Visita a Hogsmeade

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Al fin había llegado el fin de semana. Era sábado y tenía pocas obligaciones. Una de ellas, acompañar a los alumnos a Hogsmeade, así que podría aprovechar para pasear y tomar una cerveza de mantequilla. 

Además, gracias al incidente del día anterior, había encontrado dos posibles amigos y aliados: Ron y Hermione. Cuando llegamos a la sala común de profesores la noche de antes, aún seguía un poco en shock y Ron le contó a Hermione lo que nos había pasado. Los dos me abrazaron y me escucharon abrirme, a la vez que me daban su opinión sobre ciertos temas y decidieron ayudarme con mi propósito: hacer que Slytherin vuelva a ser una casa segura, donde cualquier mago que se lo merezca quiera estar. Me sentía incomoda por el momento íntimo que tuve con Ron, pero se lo contó con naturalidad a Hermione y ella no vio nada raro. Sabía que era lo normal, pero mis experiencias decían lo contrario. Tendría que aprender, como ellos, a tener relaciones sanas.

Los chicos estaban divirtiéndose, el tiempo era perfecto y decidí acercarme a Las Tres Escobas para relajarme un rato leyendo un libro y tomando algo. Me apetecía estar sola, así que ignoré a Draco saludándome desde el fondo del local. Estaba sentado con Pansy que claramente le estaba agobiando. Parecía necesitar que le salvasen, pero me pareció más divertido dejarles a su bola.

Mientras disfrutaba del bullicio y de mi cerveza, noté como alguien se sentaba en una silla delante de mí. Alcé la mirada y vi a George, que me miraba con indiferencia. Ya me había cansado de sus tonterías y lo ignoré mientras seguía leyendo. Empezó a tamborilear los dedos encima de la mesa, esperando claramente que le dijese algo, así que cerré el libro y crucé mis brazos mirándole fijamente. También sabía jugar a ese juego.

—No sabía que eras una chivata, Black —dijo tranquilamente. Por lo menos me había llevado la insustancial victoria de no ser la primera en hablar.

—Corta el royo, Weasley. No somos alumnos. Si me siento incomoda es normal que avise a mi superior. Y para que lo sepas, le dije que no hablase contigo, que no merecía la pena.

También había hablado con Hermione de la situación con George y, aunque no me prometió que lo mantendría en secreto, esperaba que no le diese más importancia. Solo quería desahogarme. Pero parecía que mi nueva amiga se tomaba muy en serio su papel de subdirectora y creía que tendría que solucionar todas las rencillas. La admiraba por ello, pero, en ese momento, tenía ganas de estrangularla.

—Pues lo ha hecho —dijo mientras apoyaba sus brazos en la mesa y se acercaba—. He sido bueno, no le dije lo acaramelados que estabais ayer tú y su novio.

Mierda. Así es que había sido él la sombra que había visto. Debí imaginármelo. No pensé mucho en ese momento, pues estuve bastante agitada toda la noche. Además, no creí que fuese nada importante. El castillo está lleno de gente, fantasmas, elfos y otras criaturas y a todos nos encanta espiar de vez en cuando.

—Pues ella sabe todo lo que pasó ayer. —Me sonrojé un poco—. Estuvimos los tres hablando. Me ayudaron y comprendieron. 

—Son demasiado jóvenes y necios como para saber de que va la gente de tu clase.

—¿De mi clase? —No me podía creer que, de verdad, estuviese insinuando eso.

—Lo que has oído. Lo que es extraño, porque hace unos años mi hermano te hubiese ignorado o peleado contigo a la primera de cambio.

—La gente madura, Weasley. Deberías aprender a hacerlo.

—¿No estarás usando alguna poción con él? A los Slytherin os gustan esas cosas.

Eso fue demasiado. Me levanté bruscamente y cogí mis cosas. Salí del local mientras todo el mundo me miraba e intentaba mantener la compostura, pero no pude evitar que mis lágrimas cayesen silenciosas por mi rostro. Otra vez. Estaba harta de estas situaciones y eso que acababa de comenzar el año.

—¡Black! ¡Espera! —Me cogió del brazo cuando ya estaba a mitad de camino. Aparté la cara cuando trató de girarme. No quería darle la satisfacción de verme así. 

—Puedo dejar que te metas conmigo, con mi familia, con mi físico, lo que sea. Pero no pongas en duda nunca mi profesionalidad —dije muy enfadada.

—De acuerdo —contestó mientras me tranquilizaba un poco —. Me controlaré, no creo que sea tan complicado. Pero aléjate de mi familia.

—Eso no es decisión tuya. Creo que tenemos la suficiente edad para decidir con quien estar. Llevo demasiado tiempo sola, no voy a perder una amistad por ti.

No me había soltado del brazo. Sus ojos marrones seguían mirandome con furia, pero a pesar de mis lagrimas me mantuve firme. Pude notar como su mano se suavizaba y algo de compasión en él, aunque duró poco. 

—¡Marta! 

Era Draco, había llegado hasta nosotros y se había colocado delante de mí. Su cara seria me asustó. Creí que iba a pegar al pelirrojo, pero se limitó a interponerse entre nosotros dos. George tuvo que soltarme, aunque no dejó de mirarme ignorando totalmente la presencia del rubio.

—Seguiremos esta conversación más tarde —dijo Weasley mientras se daba la vuelta.

—No creo —contesté.

—No tienes elección.

Ya se había marchado. Draco se dio la vuelta y me tomó de la barbilla para que le mirase. Cuando vio que había llorado se puso más furioso y yo aparté la cara. No me gustaba que me viese así, pues su instinto de protección siempre había sido demasiado fuerte y no quería meterlo en problemas justo cuando había decidido encauzar su vida. Me colocó el pelo cuidadosamente detrás de las orejas y después me abrazó.

—Juro que si te ha hecho algo... —dijo, enfadado.

—Tranquilo, Malfoy, sé cuidarme sola. Solo son palabras.

—Las palabras también pueden doler mucho —susurró en mi oído.

—Lo sé.

Me soltó y tomó mi mano. Me pregunté donde estaba Pansy, pero tampoco me importó no estar con ella. En ese momento necesitaba a mi amigo y no me apetecía que la plasta de su novia estuviese tomándonos el pulso quejándose de cada contacto físico que teníamos.

—Vamos, te invito a algo.

—Pero que sea fuerte.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro