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꒷꒥ 𝗟𝗜𝗚𝗛𝗧𝗡𝗜𝗡𝗚 𝗦𝗧𝗢𝗥𝗠 ꒥꒷


⸂⚹៸˛⁺┊💨⚡️🌪️
▰▰▰▰▰▰▰▰
capítulo seis
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otro visitante


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JADE TARAREÓ LA LETRA DE UNA CANCIÓN CON DESCONOCIDO NOMBRE, LA CUÁL ESCUCHÓ AQUELLA MISMA MAÑANA EN EL ESTÉREO DE LA PASTELERÍA. No había podido verse atrapada por la pegajosa y usada melodía que impregnaba las canciones pop del momento.

     Sus pies saltaron con agilidad fuera del ascensor mientras aún cargaba una charola de cartón en dónde se acomodaban cuatro vasos reciclables de Jitters.

     En aquellas semanas en su intento de ser útil para aquel grupo de héroes que batallaba contra el crimen, se autodenominó la tarea de llevarles cafés a todos sabiendo que ninguno terminaba el día sin por lo menos una dosis de café diaria.

     Eso sí. Sentía que había hecho la peor traición de su vida al pasar a comprar café a Jitters cuando en la pastelería en la que trabajaba vendían un muy buen café. Y si no se lo hacía saber a alguien probablemente estaría todo el día con esa estúpida culpa pesándole en los hombros.

     Pronto sus pies se adentraron al cortex. Estuvo a punto de saludar a todos y quejarse respecto al horrible tráfico que abarrotaba las calles de Central City esa mañana, cuando su mirada recayó en la presencia de un desconocido. Y al escanear al supuesto desconocido con la mirada casi dejó caer la charola de cartón con los vasos de café debido a la impresión de reconocer a la persona frente a ella.

     Sin saber porque, comenzó a sentir como algo comenzaba a crecer en su interior. Y no se trataba de precisamente de sentimientos bonitos y alegres.

     —¿C-cómo...? —cuestionó a medias apresurándose a dejar la charola sobre el mesón de los monitores—. ¿Qué?

     Sin poder controlarlo, al momento de dar un pestañeo sus ojos tomaron aquel color blanco grisáceo. Pronto las luces en el interior del cortex comenzaron a parpadear mientras que una ráfaga de viento se adentraba rompiendo las pequeñas escotillas en el techo del cortex.

     Las palmas de Jade se estiraron y entonces algo que nunca antes había ocurrido, sucedió. Pequeños rayos de color gris azulado comenzaron a chispear con potencia.

     Todos en la habitación observaban la situación sin saber que hacer al no tener idea de que estaba ocurriendo. Al contrario de Barry quien se mantuvo allí impresionado por un segundo.

     Creía que Jade sólo podía manejar el viento y parte del clima. Pero aparentemente había mucho más por descubrir y más potencial en el cual trabajar.

     —Oh por Dios, también tiene poderes —murmuró Joe West, observando a su sobrina con asombro.

     Con aquellas palabras Barry salió de sus pensamientos, justo para ayudar a Wells a esquivar el disparo de rayos que Jade le lanzaba, los cuales iban desplegados de sus manos.

     Una vez el científico estuvo a salvo, Barry corrió hasta Jade y cargándola en sus brazos corrió con ella, sacándola de allí.

     Se detuvo en las alturas del tejado de los laboratorios. En dónde el aire pasaba fresco, perfecto para que Jade se tranquilizara.

     —Jade —llamó su nombre—. Escúchame. Tienes que concentrarte.

     Observando a su alrededor la morena una vez más frunció su ceño, y entonces dando un par de pestañeadas volvió a la normalidad sin rastro de sus poderes afectando los cielos de Central City y a si misma.

     —¿Qué hacemos aquí? —pronunció con absoluta consternación—. ¿Por qué Wells está allá abajo? Creí que estaba muerto.

     —No es ese Wells. No es Eobard —se apresuró a aclarar—. Es Harrison Wells de Tierra Dos.

     —¿Harrison Wells de Tierra Dos? —repitió.

     —Sí.

     —Oh.

     La morena dió un paso atrás, alejándose del toque que Barry mantenía sobre ella, acto ante el cual el velocista no pudo evitar formar una mueca en sus labios.

     —¿Qué ocurrió allá? —preguntó Barry.

     —Y-yo, no lo sé —sinceró—. Cuando lo ví sentí algo creciendo dentro de mí... F-fue una clase de... da igual —murmuró confundida.

     El velocista estuvo a punto de hablar, sin embargo, Jade se adelantó a interrumpirle evitando así el tener que responder preguntas que no quería responder.

     —Pudiste haberme llamado para avisarme respecto a esto —mencionó—. Ahora tendremos que dar explicaciones allá abajo.

     —Sí te llamé —le hizo saber frunciendo el ceño—. No respondiste mis llamadas, ni mis mensajes.

     Jade imitó el gesto del velocista, pero entonces relajó sus facciones recordando que su celular se encontraba silenciado.

     Lo había olvidado por completo.

     —Lo siento —se disculpó—. Hoy desayuné con Jace y coloqué mi celular en silencio.

     —¿Quién es Jace?

     El gesto de desagrado fue notable en el rostro de Barry, pero Jade ni siquiera lo notó al estar concentrada en activar el sonido de su celular.

     —Es mí jefe.

     —¿Desayunas con tu jefe y lo tuteas? —cuestionó.

     La sensación que comenzaba a acrecentar en su interior no era para nada agradable, y aún así parecía que esta estaba decidida a asentarse en la boca de su estómago.

     —Sí. Es solo unos años mayor y siempre bromea diciendo que si le hablan de usted se siente viejo —rió alzando la mirada—. Es divertido.

     —Ya. Me alegro —murmuró a secas.

     Soltó un suspiro y se dió la vuelta acercándose al borde del tejado.

     El velocista se detuvo a unos metros dándole la espalda a su ex novia. Desde allí en lo alto de los tejados de Laboratorios STAR podía apreciar perfectamente el panorama de Central City a esas horas de la mañana. Todo sucedía tan rápido, y era irónico que para él siendo Flash todo lo parecía así. Llevaba tantos meses enfrascado en lo que era ser un héroe y su trabajo como forense, que se comenzó a olvidar de lo que era vivir los pequeños placeres de la vida.

     Hasta cierto punto comenzó a prohibirse la felicidad propia.

     Ahora tal privilegio estaba al alcance de su mano, pero parecía que cada vez que iba decidido a por ello, plantarse y elegir ser feliz, la oportunidad se alejaba, dejándole donde mismo.

     —Supongo que no es fácil —comentó Jade deteniéndose a su lado—. Lo siento.

     —Sí... solo trato de no pensar en ello —se encogió de hombros.

     —Barr, ignorar lo que sientes no arregla la tormenta —dejó un apretón en su hombro.

     Supiera ella que Barry tenía más que claro aquel punto.

     —¿Cómo sabes qué realmente viene en paz?

     —No lo sé —negó encogiéndose de hombros—. Pareciera que en lugar de mejorar, todo empeora.

     —Solo porque permitimos que las cosas sean así.

     —¿A qué te refieres?

     —Solo... piensa en ello —le palmeó el hombro—. Las cosas no son tan difíciles como piensas.





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MORDIÓ SU LABIO CON CONCENTRACIÓN MIENTRAS TOMABA MUFFIN POR MUFFIN PARA ACOMODARLOS EN LA VITRINA. Estaba teniendo mucho cuidado, y es que si ejecutaba algún movimiento torpe, terminaría por botar el pastelito con chispas de chocolate que con tanto esmero cocinó.

     Mientras tomaba uno de los muffins escuchó como la puerta del local era abierta, tintineando debido a la campanilla sobre la puerta, la cuál sonaba cada vez que esta era abierta.

     La morena alzó su vista, logrando ver como Sophie e Iris se encaminaban hasta la caja. Como ella era la única persona trabajando que se encontraba en la tienda por esas horas no tuvo más opción que enfrentarse a los ceños fruncidos y miradas de decepción que le entregaban su hermana y prima.

     —Hola, ¿Qué puedo...?

     —¿Tienes poderes y no nos lo dijiste? —cuestionó Sophie yendo directo al asunto, de paso dejando en claro como se sentía al haberse enterado de eso por boca de alguien más y no por la de su hermana.

     Jade pudo sentir como un balde de agua bien fría era lanzado sobre ella y escurría por toda su espina dorsal.

     —Chicas...

     —Dijiste que serías honesta —le recordó Iris.

     —Nunca me preguntaron si tenía poderes, por lo que, no mentí. Solo omití algo en lo que quería trabajar porque no sabía como controlar.

     Por suerte a aquellas horas la tienda se encontraba vacía, de lo contrario no estaría teniendo esa conversación allí mismo.

     —Jade...

     —¿Un chocolate caliente? —ofreció.

     Aquello era un clara oferta para sentarse y hablar al respecto. Y lo cierto era que a ninguna de las tres les apetecía estar de pie allí.

     Por lo que tras unos minutos en los que Jade se ocupó de preparar los chocolates calientes, el trío tomó asiento en los cómodos sofás que disponía la pastelería, para luego sumirse largos minutos de explicaciones y disculpas.

     No era una mentira el hecho de que Jade planeaba decirles a todos en lo que respectaba a sus poderes, porque era cierto, había planeado hacerlo en algún momento. Solo estaba esperando a sentirse segura de si misma, y segura de que podía mantener el control de sus habilidades, cosa que con lo ocurrido en la mañana al ver a Wells comprobó que no estaba ni cerca de lograr.

     —Barry ha estado ayudándome a trabajar en... esto —mencionó con voz baja y suave—. Ya saben, es el héroe y sabe cosas.

     Por suerte ambas primas lograron comprender el punto que Jade expresaba, y era un alivio para ella porque no soportaría estar en términos medios con más de las personas que le importaban. Suficiente tenía con Barry.

     —¿Cuándo fue la última vez que trabajaron en tus poderes? —preguntó Sophie curiosa—. Porque ahora que están peleados...

     —No estamos peleados.

     —Bueno, no. Pero si están teniendo problemas maritales —señaló.

     Jade blanqueó su mirada ante aquel comentario.

     —Vamos a ignorar todo este tema porque no es de lo que vinieron a hablar —comentó colocándose de pie.

     —Pues no, pero ya dejamos claro todo —Iris le siguió y Sophie no tardó en hacer lo mismo.

     —Él no salió ni saldrá con la detective.

     Habían pasado un par de días desde su conversación con Barry. Las cosas entre ambos seguían siendo tajantes, pero Jade evitaba a toda costa que aquello se notara.

     Ante las palabras de Sophie, Jade se volteó a verle mientras comenzaba a limpiar el recibidor a un lado de la caja con un paño medio húmedo.

     —¿Él te lo dijo? —preguntó.

     No lo quería admitir, pero ante las palabras que afirmaba su hermana menor, un atisbo de esperanza logró calar y asentarse en su interior.

     Ante la pregunta, Sophie titubeó unos segundos a la hora de responder, lo cual le dió una clara respuesta a su hermana mayor.

     —Bueno no. Pero es Barry y sabemos como...

     —No estás en su cabeza, Soph —le cortó Jade—. Como dije, prefiero dejar esto hasta aquí.

     —Hablando de Barry —mencionó Iris, alzando la mirada de su celular—. Acaba de enfrentarse a un meta-humano y ahora mismo está ciego. Temporalmente.

     Sophie suspiró lastimeramente y a la vez con burla. No era la primera vez que ese tipo se cosas le ocurrían a Barry, y sí Caitlin aseguraba que el velocista estaría bien, Sophie se sentía en paz para burlarse de él.

     —Deberíamos ir a ver que tal está.

     Ambas observaron a Jade quien parecía un tanto preocupada al respecto. Y era normal, porque después de todo aún no se acostumbraba a todos los riegos que Barry corría como héroe, y eso que aún no ocurría ningún suceso grave.

     —Mi turno aún no termina y no puedo solo cerrar y ya —hizo saber con una mueca—. Creo que iré más tarde.

     —Alguien va a estar decepcionado... —Sophie canturreó por lo bajo.

     —Pero... uh... ¿Tal vez podrían llevarle pastel de queso?

     Sí, Barry amaba el pastel de queso, así que Jade estaba segura de que ese sería un buen gesto, y sin dudas uno que demostraba su preocupación a pesar de no presentarse a verlo.

     —Y luego dice que la dejemos en paz con el tema —negó Iris con diversión viendo como su prima se apresuraba a guardar una porción de pastel de queso en una pequeña cajita de cartón.

     Jade colocó con cuidado la caja con el pastel, un tenedor y servilletas dentro de una bolsa de papel con el logo de la pastelería. Y con media sonrisa se la hizo entrega a ambas jovenes frente a ella.

     —Se lo haremos llegar a tu enamorado —prometió Soph.

     —Sí le dices algo como eso voy a hacer que una nube de lluvia te siga por una semana completa.

     —Ver para creer dicen, hermanita —su hermana menor se encogió de hombros con despreocupación mientras caminaba a la salida.

     —Te vemos más tarde —se despidió Iris.

     —Sí... —murmuró por lo bajo.

     Una vez ambas se marcharon, Jade dejó caer sus brazos sobre el mostrador, apoyando su cabeza en las palmas de sus manos.





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EL CEÑO DE JADE SE FRUNCIÓ AL ESCUCHAR UN PAR DE GRITOS DESDE DÓNDE SE ENCONTRABA. Se apresuró a terminar de recorrer el pasillo que daba hasta el cortex, viendo como Harrison Wells le gritaba a Cisco palabras que para ella no tenían sentido alguno.

     Nadie notó su presencia, o por lo menos no reparó en si alguien lo hizo, y es que a toda velocidad caminó hasta Wells quien golpeaba el pecho de Cisco con una especie de máscara.

     Aquello le molestó demasiado, porque no consideraba que Wells siendo un recién llegado tomara actitudes tan bruscas contra el equipo Flash, y mucho menos contra Cisco quien le parecía un chico sumamente adorable.

     Por lo que, sin dar aviso, Jade empuñó su mano y la estampó en la zona de la quijada del científico de Tierra Dos, logrando que el hombre retrocediera un par de pasos ante el fuerte impacto recibido.

     Escuchó como Caitlin soltaba un grito de sorpresa y luego sintió como Barry la tomaba por la cintura, tirando de ella hacía atrás.

     —¡Deja de gritarle a todos como si fueran tus empleados! —chilló ella.

     Odiaba cuando la gente iba gritando por la vida a todos. No tenían derecho a hacerlo, y aunque fueran empleados de él eso no era justificable. Para Jade ese tipo de actitudes eran simplemente detestables. Había tenido que soportarlas tanto tiempo que ahora al más mínimo grito que escuchaba tenía una reacción probablemente indebida.

     —Adivina qué, Miller. ¡También estás gritando!

     —Voy a... —se removió intentando que Barry le soltara.

     Sin embargo, todos fueron interrumpidos por la voz de Cisco, quien aún en un estado de sorpresa logró modular las palabras.

     —¡Estación de trenes de South Plaza! —informó—. Plataforma 15.

     Jade le observo confundida. No entendía que estaba pasando, aunque de no haber entrado de la nada lanzando puñetazos probablemente se hubiera detenido a preguntar que sucedía.

     Wells se volteó hasta Barry, quien aún tenía sus manos rodeando el cuerpo de la morena.

     —¿Qué estás esperando?

     —Más tarde hablaremos —se dirigió a Jade y luego a Cisco.

     Los siguientes minutos Jade se mantuvo totalmente al margen viendo por primera vez a Barry en acción. O bueno, escuchando por primera vez al velocista escarlata entrar en acción. Pudo notar que a pesar de cargar con cierto ego debido a su alter-ego, Barry tenía dudas sobre si mismo y de la cosas de las que era capaz.

     Pero aún así, salía a enfrentar las adversidades que atormentaban a Central City, sin dudarlo ni una sola vez.

     Si de por sí estaba impresionada, acababa de quedar aún más impresionada.

     Luego de un par de golpes recibidos y un par de palabras de aliento motivándole, Barry logró derrotar a Dra. Light, a quien no tardó en llevar hasta los laboratorios para encerrarla en las celdas de las tuberías.

     —¿Y ahora qué sigue? —cuestionó Joe West.

     Barry soltó un suspiro, intercambiando miradas con todos allí.

     —Haremos lo que dijo el doctor Wells —informó el velocista—. Utilizaremos a Light para atraer a Zoom aquí. Acabaremos con esto de una vez —sentenció.

     Jay Garrick le observó como si acabara de perder la cabeza, y lo cierto era que a pesar de querer negarlo, Jade pensaba muy parecido a él.

     —No puedes estar hablando en serio —intervino Garrick.

     —Vendrán más invasores. Morirá más gente —Barry señaló las consecuencias—. No puedo dejar que eso siga ocurriendo.

     —Estás cometiendo un error, ¿Sabes? —cuestionó Jay—. Zoom es una pesadilla de la que no puedes despertar.

     Barry volteó la mirada, caminando hasta llegar al otro lado de la habitación, lejos de Jay quien no tardó en seguirle.

     —Ya tuve mi peor pesadilla. Su nombre era Reverse Flash —hizo saber Barry—. Pasé mucho tiempo teniéndole miedo. Ya no voy a tener miedo.

     Jade le observó con atención. Le gustaba que Barry se mantuviera centrado y positivo respecto a que no volvería a tener miedo, y también le agradaba que quisiera enfrentarse a los problemas que se le estaban cruzando por el camino, pero también tenía claro que la situación no era como superar el miedo a la altura.

     Estaban hablando de un velocista que llevaba semanas enviando meta-humanos de otra tierra para asesinar a Barry.

     Y eso no la tenía precisamente tranquila.

     —Mira, Barry, puedes ser más veloz que yo, pero no estás listo para enfrentar a Zoom solo —aseguró Jay, intentando hacerle cambiar de decisión.

     —Ese es el asunto, Jay —intervino Barry—. No voy a enfrentarlo solo. Los tengo a todos ells para ayudarme —observó a su equipo—. Tengo al Dr. Wells, y te tengo a ti —apuntó.

     Garrick guardó silencio bajando la mirada por unos momentos, para luego comenzar a negar con la cabeza.

     —No. No puedo ayudarte con la conciencia tranquila cuando sé que solo te llevará a perder tu velocidad, o peor aún, a perder la vida.

     —El optimismo debe ser algo de Tierra Uno —murmuró Cisco con el ceño ligeramente fruncido.

     —Todos deben preguntarse por qué este hombre en años nunca admitió que fue responsable de que el acelerador de partículas explotara bajo tierra —acusó Jay, apuntando a Wells—. Puede no ser el Harrison Wells de su tierra, pero tiene tantos secretos como el que conocieron.

     El ex velocista de Tierra Dos le dió una mirada a Wells y luego una a Barry para comenzar a caminar a la salida del cortex.

     —Jay, por favor —pidió Caitlin—. No te vayas.

      —Lo siento mucho, Caitlin.

      Jade ni siquiera supo en que momento sus pies comenzaron a llevarle fuera del cortex. Solo sabía que necesitaba aire y unos segundos para poder procesar todo.

     Realmente se preguntaba como todos a su alrededor podían lidiar día a día con todas esas preocupaciones y sentimientos en el aire. Ella estaba comenzando a ofuscarse, con tan poco.

     Llevaba un par de minutos sentada en uno de los bancos del parque de Central City. El lugar se encontraba casi vacío a esas horas de la noche, y lo cierto era que Jade lo agradecía.

     Sin dudas todo lo que conllevaba su llegada y su proceso de adaptación a su nueva vida estaba siendo más difícil de lo que creyó sería.

     Le consternaba excesivamente el hecho de que las personas a las cuales más quería y se preocupaba en el mundo estaban constantemente en un punto de riesgo. Le molestaba el hecho de que ya habían pasado por una situación similar a lo que era Zoom, y que ella no había estado allí. Pero más le preocupaba el hecho de que ahora ella estaba ahí, teniendo las armas para cuidarles de todo peligro y no poder ser capaz de hacerlo.

     Temía llegar a perder a su hermana, o a su madre. Temía llegar a perder a Iris o a su tío Joe. Incluso temía llegar a perder a Cisco y Caitlin inclusive si no mantenían la relación más longeva y estrecha. Pero por sobretodo temía perder a Barry, porque era bastante claro que de todos era quien más corría peligro, sobretodo ahora que Zoom se encontraba exclusivamente cazándole a él.

     De solo pensar en un escenario ficticio en el que alguien que le importaba salía lastimado un calofrío subía por su espina dorsal, atacando sus ganglios y dispersándose por sus nervios.

     La calidez de la cercanía de una nueva presencia trajo su mente al mundo real. Su cabeza giró solo un poco para lograr ver a Jace, su jefe y recientemente amigo sentado justo allí.

     —Hola —murmuró ella.

     —Lucías un poco perdida —mencionó él—. Me senté aquí porque nunca sabes que loco puede tomarte desprevenida.

     La mirada de color del castaño se posó sobre ella. Ciertamente había un toque de preocupación resaltando en sus iris, pero también había diversión, lo cual sin dudas hacía sentir en confort a la castaña.

     —Gracias.

     —De nada. Para eso están los amigos.

     —Creí que eras mi jefe —comentó ella con una sonrisa.

     —Sí, pero no estamos trabajando ahora mismo —se encogió de hombros.

     —Sí, es cierto. Gracias, amigo —asintió en su dirección, con una pequeña sonrisa.

     —De nada, amiga.

     Fue un intercambio de palabras sumamente breve, pero de alguna forma, aunque no fuera necesariamente profundo, ni extenso, si no sin sentido y efímero, fue exactamente lo que Jade necesitaba.

     Necesitaba alguien externo al mundo de locura, fantasía y peligro en el cual se había sumergido. Necesitaba de alguna forma sentirse normal, y Jace siendo su jefe y también su amigo, cumplía perfectamente con la función requerida.

     Más tarde, cuando Jade se encontraba entrando a su hogar, luego de una silenciosa charla con sus pensamientos en medio de in parque a oscuras, la morena percibió la presencia de alguien en la sala, despertando su curiosidad al tener en cuenta que el reloj casi marcaba media noche.

     Caminó por el piso de madera hasta llegar a la sala de estar, en donde pudo encontrar a su madre sentada en el sofá con un par de libros, revistas y diarios esparcidos por el sofá y la mesa de centro.

     —Hey... —Jade murmuró en tono de voz bajo—. ¿Qué haces despierta a esta hora? —cuestionó.

     Melina West alzó su mirada. Esta abundaba en seriedad y a la vez en suavidad y preocupación. Incluso había un pequeño destello de emoción y nostalgia que Jade pudo reconocer.

     —Tenemos que hablar.

     Automáticamente, casi con sumisión, Jade tomó asiento a un lado de su progenitora, observándole con atención casi en espera de un regaño. Casi olvido que ya no tenía 16 años.

     —¿Bien...?

     —Es sobre tus poderes.

     —Mamá...

     —Jade... tus poderes no son una casualidad ni una suerte —le cortó, pronunciando palabras firmes—. Son una herencia, porque eres parte de un linaje.

     Una carcajada agraciada en burla escapó de los labios de Jade, mientras una de sus manos se posaba en su cien, masajeando con suavidad. Para cuando volvió a alzar su mirada, observando a su madre, pudo ver por sus facciones que esta no estaba jugando a ninguna clase de juego.

     —Mamá...

     —Eres una Storm.

     Por la siguiente hora Jade aseguraba que su cerebro estaba a dos de fundirse. Fue un verdadero golpe de información instalándose en su cabeza como un chip que esparcía sus datos por su mente. Era irreal. Muy irreal.

     Su madre no era una West. No una de nacimiento por lo menos. Y es que de acuerdo a lo que logró comprender, había sido adoptada por la Abuela Esther cuando era solo una bebita que había perdido a su madre en el momento en que esta dió a luz.

     Las Storm, aparentemente habían sido una clase de pequeña civilización escondida por el mundo, pero en su momento fueron gigantes y principalmente adoradas por las mortales sin poderes. Sin embargo, cuando el hombre tomó el control de la civilización y las mujeres comenzaron a perder sus derechos a medida que la tecnología se desarrollaba de acuerdo a la época, las Storm comenzaron a ser cazadas, y negándose a luchar con aquellos a quienes habían procurado proteger, se ocultaron entre los humanos, aparentando simplicidad y permitiéndose ceder ante las injusticias que la sociedad imponía a su sexo.

     Jade no tenía palabras. Su mente indagaba en mil y una cosas. Pensaba y pensaba en el porque siendo tan poderosas se habían permitido la sumisión, pero entonces comprendía la ingenuidad de sus valores y el deber que se impusieron. Ellas no querían más caos del que suponían sus habilidades.

A pesar de ser una Storm de sangre, Melina no poseía las habilidades que si hija sí había desarrollado. Y no lo había comprendido hasta que unos años más tarde, luego de enterarse de su verdadera procedencia había encontrado un diario con toda la información correspondiente. Y es que la manifestación de habilidades se daban de acuerdo a un salto de generación. Y Jade había sido el salto siguiente en quien recaer.

Jade era una Storm.













| ϟ |













¡HI!

bueeeno, Jade no obtuvo
sus poderes del collar como
creíamos había ocurrido.
aún así, ¿creen que el collar
haya sido un factor funda-
mental en la ecuación?

también, poquito antes vimos
que Barry parece no creer
mucho en la amistad del
hombre y la mujer si eso
implica a la chica que le
gusta siendo cordial con
otro... ¿quién le pega por
pendejo?

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publicado: 12/08/2023
editado: 00/00/0000

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