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꒷꒥ 𝗟𝗜𝗚𝗛𝗧𝗡𝗜𝗡𝗚 𝗦𝗧𝗢𝗥𝗠 ꒥꒷


⸂⚹៸˛⁺┊💨⚡️🌪️
▰▰▰▰▰▰▰▰
capítulo cinco
▔▔▔▔▔▔
ten una linda cita


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EL PIE DE JADE GOLPETEABA REITERADAMENTE EN EL SUELO SINTIENDO COMO LOS NERVIOS INCREMENTABAN. El papel con el cual iban envueltas las flores que llevaba en la mano ya se encontraba arrugado a más no poder debido a la fuerza con la que rodeaba el arreglo floral, acción que se debía exactamente a su nerviosismo e hiperventilación.

     Parecía ser que el ascensor del CCPD subía cada vez con más lentitud y aquello la estaba matando.

     Después del desastre que cometió aquella noche, tres días atrás, se encontraba ahí, de camino al laboratorio de Barry dispuesta a disculparse de la forma más ridícula posible. Pero no era eso lo que le incomodaba. Le incomodaba el no tener control sobre la situación y no saber que le deparaba para el final de la pronta conversación que mantendría con el velocista.

     Finalmente entre tantas vueltas a sus pensamientos, las puertas del ascensor se abrieron y la morena salió de allí. Muchas miradas se voltearon curiosas a ella, y es que no era normal ver a la sobrina de Joe West y a la hija de la fiscal Melina West entrar a la comisaría luego de tanto tiempo, y mucho menos verla hacerlo cargando un ramo de girasoles en una de sus manos.

     Jade ignoró cada una de aquellas miradas, incluyendo las de su tío, por lo que con seguridad comenzó a subir las escaleras que daban al segundo piso del CCPD.

     De camino se topó a Patty Spivot, claro que ella no reparó en su presencia y es que lo más probable era que la detective ni siquiera supiera quien era Jade.

     Luego de pedir un par de indicaciones logró llegar al exterior del laboratorio de Barry, en dónde se quedó dando un par de vueltas volviendo a repasar en su mente lo que tenía para decir.

     Hasta que por fin tras largos minutos se adentró con el ramo de girasoles escondido a sus espaldas.

     —Joe, cuando me dijiste que vendrías nunca creí que sería de inmedia... —la voz de Barry se cortó una vez observó al frente, dándose cuenta de que la persona de pie allí no era Joe—. Oh, Jade.

     —Hola, Barr —ella le sonrió ligeramente—. Yo... uhm —balbuceó.

     Le molestaba no saber como comenzar y ver como Barry le observaba sin comprender que demonios ocurría.

     —¿Tú...?

     —Bien, sabes que soy un asco con las disculpas —se quejó acercándose con lentitud.

     Barry salió de detrás del escritorio mientras se quitaba los guantes, y dando un par de pasos terminó apoyado en su mesa de trabajo.

     —Fui una idiota, ambos lo sabemos —señaló—. Ninguna de las cosas que mencioné fue algo que realmente quise decir... solo... ha pasado mucho tiempo...

     —Siete años.

     —Créeme que sé muy bien que son siete años —hizo una mueca—. Cuando me preguntaste si esa noche significó algo para mí... no mentía al decir que no se trataba de eso. Porque sí significó algo para mí.

     El forense la observó en silencio, sintiendo como las manos le hormigueaban con cada palabra que la morena soltaba. La sensación pronto fue acompañada del fuerte latir de su corazón al escucharle decir que aquella noche sí significó algo para ella.

     —Es... —titubeó respecto a que decir.

     —¿Es...? —cuestionó al ver que se detenía.

     —Son los siete años —murmuró ella—. No sabía si la forma en que me siento era debido al tiempo y el reencuentro, y no sé si tú también lo sientes así por la misma razón. Quería que lo intentaras, que probaras con alguien más y estuvieras seguro de lo que querías y entonces tal vez yo también lo estaría —sinceró.

     Una vez Jade terminó de decir aquellas palabras de sopetón, ambos guardaron silencio mientras sus ceños se fruncían. Barry estaba un poco confundido y a Jade le disgustaba el uso de propias palabras que había hecho y lo que estás daban a entender.

     —Oh por Dios, es lo más horrible que he dicho en mi vida —admitió Jade.

     Barry no pudo evitar dejar escapar un risa ante las palabras de la morena. A veces Jade si podía llegar a ser un desastre.

     —En serio lo siento —sinceró dando otro par de pasos hasta llegar frente al velocista—. Y traje esto para demostrarlo.

     Finalmente sacó el ramo de girasoles que escondía tras su espalda, tendiéndoselo.

     Él se tomó un momento para observar las flores, con una sonrisa de nostalgia mientras sentía como el corazón se le aceleraba aún más dentro de su caja torácica. No podía creer que después de tanto tiempo Jade aún recordara aquel detalle, o más bien tradición.

     Al contrario de lo que Barry creyó en un principio, Jade podía recordar perfectamente aquel gesto con el cuál siempre ella y Barry se disculpaban tras una discusión. Eran unos bobos muy empalagosos en aquel tiempo, y a pesar de que ambos ya eran más maduros, la morena creyó que sería un buen gesto.

     —Lo siento —repitió.

     Barry volvió a alzar la mirada en dirección de la morena pero no tardó en devolver la mirada a las flores amarillas, aceptándolas.

     —Está bien. Estás disculpada.

     Jade dejó escapar un suspiro aliviado, pero de pronto sintiendo como la adrenalina le arremetía soltó una llevadera risa y se lanzó sobre él rodeándole el cuello con los brazos en un abrazo, a lo que Barry no tardó en rodearle la cintura.

     La morena pudo sentir como una vez más el atractivo y adictivo olor del velocista le acogía las fosas nasales, y como ante ello y la cercanía de ambos, el corazón se le aceleraba complicado y nervioso por partes iguales. Sin poder evitar el impulso se abrazó más a él disfrutando del momento, porque a pesar de que estaba segura podría volver a abrazarle cuando fuera, también sabía que ningún abrazo era igual a los anteriores, mucho menos si se trataba de Barry Allen.

     —Hay algo más —murmuró Jade.

     Lamentando tener que apartarse dió un paso atrás, pero sus manos bajaron de posición quedando sobre los hombros del velocista, quien aún mantenía sus manos en la cintura de Jade.

     De repente la morena sintió como se le secaba la boca al sentir tan cerca la mirada de Barry sobre ella.

     —Y-yo... —la valentía que tenía hacia minutos ya estaba comenzando a irse a la mierda—. Si realmente significó para ti lo mismo que para mí y si aún te sientes así... creo que no perdemos nada intentándolo —le dió media sonrisa.

     La mirada de Barry cayó directamente en la mirada chocolate de la chica frente a él. Podía ver todo en aquel par de gotas brillantes que siempre habían logrado transmitirle y hacerle sentir tanto. Y mientras se derretía ante la calidez de la mirada de Jade, pudo ver que ella realmente tenía esperanzas en lo que podían llegar a ser juntos una vez más.

     Estuvo a punto de sonreír pero entonces su mente le advirtió sobre algo y solo con eso supo que esta vez era él quien se encargaría de joder todo el avance que Jade había hecho.

     Se odió a si mismo.

     —Jade y-yo...

     Al ver como el velocista dudaba, inmediatamente la morena se apartó, desvaneciendo la sonrisa en sus labios, sabiendo que aquel balbuceo de dubitación no significaba nada bueno.

     —Tengo una cita con Patty —Barry murmuró finalmente.

     Jade sintió como la respiración se le estancaba por un segundo, y a toda velocidad no tardó en comenzar a reprocharse a si misma.

     Era una idiota. Principalmente por haber jodido las cosas en primera instancia y segundo, por haber creído que era buena idea llegar y soltar aquella bomba. Pensaba que debió haberse limitado a pedir disculpas y ya estaba. Pero no. Debía ir y joder todo como siempre.

     —Oh...

     —Jade...

     —Eso está genial —murmuró forzando una sonrisa—. Sí, es súper —asintió.

     —Espera.

     —Estoy segura de que irá increíble —aseguró retrocediendo—. Espero que vaya genial, pero estoy segura de que lo será —alzó sus pulgares—. Yo... eh, bueno debo irme.

     Aún ni terminaba de decir aquello cuando salió del laboratorio sin siquiera decir adiós.

     Que pena más grande acababa de pasar. Pero de seguro estaba pagando sus acciones, lo comprendía.

     —Jade —la voz de su tío la trajo de vuelta a la realidad.

     —Hey, tío Joe —sonrió a medias—. Me quedaría a charlar contigo pero debo irme. ¡Ten un lindo día! —exclamó huyendo.

     Joe West la observó bajar las escaleras notando como parecía que su sobrina tenía mucha prisa por marcharse de allí.

     Sacudió su cabeza y terminó de subir los escalones para luego doblar en el pasillo hasta llegar al laboratorio de su hijo adoptivo. Con tan solo entrar pudo notar algo extraño. Barry le daba la espalda mientras sostenía un ramo de girasoles en una de sus manos.

     Conocía la tradición de los girasoles. Pero algo le decía que aquella disculpa fuera de quien fuera no terminó bien.

     —Muy bien... —pronunció llamando la atención de su hijo adoptivo.

     Barry le dió una mirada de soslayo y se dejó caer en la silla de su escritorio.

     —¿Qué acaba de pasar?

     El velocista suspiró inclinándose hacía atrás con su cabeza colgando ligeramente permitiéndole observar el techo de su laboratorio.

     —De todo —murmuró.





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JADE GOLPEÓ TRES VECES SUS NUDILLOS CONTRA LA MADERA DE LA PUERTA. Necesitaba apoyo y la persona en la que más confiaba aparte de Sophie era Iris. Además sabía que con toda la situación de Francine —la madre de su prima— irrumpiendo en su vida, ella también necesitaría con quien hablar.

     Pronto la puerta fue abierta y su prima apareció al otro lado del marco de esta, con un rostro que dejaba en claro que no lo estaba pasando realmente bien.

     —Te traje helado de menta con chispas de chocolate —comentó con una sonrisa alzando la bolsa de papel que cargaba en una mano.

     —Realmente te extrañé, Jade —murmuró lanzándose a abrazarla.

     Una vez ambas se encontraron en la comodidad del sofá del hogar de los West rodeadas de fotos antiguas mientras que entre pausas en las que llenaban sus bocas de helado comenzaron a desahogarse.

     —No los merecía antes y no los merece ahora —señaló Jade.

     —¿Sí?

     —Si quieres mi opinión creo que hiciste lo correcto —aseguró—. Tu misma lo dijiste. Que sea el momento correcto para ella no significa que sea el momento correcto para ti.

     —Sí... aún así una parte de mí se siente... triste, supongo —suspiró y se encogió de hombros mientras llevaba otra cucharada de helado a su boca.

     —Es comprensible. Digo, toda tu vida deseaste tener a tu madre contigo al creer que estaba muerta, pero resultó ser que solo huyó porque de un momento a otro decidió que no estaba lista para tener una familia y ahora luego de veinte años cree estarlo —evidenció.

     —Siempre deseé poder sentir el amor de mi madre. Poder crear recuerdos junto a ella. Pero... ahora que lo pienso creo que no me hizo tanta falta como creí —mencionó pensativa—. Tengo al mejor padre de todos. Hizo todo por darme el amor y la vida que necesitaba. Luego llegó Barry a nuestras vidas. Y siempre estuviste tú, Soph y tu madre aún así nos viéramos dos veces al año —rió suavemente, mientras limpiaba una lágrima que corría por su mejilla.

—Ay, Iris... —murmuró Jade.

—Lo siento. Es solo que... los últimos meses han sido más complicados de lo que hubiera esperado.

Jade guardó silencio unos segundos y dió un par de apretones en la mano de su prima. Podía asegurar a manos atadas que Iris no merecía todo lo que estaba ocurriendo en su vida. Estaba en pleno apogeo de esta, tenía un increíble trabajo, pero parecía que cuando se referían a la parte emocional, todo iba en decadencia.

Lo había dicho tantas veces, pero no temía decirlo una vez más. Iris West era más fuerte de lo que aparentaba y más fuerte de lo que cualquiera pensaría.

—¿Quieres un abrazo? —preguntó Jade.

Iris asintió, por lo que su prima no tardó en acercarse y rodearle con sus extremidades.

—Ya estoy aquí para patearle el trasero a todo aquel que decida cruzarse por tú camino —murmuró.

Iris no pudo evitar reír. Sabía que Jade no mentía del todo al decir aquellas palabras. Lo cierto era que si la joven West tenía un buen gancho derecho, Jade tenía uno más fuerte y ágil el cual desarrolló golpeando a infinidades de idiotas. Alguna vez se llegó a romper un par de falanges de la mano, pero eso no era relevante.

—Ambas sabemos que no soy la única necesitando apoyo.

Jade arrugó su nariz ante la mención de Iris. Si bien lo cierto era que una de las razones del porque acudió allí era porque necesitaba con quien hablar, ya no tenía tantas ganas de recordar aquel suceso ocurrido en el transcurso de la mañana del día anterior.

—No es nada —negó.

—No te atrevas a mentirme, Odette —le advirtió su prima, apuntándole con la cuchara.

—Súper amenazante —acotó la británica con un gesto de aburrimiento.

—Bueno, ambas sabemos que tiene que ver con Barry, así que hora de hablar —Iris le palmeó el muslo, indicándole que hablara.

—Iris...

—Vamos. Necesitas hablarlo con alguien, y yo necesito actualizaciones respecto a mi pareja favorita.

Jade soltó un suspiro ante tal mención y se apresuró a llenar su boca con helado de chocolate. Una vez tragó y la jaqueca por el exceso de frío pasó le dió una mirada a su prima.

—No hay ninguna pareja.

—Pero... creí qué aclararían las cosas ¡Incluso le llevaste un ramo de girasoles!

La morena se llevó las manos al rostro ahogando un grito de frustración.

—Tiene una cita con Patty Spivot...

Iris frunció su ceño, con su cabeza maquinando. Había visto todos esos días como Barry observaba a Jade, con los ojos brillándole, claramente deseando poder recuperar aquello que alguna vez tuvieron. No tenía sentido que ahora fuera a salir con la compañera de su padre.

—Ugh, ese estúpido —murmuró la chica West—. Me va a escuchar...

—Ya, pero si está soltero y tiene derecho a salir con quien quiera —se encogió de hombros—. Además yo le incité que le invitara a salir.

—Eres tonta.

—¡Oye!

—Ambos lo son —rectificó.

     Jade amenazó con lanzarle la cuchara, pero Iris no le prestó atención.

     —De todas maneras, no creo que vaya a salir con ella —mencionó Iris.

     —¿Cómo podrías saberlo? —le observó confundida.

     —Ya comprobó si lo que sentía era real o solo un capricho. Tú igual lo hiciste. Ahora solo deben esperar y ya.

     —Lo dices como si fuera tan fácil —murmuró dejando caer un quejido.

     —Las cosas podrían ser fáciles pero a ustedes les gusta irse por el camino difícil —señaló la reportera.

     En aquel momento en el que Iris terminó de decir aquellas palabras pudieron escuchar el ruido de alguien intentando abrir la puerta principal, llamando la atención de ambas.

     Segundos más tarde Barry cruzó el umbral con las llaves en mano y con rostro de cansancio y frustración mientras se quitaba la chaqueta.

     Jade desvió inmediatamente la mirada a su helado, frunciendo el ceño con molestia por permitirse sentir incómoda ante la presencia del velocista. ¿Desde cuándo dejaba que la presencia de alguien le intimidara?

        Pero es Barry...

     La morena chasqueó la lengua, negándose ante la idea de que solo porque fuera el forense se permitiría actuar así. Por lo que con confianza alzó su mirada y la plantó sobre el velocista.

     —H-hola —saludó él, alzando una mano a modo de saludo.

     —¿Estás bien? —cuestionó Iris.

     Jade no apartó su mirada de Barry, al contrario se mantuvo allí llevando una cucharada de helado a su boca en espera a que el joven respondiera.

     Barry por otra parte, allí de pie, sentía como el corazón le latía un poquito más rápido. No sabía que ella estaría ahí, aunque debió suponerlo. Sabía que la morena querría hablar con alguien, y ese alguien sería Iris, porque de seguro sabía que él iría con Soph para hablar.

     —Sí... no la verdad —sinceró.

     —¿Y eso? —Jade no pudo evitar que la pregunta resbalara por sus labios.

     —Estamos teniendo algunos problemas para buscar un candidato que pueda fusionarse con el Profesor —comentó.

     Claro. El Profesor Stein estaba teniendo algunos problemas de salud, debido a que ya no tenía con quien fusionarse y estabilizar la matriz de Firestorm al ser la mitad restante. Y si no encontraban un candidato pronto, las probabilidades de que el adulto mayor sobrevivieran eran nulas.

     —Que mal —murmuró Iris.

     —¿Necesitan ayuda en algo?

     Barry negó.

     —Solo nos queda esperar a que el candidato que tenemos acepte hacerlo. Pero no parece que vaya a cambiar de opinión.

     —Bueno, si necesitan algo... —sus palabras quedaron en el aire en el momento en que escuchó su celular vibrar.

     Rápidamente buscó el aparato en su bolso, ignorando la forma poco discreta en que Iris le susurraba a Barry y la forma en que él le decía que se callara.

     —Oh, mierda —masculló colocándose de pie.

     —¿Qué? ¿Qué ocurre?

     —Lo siento Iris, debo irme —se disculpó—. Voy tarde.

     —¿A qué vas tarde?

     —Tengo una entrevista de trabajo, y debo correr si quiero llegar a tiempo.

     —Puedo llevarte —ofreció Barry.

     —Eso sería genial —aceptó Jade.

     Antes de que pudiera despedirse de Iris, Barry ya la había tomado por la cintura para comenzar a correr. Pero entonces se detuvo al recordar que Jade no le dió ninguna dirección.

     —Uh, ¿Dónde es?

     La morena dejó escapar una carcajada mientras evitaba a toda costa vomitar debido al mareo que le causo la velocidad de Barry, y claro debido a los nervios de su cercanía, pero negaría esta última a morir.

     Una vez Jade le dió la dirección fue cosa de segundos para que ambos se detuvieran en la locación. Barry le dejó con cuidado en el suelo, apresurándose a tomarla por la cintura una vez más al ver como tambaleaba.

     —Estoy bien —aseguró, incitándole a que le soltara.

     La mirada de ambos cayó en el edificio frente a ellos, y Barry automáticamente alzó sus cejas con sorpresa.

     —¿Una cafetería?

     —Es más bien una pastelería —corrigió ella con una sonrisa.

     —Creí que buscarías algo como astrofísica —comentó metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

     —Bueno, es un poco difícil conseguir un trabajo para eso aquí en Central City —comentó—. Mientras lo hago este lugar me pareció bien. Hornear me ayuda a liberar el estrés.

     —Sí, recuerdo eso —asintió Barry con una sonrisa.

     —Bueno. Gracias por el aventón —le dió una palmada amistosa en el brazo—. Si hay novedades respecto al profesor me avisas —se alejó unos pasos acomodando su ropa.

     —Eh, claro —acordó el velocista, dándole una mirada de pies a cabeza.

     No había reparado antes en lo guapa que iba Jade ese día. Aunque bueno, siempre lo iba, solo que ese día parecía ir más arreglada. Supuso que era debido a la entrevista.

     —Suerte —le deseó antes de que entrara al local.

     Jade se volteó y le dió media sonrisa con un asentimiento.

     —¡Gracias, Barry!





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—ENTONCES... —MURMURÓ JADE OBSERVANDO A JAX—. ¿ESTÁS LISTO PARA ESTO?

     Jefferson Jackson, o como le gustaba que le llamaran, Jax, era un joven de no más de 20 años con un futuro estropeado debido a una lesión ocasionada por la explosión del acelerador de partículas, quien resultó ser compatible con el profesor Stein. Ambos resultaron ser muy buenos como Firestorm, cosa que comprobaron la noche anterior cuando detuvieron a Hewitt, otro de los posibles participantes de Firestorm, quien lamentablemente no fue compatible y perdió la cabeza ante ese hecho.

     —Eso creo —comentó—. Aunque ya no hay vuelta atrás.

     —Bueno, tienes un poco de técnica y preparación física al haber sido mariscal de campo —señaló Jade—, ya tienes una base.

     —Sí, es cierto.

     —Además según escuché anoche no lo hiciste nada mal.

     El joven rió cortamente.

     —¿Y cómo está el señor Hewitt? —cuestionó el profesor Stein, bajando de las escaleras del porche de la casa.

     —Parece que la última ráfaga de energía lo consumió —comentó Caitlin, siguiéndole los pasos al profesor.

     —Nuestro Tokamak se oscureció —mencionó Cisco, flexionando sus brazos tras su cabeza.

     —Lo mantendremos sano y salvo en la tubería hasta que decida no hablar de esto —agregó Barry.

     —Sigue pareciéndome sumamente raro que tengan celdas de meta-humanos bajo los laboratorios —comentó Jade, a un lado de Cisco, quien le dió una sonrisa inocente de labios cerrados.

     —¿Así que te reunirás con Clarissa? —le preguntó Joe al profesor.

     —En Pittsburgh en tres días —afirmó.

     —¿En Pittsburgh? —preguntó Jax.

     Jade puso atención porque ella también tenía curiosidad de saber porque se marcharían a Pittsburgh.

     —Una colega de allí fue de gran ayuda a la hora de entrenarnos a Ronald y a mí —explicó el profesor—. Y se ofreció para ayudarnos a nosotros.

     —¿Y cómo nos ayudará?

     —Hay aspectos de nuestra habilidad que nunca logramos realizar —hizo saber—. Con suerte ahora podremos realizar el potencial completo.

     Tras decir aquellas palabras el profesor Martin Stein se volteó, posando su mirada sobre la doctora Caitlin Snow.

     —Mi querida doctora Snow —mencionó el mayor atrayéndola para abrazarle—. Puede que hayamos perdido a Ronald, pero nunca lo olvidaremos —aseguró.

     Pronto el profesor y Jax comenzaron a despedirse de todos. Cosa que incómodo a Jade ya que si había algo que odiaba eran las despedidas. Sin embargo, intentó no prestar mayor atención a ello.

     —Señorita Miller —el profesor se detuvo frente a ella—. Me hubiera encantado compartir más tiempo e ideas con usted.

     —Puedo decir exactamente lo mismo, profesor —asintió en su dirección.

     Tras las respectivas despedidas, todo el grupo se hizo a un lado viendo como Jax y el profesor se fusionaban para luego emprender vuelo.

     —Eso es tan genial —murmuró Jade.

     —¿Más genial qué mí velocidad? —cuestionó Barry.

     Jade afirmó en un gesto desinteresado mientras observaba su reloj.

     —Tengo veinte minutos para llegar a mi trabajo —murmuró.

     Alzó su mirada y esta se posó en su tío Joe, a quien inmediatamente le sonrió.

     —¿Me llevas, tío?

     —Andando, Jedi —le hizo una seña.

     Jade blanqueó su mirada divertida al escuchar tal apodo con el cual su tío le llamaba desde que una pequeña Sophie le había llamado así en una confusión de pronunciación con su nombre y los personajes de Star Wars.

     —¿Trabajo? —preguntó Cisco con curiosidad.

     —Sí. Conseguí trabajo en una pastelería —comentó—. Deberían pasarse por allí —agregó con una sonrisa.

     —¿Comeremos gratis? —cuestionó el latino, siguiéndole los pasos.

     —Acabo de comenzar. No abuses —le apuntó con un dedo.

     —¿El próximo mes?

     Barry observó como Jade reía dócilmente ante los pedidos de Cisco para que la morena le diera postres gratis, a lo que Jade seguía protestando que no podía porque de lo contrario su jefe le regañaría. Ella parecía tan cómoda, al punto que sonreía reiteradamente a Cisco o a cualquiera de sus amigos, a diferencia de él, a quien le daba miradas o medias sonrisas distraídas.

     Le sentaban mal. Pero tampoco podía culparla. Sabía que Jade estaba poniendo todo su esfuerzo en que las cosas fueran llevaderas y no incomodas, sobretodo por las tardes cuándo pasaban tiempo a solas para poner a prueba los progresos que la morena llevaba en cuanto a sus poderes.

     Saliendo de sus pensamientos, Barry tuvo que recomponerse y acudir a la señal de un incendio, mientras que el resto se marchaba a conocer la pastelería dónde trabajaría la nueva integrante del grupo, y lugar en dónde Jade aseguraba servían un chocolate caliente de infarto.

     No mucho más tarde Barry se detuvo fuera del edificio de fachada clásica con un toque vintage. Pudo ver a sus amigos, a su familia rodeando una mesa, y a Jade acercándose con una sonrisa mientras cargaba una bandeja repleta en pasteles, muffins y galletas que estaba seguro darían abasto para los presentes.

     Vió como Sophie hacía una broma respecto a algo y como las mejillas de la mayor de las hermanas tomaba un casi imperceptible sonrojo mientras el resto reía.

     Una sonrisa se deslizó por sus labios al ver como Jade no tardaba en responder con fiereza y burla, no dejándose doblegar a pesar de que todo fuera amistoso. Sin embargo, todos terminaron riendo.

     Solo segundos después Jade se alejó aún con una sonrisa, la cuál acrecentó en el momento en que se acercó a tomar un par de órdenes. Y Barry pensó en que la forma en que ella sonreía era simplemente deslumbrante.

     Entonces recordó las palabras que Joe le mencionó con anterioridad, haciendo una leve referencia al gran acto de Jax, mencionando que ese había sido un verdadero salto de fé. Para luego agregar un: "Debe haber una lección para ti allí en alguna parte".

     Y es que, todo con Jade parecía ser irse por lo seguro, pero lo cierto era que, también se trataba de dar un salto de fé. Porque se conocían, pero en esos momentos ambos eran personas con nuevas vivencias, con historias y cicatrices que debían conocer y decidir si las aceptarían. Si ambos finalmente tomarían todo del otro con los nuevos pros y los contras, o simplemente no lo harían.

     Era algo nuevo, emocionante y arriesgado, pero también era relajante y seguro.

     Con la sonrisa aún danzando en sus labios y en su mirada se dispuso a correr a los laboratorios y dejar su traje de Flash, pero entonces sintió como una gigante, fría y húmeda mano rodeaba su cuello, alzándolo del suelo.

     —Zoom te quiere muerto.

     Entre desespero y batalla para liberarse, segundos más tarde Barry fue liberado del agarre, permitiéndole ver desde su posición en el suelo al tiburón de apariencia mitad humana, inconsciente en el suelo.

     Cuándo se recompuso no tardó en ir tras él desconocido salvador de su vida, y al averiguar de quien se trataba, hubiera deseado no haberle seguido.













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¡HI!

barry replanteándose
su "cagazo" y siendo
interrumpido por King
Shark JAJSJAJS

buenooo, yo les dije
que el tema de la relación
entre barry y jade no iba a
ser un slow burn, así que
no se sorprendan si en dos
capítulos más se hacen
tremendas declaraciones
de amor por el otro🙄

¡no se olviden de votar y comentar!


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© 2O23 | PRFCTGUSTIN

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publicado: 29/07/2023
editado: 00/00/0000

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