Capítulo VI

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La felicidad y tranquilidad sólo duro la primera semana de clases, pues después de está, estas empezaron a ponerse pesadas. Luego del primer año, ya el segundo es ligeramente más sencillo, ya que sabes cómo es el modo de trabajo de algunos profesores y el ritmo que cada uno lleva, sumándole que cada semestre eran menos materias o las mismas cantidades que el anterior, solo que con más horario.

Agosto realmente no lo sentí que sin darme cuenta ya estábamos a mediados de septiembre. Mi relación con la escuela era igual, buenas notas, no las mejores, pero tampoco las peores. Misma rutina con mis amigos sumándole que ahora intercalo día para también salir con Ricardo, quien cada día me da más confianza, a veces también dejo espacio para hablar un rato con mi hermano, aunque muchas veces olvido contestar por que llego muy cansada de todo...

Tanto que estuve a punto de llegar tarde a clases, sin embargo, cuando llegué al salón algo apurada, no había casi nadie, sólo dos o tres estudiantes. Me quedé confundida y decidí revisar mi celular para comprobar si no habían dicho algo al respecto.

—El maestro llegara unos minutos tarde.

Mencionó alguien que no pude verle el rostro porque paso rápidamente a sólo dar el aviso. No mencione nada y decidí tomar mi asiento, pues no podía buscar a mis amigos ya que ellos probablemente sí estaban en clases, tan sólo había dejado mi mochila en la silla cuando alguien me toma del brazo.

—¿Podemos hablar, por favor? —¿Qué hacía Hannah en mi salón?, ella no es de saltarse las clases. Pero no pude preguntarle porque su rostro mostraba desesperación.

—Sí, pero, Hannah deberías estar en...—me interrumpió y empezó a jalarme por el salón para llevarme a quien sabe dónde, aunque la incógnita no duró mucho cuando observe la puerta del baño.

Ambas entramos y fue en ese momento en que soltó mi brazo, colocando el seguro del baño después de asegurarse de que no había nadie.

Se mantuvo unos momentos de espaldas a mi observando la puerta, mientras yo recargue parte de mi cuerpo en la pared de lado derecho esperando a que dijera algo.

—Tuviste razón, he sido una tonta—seguía sin voltear y hablo después de lo que para mí fueron horas.

—¿De qué hablas? —Arqué una ceja sin saber exactamente a qué se refería. Antes de continuar finalmente se dio la vuelta, observándome.

—Evans, he estado perdiendo el tiempo con él—¡Por fin abrió los ojos! Exclame en mi cabeza tratando de sonreírle con empatía—y te he dejado de lado—eso me hizo desvanecer un poco mi sonrisa.

—Hannah estoy algo confundida, ¿qué paso?

—No quiero hablar de él ahora...—desvió la mirada un momento y noté sus mejillas pintarse—. Yo también he estado confundida, pero supongo que muchos lo han estado, ¿no crees?

Hannah empezó a acercarse hasta que estuvo enfrente de mí, a una distancia apropiada. Sentí que en algún momento mi corazón iba a salirse de lo fuerte que estaba bombeando, porque ya no sólo era el hecho de la distancia, sino el cómo me estaba mirando, de una forma, ¿coqueta? Debo estar imaginando y mi falta de café debe ser la razón.

—Siento que me perdí de algo—murmure, aunque realmente lo haya querido decir en mi mente, mi boca saco las palabras.

—Nos hemos perdido ambas—menciono acercándose más y sentí que el aire me faltaba, Hannah estaba actuando muy extraña y aunque en parte me gustaba, por otra me estaba asustando.

—¿Es-estás bien? —tartamudeo sin evitarlo, tomó mi brazo con sus delicadas manos, eran suaves que hasta me provocaron un escalofrío.

—Por supuesto—sonrió como normalmente lo hace todos los días y en cuanto estaba a punto de soltar un suspiro y ponerle un alto, una de sus manos acaricia mi mejilla.

Me mira directo a los ojos por unos minutos sin dejar las caricias y luego baja la mirada a mis labios. Mi mente solo tenía una palabra en mente: "hazlo", pero mi cuerpo no reaccionaba por más que se lo pidiera.

No sentí el momento en que sus labios tocaron los míos.

Sentí que mis piernas se volvieron débiles y podía caerme, pero Hannah me recargo sobre la pared y me sostuvo de la cintura, a lo que, de forma inconsciente, solté un suspiro, ahogado por el beso.

En una situación normal, mi cabeza se hubiera llenado de millones de preguntas, pero esto es algo que había deseado hace mucho, además, ella fue la que se acercó a besarme, no yo, por lo tanto, no había razón por la cual sentirme culpable.

Regrese mi atención al beso cuando se separó unos milímetros para tomar aire, en eso aproveche para tomarla de las mejillas mientras regulaba mi respiración.

—¿Estuvo bien? —Pregunto en la misma condición que yo.

—Más que bien—y una vez más no me dejo continuar por que volvió a juntarnos. Mi cuerpo se empezó a mover por su cuenta y mis manos se dirigieron a su cabeza para acercarla más. Las de ellas se mantuvieron en mi cintura mientras el agarre era un poco más intenso sin llegar a lastimarme.

No me di cuenta cuando el beso ya estaba volviéndose más descontrolado, girando nuestras cabezas hacia los lados y teniendo una batalla contaste por quien presionaba más. ¿Hannah realmente quería esto? Es más, ¿desde cuándo lo había deseado? Yo la veía feliz con Evans, ¿por qué cambio de opinión?

Sentí una corriente increíble que me hizo volver a olvidarme de todas esas cuestiones en mi cabeza. Hannah estaba moviendo sus manos, haciéndome caricias, ya sentía demasiado caliente mis mejillas y mis pulmones por tanta falta de oxígeno, pero era como si realmente no lo necesitara.

Sus manos empezaron a subir, una por mi espalda y la otra por el borde de mi camisa, queriendo levantarla lentamente. ¿Qué mierda...?...

El despertador sonó.

Me desperté de golpe sobre mi cama y miré a todos lados. Un sueño, fue un maldito sueño, uno de los muchos que he tenido.

¿Ahora entienden por qué me gusta mantenerlos en secreto?, sería muy extraño y vergonzoso que le contará algo así a mi hermano, aunque eso sí, hay sueños que obviamente puedo comentar.

Desde hace tiempo empecé a tenerlos, no siempre a este nivel, pero ya saben; algunos eran de como podíamos ser si fuéramos pareja, como sería nuestro primer beso, nuestro primer aniversario, como sería si fuéramos una pareja incógnita en la universidad; eran diferentes sueños, o más bien, deseos.

Lo peor de todo es que siempre eran esos sueños que parecieran tan reales, que los toques parecían sentirse al tacto provocando sensaciones increíbles en todo mi cuerpo, pues sabía que el exceso de calor en mí, no era solamente por el clima que estaba haciendo.

Siempre que pasa esto me levanto y voy directo a la ducha para, uno, despertar mejor y dos, relajarme y olvidar lo que soñé, es obvio que después de algo así no me gustaría verla en persona, aunque eso es más sencillo ahora, puesto que estamos en diferentes edificios. Imagínate como la sufrí en secundaria y parte de preparatoria.

¿Hannah también soñara conmigo? Tal vez no de la misma manera que yo, pero, ¿lo hará?; por obvias razones piensa en mí, aunque, ¿lo hará igual que yo?

Sí, tal vez suene algo obsesionada con ella porque siempre ronda por mi cabeza y básicamente esta sólo conoce la palabra Hannah, entre otras cosas más, sin embargo, es el precio de tener un crush de años, ¿no?

Pero deben saber que estoy intentando dejar de hacerlo, muchas veces eso me desconcentra de la universidad y me hace recordar a mi época de secundaria. ¡Por favor! Soy básicamente una adulta y este asunto del amor me hace sentir absurda.

Que hablando de amor...

En los ratos de conversación con mi hermano, me ha dicho que el primer mes les fue bien, aún no empezaban con la verdadera adrenalina, evidentemente. Básicamente, él y Teresa se vieron una vez y este fin de semana se volverían a ver.

Henry es muy afortunado de tener a Teresa y viceversa, cuando él me confeso que tenía una debilidad por ella y tiempo después me enteré que era mutuo, no pude evitar sentir la suerte que muchos tienen y que a pesar de las dificultades que tuvieron pudieron salir adelante.

No se lo digan, pero luego llegan a ser muy empalagosos que hasta me causan incomodidad, a pesar de eso, no me puedo quejar porque en el futuro puede que sea igual o peor que ellos.

La campaña sonó sacándome de mi propio mundo y miré a mi alrededor a todos levantándose de sus asientos. Por suerte era clase de francés y sólo algunas veces me daba la libertad de no poner atención.

Aunque yo supiera hablarlo, siempre había algo nuevo que aprender, además, era una clase extra para tener algo que hacer después de mis clases normales en la universidad.

Iba a retirarme del salón cuando la profesora me llama, dejo mis cosas intactas y camino hacia ella, sin saber en lo más mínimo que iba a decirme.

—Paula, ¿cómo has estado?

—Mm.... bien gracias, ¿y usted? —Respondí un poco confundida.

—Igual bien... he notado que has estado un poco distraída de las clases esta semana—oh hay una explicación para eso.

Negué con la cabeza sin darle mucha importancia—. Sí un poco, pero ya sabe, en dos semanas ya empiezo con exámenes y la próxima con algunos proyectos—no mentía del todo.

—Lo entiendo, por eso quería hablar contigo sobre algo importante—la mujer busco en su escritorio lo que parecía ser un portafolio, lo abrió y sacó una hoja extendiéndomela sobre el mobiliario.

—Como sabes en el país se celebra el día de la francofonía y este año, al igual que el anterior, fuimos seleccionados para participar en el evento—tome la hoja y al mismo tiempo que la profesora hablaba, yo iba leyendo el contenido.

—Este año se ofrece a algunos estudiantes a participar en una presentación, ya sea recitando un poema, leyendo un cuento o tocando una canción... sé por ahí que tocas el piano y la guitarra.

—Si bueno...—mencioné llevando la mirada a la profesora—No compongo realmente, solo toco canciones que me sé.

—No precisamente tienes que componer una canción puedes hacer cover de una, evidentemente que sea en francés—la profesora se levantó de su asiento y me tomo de un hombro—. Por obvias razones eres de las mejores alumnas y me gustaría que participaras, sería un gran alago para la universidad, además puede ayudarte en tu perfil.

Realmente no soy alguien que haga este tipo de cosas, no porque me ponga nerviosa o algo por el estilo, si no que no me agrada mucho la idea que estar frente a un público.

—No sé yo....

—Te aviso con mucho tiempo de anticipación para que lo pienses, el evento es el veinte de marzo, sin embargo, las inscripciones cierran en diciembre, ¿crees que al menos puedas considerarlo?

Tres meses para pensarlo, eso sí es de agradecer.

No estoy segura si voy a querer hacerlo, pero voy a tomar el comentario de la profesora y voy a pensarlo, después de todo, es algo que sale de mi rutina y es una buena oportunidad para empezar el siguiente año con cosas nuevas y mejores.

—Lo mantendré en mente—sonreí suavemente y justo antes de darme vuelta me surgió una duda—. Si no es canción, ¿puedo también hacer el poema?

—Claro que sí, digo, yo te sugerí la canción por tu habilidad en los instrumentos, no obstante, si se te facilita un poema con gusto puedes hacerlo.

—De acuerdo, gracias—volví a darme vuelta dirigiéndome a mi banca para tomar mis cosas, sin antes guardar la hoja que me dio la profesora.

Cuando nuevamente pasé enfrente suyo me hizo un último comentario.

—Cualquier duda puedes preguntarme y avísame qué decides.

—Gracias, lo haré.

Salí del salón pasando por el pasillo para llegar a las escalares y bajar por ellas, analizando lo que acababa de hacer.

¿Yo, escribir una canción? Esto es algo que nadie esperaría que hiciera, además no tengo la menor idea de cómo hacer una. Creo que, si de verdad considero esta presentación, lo más sencillo o fácil para mí sería un poema, porque... los enamorados hacen buenos poemas, ¿no?

Ay por dios que estúpida comparación, ni siquiera sé si lo voy a hacer, pero sé de alguien que le gustará escuchar esta noticia que me dieron, después de todo creo que apenas está anocheciendo allá, por lo que creo que mi hermano ya está en casa....

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