría obligarle a ir a su terreno ;y una vez allí...
La hechicera sonrío al atisbar su plan, lo único es que sería una auténtica lástima tener que arriesgar así la vida de una Princesa Druida pero en fin, la existencia era ganar y perder constantemente.
Y sabía quién no dudaría en ayudarla.

-¿¡Qué intestaste qué!? - chillaba Arwen en su habitación de la posada.

-Puedes chillar más alto, así se enteraran los demás clientes - ironizo Nyneve.

-Deja de bromear. Suerte tienes de no haber acabado ya en la horca.

-Ponte todo lo histérica que quieras pero habría tenido éxito de no ser por ese entrometido de Merlin - pronunció el nombre con enfatico desprecio.

Lunete suspiro, no era la primera vez que se encontraba en medio de una discusión fuerte entre Arwen y Nyneve, discusiones que nunca sabía cómo detener.

Además esas discusiones no habían sido nada en comparación a esta.

-... Y nada de esto habría ocurrido si nos hubieras contado desde el principio la verdad - exclamó entonces Nyneve.

El silencio se instaló en la habitación.

-Arwen, ¿de que habla? - Era la primera vez que Lunete intervenia y lo hizo con tono grave.

Arwen trago saliva sabiendo que ya no había demora posible ante aquel momento.

-Nuestra madre y nosotras estábamos en Camelot cuando inició la Gran Purga Mágica. Intentamos escapar pero Uther nos atrapó y...

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo al rememorar ese traumatico momento.

-Oh Arwen... - Lunete se apresuró en abrazarla - No debiste cargar con todo ese dolor tu sola...

-Soy la hermana mayor y vuestra tutora, era mi deber.

Nyneve permanecía a un lado, sintiendo ahora remordimientos por haber explotado de aquella manera tan visceral.

-Lo que ha dicho Lunete. Lo siento - dijo mientras abrazaba también a su hermana mayor.

-No pasa nada, estoy bien.

Una pequeña mentira piadosa que ni Lunete ni Nyneve se tragaron.

"Debería haber podido desollar a ese maldito" pensó la menor con rabia.

-Voy a pedir algo abajo, nos vendrá bien para relajarnos.

Sus hermanas asintieron y ella salió.

Pero se llevó una pequeña sorpresa al encontrarse a Lancelot esperando tras la puerta.

-Persephone, hola.

-Hola Lancelot.

-¿Está Ailin dentro? Me gustaría hablar con ella.

"Cómo no"

-Sí, aunque... Esta un poco indispuesta, yo que de ti esperaría un rato más antes de verla.

El rostro del moreno se llenó de preocupación.

-¿No será algo grave, verdad?

-Oh no, sólo es una leve jaqueca.

-Bien, en ese caso seguiré tu consejo. Gracias.

-No hay de que.

Nyneve le vio marchar de vuelta a su habitación.

"Cómo un perrito leal y genuinamente preocupado por su amo... ¿Es que soy la única que se da cuenta de lo que está aconteciendo entre estos dos?"

En aquel mismo momento una elegante dama con el cabello peinado en trenzas rubias se apeo de su caballo frente a la herrería de Tom.

El herrero la recibió.

-Buenos días, milady.

-Buenas - respondió la dama con una voz suave - Mi nombre es Madame Mirelle Michel y me gustaría encargar algo aquí.

-Por supuesto. Dígame el que y procuraré que este listo en el menor tiempo posible.

La dama sonrío.

-Genial. Mi caballo, Belcebu, necesita herraduras nuevas. No me importa el tiempo que tarden pero si quiero un trabajo de calidad.

-Entendido Madame. Le prometo que así será.

Asintió complacida.

-Tome un pequeño anticipo por el trabajo, descansaré en "La cueva de Rosalind" por si necesita contactarme.

Tom se lo agradeció profusamente ganándose otra sonrisa por parte de ella.
Si algo había aprendido era que la gente confiaba más rápidamente en las personas 'generosas'
Pobres almas ingenuas, y luego su misión en la ciudad no tenía nada de generosa.


-Gaius, ¿qué sabes de la realeza druida?

-¿La realeza druida? ¿Por qué quieres saberlo, muchacho?

-Por mera curiosidad - dijo esperando que su amigo se tragara su mentira, aún no estaba preparado para contarle lo sucedido con Nyneve.

El galeno suspiro.

-Bueno, lo cierto es que la suya es una historia realmente curiosa, los primeros reyes fueron los hijos de Gwydion y Arianhord, los grandes sabios que compartieron los conocimientos de Avalon con el resto de las islas, y siempre procuraban honrar a su linaje , engrendando hijos que fueran también unos con la magia, capaces de realizar prodigios que muy pocos otros mortales podían. En algún momento cruzaron su linaje con el de la famosa volva Lagertha y de ahí descendia su última reina, Brunilda. Tenía tres hijas pero lamentablemente parece que ellas siguieron su misma suerte.

-Entiendo. ¿Y Brunilda no tenía pues ningún marido que protestase por la muerte de su esposa y sus hijas?

Gaius esbozo una sonrisa triste.

-No, lamentablemente, no ;de ser así muy probablemente otra habría sido la historia - El galeno volvió a suspirar - Pero en fin, no sirve demasiado empecinarse en lo que hubiera podido ser.

-Ya pero... Nadie puede asegurar realmente que las niñas murieran, ¿verdad? ¿Y qué tal si en realidad sobrevieron?

Gaius miró con atención suspicaz al joven antes de responder.

-En ese caso las cosas serían muy diferentes... ¿Pero pues porque lo preguntas, muchacho?

-Emm, yo...

-!!MERLIN¡¡ - Bramo repentinamente la voz de Arturo desde el exterior.

-Vaya que mala suerte, me llaman.

-Ya, si, que mala suerte...

-Por fin llegas.

-Sí, lo siento mucho, sire...

-No, mejor siéntelo por ti. Pues hoy empiezan tus lecciones.

-Lo siento, no comprendo...

-Tus lecciones de cómo conquistar debidamente a una dama, Merlin. Y luego, después del lamentable espectáculo por el que hiciste pasar anoche a esa pobre muchacha, está claro que la necesitas, a no ser que quieras terminar un día con la cara roja a causa de un buen bofetón.

Merlin quedo anodado, si había alguien menos indicado que Arturo Pendragon para dar lecciones de cómo cortejar a una mujer él desde luego no lo conocía.

Pero por supuesto eso no podía decirlo.

Maldita fuera la hora en que Nyneve Merch Dana se cruzó en su camino.


Tal cómo había prometido, Lancelot regresó más tarde a la habitación de Arwen.

Si bien ya estaba animicamente mejor, aún estaba algo moralmente decaída.

Lancelot lo noto y precisamente por eso se empeño en persuadirla para salir a pasear confiando en que eso la ayudaría.

Ella accedió. Justo en una de las plazas estaba tocando una banda callejera, permitiendole a la pareja bailar durante un buen rato.

Ella no recordaba tener un rato tan agradable y ameno con alguien que pues no fueran sus hermanas.

Él sentía lo mismo, y ella le parecía tan reluciente cuando reía... Durante una vuelta fue y la besó en la mejilla de manera breve y suave.

Arwen se detuvo.

-Lo siento, me he precipitado...

-No, no, es que... No me lo esperaba.

Se dio cuenta de que seguía agarrándole de las manos y pensó en soltarlas pero por algún motivo le costaba.

-Yo... ¿No estarás realmente enamorandote de mi, verdad? - preguntó nerviosa.

-¿Acaso no debería? - preguntó él en tono serio.

No supo que responder.

Al final opto por soltar sus manos, aún a su pesar.

-Empieza a hacer frío - dijo finalmente.

Él entendio la indirecta y se puso a andar detrás de ella.

Mirelle había mandado que nadie la molestara a no ser que ella misma, no quería ningún testigo del que tener que deshacerse apresudaramente.

Sin más empezó a recitar el hechizo que la ayudaría a realizar sus planes:

"Grymoedd drygioni, dygwch afiechyd a phoen i Tom, gof Camelot, yr hwn ni all adael ei dŷ hyd oni ddywedwyf wrtho am wneud hynny"
(Fuerzas del mal, traed enfermedad y dolor a Tom, el herrero de Camelot, que de su casa no pueda salir hasta que yo misma lo indique)

-Ya todo está listo - se dijo satisfecha



A la mañana siguiente Lunete y Nyneve se despertaron con una serie de golpes fuertes en la puerta.

Fue Lunete quien abrió sólo para encontrarse a una joven desconocida de piel oscura y vestido violeta que se mostraba muy angustiada.

-Disculpa pero ¿está Persephone aquí?

Nyneve fue hacia la puerta nada más oírla.

-¿Gwen? ¿Qué ocurre?

-Es mi padre, se ha puesto muy enfermo de repente, no sabemos que le pasa ... Y justo hace sólo unos días que se recuperó de una plaga...

La joven sirvienta empezó a llorar angustiada y Nyneve no pudo sino abrazarla.

-Vamos, seguro que se recuperará. Y no te preocupes de nada, yo me ocuparé enteramente de la herrería.

-Muchas gracias... Aunque aún tengo que avisar a Lady Morgana de que hoy no podré atenderla...

-No - soltó Lunete sin pensarlo demasiado, ganándose así unas miradas de extrañeza por parte de Nyneve y Guinevere - Quiero decir, que yo lo haré en tu lugar.

-Oh, ¿de verás? !!No sabes cuánto lo agradezco¡¡

-No es nada. Volveré enseguida.


Morgana estaba sentada en un rincón leyendo una novela de romance cuando alguien tocó fuertemente a su puerta:

-Adelante.

La puerta se abrió dejando paso a Sir Leon, uno de los caballeros de Camelot.

-Lady Morgana, afuera hay una joven que pregunta vos, dice llamarse Beatrice, ¿la permito pasar?

El corazón de Morgana empezó a acelerarse nada más escuchar ese nombre.

-Si, por favor. Es amiga mía.

Leon asintió y obedeció.

Lunete entró, intentando ocultar su nerviosismo.

-Siento venir asi sin avisar...

-Oh no, no lo sintáis, es todo un placer veros de nuevo. Venga, sentaos.

La castaña así lo hizo, más por complacencia que por gusto.

-En realidad vengo de parte de vuestra criada Guinevere, su padre se ha puesto enfermo y por eso no ha podido venir.

La alegría se esfumó del rostro de Morgana.

-Eso es horrible. ¿Es algo grave?

-No lo saben aún.

Morgana suspiro de preocupación.

-Tenemos después que hacerle una visita... - Enseguida se corrigió a si misma dándose cuenta del lapsus que había cometido -Perdón, quiero decir, tengo, vos no...

Lunete río comprensiva.

-Está bien, iré con gusto también. Y luego mi hermana es aprendiz de Tom.

-¿De verás? Vaya, eso hará sentir incómodos a varios hombres en la ciudad - dijo Morgana con una sonrisa cómplice y divertida.

-¿Si? Pues mejor que se vayan tragando esa incomodidad porque a N.. Mi hermana no es de las que callan ante los insultos.

-Humm, creo que ya quiero conocerla.

-Y lo haréis, en cuanto todo se arregle-prometio Lunete con pura sinceridad, ganándose otra sonrisa por parte de Morgana.

-Arwen, Tom está enfermo así que me pasaré todo el día en la herrería, Gwen se veía muy preocupada por él así que te lo agradecería mucho si luego te pasaras a verlos... ¿Me estas escuchando?

Arwen arqueo una ceja ante la acusación de su hermana.

-Por supuesto que lo estoy haciendo. Si, me pasaré después por la casa de tu amiga,no te preocupes.

-De acuerdo, es que estás tan callada y ausente desde ayer...

La mirada de Nyneve se torno entonces acusadora.

-Desde que volviste de ese paseo... ¿Que pasó? ¿Te besó, verdad?

-¿Hablas de Lancelot?

-No, si te parece hablo de Dagda. Pues claro que hablo de él. ¿O a lo mejor fuiste tú quien le besó a él...?

-Nyneve, ya ;nadie besó a nadie...

-Mientes muy mal.

-No... Ah, sólo fue un beso infantil en la mejilla, ya sabes, nada serio.

Nyneve frunció el ceño.

-Sí fuerais niños tal vez si que no sería nada serio, pero ese no es el caso. Y luego he visto los ojos de corderito enamorado que pone cada vez que te ve...

-NYNEVE. Deberías ir ya de camino a la herrería, ¿sabes?

La rubia emitió un gruñido de protesta antes de salir finalmente.

"Hermanas, no puedes vivir con ellas pero tampoco sin ellas"

No se dio cuenta hasta varios segundos después de que inconscientemente se había llevado la mano a la misma mejilla dónde ayer Lancelot la había besado. Tal vez Nyneve tenía razón después todo...

No, basta, se estaba tomando las cosas demasiado en serio, y luego solamente se trataba de una anécdota sin importancia.

Merlin paseaba por las calles de Camelot con la intención de ir a casa de Gwen y su padre tras enterarse de lo sucedido cuando justo entonces pasó enfrente de la herrería... Dándose cuenta de que esta, muy extrañamente, se encontraba abierta.

Intrigado y algo preocupado a la vez, pues sabía que definitivamente Gwen no estaba allí, decidió entrar.

Al principio le costó reconocer a la figura que se hallaba de espaldas ante él, hasta que se dio cuenta.

Ese dichoso cabello rubio platino.

-No - exclamó haciendo que Nyneve se diera la vuelta - ¿Qué demonios haces tú aquí?

-Eso mismo podría preguntarte yo aquí, ¿sabes? - contraataco furiosa ella.

-Soy amigo de Gwen, la hija de Tom.

-Oh

Por primera vez ella parecía tomada por sorpresa.

-Bueno, pues yo soy la aprendiz de Tom, así que ahí tienes tu respuesta.

-¿Su aprendiz? Oh, venga, ¿y luego que puedes saber tú del oficio..?

Se dio cuenta del grave error que había cometido nada más ver la expresión furiosa de ella.

-Escuchame bien, patoso;llevo el día entero teniendo que aguantar a cretinos condescendientes cuestionando todo mi trabajo y todo sólo por ser mi mujer, y pues cómo que ya no me queda paciencia para aguantar un comentario más de ese tipo, ¿entiendes?

-Yo.. Sólo lo digo porque eres muy joven. De verás. - se explicó el mago tragando saliva.

Ella respondió con una sonrisa cínica.

-No tanto cómo para no saber ya un oficio... O degollar a hombres adultos

-... Si, cómo no, tenías que sacar el tema de nuevo, ¿no?
Mira, te pongas como te pongas no voy a pedir perdón por hacer lo que creía correcto. Y eso es todo lo que tengo que decir.

-Merlín - exclamó ella obligándole a detenerse de nuevo - Sólo una última cosa: Y es que más temprano que tarde pienso ir a por Uther de nuevo. Y esa vez pienso asegurarme de que no haya ninguna mano salvadora cerca que pueda impedirmelo.

Merlin no respondió y salió del establecimiento, dejando a Nyneve totalmente sola.

Algo de lo que poco después se arrepintiria.

Nyneve había vuelto a sus quehaceres después de su discusión con Merlin cuando oyó la puerta abrirse de nuevo. Temiendo que fuera de nuevo el fastidioso de Merlin se giró rápidamente.

Pero no era Merlín, sino una mujer con un elegante vestido rojo.

-Oh, buenas, milady.

-Buenas. Espero no haber venido demasiado tarde pero vengo a por un encargo que pedí ayer, herraduras para mis caballos.

La verdad es que Nyneve estaba ya a punto de cerrar pero no se lo dijo, después de todo entregar un pedido ya hecho no era trabajo alguno.

-Por supuesto, ahora mismo se las entregó.

La mujer asintió complacida mientras Nyneve iba a buscar las herraduras.

-Sabéis, hace un rato he visto a un joven de pelo negro y pañuelo rojo salir de aquí. ¿Es otro empleado?

-¿Merlín? Por los Dioses, no;ese enclenque no podría sostener un martillo ni aunque quisiera.

-¿Merlín, dices? Curioso nombre.

Nyneve se encogió de hombros sin darse cuenta de que la mujer ahora se encontraba pegada suya.

-Supongo. En este mundo tiene que haber de todo incluso en los nombres.

-Oh, ¿cómo Persephone Grey?

-Sí, cómo...

Se detuvo.

Ella en ningún momento había dicho su nombre.

Al darse cuenta de su desconcierto la forastera sonrío de manera cruel.

-Oh lo siento pequeña... Y luego tal vez prefieres que te llame por tu nombre real, Nyneve.

La rubia no disimulo su terror al preguntar:

-¿Quién es usted?

La sonrisa cruel se ensancho aún más.

-Soy una amiga de Lady Nimue, querida, y mucho me temo que tu querido Merlin la ha enfadado demasiado, tanto que ahora tendrás que pagar el precio. No es nada personal.

Dicho esto la agarro fuertemente de las manos mientras empezaba a entonar una canción, una tonada melódica, poderosa e hipnotica.

-Por cierto - fue lo último que Nyneve la escuchó decir antes de desmayarse - Puedes llamarme Madame Min.

Y tachan. ¿Que les parece este pequeño crossover con Disney? Sólo opiniones sinceras por favor

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