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01. Horace Slughorn 

— ¿Realmente tienes que irte? Quiero decir, ¿No faltan una semana todavía?

— Por los Dioses, Nicolás. — Se rio de la cara que puso — No he visto a Harry en casi todo el verano e iré a la Madriguera ya que fueron tan amables de invitarme — Siguió guardando sus cosas en su baúl.

— ¡Ly! — Mikael entró corriendo en su cabaña con varios papeles en su mano, junto con su mascota pisándole los talones. Se paró frente a ella respirando entrecortadamente — Creí... Que ya... Te habías ido — se tiró al piso de forma dramática. El perro lo hizo de igual manera, imitando a su dueño — ¡No siento las piernas!

— Eso es porque estuviste junto con Leo, en vez de entrenar conmigo — Contestó cruzándose de brazos divertida. Se agachó a su altura y le acaricio detrás de las orejas al animal — ¿Cómo está la cosita más bonita del mundo?

— Bien, gracias — contestó el niño y le tendió los papeles que ella tomó — Casi te vas sin tus dibujos. Leo también te hizo uno

Leylah miró con cariño cada uno de los dibujos y luego se estiró y besó su mejilla — Gracias, los pondré en mi mesa de luz, junto a los otros

Se levantó y los guardó con las demás cosas y cerró el baúl después de fijarse si le faltaba algo

— Ahora — dijo mirando tanto al niño como a Nico con ojos entrecerrados — ¿Quién de los dos tomó mi uniforme y mi varita?

Ambos se miraron y luego a ella. El hijo de Hades comenzó a hablar

— Realmente no sabemos de qué...

— ¡Él me convenció! — gritó el menor.

— ¡Dijimos que no íbamos a decir nada!

— ¡Me puse nervioso!

La carcajada de la Riddle los desconcentró de su mini pelea. Nunca se podría enojar por esas cosas, porque sabía que solo lo hacían para que no se fuera y no para molestarla

— ¿Dónde lo dejaron?

— Arriba del armario, Nico dijo que como eres una enana nunca lo encontrarías — habló rápidamente

— ¡Puedes callarte ya!

— ¡Lo siento! — se disculpó tomando al cachorro, que ya estaba bastante crecido y le costaba llevarlo en brazos — Nunca puedo mentirle, ¡Siempre me descubre! —Se acercó a ella y la abrazó como pudo — ¿Puedes enviarme esos chocolates que me gustan? Diviértete en la escuela y no te olvides de mandarme cartas

Tan pronto como vino, se fue. Salió por la puerta donde ya lo esperaba el hijo de Ares, Leo. Él niño la saludo con un asentimiento de cabezas antes de tomar al perro con facilidad de los brazos de Mike y caminar junto a él.

Sonrió ante la imagen de ambos. A pesar de que tenían ocho y diez años, estaba segura de que ambos terminarían juntos cuando crecieran.

— ¿Puedes bajarme las cosas que escondiste? Ya que soy enana — le preguntó a su amigo

Lo hizo de mala gana, pero se acercó al armario para hacerlo

— Que consté que no dije que eras enana — Se lo entregó — Dije que eras baja en estatura

— Veo la diferencia — le sonrió antes terminar de guardar su uniforme. — Listo, tengo todo. — movió sus manos y su equipaje desapareció entre las sombras. Tal y como les había informado a los Weasley, envió su equipaje antes de irse

Nico miró hacia otro lado — ¿Ya te vas?

— Si — se acercó y lo abrazó — Te extrañaré

— Acabo de recuperarte, no quiero perderte de nuevo — le devolvió el abrazo

— No me estas perdiendo — le dijo — Te mandaré tantas cartas que te hartaras de mi

— No creo que eso sea posible — se separaron — Vigilaré a Percy y te avisaré cualquier cosa — Levantó su brazo mostrando una pulsera, que era igual a la que le había dado a Harry

No había visto a Percy desde hacía tiempo, solo a lo lejos. Aparentemente, todavía no la recordaba o quizás no le daba importancia a lo que soñaba. De cualquier manera, parecía ser feliz junto con Annabeth y era todo lo que Leylah quería

Su felicidad.

Pero temía que, ahora que todo el mundo mágico se daría cuenta de que en realidad no estaba muerta, Bell lo atacara de nuevo. Conocían su punto débil y lo usarían a su favor. Al principio, cuando Nico se ofreció a cuidar de Percy, ella se había negado, no quería más semidioses involucrados, pero en realidad no tenía muchas opciones.

No podía estar en dos lugares al mismo tiempo.

Su anillo brillo y las sombras se reunieron. Le había dicho a Harry que presionara la pulsera en una hora exacta e iría

— Debo irme, cuídate mucho. Y avísame cualquier cosa que pase

— Lo haré — alcanzó a decir antes de que las sombras la consumieran y desapareciera

[...]

Apareció en lo que parecía ser una estación de trenes totalmente mareada. Trataba de no pensar mucho en porque, después de tantos años controlando las sombras, se sentía como si no pudiera controlarlas.

La respuesta era un poco obvia. al perder parte del alma de su madre, parte de sus dones también. Por suerte, tenía suficiente poder como para hacer todas las cosas que antes hacía, simplemente se cansaba más rápido.

Miró hacia arriba y se encontró con los ojos de su amigo mirándola

— ¡Harry! — saltó a sus brazos y lo abrazó con fuerza — Te extrañe mucho

— También yo — se separó de él y le sonrió

— ¿Por qué estamos en una estación de trenes?

— Me gusta viajar en tren — se encogió de hombros y la guio hasta a la pequeña cafetería del lugar

Entraron y se sentaron donde ya había estado el chico anteriormente. Había ordenado por los dos y le alcanzó su taza con chocolate caliente.

Leylah le agradeció y levantó el periódico del Profeta leyendo el titular en primera plana

" Caídos en desgracia; La esposa de Malfoy y su hijo abandonan el juicio"

La foto de Narcisa Black unto con Draco estaba bajo aquellas palabras. No podía evitar sentir pena por el rubio, después de todo solo era un niño

— ¿Harry Potter? ¿Quién es? — una tercera voz la hizo levantar la vista. Delante de ellos se encontraba una preciosa morena que parecía ser la mesera. A pesar de hablar en voz alta, sus ojos se dirigían únicamente al chico

Se removió un poco incomoda en su asiento mientras Harry le respondía

— Nadie, solo un tipo tonto

— Que extraño periódico, hace unas noches podía jurar que vi una foto moviéndose. Pensé que me estaba volviéndome loca

— ¿Sí? — contestó nervioso el chico. La Riddle tomó de un trago toda su bebida y la dejó en la mesa.

La mesera asintió y alguien en otra mesa la llamó. Antes de irse se dirigió nuevamente a él — Salgo a las once, tal vez puedas hablarme más de ese tipo Harry Potter

Y desapareció para atender otra mesa. Potter se quedó con el ceño fruncido

— ¿Por qué hablaría con alguien de mí mismo en tercera persona?

La semidiosa soltó una carcajada — Créeme, no quiere que hables en lo  absoluto

Antes de que Harry pudiera responder algo llamó su atención en la ventana. Leylah dirigió su mirada al mismo lugar y vio a Dumbledore de espaldas mirando las vías del tren

Ambos se miraron antes de levantarse y salir de la cafetería

Caminaron hasta el otro lado de las vías para posicionarse a su lado

— Han sido imprudentes este verano, niños — fue lo primero que dijo el viejo

— Me gusta viajar en tren, señor — Harry contestó rápidamente — Me aclara las ideas

— A mí me gusta vivir — se encogió de hombros ella. Miró con asco la mano del director que se encontraba negra

— Es desagradable mirarla, ¿No? Es una historia interesante, aunque lo diga yo mismo, pero no es momento de contarla — estiró ambos brazos — Tomen mi brazo

Apenas lo tocó, desaparecieron

Había escuchado de la aparición y desaparición de un mago, pero nunca lo había experimentado. Era horrible, prefería mil veces sus confiables sombras

Tocó suelo nuevamente en cuestión de segundos. El mareo fue instantáneo

— Hice una aparición, ¿Cierto?

— Si, y exitosamente diría yo. La mayoría vomita la primera vez

— No nos des tanto crédito todavía — habló ella, sintiendo las ganas de vomitar. Miró al su alrededor — ¿Dónde estamos?

Dumbledore comenzó a caminar en una dirección y ellos lo siguieron

— Bienvenidos al pintoresco pueblo de Budleigh Babberton — les dijo — Me imagino que se estarán preguntando porque los he traído aquí, ¿Correcto?

— De hecho, señor, después de tantos años ya me acostumbré

— Pues a mí no me importaría saber qué hacemos aquí — dijo ella en su lugar, mirando la oscuridad y soledad de las calles.

Caminaron unos metros más y pararon frente a una gran casa. La puerta de la entrada se encontraba abierta

— Saquen sus varitas

Tomó su varita y conjuró un Lumos, los otros magos hicieron lo mismo.

Caminaron hacia la entrada y pasaron. La casa se encontraba destruida por adentro; Vidrios rotos, cuadros tirados y puertas rotas. Caminaron por el lugar alumbrando las diferentes partes con sus varitas

Llegaron a la sala y estaba en el mismo estado que toda la casa

— Horace — susurró Dumbledore

— Se supone que iríamos al cine — le susurró ella molesta a Harry, quien sonrió y asintió — No a una casa embrujada

El mayor de los tres se detuvo frente a un sillón individual y lo tocó con su varita. Inmediatamente del sillón salió un hombre mayor gritando

— ¡Por las barbas de Merlín! ¡No tenías que desfigurarme, Albus! — Volvió a su forma

Leylah se sobresaltó del susto. ¿Por qué debía de gritar tanto?

— Debo decir que eres un sillón muy convincente, Horace.

— ¿Qué me delató?

— Sangre de dragón — señaló el techo que goteaba y fue cuando el posionista reparó en su presencia. — Ah, sí. Déjenme presentarlos. Harry, Leylah, quiero presentarles a un viejo amigo y colega mío; Horace Slughorn — Horace, bueno tu ya sabes quién son

— Harry Potter... — Susurró él con admiración y se acercó a cerrar con seguro una puerta

— ¿Para qué es todo este teatro, Horace? No estarás esperando a alguien, ¿O sí?

— ¿A alguien más? No sé de qué me hablas — Dumbledore se quedó en silencio— Esta bien, los mortifagos me han querido reclutar desde hace un año, ¿Sabes lo que es eso? No les gusta mucho las negativas. No me quedo más de una semana en ningún lugar. Los Muggles que viven aquí están de vacaciones

— Creo que deberíamos poner todo como estaba, ¿No crees?

Las cosas comenzaron a moverse solas, acomodándose en su lugar. Los vidrios volaban de un lado a otro para recomponerse, mientras las puertas se arreglaban y los jarrones se arreglaban.

Una lámpara pasó por su lado de forma rápida y casi le pega de no ser porque Harry la corrió a tiempo.

— Gracias

Pronto todo quedó en su lugar. Leylah guardó su varita ya que no vio mucho peligro

— Que divertido — Albus sonrió — ¿Te importa si uso el baño?

— No, adelante. No creas que no sé qué haces aquí, Albus. ¡Y la respuesta es no! ¡Absoluta y definitivamente no!

La sala quedó en silencio por unos minutos, en los que el profesor los examinaba

— Te pareces a tu padre — le dijo Horace a Harry — excepto en tus ojos, tienes...

— Los ojos de mi madre, si

— La bella Lily, extremadamente brillante y más impresionante al saber que era de padres Muggles

Ella se cruzó de brazos y dijo — Nuestra mejor amiga es hija de padres Muggles y es la mejor de la clase

La miró detenidamente por primera vez y contestó — No me tomen de prejuicioso, tu madre fue una de mis favoritas, siempre — miró hacia un costado y señaló unos cuadros — Mira, ahí está. Justo al frente

Harry se acercó y tiró de su mano para que lo hiciera también. las fotos mostraban a él con los sus alumnos en diversas escenas. Buscó entre ellas, pero no vio a Remus ni a Sirius en ninguna.

— Todos míos, sin excepción. Ex alumnos, claro

— ¿Reconocen a Barnabas Cuffe? Es el editor del profeta, siempre acepta mis lechuzas si quiero dar una opinión sobre las noticias — Harry tomó una de las fotos y la miró — Ah sí Regulus Black. Sin dudas conocieron a su hermano mayor, Sirius. Enseñe a toda la familia Black, excepto a Sirius. Que lastima, era muy talentoso, me tocó Regulus cuando llegó, pero me gustaría haberlos tenidos a todos

Frunció el ceño por como hablaba de los alumnos, como si fueran un trofeo

— Horace, ¿Me puedo llevar esto? — Dumbledore entró a la habitación con una revista en la mano — Me gustan las revistas de tejido

La semidiosa tomó el cuadro que sostenía Harry y lo puso en su lugar para luego arrastrarlo hacia la puerta. Quería irse pronto

— Eh, sí, claro. Pero no se van ya ¿O sí?

— Reconozco una causa perdida cuando la veo, que lastima. Hubiera considerado como un triunfo personal que aceptaras volver a Hogwarts. En fin, eres como mis amigos aquí presentes único en verdad — le sonrió y se dio la vuelta — Adiós, Horace. Harry, Leylah

Salieron apresurados de ahí. Ya cuando estaban por salir de la propiedad se escuchó las corridas del hombre

— Esta bien, acepto. Pero quiero el despacho de la profesora Merrythought, no el armario de escobas que tenía antes. Y un aumento, estos son tiempos de locos, ¡De locos!

— Si, sí que lo son

Caminaron por las calles de regreso de donde vinieron

— ¿Qué fue todo ese circo? — preguntó ella

— Ustedes son talentosos, famosos y poderosos. Todo lo que Horace valora

— Habla de ti Potter, cuando me vio parecía horrorizado

— Eres la joya de su corona, Harry. cuando regrese Hogwarts, tratará de reclutarte. A ti también, señorita Riddle — Ella lo dudaba. Llegaron a la misma fuente del principio — Me temo que les arrebate una noche encantadora

— Da igual, todavía podemos llegar a la función de las doce

— Hoy no regresaran allí

— ¿Pero y Hedwig? ¿Y mis cosas?

— Ambas te están esperando — estiró sus brazos

— Aquí vamos otra vez

Cerró fuertemente sus ojos y tocó el brazo del mayor. 


El primer capitulo del cuarto acto!!!

Espero que les haya gustado tanto como a mí. Voy a tratar de escribir tanto como pueda, pero estoy en época de exámenes y no doy más

Voten y comenten que les pareció

Nos leemos pronto!! ♡♡

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