Después de lo que había pasado, intenté no mencionar nada al respecto pero claro que notaba lo nerviosa que se ponía mi amiga cuando mi hermano andaba cerca y eso me molestaba.
Me molestaba el hecho de que a ella y ano le importaba yo, y cuando íbamos a casa para ver películas o lo que fuera, solo estaba atenta a si Raiden andaba por ahí.

—No te puede gustar él —había soltado de golpe mientras veía la televisión. Sentí como Akane me miraba sorprendida y culpable.

—No sé de qué hablas Ryuu —contestó removiendose en su lugar, incómoda.

—No soy el más inteligente del mundo, pero soy lo suficientemente observador para saber que a Raiden no le interesas. ¿Sabes cuántas novias ha tenido en la escuela?

—Pero me dijo que yo era diferente...

Me reí sin gracia, —No seas ilusa Akane, solo te está usando para molestarme. —La miré—. Tienes que creerme y alejarte de él.

Akane se levantó molesta y tomó sus cosas, —No te metas en esto. A ti no te importa. —Entonces se marchó.

Había un vaso de agua que era de ella, yo lo tomé y tiré molestó contra el suelo.

—Bien hecho, hermanito —dijo Raiden mientras se reía. Lo había oído todo.

—¿Por qué ella? Puedes tener a cualquiera, ¿por qué a mi amiga? —repliqué furioso.

—Es divertido mirarte sin nada. —Se encogió de hombros, apreté mis manos en dos puños tan fuerte que me dolieron.

—¡¿Qué más quieres de mí?! Tienes a nuestro padre de tu lado y ahora me quieres quitar a Akane, ¿qué te he hice yo?

—Nacer, eres un estorbo en la familia, eres deshonor, todo lo que traes solo son desgracias y soledad —protestó inexpresivo.

Entonces yo en lugar de golpearlo, lloré, porque me había dolido lo que había dicho, lo peor es que en el fondo era cierto.

—Y ahora eres un llorón. Eres patético Ryuu —murmuró asqueado antes de dar media vuelta e irse.

Todo lo que me había dicho era verdad, ¿Por qué nací?