Like Snow White #1

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Lee Siyeon una hermosa chica, piel pálida pero hermosa, labios rojos sin necesidad de un labial que les de vida a estos...hermosos ojos que atraparían a cualquiera, toda una princesa.

Cuando se dice princesa, no es por serlo en verdad. Su padre, un rey que encabeza las listas de empresarios poderosos, sí. Siyeon es la princesa del imperio que sus padres construyeron con sudor y sacrificio. Su madre, quien sería la reina murió por una enfermedad que se la llevo lejos de ella y su padre quien nunca frente al público lloro, pero bien Siyeon sabía que él sufría dentro de las cuatro paredes de su oficina en casa.

Por unos años ellos estuvieron el uno para el otro, hasta que llego ella...Kim Bora, o la emperatriz Bora


como muchos de los trabajadores de la empresa le decían. Quien se acercó a los Lee encantándolos con su talento en los negocios a pesar de ser solo un año mayor que Siyeon.

El CEO se dejó llevar, envolverse por esos encantos, le prometió de todo, le entrego su vida prácticamente y ella se apoderaba lentamente de su reino y aunque Siyeon se percataba de esto veía otra vez feliz a su padre, quería que él fuera feliz, y lo dejo serlo... Hasta el día en que el murió dejándole a Bora en su poder el 50% de sus acciones empresariales, y gran parte de su fortuna, y aunque ciertamente Siyeon recibió la otra mitad de todos, ante los ojos del público, de la sociedad, el rey había sido un tonto, un ciego que no veía quien era Kim Bora en realidad, pero ¿quién era y qué quería?

— ¿Siyeon? — toca Bora a la puerta de la nombrada, quien luego de llamarla bruja se encerró en su cuarto — Siyeon sal ahora—, le impuso pero la chica de dentro seguía sin contestar — no me hagas entrar a la fuerza, solo quiero hablar— le dice sin relajar su tono y segundos pasaron antes de que bajara la manija de la puerta para entrar y encontrarse con nada.

Siyeon no estaba allí, había bajado por la ventana, su gran casa tenía una hermosa planta enredadera por al lado de la ventana de Siyeon y ella había bajado por allí.

— Joder— dijo y salió de la habitación dando un portazo.

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— Maldición, quién me habrá mandado a salir de casa a esta hora— dice una preocupada Siyeon sentada en una parada de ómnibus — para colmo ni siquiera tome mi auto, genial Siyeon eres muy inteligente— se decía a sí misma.

*respiración profunda* — ¿Qué haré ahora? — pregunta para sí misma y se percata de un hombre que se sentó al otro lado del banco.

Llevaba ropa oscura, un tapaboca y una gorra, en verdad no le daba la más mínima confianza por lo que decide ponerse de pie y se sorprendió al ver como él hacía lo mismo. Probablemente como reflejo lo mejor hubiera sido alejarse de allí, al menos ir a una zona más transitada, ella no sabía cómo, pero estaban las calles prácticamente vacías, y eran pocos los autos que pasaban por allí.

— Wow, veo que es tarde, mejor busco un taxi— dijo en alta voz, en verdad no sabe porque hizo aquello, pero ya lo hecho estaba hecho.

Comienza a alejarse de allí, por un momento se relajó al pensar que él se había quedado allí, pero sintió como su piel se erizo y los nervios de su cuerpo le avisaron del peligro, pero fue tarde cuando se giró.

Su cuerpo fue llevado contra una pared mientras que le tapaban la boca para silenciarla e impedir que gritase.

— Shhhh. Shhhh— repetía el hombre a quien aún no se le veía la cara haciendo fuerza para que ella no escapará o gritará

— Escucha, por favor, escucha— le repite, pero Siyeon estaba atrapada, el miedo la controlaba, qué podía hacer cuando un desconocido la había llevado a la pared en un callejón tapándole la boca.

— Por favor, déjame hablar, juro que te soltaré, pero no grites— le pidió con voz ronca, pero intentaba ser amable, Siyeon solo asintió, lo mejor era no enojarlo.

Como dijo que haría el desconocido la soltó y Siyeon mantuvo su boca cerrada.

— Mi nombre es... Ahg... Mira se supone que no te debo de decir mi nombre, pero corro peligro y no quiero que me maten, así que solo llámame Simba.

— Siento haberte asustado señorita Siyeon, pero mi apariencia no ayuda de mucho, culpo a mi trabajo que me obliga a llevar ropa calurosa, pero en eso no era lo que debía decirte... debería dejar de hablar tanto... — le dijo inclinando levemente su cabeza y Siyeon seguía sin decir una palabra.

— Debo decirle algo sumamente importante... Bueno obviamente lo es si me estoy arriesgando a decirlo, disculpe ya me concentro, necesito que huya — Siyeon abrió sus ojos alarmada — Mira sé que sonará feo y horrible que yo se lo diga, pero me han encargado quitarle la vida... — Siyeon fue a exclamar algo, pero el rápidamente le tapó la boca una vez más.

— No, no grites, no puedo dejar que se escuchen sus fuertes gritos después pensaran que le hago algo depravado, escuche no puedo decirle quien me mandó... Es por eso que le digo que solo huya señorita, corra como si estuviera en un maratón y no se detenga, y recuerde no regrese a esta zona nunca más, aparte de los borrachos que se encuentran aquí, no es seguro.

Siyeon estaba ahora aterrada, las palabras no salían, no había necesidad de decir nada, todo estaba dicho...solo quedaba correr lejos y eso hizo.

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POV Siyeon

No sabría decir que tiempo estuve huyendo, pero claramente no estaba ya en la zona que conocía. Era imposible, seguro había llegado a una parte de la ciudad de bajos recursos, mentiría si dijera que no me sentía inquieta, no incomoda, no preocupada porque fuera clase baja por decirlo de algún modo, pero si a parte de ese tal Simba habían mandado a alguien más por mi vida, seguro peligraba sin importar donde estuviera.

Seguro que fue ella, no pudo haber sido nadie más, quién mandaría a acabar con mi vida, como mismo paso con mi padre, maldita Bora.

Estaba realmente agotada, sentía que en cualquier momento podría desmayarme y vaya que podía hacerlo después de todo lo que corrí cuando llevaba un día sin comer nada, atrapada en la tristeza de haber perdido a mi padre.

— Ey, estas bien, ey— fue lo último que escuché al sentir mi cuerpo ceder al cansancio.

[...]

Desperté sintiéndome perdida, sabía que me había desmayado y que alguien estuvo ahí — Maldición—, maldije siendo una de las muy pocas veces en mi vida que lo hacía.

Acababa de darme cuenta de que estaba en una habitación, obviamente no la mía, dejándome claro que no había soñado lo sucedido. Presa del miedo de que haya sido un secuestrador me levanto rápido de la cama y el mareo me atrapa llevándome a sentarme de nuevo.

— Es normal que estés mareada cuando estas en ayuno— siento una dulce voz que habla y miro rápidamente hacia la puerta de la habitación encontrando una chica que parece ser menor que yo.

— Eh...yo— no sabía que decir, esa chica no se veía bien debido a que la luz de la habitación estaba apagada y la claridad del pasillo no me dejaba verla bien y como si leyera mi pensamiento encendió la luz de la habitación dejándome ver a una tierna chica que definitivamente era menor que yo.

— Oh, lo siento mucho— dice cuando me ve hacer muecas con la cara al encender la luz de pronto y la vuelve a apagar.

— Gahyeon, pequeña, no molestes a nuestra invitada— ¿invitada?

La voz de aquella chica era cercana y en seguida se paró tras de la pequeña, se veía que era mayor que ella, además de que su voz sonaba más madura.

— Dime cuando pueda encender la luz— me dice amablemente.

— Hazlo ahora si deseas— le indiqué cerrando mis ojos y los abrí poco a poco hasta acostumbrarme a la claridad y fue cuando pude ver bien a la otra chica.

Ciertamente es mayor que la anterior, cabello rubio, ojos rasgados, labios rojos y expresión preocupada.

— Espero y Gahyeon no te haya molestado, es un poco torpe y distraída— dice colocándole una mano en el hombro a la menor.

Así que Gahyeon, ambas son realmente lindas, pero ahora en qué piensas Siyeon; deja tu lado lésbico a un lado y concéntrate.

— Unnie— se quejó la menor haciendo un puchero viéndose realmente tierna, eso debería ser ilegal.

— No descuida, ella no hizo nada malo— dije y la mayor me sonrió.

— Disculpa, pero cómo...— iba a preguntar.

— ¿Cómo llegaste acá?, obvio que preguntarías, nuestra hermana mayor te trajo luego de que te desmayaras— explico y yo estaba confundida, entonces ellas eran hermanas y había otra.

— Handong, ya despertó la chica— siento la voz animada de otra chica, Handong, supongo que ese es el nombre de la rubia ya que el de la menor es Gahyeon.

— Oh, si estas despierta, para que digo lo obvio si te estoy observando— y veo una muy sonriente chica, se veía animada, además, lo que llevaba en la cabeza la hacía ver graciosa.

— Ey tú, ¿por qué te desmayaste?, ¿cómo puedes estar en ayuno? eso es peligroso, no sabes que al caerte por ahí algún estúpido te puede pisar y terminas hecha puré en la calle — me dijo de pronto tomándome por sorpresa, era una chica sin filtro.

De pronto Handong le da un golpe de escarmiento en la cabeza al regañarla

— Yoohyeon, ¿por qué eres tan atrevida? además, respeta— le dijo y Yoohyeon me miro confundida cuando hizo una leve reverencia — lo siento, mi hermana tiene razón— dijo y wow, ella era otra hermana, será quien me encontró, no lo creo.

— Bien, déjame presentarnos...— dijo Handong — mi nombre es Handong, ella es Gahyeon, la pequeña y más tímida de todas— señalo a la menor como ya sabía — y esta chica tan energética y falta de tornillos es Yoohyeon...

— Mucho gusto— dijo Yoohyeon acercándose a mí interrumpiendo a Handong quien la miraba con una expresión sonriente, pero de esas que dan escalofríos.

— Yoohyeon querida, la asustas quita esa sonrisa de chucky que tienes — y sí que me había tomado desprevenida.

— Eh, ¿por qué? si solo me presente, además mi sonrisa no es de chucky— decía sacando la lengua y Gahyeon sonrió por su hermana mientras que Handong negaba con la cabeza.

— Descuida Handong— dije mirando a la menor — mucho gusta Yoohyeon, soy Lee Siyeon, igualmente un gusto Gahyeon, Handong— dije y las tres chicas me miraron impresionadas por un momento.

— ¿Qué? — dije al ver cómo me miraban.

— Tú eres...

— Mucho gusto Siyeon, espero y hayas podido descansar ven, el almuerzo está preparado— dijo interrumpiendo lo que sea que iba a decir Yoohyeon, y además almuerzo.

— Dios, ¿qué hora es? — pregunte alarmada y las tres chicas me miraron — Es la una de la tarde— dijo Gahyeon.

— ¿Llevo durmiendo desde ayer? — pregunte y todas asintieron.

— Siento mucho las molestias— dije con vergüenza, ni siquiera me conocía y me habían dado refugio.

— Descuida, no estamos acostumbradas a meter personas que se desmayan en la calle ni nada a nuestro hogar, pero ahora que sabemos tu nombre no eres una desconocida, hay alguien que te....— iba a seguir hablando con hiperactividad pero Handong la tomo y jalo por la oreja hacia ella y mientras que me sonrió hablo.

— Disculpa las locuras que dice, venga, vayamos para que puedas comer algo.

— Oh, no, en serio, siento mucho molestar ya me iré— dije y me pongo de pie de la cama y aunque en serio mi cuerpo pedía comida y obviamente me dejo pasar una vergüenza luego de resonar en la habitación, sentí como el color de mi cara cambio al sentirme las mejillas calientes

— JAJAJJA; vaya Siyeon, ¿segura que no quieres comer? — pregunto Yoohyeon y esta vez fue arrastrada fuera por Gahyeon.

— No es molestia descuida, ven— dijo y se acercó a mí y tomo mi mano llevándome con ella.

Fuimos desde el segundo piso hacia la cocina, la casa se veía bastante modesta, y en el camino me fijé que había tres habitaciones, no pude ver bien la sala de estar ya que pasamos directamente a la cocina, no había comedor, más bien cocina— comedor.

Me percatar en la bajada de la escalera que en la pared junto a esta había muchos marcos con fotos, pero Handong me bajo a prisa y no pude verlas bien.

— Ya bajaron— dijo emocionada Yoohyeon, junto a ella Gahyeon y oh

— Ella es Dami, la segunda menor de la casa— dijo señalando a la chica que estaba junto a Gahyeon.

Se veía como la chica inteligente...sería, Gahyeon obviamente se ve como la menor, es la tierna, Dami la otra menor y la chica energética, Handong por lo que veo es la mayor de ellas y como la sensata.

— ¿Ella fue quien me trajo? — le pregunte con pena a Handong y ella negó sonriendo.

— Mucho gusto, soy Lee Siyeon— dije estirando mi mano para saludarla y ella la tomo mirándome, se veía pensativa, como si tratara de recordar algo.

— El gusto es mío— se limitó a eso.

Luego de eso nos sentamos en la mesa, me di cuenta de que había 7 asientos contando en el que yo me encontraba, pero no quise ser una entrometida tal vez solo querían una mesa grande.

El almuerzo fue bastante tranquilo, sin considerar las divertidas ocurrencias de Yoohyeon, el cómo Dami la miraba como si no fuera familia suya, como Gahyeon sonreía tímidamente, y Handong respiraba profundo para no matarla por sus ideas tan locas...todas eran hermosas y eran tan diferentes, tanto que no parecen hermanas, espera...

— Disculpa que pregunte — llame la atención de ellas mientras que Handong se levantaba recogiendo los platos.

— ¿Las cuatro son hermanas? — pregunte y me miraron sonriendo, cada una a suforma.


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