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01. Fin del verano

El maniquí delante de Leylah estaba destrozado.

Sin importarle esto, la semidiosa siguió dando estocadas a diestra y siniestra con fuerza

- Wow, Ly, ¿Qué te ha hecho el pobre maniquí?

Suspirando bajo su espada y se encogió de hombros - Se cruzo en mi camino - se dio vuelta con una leve sonrisa -Bienvenido al campamento, Nicolás- se río de la cara de disgusto al escuchar el nombre

- Ese ni siquiera es mi nombre real

Se acerco unos pasos hasta poder abrazarlo

No sabía cuánto lo había extrañado hasta que estuvo entre sus brazos. Lo abrazo por unos segundos. Cuando se separaron él le tendió una botella de agua

- Gracias - la destapo y tomo un sorbo largo

- Oí que ya nadie quiere entrenar contigo - le comento tratando de sonar indiferente

se dirigieron a la salida de la arena

- Al parecer se corrió el rumor de que ahora peleo muerte - Volvió a llevar la botella a su boca, pero antes de tomar el agua salió de esta dándole directo en el rostro.

Levantó la mirada cuando se quitó el exceso de agua de la cara encontrandose con Percy Jackson que la miraba fijamente con el ceño fruncido a unos cuantos metros de distancia.

- ¿Qué fue eso? - pregunto el chico a su lado con confusión

- Eso es Perseo siendo un inmaduro - Le dio una última mirada y siguió caminando - E imbécil

- Eso lo sé, lo que no entiendo es por qué contigo

Leylah suspiro. Ambos habían discutido hacia una semana, luego de que ella declarara que no volvería a ir con la consejera y este se enojara. No estaba orgullosa de lo que había pasado después, pero no podía cambiarlo.

- Discutimos y el termino con una espada apuntándole en el cuello. Así es como se generó el rumor.

- Pero no puede estar enojado solo por eso - presiono

No, no era por eso. Lo que a Percy le dolió fue que le contestara que él "Debía de meterse en sus propios asuntos y dejar de molestarla por una vez en la vida"

Como dijo no estaba orgullosa de lo que había hecho, ya que era una completa mentira. Percy había sido todo menos una molestia para ella, fue su mejor amigo, compañero de misiones y, más que nada, un hermano. Pero ese día había empezado con sus recurrentes pesadillas, seguido de unos enfrentamientos verbales con Clarisse y por último el hostigamiento de Percy para que retomara la terapia.

Y de repente explotó. Saco su espada e inicio un duelo que termino demasiado mal.

- Ya da igual, me disculpe, pero no quiso escucharme.

Nico no dijo nada, pero pudo ver por el rabillo del ojo como el héroe del olimpo cambiaba su mirada a una de tristeza. Sabía bien lo que cruzaba por su cabeza. Aquella no era su Leylah, porque ella nunca lastimaría a sus amigos.

Caminaron hasta las cabañas, donde se separaron prometiéndose verse luego.

- ¡Leylah! - una pelirroja se cruzó en su camino, frenándola.

- Hola, Rachel. ¿Puedo ayudarte en algo?

- Si, Quirón me envió a buscarte, dijo que debías ir a la casa grande. Sonaba urgente

- Bien, gracias por avisarme - le dio una sonrisa sin separar los labios y siguió su camino su camino

- ¡¿Si escuchaste cuando dije que era urgente?! - le grito el oráculo a unos metros

- ¡No tanto como mi ducha!

[...]

Con el pelo mojado se encamino a la casa grande.

había tardado alrededor de media hora bajo la ducha, tomándose su tiempo. toco la puerta y espero que le dieran permiso para entrar.

Una vez cruzo el umbral de la puerta encontrándose con Quirón jugando a las cartas con el Sr. D. Ambos levantaron la vista de sus cartas para mirarlas

- Genial, otra mocosa - exclamo el Dios del vino con molestia

La semidiosa lo ignoro - ¿Querías verme?

- Si, tengo otra misión que necesito que hagas

- ¿Otra? No es que me esté quejando, pero en la quinta en dos meses

- El dios Apolo, pidió que usted misma se encargara de traer a su hijo al campamento

- Como las últimas cuatro veces - ironizo

Este verano, la cabaña número siete había sumado varios campistas más gracias a que su padre los había mandado buscar y había pedido específicamente que la hija de Nix lo hiciera.

Razón por la que muchos campistas que querían una encrucijada, estaban molestos con ella porque pensaban que había favoritismo. Que ciertamente había.

- ¿Dónde es esta vez? - termino preguntando

- Londres, Inglaterra

Le paso un archivo con todo lo que sabían del semidiós. Leyó rápidamente los datos de la hoja

- Tiene siete años, ¿por qué quiere que venga a esta edad?

- Porque su madre murio hace unos meses y no tiene más familia - contestó el centauro

- De acuerdo, lo haré - dijo de inmediato y sin pensarlo mucho

- Contaba con eso - dijo volviendo a mirar sus naipes

- Iré a buscar mis cosas, saldré en una hora

- Gracias, Leylah- asintió y sin más se fue del lugar.

[...]

Ambos semidioses observaron como la Riddle salía de la casa grande con una carpeta amarilla en sus manos

- ¿Otra misión más? - susurró Annabeth al lado de su novio - Es la... ¿Cuarta de este mes?

- Quinta - respondió serio, con su vista fija en su, ahora, antigua amiga - ¿Podrías ver si empaca todo lo necesario? Siempre olvida llevarse ambrosía

- Claro... Aunque también podrías hacerlo tu - probó diciendo. No es que le molestara hacerlo, pero no podía soportar como estos dos seguían sin hablarse. Todos en el campamento sabían que aquellos dos no podían sobrevivir sin el otro.

Lanzó una risa sin humor - No quiere que la moleste

- No sabe lo que quiere - contraatacó la rubia - Percy, tú mismo me lo dijiste el otro día, Leylah se siente perdida.

- Eso fue antes de que me atacara. No solo se siente perdida, está llena de... Odio - alzó un poco la voz - Luce igual a cuando tenía nueve; Callada, en su propio mundo, temerosa a que alguien aparezca. No puedo ayudarla como ella merece porque no tengo las herramientas para hacerlo, pero Meredith sí. Ella no quiso escucharme y yo no me sentaré a ver como mi Leylah se pierde.

- Sesos de alga...

Percy le dio un beso en la frente - Solo asegúrate de que se lleve todo lo necesario por favor - Se fue de ahí con su espada en la mano.

Annie se encamino a paso apresurado a la cabaña de la semidiosa. Cuando llegó ella ya estaba poniendo las cosas en su cama para decidir que llevarse. La puerta se encontraba entreabierta

Carraspeo para obtener su atención - Vi que te dieron otra misión

- Si - respondió sin mirarla - En Inglaterra

- Eso está a miles de kilómetros

- Lo sé - cerró su mochila una vez que terminó de meter todo lo necesario

- ¿Llevas ambrosía o néctar? - pregunto recordando las palabras de su novio

Leylah frunció el ceño, repasando mentalmente lo que llevaba - No, pero gracias por recordármelo

Se movió por la cabaña hasta dar con el segundo cajón de su mesa de luz. Al abrirlo se encontró con varios frascos de néctar. Agarro dos de estos y los guardo.

- ¿Te los robaste de la enfermería? - preguntó incrédula

La menor se hizo la ofendida - Robar es una acusación muy grave, Annie... Es como si fuera un adelanto, acabare herida en algún momento ¿No?

- Si, pero se supone que los sanadores del campamento deben de administrarla, no puedes simplemente tomarlos sin permiso. Además puede ser peligroso si tomas de más y...

La interrumpió rodando los ojos - Bien, los devolveré cuando regrese - No iba a hacerlo realmente - Debo irme

se colgó su bolso en el hombro y salió de la cabaña importándole poco que la rubia todavía estuviera adentro.

Caminó hasta el árbol de Thalía, saludando a algunos que la paraban en el camino.

Al llegar se despidió de Argos y desapareció.

[...]

La última vez que había estado en Londres fue cuando se bajó del tren y acompaño a Harry hasta su casa ya que sus tíos no fueron a buscarlo.

Ahora decidió aparecer cerca de la estación de trenes, solo para poder orientarse por donde iría. Según el archivo, que ya tenía memorizado, podría encontrar al semidios, en una casa temporal cerca de allí.

Camino con cuidado, alerta de cualquier monstruo que pidiera encontrarse en su radar.

Las calles estaban casi vacías por el calor que había. Por suerte había decidido cambiarse por algo más liviano que su short de mezclilla y la camiseta del campamento, que a pesar de que amaba ese conjunto, solía sentirse más fresca en el vestido rosa floreado que llevaba puesto. Aunque claro, debía de tener algo debajo por si se batía en duelo con alguien.

Freno su andar delante de una casa blanca despistada de dos pisos con un jardín delantero. Se adentro por el pequeño sendero de piedras que conducía a la puerta principal. Se fijo que una de las ventanas estaba recubierta de cartón, seguramente cubriendo el vidrio que le faltaba. Al lateral derecho se notaba el moho que salía de una de las paredes y al pie de esta unas cuantas latas de cerveza.

Con un suspiro, toco el timbre y espero ser atendida.

La puerta fue abierta con lentitud. Lo primero que vio fue una cabellera rubia cubierta de rulos, luego unos expresivos ojos azules brillantes que resplandeciente de un brillo único. El resto de su cuerpo se escondía detrás de la madera.

Se arrodillo delante de él para quedar a su altura

- Hola, pequeño ¿Cómo te llamas?

- Mikael - contestó tímido, su voz era suave y tenia una tonalidad tierna

le sonrió - Es un bonito nombre, yo me llamo Leylah

El pequeño abrió los ojos y salió por completo mostrándose entero.

- ¿Enserio eres tú? - le preguntó fascinado haciendo que la semidiosa frunciera el ceño sin entenderlo - Mi papa me dijo que en vendrías a buscarme para llevarme a un lugar seguro

- ¿Él te lo dijo?

- Si, la semana pasada soñé con él y me dijo que una bonita chica llamada Leylah vendría - Abrió la puerta y la dejo pasar - Creí que era un sueño tonto, pero estas aquí, viniste a salvarme

Por dentro la casa lucia peor que por fuera. Varias botellas de alcohol desparramadas por el suelo, el polvo que se acumulaba en los muebles, había un montón de papel de diario y revistas amontonadas en una esquina y estaba segura que aquella mancha en el piso era de vomito.

- Vamos a sacarte de aquí, ¿De acuerdo? - el más pequeño asintió efusivamente - ¿Sabes dónde están los dueños de la casa?

- No, se fueron hace días y todavía no volvieron. - Subió por las escaleras y ella lo siguió, entraron a una habitación que era posiblemente la pare más ordenada de la casa. - ¿Qué tengo que llevar?

- Lo que tú quieras

Asintió y se dirigió a la pequeña cajonera y de ahí saco varias camisetas y pantalones, los arrojo a la cama, luego saco de debajo de la cama sus zapatos. Una vez calzado se levantó y tomo entre sus pequeñas manos toda su ropa.

- Ya estoy listo - sonrió alegre

La Riddle se río ligeramente por su alegría - Puedes poner tus cosas en mi mochila - se la dio y este lo hizo rápidamente - ¿Eso es todo? ¿No tienes algún juguete que quieras llevarte?

- No, todos se quedaron en mi otra casa - contesto sin dejar de meter sus cosas en el bolso

Hizo un sonido afirmativo con la boca- Bien, vámonos.

Viajar por las sombras era algo que la dejaba sin muchas energías y más si debía viajar con alguien, por eso debía volver a algún lugar que tuviera la suficiente oscuridad como para no tener que esforzarse demasiado. Por lo que supuso que caminar de regreso a la estación no era un problema.

Salieron de la casa tomados de las manos, el niño habla sin parar de lo emocionado que estaba por salir de allí y también le hacía preguntas. ¿Cuál era su color favorito? ¿Y su comida? ¿Le gustaban las caricaturas? Si tuviera un superpoder ¿Cuál sería? Esas y otras más que le había hecho las respondió gustosa.

Las misiones donde debía de traer a los semidioses pequeños eran de sus favoritas porque podía observar los felices que se encontraban por pertenecer a un lugar. Disfrutaba de su alegria.

Unas cuadras antes de llegar a la estación escucho un bufido y un alarido. Podría no ser nada, si ella no fuera una semidiosa con experiencia a los inoportunos ataques de monstruos.

Al darse la vuelta pudo comprobar su teoría. Un minotauro y una furia juntos.

- ¿Que...? ¿Qué es eso? - Pregunto con miedo Mikael

Leylah supo que debía sacarlo de allí antes de que saliera herido. Tomando ventaja de que los otros dos todavía no llegaban se puso a su altura y lo miró fijamente

- ¿Puedes hacer algo por mí, Mikael?

Asintió - Si

Abrió un portal con esfuerzo
-Necesito que entres allí, te llevara al campamento y una vez ahí le dirás a Quirón que tuve un inconveniente, pero que llegare tan rápido como pueda.

- Pero tu...

- Estaré bien, debes irte ahora. Cierra tus ojos, pasara en un momento

Con una mirada de duda, el más pequeño tomo con fuerza el bolso que ella le tendía y cerro sus ojos con fuerza. Las sombras lo envolvieron y desapareció.

Justo a tiempo porque la mano gigante del minotauro se posó sobre su hombro y la estampó contra una pared cercana.

Todo el aire salió de su cuerpo - Hijo de...

Levantó del suelo jadeando por aire, podía sentir como su cuerpo dolía en varios lugares, pero aun así tiro de su collar e hizo aparecer su arco y flechapara defenderse.

La furia revoloteo cerca a una altura no muy alta. Tenso el arco y disparó, no le dio a la primera porque la esquivó. La segunda flecha se le clavo en el rostro y se disolvió en polvo dorado. El minotauro atacó otra vez de manera que el cuerpo quedo contra el suelo

Frunció el ceño cuando no volvió atacarla, como si su único objetivo fuera asustarla y no devorarla. Sacó su espada y volvió de levantarse dispuesta a terminar esto de una vez por todas y poder volver a su hogar.

El brillo perteneciente a uno de sus anillos la distrajo de la batalla. Era el localizador te la llevaría directo a Harry, aquel que le había dado a inicios del curso anterior.

- Mierda, no es un buen momento Potter... - murmuro mientras trataba de evitar que la agarrara entre sus manos.

Se lanzó rápidamente contra el monstruo con la espada en alto y se la clavo a un costado.

Cuando se disolvió jadeo por aire y presiono la gema de su anillo.

Las sombras sabrían a donde llevarla.

Bueno... ¡Este es el primer capitulo del acto tres!

La verdad me da lastima que Percy y Leylah estén peleados, pero es necesario. En el siguiente cap, ya se mostraran los otros personajes y si, también Charlie Weasley

Voten y comenten que les pareció...

¡¡Nos leemos pronto!!

♡Gracias por leer y votar♡

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