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05. Primera noche y adaptación

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Cuando sonó la caracola, supo que ya era hora de comer.
El sol ya se estaba escondiendo y sintió su panza rugir de hambre ya que había estado toda la tarde allí, ni siquiera fue al almuerzo.

Bajó el arco y observo, con un poco de frustración, como unas diez flechas rodeaban el centro de la diana. Cada flecha nueva que tiraba se acercaba, pero nunca daba en el blanco.

Vio como otros campistas guardaban sus arcos y flechas en la armería, por lo que hizo lo mismo.

Al terminar, tomó su peluche y se encaminó al comedor donde su cabaña ya estaba ubicada en su lugar

Se sentó en el único espacio vacío de la mesa y tomó una de las hamburguesas que le ofrecían

— ¿Dónde fuiste? — Le preguntó Luke con disgusto — No estabas con las de Deméter

— Me aburrí — Se encogió de hombros y se levantó de su lugar para poder tirar un pedazo de su comida — ¿Esperabas que me quedara haciendo coronas de flores todo el día?

No intentaba sonar grosera, si no que realmente tenía una genuina curiosidad. ¿Debía de quedarse allí cuando podía hacer algo tan genial como tiro con arco?

—No, por supuesto que no, pero esperaba que me hicieras caso, dado que soy tu consejero

— Por el momento — contestó con el ceño fruncido sin gustarle lo que le decía — Hola, Perseo — saludó al niño que se encontraba al lado del rubio

— Hola, Leylah, Grover me dijo que estarías aquí — La saludo con ánimo, estaba contento de que hubiera alguien igual de nuevo en esto como él

Le sonrió levemente y pidió agua, la cual apareció en su vaso

— Vengan, acompañante — les pidió Castellan levantándose de su asiento

Leylah tomo su plato y puso un poco más de comida para los dioses

Tal y como le explico su actual consejero, una vez llegó a la gran fogata tiró la comida e hizo una oración silenciosa

"Quien quieras que seas, gracias. "

Regresó a su lugar

El señor D se levantó con un gran suspiro.

—Sí, supongo que es mejor que os salude a todos, mocosos. Bueno, hola. Nuestro director de actividades, Quirón, dice que el próximo capturar la bandera es el viernes. De momento, los laureles están en poder de la cabaña cinco.

Leylah no entendía mucho de lo que estaban hablando, pero no le tomo importancia.

Luego de comer se dirigieron al anfiteatro, donde la cabaña de Apolo dirigió el coro. Cantaron canciones de campamento sobre los dioses, comieron bocadillos de galleta, chocolate y malvaviscos.

Lo peor llegó cuando fue hora de dormir.

Durante todo el día, la semidiosa se mantuvo ocupada de madera que no pensó en las consecuencias de su huida.

Pero ahora, mientras todos dormían, su cabeza planteo los peores escenarios.

¿Qué haría si alguna vez Marcel la encontraba? ¿Se olvidaría de ella en un par de semanas o meses? ¿Qué pasaría si encontraba la tarjeta que le dio Quirón?

Este último pensamiento le dio miedo. Recién ahora se daba cuenta de ese detalle.

Sí su director encontraba aquella tarjeta, estaba muerta. Él sabría donde buscarla y la llevaría de regreso a ese infierno.

Se salió de la bolsa de dormir y tomó, junto a su peluche, su libro y camino de puntillas hasta la puerta tratando de no despertar a nadie

Afuera estaba mucho más fresco que adentro. Se recostó contra la pared de la cabaña y abrió su libro.

A pesar de la poca luz que había en el exterior, Leylah podía leer con claridad las líneas de su libro.

Alcanzó a leer dos páginas antes de que la puerta fuera abierta y Percy Jackson se sentara a su lado

— ¿No puedes dormir? — le preguntó a lo que ella negó — Yo tampoco

— ¿Es por lo de tu madre?

— Si, y por todo esto. Me parece una locura — suspiró — ¿Y tú? ¿Por qué no puedes dormir?

— Tengo miedo — confesó — Me escape del orfanato y temo que me encuentren

— Annabeth me dijo que ningún mortal puede pasar la barrera. Monstros tampoco

— ¿No pueden?

Él negó con una sonrisa — No. No te pasará nada — Se levantó del suelo y le tendió la mano — Vamos, está refrescando — Leylah dudó en tomar su mano y regresar adentro. Percy, al notar su duda, volvió a hablar — Pondré mi saco de dormir al lado tuyo y esperaré a que te duermas, ¿Qué dices?

La Riddle lo miró a los ojos, buscando maldad en ellos o algún indicio de que aquello no era buena idea, pero no encontró ninguna, solamente un extraño brillo que le aseguraba protección.

Levantó su mano y la colocó arriba de la suya, confiada de que no la lastimaría.

Nunca sentido más segura en toda su vida como en el momento en que puso su saco de dormir junto al del chico y él espero pacientemente a que ella se durmiera.

[...]

Los siguientes días se acostumbró a una rutina que casi parecía normal, si exceptuamos el hecho de que le daban clase sátiros, ninfas y un centauro.

Cada mañana recibía clases de griego clásico junto con Percy de Annabeth, el resto del día probaba todas las actividades al aire libre, buscando algo en lo que fuera bueno. Quirón intentó enseñarle tiro con arco a Perseo y Leylah se reía en silencio cada vez que fallaba.

Por su lado, Leylah no parecía destacar en muchas cosas tampoco. En todo era un promedio.

Era buena en las carreras, en las canoas (No tan buena como lo era Percy), le gustaba pasar tiempo en los campos de fresas, hacer algunas manualidades y pasar su tiempo en el anfiteatro.

Quirón le dijo que probablemente fuera hija de apolo o de algún dios menor, pero tampoco estaba seguro. No es como si a ella le importara demasiado. Sí, le encantaría saber quién era la diosa o dios que había aportado sus genes, pero se conformaba con estar en un lugar alejada del orfanato.

Le gustaba el campamento. Mucho.

Pronto se acostumbró a la neblina matutina sobre la playa, al aroma de los campos de fresas por la tarde, incluso a los sonidos raros de los monstruos de los bosques por la noche. Cenaba con los de la cabaña 11, echaba parte de su comida al fuego y les agradecía a los dioses

La primera lección de espada la tuvo tres días después de su llegada. Al principio Luke se había negado a dejarla participar alegando que era pequeña lo que la enojo de sobre manera.

Odiaba cuando alguien le decía que era pequeña para algunas cosas. No lo era, o al menos así lo veía ella.

Buscó una espada en la armería y se reunió con el resto de su cabaña. El rubio al verla negó con la cabeza

— Eres rebelde, ¿Eh? — ella se encogió de hombros en respuesta, no se había escapado solo para seguir la ordenes de otra persona. Quería probar esta nueva libertad que estaba sintiendo.

Empezaron con los tajos y las estocadas básicas, practicando con muñecos de paja con armadura griega. La espada no era mejor que el arco, pero no lo hizo tan mal.

Luke anuncio que practicarían en parejas y la acomodó con un niño de casi su misma edad y él practicaría con Percy

—Buena suerte —Le deseó uno de los campistas al chico—. Luke es el mejor espadachín de los últimos trescientos años.

—A lo mejor afloja un poco conmigo —dijo poco convencido

— Lo harás bien, Perseo — le sonrió antes de ir con su pareja

—¡Mantengan la guardia alta!

—¡Zaca! ‐ ¡Ataca!

—¡Zaca! ¡Ahora retrocede!

Escuchaba cada orden que le daba y trataba de seguir el paso. La espada le pesaba un poco, pero no lo hizo notar

Para cuando dieron un descanso estaba sudada y le dolía la mano. Tomo dos aguas del refrigerador y le alcanzó una a su amigo

— Gracias — le agradeció y se hecho agua en la cabeza

—¡Vale, todo el mundo en círculo, arriba! —ordenó Luke luego de unos minutos — Si a Percy no le importa, quiero haceros una pequeña demostración.

La cabaña siguió la ordenes de su consejero y los rodearon. muchos se reían mientras miraban la escena frente a ellos

Supuso que antes habían estado en su lugar y se morían de impaciencia por ver cómo Luke lo usaba como saco de boxeo.

Le dijo a todo el mundo que iba a hacerles una demostración de una técnica de desarme: cómo girar el arma enemiga asestándole un golpe con la espada de plano para que no tuviera más opción que soltarla.

—Esto es difícil —remarcó—. A mí me lo han hecho. No se rían de Percy. La mayoría de los guerreros trabajan años antes de dominar esta técnica.

Hizo una demostración del movimiento a cámara lenta. Desde luego, la espada cayó de su mano con bastante estrépito.

—Ahora en tiempo real —dijo en cuanto hubo recuperado el arma—. Atacamos y paramos hasta que uno le quite el arma al otro. ¿Listo, Percy?

Asintió y comenzaron a luchar

Leylah disfrutó cada momento de ese duelo

Percy desvió el primer movimiento e intentó desarmarlo. Su hoja dio en la base de la de Luke y la giró, lanzando todo su peso en una estocada hacia delante. La espada de Luke repiqueteó en las piedras. La punta de su espada estaba a tres dedos de su pecho indefenso. Los demás campistas quedaron en silencio.

Ella aplaudió y fue seguida por algunos que habían logrado salir del shock

—Lo siento... Perdona — Lo escuchó murmurar

—¿Perdona? —Su rostro marcado se ensanchó en una sonrisa—. Por los dioses, Percy, ¿por qué lo sientes? ¡Vuelve a enseñarme eso!

La segunda vez Luke salió ganando rápidamente

Tras una larga pausa, alguien del público preguntó:

—¿La suerte del principiante?

Ella no lo creía, Percy era realmente bueno en eso

—Puede —dijo—. Pero me gustaría saber qué es capaz de hacer Percy con una espada bien equilibrada...

Cuando el entrenamiento terminó, se acercó a él y le sonrió

— ¡Fue increíble! Debes enseñarme a hacerlo

— Cuando descubra como lo hice, lo hare — le sonrió — También lo has hecho bien

— Soy mejor en el arco y flecha — admitió.

Un cuerno suena a lo lejos advirtiendo la hora del almuerzo. Ambos se miran un segundo ante de empezar a correr

— ¡Una carrera hasta el comedor! — exclama el semidiós

Y Leylah se ríe porque nunca se sintió más feliz que en ese momento mientras corría detrás del chico tratando de alcanzarlo

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