Jennie Kim no se consideraba para nada una de las alfas más gentiles de toda la universidad. Ella era una alfa demasiado seria y con un aroma que traía a más de una omega al instante, pero no se le conocía pareja alguna, o siquiera que haya decidido pasar una noche con estas. Simplemente se consideraba una de las estudiantes más serias que podía tener aquel campus, y se debía admitir que con Kim no iba el concepto de alfa que solamente se la pasa coqueteando con omegas.

—¿Hasta cuando dejarás esa cara de amargada? —preguntó Nayeon, su mejor amiga beta que le encantaba molestarla, Jennie no entendía como aquella chica podía tener un coeficiente intelectual más alto de todo el campus y seguir comportándose como una tonta.

—Es la única cara que tengo, y no estoy amargada —respondió, mientras regresaba a su lectura y escuchó claramente como la mayor soltaba el aire que retenía.

—Jen, deberías de sonreír más, tal vez así alguna de ellas se anime a hablarte —Nayeon saludó a lo lejos a un pequeño grupo de chicas, conformado por omegas, Jennie las miró de reojo y luego regresó la vista a su amiga.

—¿Crees que me interesa llamar su atención?

—¡Deja de hablarme así! Pareciera que siempre tienes un mal día.

—Y lo tengo —pasó una mano por sus cabellos, revolviéndolos un poco—. Necesito relajarme, ya son finales, pero el regreso es de exámenes y más exámenes, los detesto, tengo que estudiar y eso es todavía más odioso.

—¿Y por qué no sales a divertirte? —Nayeon levantó repetidas veces ambas cejas mientras le sonreía, pero por supuesto, la otra se mostró indiferente.

Jennie sabía que cuando Nayeon mencionaba algo de diversión, se refería a tener relaciones sexuales. La chica era toda una loca y amante del sexo, mientras que ella solo pensaba que el placer carnal estaba demás en la vida de los humanos. O sea, lo aceptaba, pero por el simple hecho de que complacía las "necesidades" que todos tienen.

—Mejor tú sal y diviértete y yo me quedo aquí con los libros.

Im rodó los ojos.

—¿Acaso eres un alienígena?

—¿Por qué dices esas tonterías?

—¡Eres a la única que no he visto ni siquiera curiosa por acostarse con alguien! Eres un caso raro, deberías ir al medico.

—Que no quiera tener sexo a cada segundo como ciertas personas, no significa que sea extraña, simplemente no quiero tenerlo.

—Deberías, lo necesitas, tal vez así se te quite esa tensión que siempre cargas en tus hombros.

—He dicho que no y eso es todo —cerró el libro con algo de fuerza—. ¿Vienes o te quedarás mirando a las omegas?

—¡Te acompaño!

Ambas se incorporaron para por fin comenzar su camino hacia la salida de la biblioteca.

Jennie era consciente de todos los murmullos que se escuchaban, por más que quisiera usar supresores para su aroma, sabía que no debía hacerlo, órdenes medicas, así que tenía que soportar la emoción de todos los omegas que pasaban a su lado, inclusive llegaba a llamar la atención de los betas.

Nayeon no se sentía atraída para nada, y eso le hacía sentirse bien, al menos era la única que no la buscaba para poder coquetearle.

—¿Irás a las muestras de arte? —preguntó Nayeon mientras sacaba su celular de su bolsillo trasero del pantalón.

—Planeaba hacerlo en las vacaciones, pero aún no estoy segura, no me emociona mucho ir y encontrar mi pintura hecha un desastre.

—No creo que las hayan dañado tan rápido, la profesora Kang dijo que estaban protegidas.

—Eso mismo dijo con las esculturas y terminaron prácticamente hechas polvo.

Jennie estudiaba artes plásticas, todo lo que tuviera que ver con el arte de la pintura o inclusive de la escritura, le interesaba de sobremanera. Por esa razón estudiaba dos carreras a la vez, la de artes plásticas era presencial, mientras que la de literatura y redacción era por internet.

Nayeon admiraba mucho lo que hacía, pero Jennie admiraba más a Nayeon, pues su amiga sabía hablar ya tres idiomas e iba a ir por el cuarto, ni siquiera ella era buena pronunciando algunas palabras en inglés.

—Disculpen —ambas chicas miraron hacia atrás, Jennie sintió que se le secó la boca al instante, era una omega, pero no parecía verla a ella, de hecho, veía a ambas, lo que le sorprendió un poco, pero no tanto—, ¿saben en dónde puedo encontrar las oficinas?

Quizo responderle, pero simplemente no pudo, sólo se quedó mirando cada una de sus facciones, como ese flequillo algo despeinado que cubría gran parte de su frente, aquel hermoso color de su piel y esos ojos que daban un pequeño brillo. Su loba se removió inquieta, como si hubiera encontrado algo que le gustara.

—Por supuesto —respondió Nayeon de inmediato—. Sólo ve al edificio de enfrente, sube las escaleras y allí las encontrarás.

—¡Muchas gracias! —hizo una rápida reverencia.

Jennie seguía concentrada en la omega. Pensaba que voltearía para mirarla, o siquiera para sonreírle, no entendía por qué quería que eso pasara, pero su loba rasgó su interior inquieta.

Una mano pasó por enfrente repetidas veces haciendo que dejase de mirar a la chica.

—¿Sigues allí? Parece que alguien llamó tu atención.

—Cállate, solo...

—Te le quedaste mirando, lo sé —sonrió—. Admítelo, esa omega es muy linda.

—Vámonos, Nayeon.

—¡No lo negaste!

—¡Ya!

Y sí, Jennie debía admitir que la verdad, esa omega era linda, pero no entendía el por qué no pudo percibir su aroma tan rápido, era extraño, quizás estaba utilizando algún supresor.

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