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Baemond





























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Elizabeth dejó el ramo de geranios junto a la lápida de sus padres, quitó los anteriores para tirarlos puesto que ya estaban bastante marchitos y realizó un hechizo que dejó todo limpió.


–Quisiera tenerlos conmigo mañana, quisiera caminar de tu brazo papi–Dijo con voz rota–Quisiera ver a mamá llorar, una vez me dijo que quería que yo use la peineta que le dio la abuela–


Besó la lápida y apoyó su frente al frío mármol para llorar en silencio sin que nadie más la vea, Sirius había insistido en acompañarla pero ella quería un momento privado ese día, en especial ese día.


–¿Desde cuándo Snow se va a casar?–Preguntó alguien.


Ella levantó su mirada rápidamente y abrió su boca al ver al alto moreno que estaba frente a ella con uniforme militar muggle, no creyó que fuera el mismo, pero lo era.


–¿Baemond?–El hombre sonrió y asintió divertido–¡Baemond!–


La castaña corrió hasta él y lo abrazó, después de casi 5 años sin verlo ahora estaba ahí, abrazando al único amigo de infancia que le quedaba.


–Creí que habías...–Ella colocó sus manos en sus mejillas–Desapareciste luego de irte del orfanato y yo no supe nada–

–Perdón por eso, Snow–Él bajó su mirada avergonzado–Me inscribí en el ejército y luego me enviaron fuera del país, a Austria, no tenía lechuzas–

–¡¿No conoces los teléfonos?!–

–Pues no sabía tú número, además me dijiste de niños que solo podía contactarte en el internado ese si te enviaba lechuzas–


Esto hizo sonreír a ambos chicos, hace años recordaban la confusión de todos al ver como Baemond escribía cartas y se las daba a una lechuza.


–¿Cómo me encontraste?–Preguntó la Snow de pronto.


Se sintió mal por desconfiar de Baemond, pero los mortífagos son inteligentes ¿Y quién le decía que no habían investigado su pasado para enviar a alguien a dañarla?


–No fui yo, un tal Lestrange me visitó en mi comando cuando pasábamos por la frontera de Austria hace meses y me dijo que tú querías verme–Explicó el moreno–Hace días apareció, me dio un boleto de avión y dijo que te casarías–

–Rodolphus suele ser así de directo–Bromeó la menor.

–¿Cómo esta eso de que te casas a los 18?–Cuestionó el mayor–¿Estás embarazada? Si es así lo voy a...–

–Baemond, no estoy embarazada–Aseguró la ojiavellana–Pero sí muy enamorada–


Esto pareció tranquilizar al moreno, mínimo no tendría que usar su arma militar para un crimen que después tendría que ocultar.


–¿Quieres conocerlo?–Ofreció la castaña emocionada–Está en mi vieja casa ahora–

–¿Tú vieja casa? Pero si odias ir ahí–Recordó el ojiverde.

–Volvió a sentirse como un hogar ahora, mis amigos están reconstruyendo–Contó feliz–Los vas a amar, gran comandante...–Ella se acercó para leer–¿Taylor?–

–Es el apellido de mi esposa–Él mostró su anillo de casado–La conocí en el ejército, es la única de su familia y no queríamos que su apellido se pierda–

–Tienes mucho que contarme–


El mayor le contó durante el camino que se casó hace 2 años y que ahora tiene un pequeño hijo al que le puso Kyle Snow Taylor, como las dos personas más importantes para él cuando era niño.

Le dijo que actualmente vive en Derbyshire, pero que viaja mucho por su comando, no dejaba de hablar de lo mucho que se arrepentía por no buscarla antes porque ahora se había perdido muchos eventos de su vida.


–¿Y recibes hoy tú herencia?–Preguntó cuando casi llegaban a la casa.

–La recibí la semana pasada, pero no querido tomar mucho dinero, solo las joyas de mi madre para usarlas mañana–

–¿Me vas a invitar o llegué tarde?–Bromeó el ojiverde.

–Vas a tener que ir o patearé tú trasero de Comandante–


En el momento en que abrieron la portezuela de la cerca para entrar a la propiedad dos azabaches salieron de la casa, se peleaban a golpes, como cada vez que se quedaban solos, y rodaron por el piso.


–¡No habrá ningún bebé en esta casa!–Declaró Rabastan dándole un puñetazo al ojigris.

–¡Algún día va a tener que pasar!–Defendió Sirius.

–¿Y esos dos pelmazos?–Cuestionó Baemond divertido.

–Mi novio y mi mejor amigo–Respondió avergonzada la castaña.


Lily Evans, próximamente Potter en pocas semanas, salió de la casa con un balde de agua fría, puesto que no podía lanzar un aguamenti en medio de un pueblo muggle entonce lanzó el balde.


–¡Lily!–Se quejaron los dos azabaches.

–Qué vergüenza ¿Es que no ven que parecen niños?–Regañó la pelirroja–Tú eres un celoso, Ras, y tú eres un ilusionado, Sirius–

–La pelirroja me agrada–Murmuró Bae a Ellie.

–A mi también–

–¡Elizabeth!–Saludó Alice saliendo de la casa.


Todos se voltearon para ver a la Snow y a su invitado, se sonrojaron de inmediato al darse cuenta de que habían visto toda su escena de hace unos segundos.

Detrás de Alice surgió Peter, pues ambos habían estado limpiando la cocina, Regulus se encargó del jardín y luego se fue a ayudar en las habitaciones.


James, Remus y Sirius se habían estado encargando del ático, en caso de que hubiera algún huésped ahí que no debía estar, los demás andaban por la casa limpiando según se necesitaba.

Hasta que hace rato a Sirius se le salió decir que como Lizzie quería pasar ahí los veranos entonces debían decorar una habitación para un bebé y Rabastan se lanzó a golpearlo.


–Chicos les quiero presentar a alguien muy especial para mi–Comenzó muy emocionada la Snow–Él es Baemond


Todos reconocieron de inmediato el nombre del chico, pues Elizabeth lo suele mencionar mucho en sus relatos de cuando era niña.


–Baemond–Repitió Rabastan levantándose–Yo te recuerdo, una vez hablamos cuando yo tenía como 12 años, fuiste a la estación por Ellie–

–Yo te recuerdo, eres el hermano del tipo raro que me fue a buscar para decirme que mi hermanita se va a casar–


Todas las miradas fueron a dar a Sirius que de inmediato sonrió inocentemente ante el alto y fornido hombre que lo veía de mala gana, Baemond tal vez equivalía a unos 5 Sirius, por lo menos, y parecía muy molesto por algo.


–Bae–Refunfuñó Ellie hacia el moreno–Se amable o te acuso con tú esposa–

–Que mala eres–Se quejó el ojiverde.


El hombre Taylor se acercó hasta el prometido de su hermana adoptiva y le ofreció su mano con expresión seria mientras Rabastan se reía porque ahora tendría apoyo.


–Sirius Black, un placer–Comenzó el ojigris–Lizzie me habla mucho de ti, Baemond–

Comandante Taylor para ti—Corrigió el moreno–Y solo te digo que tengo un batallón de hombres que harán lo que yo diga sin chistar–

–¡Baemond Taylor!–Regañó la Snow.

–Muy atemorizante, Comandante–Alagó el Lestrange.


El mayor le sonrió al azabache que rápidamente se ganó una mala mirada por parte de Sirius por adulador.


–Ven Baemond, te quiero presentar a todos–Pidió la castaña alejando a su amigo de su prometido o quedaría viuda antes de casarse.














































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Elizabeth sonrió ante la mirada de Rodolphus, él se había escabullido por la parte de atrás del jardín de los Potter, donde se celebraría la boda, para verla.


–No puede ser...–Él la abrazó–Bebé, te ves perfecta–

–Me vas a hacer llorar, Rolphie

–Estoy tan orgulloso de ti, de lo que haz logrado y lo que vas a lograr–Habló de nuevo el ojiazul–Vas a ser la mejor escritora del mundo–

–Gracias por traer a Baemond, no sé cómo lo encontraste, pero gracias–Murmuró ella.


Para la chica Snow siempre sería importante el hombre frente a ella, llegó a querer a Rodolphus porque le demostraba un amor que nadie nunca le tuvo, aún cuando ella no sentía lo mismo por él.


–Cuando el idiota de Ras te lleve al altar ¿Prometes que vas a imaginar que yo también camino a tu lado?–Pidió el mayor.

–Podrías hacerlo, si quisieras...–Recriminó la chica.

–Sabes que te amo, Beth, amo nuestro secreto tanto que lo protejo con mi vida para que mi loca esposa no lo dañe–Se justificó el azabache.


La única parte que siempre hizo enojar a la ex-Ravenclaw era esa, el ser un secreto, no merecía ser un secreto y ahora lo sabía, merecía a alguien que organice un desfile en el Gran Comedor para anunciarle a todos que está enamorado de ella.


–Te voy a extrañar Rolphie

–Ten una buena vida, Beth






















































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Elizabeth se aferró al brazo de Rabastan, sus manos temblaban, sus ojos se cristalizaban, imaginó a sus padres ahí dándole apoyo.


–No me dejes caer–Pidió a su mejor amigo.

–Jamás mi ángel–El Lestrange besó su frente–Me alegro de que tengas el amor que mereces, Ellie, mi dulce Ellie–

–Si me haces llorar...–Advirtió la castaña.

–Te amo, Ellie, más que a nada y jamás te agradecí por esa carta–Él sacó la vieja carta de su bolsillo–Salvó mi vida antes de que yo supiera que moría–


Los dos amigos se abrazaron el uno al otro, desde muy temprana edad fueron ellos dos contra el mundo, ahora serían ellos dos contra la vida y sus esposos.


–¿Contra el mundo, la vida y nuestros esposos?–Propuso Elizabeth sonriendo.

–Contra todo–



















































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Sirius y Ellie no bailaban ya, solo saltaban de un lado al otro con alegría mientras sus amigos aplaudían, sabían que no bailaban, solo festejaban por estar casados.


–¡Por Sirius y Elizabeth Snow-Black!–Gritó James desde su lugar–¡No se aceptan devoluciones, Ellie!–


Los demás le rieron la broma, incluso los señores Potter parecían divertidos por lo que dijo su hijo mientras que su otro hijo los veía entre molesto y divertido.

Los recién casados habían decidido que iban a utilizar ambos apellidos, para que así si algún día tenían hijos el apellido de Ellie no se pierda y se vuelva mágico.


–¡Un hermano menos!–Festejó Regulus levantando su copa–Ahora que Evans se lleva al otro–

–¡Pero si me amas Reggie!–


En el momento en que Marlene sacó a bailar a Remus sin que él pusiera resistencia todos supieron que no había nadie consciente en esa fiesta, tal vez los gemelos Prewett pero no totalmente.


–Quiero darte un regalo–Le dijo la ahora Snow-Black a su esposo.

–Acepto–Él sonrió coqueto para luego seguirla a la casa–Me gusta el regalo–

–No es lo que crees, ninfomano–


El Black frunció el ceño confundido, fue guiado hasta el viejo estudio del padre de su esposa y ella cerró la puerta para luego sacar un libro del cajón del escritorio.


–El libro final de la saga de la Agente Wilson, eres el primero en tenerla–

–¡¿Terminaste el libro de tú padre?!–Chilló emocionado el azabache–¡Te amo tanto!–

–Solo lee, tonto–


El mayor se fue directamente a las últimas páginas, puesto que lo demás estaba casi igual que en el borrador que dejó Killian Snow, y leyó frenéticamente para saber el final de la historia.


–¡Se casó con su compañero después de que se volvió jefa de la agencia!–Gritó al leer.

–Me di cuenta de que la personalidad del agente Everdeen se parece mucho a la tuya así que pensé en darle un final parecido a la realidad–Explicó la castaña.

–¿Soy el agente Everdeen?–Ella asintió divertida–¡Soy el agente Everdeen!–Festejó.




































































Nota:

Lo siento por la tardanza, este fin de semana me pasé de casa y además tuve doble turno en el trabajo así que apenas sobreviví.😶

¿Qué les pareció este nuevo capítulo?

Hija de papis casados.🛐🛐🛐

Quédate con quien te ame como Ellie y Sirius se aman.❤️✨️

Baemond merecía volver.💙✨️

¿Qué les parece lo que pensó Ellie de su relación con Rodolphus?🤐

¿Tienen alguna teoría?

Bye.✨️

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