Capítulo 04

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El tamborileo que causaba sobre las hojas con su lápiz entre sus dedos seguía sin parar, por más que Jennie le daba vueltas al asunto, no podía encontrar nada, y no se trataba de alguna tarea, si no que se trataba de la omega a la que vio aquel ultimo día de clases. Soltó un suspiro para luego llevar su mano a su mentón, recargando por completo su cabeza.

No la había visto por la universidad antes. ¿Acaso se trata de una nueva estudiante? Tal vez lo sea, tal vez por eso no recuerda haber visto tales hermosos ojos mirándola.

Sacudió su cabeza después de ese pensamiento. ¿Qué le pasa? No lo comprende, quizás esté a punto de entrar en celo y el simple hecho de observar a una linda omega le esté alterando las hormonas.

Miró de nueva cuenta el libro que se encontraba frente a ella, más historia del arte. Odia la historia del arte, odia todo lo que tenga que ver con pinturas religiosas, odia no poder tirar todos esos libros para darse un descanso. No iba mal en ninguna de las asignaturas que llevaba, pero aún así le gustaba ser precavida, estudiar lo aprendido servía de mucha ayuda a la hora de los exámenes, pero esta vez su concentración está en otro lado, y es inevitable.

Esa omega le había llamado la atención, y algo así nunca le había pasado. ¿Por qué ahora? Sonrió al pensar en su pregunta, tal vez era el momento de encontrar pareja. Su loba rasguñó feliz, estaba en total acuerdo, pero sabía que seguramente pensaba que se trataba de esa omega, que ni siquiera le ha dirigido la palabra. Era la primera vez que la había visto y prácticamente le había gustado, le atraía, eso era todo.

Pero ¿por qué esa omega?

—¿Pareja destinada? —rodó los ojos, eso ya no existía. Hace siglos que esa creencia casi se había perdido, sólo quedaban todos aquellos cuentos de fantasía que tanto los niños pequeños, como las personas, que vivían en las nubes, se esmeraban por encontrar—. Patético, tus pensamientos son patético, Jennie Kim...

Se regañó para después soltar un bufido algo sonoro.

Sonrió al recordar la imagen de la omega preguntando en dónde se encontraban las oficinas de la universidad. Se veía tan curiosa, sus ojos tenían esa curiosidad como la de un bebé que apenas conoce el mundo a su alrededor, brillantes y auténticos.

Sin querer, su sonrisa se amplió un poco más.

—Es linda, ¿no? —sacudió su cabeza negando, no debía de seguir pensando en ella, solo había sido un encuentro. ¿Qué demonios era lo que le estaba pasando? Parecía como si esa omega la
hubiera cautivado a la primera, era increíble, y posiblemente lo había logrado, una omega con cabellos desordenados y hermosos ojos redondos le había llamado su atención, soltó un largo suspiro—. Me gustó alguien a primera vista, aún más patético. ¿Qué haré cuando no la vuelva a ver? Soy una tonta.

***

Lisa estaba sumamente cansada y hambrienta, había sido un día largo, había logrado encontrar un trabajo en una florería, sabía que el sueldo era poco, pero con algunos de sus ahorros además del apoyo que le brindaba la beca escolar, sería suficiente para poder salir adelante en lo que encontraba un mejor empleo.

Ir a su nuevo plantel de la universidad la había puesto de los nervios y más al escuchar los primeros murmullos. Sabía que había sido una terrible idea no cubrir la marca, pues era notorio que ya no se veía para nada como una marca que fuese permanente, si no que ahora se veía como un lazo que había sido roto por completo.

Al menos dos personas habían sido amables y no habían admirado la marca.

Agradecía a esa beta que la había ayudado dándole las indicaciones para ir a las oficinas para poder mirar si sus documentos eran correctos y que su traslado ya estuviera hecho. Aunque ciertamente le pareció algo extraño e incomodo que la alfa, que se encontraba a su lado, la mirase.

Lisa debía admitir que la chica era intimidante, su mirada es demasiado penetrante y eso la estaba poniendo nerviosa. Al menos la beta le había dado las indicaciones rápido y ella prácticamente había salido casi corriendo para evitar la mirada. Por alguna razón sentía que aquella alfa seguía mirándola en cuanto se había retirado, aunque lo descartó.

¿Quién la miraría?

Suspiró, miró la hora en su teléfono celular, podía prepararse algo de ramén y tomar un té, eso le haría bien.

La imagen de la alfa pasó por sus pensamientos por unos instantes, era la primera vez que se había sentido tan intimidada. Hace tiempo pensó que los alfas serían más intimidantes, pero cuando conoció a varios, supo que no era así.

Y muchos de sus compañeros decían que las miradas de los alfas era intimidantes, que inclusive llegaban a asustar demasiado, pero la verdad Lisa no se había sentido así, hasta ahora.

—Tal vez estoy enloqueciendo —dijo para sí misma.

Se incorporó, y fue directo a la cocina, necesitaba comer algo de inmediato, o sino no podría dormir el resto del día. Últimamente le ha dado por dormir más temprano.

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