Sueño musical.

Editado 2015/2017

En una ciudad muy poco poblada, vivía Rosalie, una chica amable y simpática, todos sus vecinos la admiraban por el talento que poseía. Ella había empezado a ir a clases de piano desde los cinco años y medio, era su pasión, así como también componer canciones pese a que su madre estaba cansada de oír a diario cada sonido que salía de ese instrumento.

Un día, la madre de Rosalie no aguantó más el molesto sonido y optó en vender el piano a un músico. Al regresar a la casa encontró a su hija llorando inconsolablemente. Rosalie se sentía vacía, no sabía qué hacer para pasar el tiempo porque para ella, componer canciones y ejecutar el piano era parte de su vida, su pasatiempo favorito y única compañía por falta de amigos.

Rosalie, en su desesperación, escapó de casa huyendo ante cualquier tipo de sufrimiento; caminaba solitaria por las calles de la ciudad contemplando la noche y observando su silueta en los reflejos de las vidrieras cuando de repente escuchó una bella melodía que provenía de un salón, no teniendo nada que realizar, ingresó en su interior y se sentó entre el público.

El espectáculo estaba por finalizar, en eso, se presentó el último músico de la noche que según rumores de las personas en el lugar, ejecutaba un instrumento de percusión. Rosalie se emocionó por el hecho de que estaría presenciando la afanada manera en la que un reconocido y prestigioso músico tocaba el piano. Apenas el músico subió al escenario ella se percató de que ese instrumento era suyo, de tal forma comprendió donde había venido a parar lo que para ella era su compañía y sólo deseaba recuperarlo.

Al terminar el espectáculo, Rosalie decidió enfrentar al músico para exigirle la devolución de su piano, éste le comentó que se lo devolvería con la condición de que ella le ganara en la próxima presentación, ella con gusto... aceptó.

La noche atormentaba en silencio con un áspero soplido del viento que azotaba con fragilidad sus risos, Rosalie se reusaba a regresar a casa con la idea de que su madre la estaría buscando, como no tenía dónde dormir se quedó en la banca de un gélido parque de niños.

El sueño huyó hacía otras personas porque en Rosalie abundaba la preocupación de no estar preparada y a la vez se animaba a sí misma con la esperanza de que varias personas conocerían su hermoso talento, no deseaba nada más que no fuese dejar todo su amor por la música en el escenario y así poder cumplir su sueño musical, nadie se lo impediría esta vez.

Al día siguiente, la madre de Rosalie se enteró que su hija competiría con el mismo músico al que le había vendido el piano y esa noche compró la entrada para asistir. Al llegar entró a contemplar el evento. Era la primera vez que Rosalie sentía una piel erizada como una gallina, estaba nerviosa, pero no era momento del pánico escénico, sólo toco el piano con una de las músicas compuestas por ella misma, el público presente podían conocer el sentimiento que tenía al tocar, se quedaron perplejos ante tan maravillosa composición, se notaba el enorme esfuerzo que realizó del alma.

Ante tal asombro pudo ganar el desafío recuperando así el piano que había tenido desde muy pequeña. En ese instante su madre se acercó a ella pidiéndole disculpas por evitar que cumpliera con sus sueños. Pero desde esa noche supo admirar el talento de Rosalie.

Desde entonces, Rosalie se convirtió en una gran artista, ha ejecutado el piano y compuesto músicas con tanta pasión sin importar todo el tiempo transcurrido en su vida.

Fin.

Este cuento ha sido galardonado con el 🏆Primer lugar🏆 en:

Concurso de Poemas y Cuentos cortos "Escribiendo lo que me gusta 2015" organizado por la Biblioteca Central "Carlos Miguel Jiménez" del Centro Regional de Educación "Mariscal Francisco Solano López" de Pilar- Paraguay.