Minerva.

La notica de la muerte del pakhan, se había extendido de manera rápida, mi nombre no fue mencionado, tampoco el de mi padre, lo habían atribuido a un negocio que salió mal. Yo me había dejado "capturar" por uno de los tipos que habían quedado vivos.

No se a qué parte me habían traído, pero eso no era lo relevante, esperaba estar en lo correcto, que mis conjeturas fueran correctas. De lo contrario me había metido en un gran lio por no pensar bien las cosas.

—Señorita —me abrieron la puerta.

Empecé a bajar y uno de esos tipos me extendió la mano —Tócame y perderás los dedos.

—¡Mi princesa!

Como lo suponía mi padre estaba aquí, abrió los brazos para intentar abrazarme, levante las manos para apartarlo.

—Estoy llena de sangre, necesito una ducha antes y ropa limpia.

—Claro mi niña.

La gente se movilizo a mi alrededor, no entendía nada de lo que estaba pasando, mi padre había quedado en la ruina cuando Jimin me secuestro, ¿Cómo es que tenia tanta gente bajo su mando?

—¿Esta es la princesita? —La voz de aquel hombre, era en unas ingles con un acento muy marcado— es hermosa, creo que estar llena de sangre la hace lucir sexy, ahora entiendo la obsesión de Jimin por ella.

—Hija este es Andreas Kavac, es hijo de líder de los Serbios.

—Estoy cansada.

Solo asintió y me puso la mano en la espalda para llevarme a una habitación, el tipo se me quedo viendo hasta que salí de su radar, mi padre se había metido con los serbios, cuando el territorio de los rusos era impenetrable, en verdad que es un imbécil y el tal Andreas más.

Apenas me dejaron en la habitación, tome una ducha rápida, me aliste, mire los rasguños en mi rostro, me había lastimado un poco, me sentía fresca, pero en mis ojos se notaba el odio que tenía, no sé cómo le haría, pero sería la única viva en salir de aquí y tendré que cobrar mi favor más rápido de lo que pensé.