Sings of the Swarm -DreamKiller

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Jaded and bitter
All the light has dulled
Forever lost its shimmer
The reaper's called
Jaded and bitter
A scythe once gold
Forever lost its shimmer

Estaban bajando del avión de Nueva York a Boston, Michael después de ver a su hermana había decidido ir a visitar a su mamá y papá, ellos si conocían a Landon, pero seguían peleados con Michael por lo de Lily y su decisión de irse con Rubén.

El baterista quería intentar hablar con ellos para que no dejaran a Lily sola, ella los necesitaba a todos para poder salir adelante con su hijo que estaba próximo a llegar, le molestaba mucho que le hubieran dado la espalda, siendo que Lily siempre los había apoyado en todo, incluso más que él.

—¿Cómo crees que se pongan? —preguntaba Amanda viendo a su novio.

—¿La verdad? No lo sé amor, sabes cómo son de testarudos mis papás —señalaba Michael.

El iba cargando la maleta personal de los dos y la mochila de Landon, mientras que Amanda traía a su pequeño en sus brazos.

—Siento que lo que estan haciendo es una estupidez amor, Lily no tiene por qué estarle rogando por su cariño o atención a tus padres.

—Créeme que lo sé, de hecho, se me hace tan estúpido todo esto, siendo que Rubén siempre ha estado ahí con mi hermana y es el hombre que más le conviene a ella, pero por su estatus ellos lo ven como un poco mejor que la basura. —decía Michael.

Se notaba de manera clara la molestia del chico, pero a la vez la tristeza de que su familia estuviera tan distante los unos de los otros, ellos jamás habían sido así pero la forma de ser del señor y la señora Ross dejaba mucho que desear ante los ojos de los hermanos.

—Cómo le dije a tu hermana ella tiene nuestro apoyo, pero ha de ser muy doloroso habérsela tenido que rifar trabajando y estudiando junto con Rubén, ¿si notaste lo cansada que se veía? Al igual tu cuñado.

—Si lo vi y me tienen preocupados, se estan esforzando demasiado, pero siento que estan al borde del colapso —puntualizaba el rubio.

—¿Tu hermana que está estudiando? —cuestionaba Amanda.

—Sociología.

—¿Y Rubén?

—El no termino por tener que trabajar, pero según recuerdo estudió ingeniería informática —contestaba Michael.

La azabache se ponía a pensar un poco mientras iban caminando hacia el carrusel del donde iban a recoger su maleta.

—¿Por qué la pregunta amor? —preguntaba Michael mientras esperaban su maleta.

—Estoy pensando que tal vez en donde trabajo los podrían contratar —mostraba una sonrisa.

Esto captaba la atención de Michael y le había fascinado la idea, así podrían ayudar a su hermana y cuñado.

—¿Crees que si se pueda preciosa? —preguntaba el baterista.

—Yo digo que sí, le mando mensaje a mi jefe en un rato —sonreía la arquitecta.

Estas eran las cosas por las que Michael y Amanda eran la pareja perfecta, siempre se apoyaban, se ayudaban, buscaban soluciones juntos, jamás peleaban cuando sabían que algo se podía arreglar.

Salían del aeropuerto y se dirigían los taxis, irían primero a dejar su equipaje al hotel, y de ahí a casa de sus padres, tenían pensado pasar el fin de semana allá, para ver a la familia de Michael.

Dejaban sus cosas para posteriormente ir a la antigua casa del rubio, tomando nuevamente un taxi mientras Amanda traía a Landon y él la pañalera.

Al llegar pagaban y se bajaban para tocar el timbre.

Era una casa inmensa siendo los padres del chico personas con mucho dinero, eran cirujanos ambos y trabajaban en el Boston General, más aparte trabajos personales para gente un tanto famosas, entonces vivían muy bien.

Salía Alan, el mayordomo de la familia.

—¡Joven Ross! Esto es una grata sorpresa —decía el señor de avanzada edad, alto y con aires británico.

—Hola Alan, me da mucho gusto verte —sonreía el rubio mientras que le abrían la puerta a él y su familia.

—Señorita Amanda, cada día más hermosa —comentaba el señor y es cuando veía por primera vez a Landon en persona. —¿Él es el pequeño?

Estaba sorprendido el señor, había visto las fotos también, pero en persona el niño era la copia de ambos, el cabello de su madre y los ojos de su padre era un bebé hermoso.

—Si, él es Landon —se lo daba Amanda para que lo cargara.

Con mucho cuidado Alan tomaba al pequeño en sus manos, y el chiquillo lo veía con aquellos ojos azules eléctrico tan expresivos.

—Tiene sus ojos joven Amo, y su cabello señorita —Alan parecía abrumado por todo, era cómo si viera al pequeño Michael nuevamente. —Es simplemente hermoso.

Se lo regresaba a su madre, lo que no esperaba era cuando Michael lo abrazaba.

—Se que intentaste cuidar a mi hermana y no dejar que se fuera, muchas gracias por ayudarla Alan —decía Michael.

—Usted y la joven ama Lily son como mis hijos, los vi crecer desde que estaban en el vientre de su madre. ¿Cómo no cuidarlos si ustedes fueron el eje de mi existencia tanto tiempo? —sonreía el mayordomo.

Los chicos estaban muy movidos con las palabras del señor, Michael quería mucho al señor, siempre lo cuido a él y a su hermana y jamás dejo que nada les pasara, estuvo más con ellos que sus propios padres.

—¿Mis papás estan? —cuestionaba el rubio.

—Si, los estan esperando.

Los chicos asentían y el señor los guiaba por el jardín, llegando a la entrada, que era una puerta de madera de caoba con picaportes de oro macizo, algo que siempre se le había hecho muy corriente a Michael, en extremo presuntuoso de sus padres.

Al entrar los chicos escuchaban voces en la sala y se dirigian a ella detras de Alan.

—Señor y señora Ross, han llegado el amo Michael y su esposa la ama Amanda.

Los padres de Michael eran la típica pareja de rubios, con ojos azules y tez muy blanca, vestidos de manera causal, su padre con un fino bigote mientras que su mamá tenía su cabello amarrado en una cola de caballo.

Al verlos entrar fruncían el ceño.

—Veo que no nos hiciste caso de venir solo —decía su padre.

—No sé para qué me pidieron eso si saben que jamás les hago caso en lo que me piden en lo que respecta a Amanda —contestaba de manera cortante Michael.

—¿Ese es Landon? —preguntaba la señora Ross.

—Sí.

Lo veían, y notaban los ojos de su hijo en él, pero también muchas facciones de Amanda, lo cual no parecía caerles muy bien ello.

—Bueno, al menos sabemos que será más bonito que el hijo de Lily y ese tipejo Rubén —comentaba el señor Rowan.

—¿Ya lo saben? —preguntaba Michael.

—Nos lo dijo cuando regreso de verlos, le dijimos lo mismo, que no queríamos saber nada de ella.

—¡No puedo creer que sigan portándose cómo unos imbéciles con Lily! —exclamaba el chico.

—¿Quién te crees para venirnos a gritar así? —cuestionaba el señor Ross habiéndose levantado, era alto, pero no tanto cómo su hijo.

—Voy a gritarles donde sea si siguen dándole la espalda a mi hermana, sólo por el hecho de haberse enamorado de alguien que no es de su mismo estatus social, intentan definir a la persona por su dinero y riqueza, no estamos en 1920 —señalaba el baterista.

—Ella decidió hacer eso al igual que tú, siempre les dijimos que esas personas no les convenian —la mirada de la señora Ross caía sobre Amanda.

—Margaret, no empieces de nuevo —amenazaba Amanda, —Y les pediré que no griten enfrente de nuestro hijo.

—Lo siento cariño.

—¿Quién te crees para tutearme mocosa? —preguntaba la madre de Michael.

—La pareja de su hijo y la madre de su nieto. Me está insultando y claramente no me dejaré —contestaba Amanda.

Las dos mujeres se veían, parecía que echaran chispas, y esto era algo que siempre pasaba cuando se encontraban, ya que Margaret jamás sintió que Amanda fuera digna de Michael, y era algo que movía mucho a la chica ya que ella a pesar de todo se seguía sintiendo mal por lo que había pasado en la universidad con Craig, a pesar de ya haber sido hace tanto tiempo, le pesaba aún el dolor en los ojos de Michael cuando se lo contó.

—Calma hermosa, no le hagas caso a mi madre —había puesto una mano sobre su hombro.

Esto relajaba un poco a la chica quien pegaba más al bebé a su pecho.

—¿A qué viniste Michael? —preguntaba Rowan.

—Tienen que ayudar a Lily, los necesitan ella y Rubén —decía de manera simple el rubio.

—¡No lo haremos! Eso lo sabes mejor que nadie, ella eligió a ese inútil sobre su familia y que asuma las consecuencias —decía el padre del rubio.

—Siempre lo supe, ustedes son unas grandes mierdas, lo fueron cuando se enteraron de que empecé a salir con Amanda, lo fueron cuando no quise formalizar jamás con Fernanda, dejaron de ser amigables con ella cuando se enteraron de que era lesbiana, me quisieron quitar todo apoyo por no estar de acuerdo con ustedes, y ahora se desquitan con Lily, de verdad que son una porquería de humanos —Michael había alzado mucho la voz, estaba frustrado y enojado, tenía los puños cerrados.

—Ustedes eligieron su camino, nosotros no los obligamos a querer ser igual que la gentuza de la que se rodean —la voz de Margaret estaba llena de veneno.

—¡Preferimos eso a ser unos imbéciles con ínfulas de dioses! —contestaba Amanda, —vámonos Michael, nosotros ayudaremos a Lily.

El chico sólo asentía y dejaba ahí a sus padres para después despedirse de Alan quien estaba muy triste.

Los acompaños a la salida y les dio una ligera sonrisa.

—Cuídense chicos.

—Tu igual, si necesitas algo nunca dudes en pedirlo —decía Michael ganándose una sonrisa del mayordomo.

Se iban de ahí.

El chico tenía un sabor agridulce en su boca, si bien sabía lo que iba a pasar, quería pensar que no sucedería, sin embargo, como siempre sus padres lo habían defraudado, siendo siempre aquellas mierdas humanas que serían por toda la eternidad.

—Nosotros ayudaremos a tu hermana cariño, no te preocupes —tomaba su mano Amanda mientras cargaba con la otra a Landon quien se veía un poco estresado.

—Lo sé amor, y créeme que sé que elegí a la mejor mujer para estar a mi lado, te amo preciosa.

—Y yo a ti bravucón. 

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