Capítulo IX

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

No hemos obtenido grandes resultados que digamos. O sea... no habido señales fuera de lo normal.

Hannah y yo nos hemos tratado casi siempre con cariño, en el sentido de tomarnos de los brazos al caminar, besos en la mejilla al saludarnos y despedirnos. No reaccionó mal cuando empecé a tomarla de la mano por los pasillos o le hago demasiados cumplidos. Supongo que lo ve normal y esa es mi única prueba.

Debido a la distancia, es evidente que Ricardo casi no ha podido ayudarme, pero si me da su punto de vista de lo que le cuento; obviamente le mencioné lo que paso el fin de semana que nos reunimos y su única suposición es que al menos no le importa las demostraciones de afecto entre ella y otra chica o en específico conmigo.

Y eso me hizo sentirme con más confianza de expresarme. Respetaría si en algún punto veo que le incómoda, pero mientras no haya queja, no le veo motivo para abstenerme.

He querido pasar un poco más de tiempo con ella, aunque eso involucre estar al lado de Evans, y eso es algo que me ha estado afectando un poco. Por ejemplo, en algún punto de la semana y del día, mi descanso coincide con el de Derek, Hannah y Evans.

Antes de que empezaran a salir Hannah y Evans, ella comía conmigo y Derek, actualmente lo hace, pero no tan seguido como antes, pues se va a la mesa con su novio y algunos amigos.

Derek y yo quedamos a la distancia teniendo nuestras propias conversaciones, aunque últimamente el silencio en la mesa es algo común, motivo poco extraño para él porque yo siempre le estoy contando cosas.

—Has estado muy callada en las últimas semanas—mencionó—, ¿qué tienes?

Mi mente volvió a la realidad y deje de observar cierta mesa para dirigirla a Derek.

—Nada, he tenido muchas cosas que pensar y hacer—no estaba mintiendo en totalidad.

—¿La universidad?, ¿tu familia?, ¿tu hermano? —Empezó a cuestionarme.

En el amor, pensé, volviéndome a perder en mi mente, en aquella mesa, en aquella chica. Quien reía mostrando su linda sonrisa mientras su cabello estaba en movimiento y sus mejillas estaban levemente pintadas. Dios mío, la cantidad de imágenes que me llegaron eran para cuestionarme.

—¡Hey! —Exclamo Derek agitando su mano enfrente de mi—, también has estado distraída Pau, ¿qué te pasa?

No, no pude.

En ese momento no pude decirle la verdad porque no quería que las cosas se volvieran incómodas, sobre todo para Derek. Sabemos que la mayoría de los grupos de tres entre dos hombres y una mujer o viceversa, siempre terminan mal porque dos se enamoran y empiezan a dejar a un lado al otro.

Yo no quiero eso para Derek, además todavía no hay nada seguro, por eso, con un nudo casi formándose en mi garganta, le mentí.

—La propuesta de participar en el evento—realmente no era una preocupación, pero fue la única excusa que se me ocurrió meter.

Derek arqueo una ceja dudando de mi respuesta, yo permanecí en silencio hasta que mencionara palabra. Empecé a mirar a ambos lados como si tuviera algo en la cara y buscara alguien que me lo informara.

—Dijiste que tal vez no lo harías...

—Bueno es eso, lo sigo pensando, a veces pienso que no lo haré y otras que sí—volví mi atención a mi ensalada para continuar comiendo.

—Tengo mis sospechas de que tal vez no es algo lo que te distrae—deje de masticar por un momento—sino alguien.

Juro por lo que sea que estuve a nada de ahogarme con los trozos de manzana y arándanos. Mierda, ¿ya Derek sabe? Y si él sabe tal vez también Hannah, aunque eso sería de agradecer, pero, aun así, ¡no!

Fingí demencia mientras su azulada mirada me observaba de una manera retadora, esperando una respuesta, o más bien, una excusa para justificarme.

—¿Ahora no sé de qué hablas? —Respondí luego de poder pasar mi bocado con dificultad.

—Siempre la mirada en la misma mesa, algunos suspiros, pequeñas sonrisas de por medio, y la distracción de las cosas en general...—empezó a enumerar—son algunas señales de que te gusta alguien Pau.

Mordí mi mejilla derecha interna a propósito.

—¿Te gusta Evans? —Esta vez no puede librarme del ahogo.

Comence a toser exageradamente tratando de respirar. Derek se levantó de prisa a ayudarme mientras los demás, o los más cercanos a nosotros, nos observaban sin hacer nada.

Mon Dieu!, pude haber escuchado cualquier otro nombre excepto ese, incluso el de Hannah. Literalmente las probabilidades de que me gustara eran nulas y no, no había alternativa de que fuéramos un enemies to lovers por dos simples razones que hasta este punto son muy claras.

Me gusta Hannah y ella es mi mejor amiga.

Es obvio que no saldría con su novio porque es una traición hacia ella.

No obstante... tal vez sería de utilidad para librarme de las sospechas, por lo menos un tiempo en lo que sigue mi investigación, de cualquier forma, sé que Derek guardaría el secreto y no se lo contaría a Hannah. Él tampoco quiere que el grupo se separe.

Entonces sin pensarlo a profundidad, simplemente abrí mi boca cuando ya me encontraba mejor.

—Creo que sí—segunda mentira felicidades yo misma.

Sus ojos se expandieron y se acercó a mi oído para susurrarme.

—¿Es enserio?, ¿desde cuándo?, ¿cómo y por qué?

—No sé, solo pasó—no tenía idea de cómo justificar eso, así que respondí lo más fácil—. Por favor no se lo digas.

—Prometo no decirle, pero, ¿no se supone que te cae mal? —Y lo hace.

—Si una vez lo hizo lo hará otra vez, no voy a permitir que esto arruine las cosas con ella... estoy intentado hacer que no me guste.

—¿Si sabes lo complicado que puede ser eso?

—Lo sé, lo sé muy bien—respondí teniéndola a ella en mente.

Me sentí mal de mentirle, aunque ya lo hacía porque no le he dicho quién soy, pero agregar más a la mezcla puede terminar en desastre.

—No te preocupes, intenta hacer otras cosas y no pensar en él—sugirió él hincándose a mi lado—. Habla con tu hermano, salgamos a un lado o sal con Ricardo, lo que sea, esperemos que con el tiempo sólo te hayas confundido.

Ya lo he intentado y mis sentimientos aún sigue, aunque por otra persona.

Por supuesto mi primer movimiento después de llegar a casa fue decirle todo a mi hermano, es una regla no dictada que tenemos los dos desde los diez años. Siempre seremos los primeros en saber las cosas del otro.

Sin embargo, no fue posible ese día, ni el siguiente, ni el fin de semana...

Estoy empezando a preocuparme, pues ha pasado una semana y media desde la última conversación con mi hermano y no he sabido nada de él.

Sé que está ocupado con su trabajo y las cosas de la universidad, pero es obvio que en algún punto está libre y puede escribirme sin importa la hora, tarde o temprano lo voy a ver.

Me sentí un poco mal cuando un sábado, a mediados de octubre, me encontré llamando a la segunda persona que se había vuelto importante para mí.

—¿Hola?

—Rick, hola—salí al patio de mi casa para evitar que mis padres me escucharan.

—¿Cómo estás?

—Mm pues no tan bien.

El tono de voz de Ricardo cambia a un más serio—¿Qué paso?

Suspire frustrada antes de responder—¿Recuerdas que te mencione que odio las mentiras?

Claro, esa vez en el parque, ¿por qué?.

—Bueno... lo acabo de hacer, es decir, no en este momento, pero sí.... mentí.

Al no poder verlo, no sabía cómo había reaccionado, la línea permaneció unos segundos en silencio que me sentí algo incómoda, supuse que estaba esperando a que le siguiera contando.

—Yo... he estado muy distraída con todo esto del plan y descubrir si tengo oportunidad o no, y creo que sabes lo que es estar enamorado, ¿no?

Por supuesto—sabía que había soltado un suspiro silencioso.

—La cuestión es que... Derek lo notó, es mi mejor amigo y sabe cuándo tengo cosas en mi cabeza... —jugué un poco con el pato con mi pie antes de continuar—piensa que me gusta Evans—solté abruptamente.

—¿Qué? Es decir, ¿cómo por qué piensa eso?

Esta vez jugué con mi mechón de cabello, apenándome de lo que iba a decir, no estaba orgullosa de pronunciarlo en voz alta.

—Puede que no sea muy buena disimulando mi mirada que le doy a Hannah, quien pasa la mayor parte del tiempo con su novio y por eso él saco esa conclusión.

No comprendo la verdad.

Mon Dieu, je lui ai dit que j'aimais vraiment Evans ⁹—exclamé con una mezcla de rabia, desesperación y tal vez decepción.

El simple hecho de juntar las palabras gustar y Evans me causaban un nudo en el estómago, o más bien, un remolino en este.

Yo...

—Perdón—respiré profundo—, cuando estoy algo alterada hablo en francés y...

—Descuida, tengo algo de experiencia, ya sabes, mi hermana. Entonces... si mal no entendí le dijiste que te gusta.

—Sí—asentí con la cabeza a pesar de que no pudiera verme.

Si lo piensas bien es un gran distractor, pero debes tener cuidado de que Hannah no lo sepa.

—Justo eso mencionó Der, prometió guardar el secreto—enfatice la última palabra—. ¿Sabes?, ahí ya van dos mentiras, Derek no puede saber que me gusta Hannah y ella no puede saber que me gusta su novio—sería como un descontrol de todo.

—¿Por qué él no puede saber?

—Somos un grupo de tres Rick—murmure observando el cielo, se acercaba la noche—, no quiero que nos separemos por mi culpa o que alguno se sienta fuera del círculo.

No deberías sentirte culpable por tener sentimientos, son algo que no controlamos...

Sentí que se apagó su tono. Era otra de las razones por las que sentía que no podía pedirle apoyo a Ricardo. Sigue sintiendo algo por mí, mínimo, pero lo hay. Las demás van más porque apenas nos estamos conociendo, quiero conocerlo más como persona.

No me imagino lo duro que debe ser que la persona por la que tuviste sentimientos y te rechazo, te llame para contarte que le gusta alguien y que ahora tiene que fingir que le gusta una tercera persona para salvar su espalda y que lamentablemente no seas ese tercero.

Sin embargo, creo que eso sería peor, saber que solo está contigo para ocultar algo, es la peor cosa que podría hacerle a alguien en este momento.

En fin—cambio de tema después de un vacío en la llamada—, ¿has hablado con Henry?

—No—sentí ganas de llorar, pero me controlé—, ¿no sabes de él?, ya sabes por Teresa.

Hace una semana que hablé con ella me dijo que estaban bien, un poco distanciados por la universidad y eso, pero al menos sigue vivo.

Por una parte, me tranquilizo que estuviera bien, por otra, ¿por qué sí le llamaba a Teresa y a mí no? Sabe que yo me preocupo mucho por él y las treinta llamadas y veinte mensajes lo demuestran. Je suis ta soeur ¹⁰.

No quise mostrar mis pocos celos que me invadieron.

—Okey, eso me tranquiliza. Voy a intentar mañana temprano. Gracias por escucharme.

Claro que tenía que agradecerle, eso y mucho más.

Gracias por compartir, nos vemos mmm... ¿Quieres que pase por ti el lunes?

—¿Por qué no? —Sonreí de lado.

De acuerdo, nos vemos entonces, descansa y....—suspiró—cualquier cosa sabes que estoy para ti. Te quiero.

Eso último me tomo un poco desprevenida, pero también lo sentía. Sentí un abrazo cálido sin que nadie me lo diera físicamente.

—Yo también te quiero—respondí finalmente sonriendo.

Cortamos la llamada y volví a adentrarme en la casa, ya empezaba a hacer un poco de frío y yo había salido sin suéter, además, ya casi era hora de cenar.

Sentí el cambio de temperatura por todo mi cuerpo e inmediatamente me encontré a mi mamá que se dirigía a la cocina.

Avec qui parlais-tu? ¹¹Se detuvo para cuestionarme.

Ricardo.

Ils sont devenus très proches, non?

Maman n'est pas ce que tu penses, nous sommes juste amis, tu sais, à cause de nos frères.

—Ya veo, c'est attrayant, tu sais? ¹²

Maman....—replique.

Je ne fais que jouer, la nourriture est déjà servie.

Me alegre que no preguntara más, de cómo fue mi día y eso, no quería agregar más mentiras de las que ya estoy diciendo. Supongo que es la consecuencia de seguir teniendo miedo.















.
☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆♡☆

9. Dios mío, le dije que realmente me gustaba Evans.

10. Yo soy su hermana.

11. —¿Con quién hablabas?

—Ricardo.

—Se han vuelto muy unidos, ¿no?

—Mamá no es lo que piensas, sólo somos amigos, ya sabes, por nuestros hermanos.

12. —Ya veo, es atractivo, ¿sabes?

—Mamá.

—Solo estoy jugando, la comida ya está servida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro