Quince

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Seokjin.

La primera vez que estuve con una mujer fue bastante decepcionante para ella, fui precoz, desesperado y nada considerado con lo que podía llevar a los límites de su placer.

Solo me enfoque en sentir yo, en terminar y después irme.

Pero era un crio.

Ahora soy un hombre, un hombre sabe que si la mujer experimenta placer a nosotros nos va mucho mejor, nuestro ego se infla y todo eso va directo a nuestras bolas, por lo que hacerlas llegar, encontrar que es lo que les gusta, es mil veces mejor que eyacular y retirarse.

Pero ahora me siento como la primera vez, la ansiedad, la necesidad, de consumirla de tenerla al fin, siento que podría arruinarlo si no lo medito lo suficiente, pero maldita sea solo con verla es suficiente para que mi erección duela.

Pero le hice una promesa y se la cumpliré.

—¿Estas nerviosa?

Bese sus pantorrillas, lentamente.

—Si —jadeó al sentir mi lengua acariciar la superficie de su piel.

—Yo también —busque su mirada al abrirme paso entre sus piernas —estoy más que nervioso.

—¿Por qué?

Subí el dobladillo de su pijama quitando la fina bata de seda de su piel, la sentí tensarse un poco, me detuve un segundo hasta que su cuerpo volvió a relajarse, me dejo quitarle la bata viéndola desnuda, por primera vez.

—¿Por qué? —bese entre sus pechos escuchando como soltaba un pequeño gemido — porque nunca había tenido nada tan valioso en mis manos —mi lengua rodeo la piel abultada de sus senos para succionar un poco —nunca había tenido una mujer por la que valiera esperar, una mujer que deseara de verdad —mis manos se metieron entre los dos sintiendo la humedad entre sus pliegues —así que tengo miedo de arruinarlo, de no ser lo suficiente cuidadoso, soy el hombre que necesitas, de eso no hay duda —sobe un poco su punto sensible —pero en este instante lo malditamente perfecta que eres me esta consumiendo.

Alzo mi cabeza con ambas manos para mirarme un segundos antes de besarme, antes de llenarme con su calor sus manos rodearon mi espalda, sus piernas se abrieron mas dejando entrar mis dedos.

—Jin —el maldito paraíso mi nombre en sus labios — nunca pensé desear a un hombre de nuevo, tampoco me imagine que otro me deseara o me quisiera estando rota —se estremeció de nuevo — estoy lista, no me hagas esperar mas.

—Como ordene mi reina.

Abrí sus piernas y metí la punta, esperando que se acostumbrara un poco a lo ancho, le tembló el labio por la intrusión pero en sus ojos el destello del deseo me hizo hundirme mas, metí mi rostro en su cuello aspirando su aroma empujando mas fuerte.

—No solo te estoy dando mi cuerpo Jin —araño mi espalda en cada embestida —me estoy entregando a ti totalmente, incluso mi confianza, algo que jamás pensé dar de nuevo, por favor, por favor, solo arruíname en la cama, de ninguna otra manera.

—Cariño, la que me arruino fuiste tú, y me encanta...

Seguí moviendo mi cadera contra ella, una y otra vez, hasta que su garganta me dio ese delicioso sonido de placer, que rodeo mi polla tan fuerte exprimiéndome tan fuerte que sabia que esto se volvería una adicción. 




Y el ultimo capitulo del dia que tambien va a dedicado a mi linda Karen, que es nueva en mi grupo pero ya es una de las consen.


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