Capítulo 23: Achinga, todos son más padres que mi papá.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Es ilógico cómo esperamos una disculpa, que sabemos, nunca llegará.

Pero chinga su madre, yo esperaba que los de Sabritas, neta, neta, le metieran más papás a la puta bolsa de aire.

Exin.

Desgastarme emocionalmente por alguien suena ridículo, pero yo era así de intenso con cualquier cosa relacionada a mi familia. Ni siquiera sé qué esperaba, pero lo hacía con tanto fervor.

—No creo que tu padre haya firmado esto. —Hipo me retuvo, su mano en mi pecho hizo que Des elevara su ceja—. ¿Cómo lo conseguiste?

Parece poli.

—Estaba borracho esa noche, y le ofrecí más alcohol a cambio. —Mostré mi dentadura.

Yo no volvería dentro de tres semanas, me quedaría en los dormitorios que habilitaron de Savant para el evento. DesDes prefería quedarse en su casa al igual que Hipo, así que ellos no traían cambios masivos de ropa como yo.

—Me da miedo tu papá, perro. —A Des le dieron escalofríos. Yo me apoyé en su cabeza rubia.

Estábamos formados durante la entrega de papeles y la inscripción al PLJ. El centro de inauguración a lo lejos parecía una jaula en forma de huevo en el centro de las canchas. Savant era un edificio viejo adaptado a nuestra generación, nosotros tres lo conocíamos bien después de haberlo allanado.

Qué irónico es ahora estar en el PLJ. No pensé que pasaría.

—Hace frío a esta hora. —Escuché la voz de Albin, que tan solo con esas palabras me hizo rodar los ojos.

El albino estaba detrás de Hipo. Los miré por encima del hombro, el chico parecía pegado a él como piojo, pidiéndole que le compartiera calor porque era muy temprano y había neblina en el exterior. Se me hacía súper raro ese wey, pero no es como que Hipo fuera a hacerme caso.

—Literalmente estás más caliente que yo. —Apreté los párpados al oír el doble sentido no intencional en las palabras de mi mejor amigo.

—Ay, wey. —Hasta Des se rió.

Me aferré a su cuerpo para obtener calor. La fila avanzó un poco. James nos esperaba con una pequeña bolsa que entregaba junto a playeras azules que usaríamos para identificarnos. Cuando el paquete llegó a nuestras manos, lo abrimos para encontrar cosas de higiene personal.

También distintos tamaños, mediano, extra grande, pequeño...

—¿Gel y preservativos? ¿Por qué están dando esto? —Hipo fue quien rompió el silencio. James solo acomodó su corbata diciendo que no eran tontos en las escuelas.

Otro profesor, de mirada lúgubre pero en tono amistoso, nos respondió:

—Estamos interesados en cuidar a los jóvenes de hoy en día.

—¿Pueden darme otra bol...? —Me interrumpió otra voz.

—¿Me dan más gel...?

Albinismo y yo nos miramos aunque Hipo se interponía entre nosotros. Yo exigí que me dieran más cosas a mí antes que a él, pero dijeron que no daban más.

—Ya, avancen, que solo bloquean a los demás. —James nos calló, mientras miraba de reojo la fila de a lado por la que entraban algunos estudiantes de Savant con sus respectivos profesores.

Una chica de la otra fila intentó saludarle, pero él lucía tan desinteresado cuando le llamaba que Des y yo nos detuvimos a un lado solo para molestar. Hipo antes de marcharse dijo que lo dejáramos en paz, pues lucía más insoportable que otras veces.

—Profesor James, estoy segura de que es usted, ¡profesor!

—Ajá. —James ni la miró.

—Amiga, no insistas, solía ser narcisista así que es bien... —Nuestro entrenador jaloneó la oreja de mi güero. Arrojé un manotazo para que lo soltara—. Verga, ya, bai.

Nos echamos en fuga. El auditorio estaba atascado de pura gente meada, algunas ex-parejas, profesores que vi en primer semestre y algunas personas que recordaba de la secundaria.

La construcción era un maldito domo, los de Savant quizás no lo sabían pero se le conocía como el culo del país por su forma obscena. Pensé que no solían usarlo pero lo habilitaron para el día de hoy, al igual que otras instalaciones viejas que tenían. Juntar estudiantes sacaba dinero del gobierno, aunque seguro parte de la inversión estaba siendo rateada.

Des me pidió que quitara mi cara, que parecía estar por morder a alguien.

—Me cagan todos. —Murmuré en lugar de escuchar a los profesores.

—Apenas es el primer día.

El rubio se rió de mí.

—Ya me caen gordos. —Desvié la mirada.

Metí mis manos en los bolsillos cuando vi que quería tomarlas para relajarme, pero parte de mi estrés era la idea de no poder avanzar con mi amor no correspondido.

Yo era coqueto por naturaleza, pero sentía que sin importar cuantas señales diera, para DesDes solo sería el amigo de una neurona que le acompañaba.

—Les entregamos folletos con las actividades de esta semana. Espero les emocione la noche de pizzas que organizamos para el jueves junto a los juegos de mesa —anunció el coordinador, intimidado por el silencio de la multitud. Todos se habían callado como si trataran de molestarle—. El viernes hay tacos.

—ESOOOOOO. —Rompieron mis tímpanos por la idea de noche de tacos.

—Ya habrán leído los folletos, pero lo comunicaré: El día de hoy se encargarán de preparar los puntos señalados para las actividades recreativas de los siguientes días. Sus profesores serán quienes los coordinen. —El silencio volvió, no pensamos que fueran a ahorrarse el dinero poniéndonos a trabajar—. ¡Tengan un increíble PLJ!

Mis putos huevos.

Nos dividieron antes de que nos pusiéramos a protestar. A Des lo llevaron a hacer cosas en el comedor. Yo, entre el mar de gente, quedé en el domo junto a una brocha de pintura y guías con cinta, solo para recibir la noticia de que pintaríamos líneas que dividieran el auditorio.

Disque para actividades futuras.

—Mi padre me trae como burro trabajando y ahora esto. —Maldije, quitándome el saco y la camisa blanca para vestirme con la playera azul del evento.

De un lado estaban los de Savant que tenían la misma tarea, del otro los de L.A, algunas caras me eran conocidas y recibí saludos por ser del equipo de basketball, pero aún así me acerqué con cierta aversión a los compañeros que se apilaban cerca de los botes de pintura.

—¿Cómo nos organizamos?...

—Hay nueve filas, cada escuela pintará cuatro y la del medio lo haremos por partes —su voz me hizo elevar la mirada desde mis zapatos hasta su cara, estaba tan distraído que no me percaté.

Qué rápido.

Hipo ya se había proclamado como el líder de la tarea. Quienes lo conocían en L.A. sabían que era mejor no llevarle la contraria porque era un dictador, e Hipocondríaco siempre buscaba una buena posición para no ser apartado.

—Tú, ayúdame a pintar la del centro —me palpó el pecho, después le habló a los otros que vestíamos de azul—. Los demás organícense con las otras líneas.

—Vamos, papá. —Choqué su hombro felizmente.

Aunque los de Savant no habían escuchado nuestra organización, supuse que vieron que ya habíamos acaparado el lado derecho así que no intentaron cruzarlo. De nuestra parte escuché a weyes cantando corridos y algunos gringos estaban grabando Tik Toks.

—Oye, estoy molesto de no que me fueras a buscar antes de ir a meterte en una pelea. Sabes que si hubiese estado ellos estarían hospitalizados hasta hoy. —Le reproché, inclinándome para llenar la brocha de pintura.

Ah, la pintura es azul.

—Por esa razón no pensé en ir por ti. —Le miré amenazante al oírle—, es que literalmente los habrías mandado al hospital. Y no creo que literalmente quisieras perderte el PLJ por algo que no era tu problema.

—Si te golpean también es mi problema, sabes que solo pienso en eso. —Rodé los ojos.

—Y es mi problema si se meten con Albin.

—No lo era hasta hace poco. Te juro que no entiendo cómo cada día estás más cerca de él.

—Como tú de Des. —Me quedé quieto al escucharle.

Estaba por arrojarle la brocha con pintura porque él sabía que mi atracción hacía Des era diferente, también la que él tenía con Albinismo. Lo que había entre Hipocondriaco y yo era una historia aparte, una historia de antes, mas importante para mí que cualquier otra cosa en mi vida.

Di dos pasos al frente, solo mirándole poner pintura en la brocha. No se había puesto la playera azul porque a él no le gustaba usar ropa que no fuera suya, solo se había quitado el saco así que si se manchaba estaría jodido.

Conté hasta diez, tratando de calmar mis acciones explosivas, solo porque a él le quería bastante. E igual las cosas positivas como tener otra perspectiva, hicieron que mantuviera mis emociones estables.

—Pero mira nomás, ¿no eres tú el celoso? —Me sonreí, golpeando su tobillo con la punta de mi zapato.

Vientos, me calmé.

—Tú empezaste. —Me hizo carcajear más fuerte, quizás por el sarcasmo.

Hipo se puso de pie, recibiendo el empujón de mi parte que lo hizo chocar con el grupo de Savant. Giró la cabeza cuando sintió el jalón de uno de los alumnos, yo me maldije por la idea de que lo fueran a golpear otra vez.

—Cuida por dónde vas, imbécil. Casi tiras la lat... —Estocolmo le miró fijamente, ambos casi apunto de chocar con sus cabezas debido a la postura.

Ay, wey, tengo traumas con estos dos chocando.

—Perdona... —Hipocondríaco no bajó la mirada pero se disculpó sinceramente.

¿Qué?

—Sí, solo, ten más cuidado. —El moreno se cruzó de brazos.

—¿Me lo dices tú? No creo que tu cabeza diga lo mismo después de que te golpearas con un tubo y me empujaras. —No supe de lo que hablaban pero el tono de mi amigo jamás fue en reproche, parecía esbozar una sonrisa burlona.

—¿Oh? ¿Ahora el que te lastimó fui yo? Me clavaste las uñas en la cintura.

Qué, ¿esto es un sueño lúcido o qué chancletas?

—Solo sigue con tus cosas, no soy del tipo al que le gusta pelear. —Hipo llevó su mano a la mejilla del otro, rozando el parche que el moreno lucía como muestra de que se metía constantemente en peleas.

—¿Estás seguro? —Est apartó su mano, pasando su pulgar por los nudillos de Hipocondriaco que apenas cicatrizaban por la pelea reciente.

Salté a cubrir la cara del cabeza de plato, no podía dejar que lo vieran rojo por la vergüenza. El imbécil había olvidado que se agarró a putazos a alguien.

—Ya, ya, vete a pintar la línea. —Agité mis manos para correr al moreno.

—Ajá...

Durante el proceso, no pude apartar la vista de esos dos; me traían malos recuerdos con solo acercarse pero parecían continuar la línea azul que nos dividía de cerca, metiendo la brocha en la misma lata aunque habían más, mirándose y haciendo comentarios inocentes, ajenos a algo importante.

—¿Por qué pintura azul? ¿Literalmente por nuestra escuela?

—No, no, creo que un directivo ya tenía los botes así que ahorran presupuesto.

—Hum. Bueno, no está mal. ¿Te gusta el azul?

—¿Qué tipo de azul?

—El que sea.

—Me gusta el de tu uniforme.

Fue tan extraño verlo, lo que antes estaba en mis pesadillas, mi rencor, la idea de que Hipocondríaco moriría siendo alguien retraído. En parte me alegró verlo más relajado esas semanas, pero me entristecía saber que nada podía borrar su visión del pasado, sobre todo a Estocolmo de esas traumáticas memorias.

No sé quién fue el culpable.

Tampoco sé quién es la víctima.

Traté de pintar lejos de ellos. No podía juzgar lo que desconocía, era algo que incluso Des trataba de hacerme entender. Me limité a sentarme en el suelo para realizar la actividad.

Trazamos una línea azul, en compañía de otra especie, con la intención de dividirnos aún más.

~•~•~•~

—Propongo un sindicato.

Por la tarde, Hipo nos arrastró al área de profesores para exigir mejores tratos ya que estaba sudando y eso lo ponía de malas. A todos les agarró en curva su idea de sindicato.

—Maldita sea, es el primer día. Ya váyanse. —James nos gritó del otro lado del salón habilitado a profesores de L.A.

El hombre acababa de cerrarle la puerta a la chica que intentó hablar con él en la mañana. No le dio ni un segundo de su tiempo.

—Ya, profesor. —Mure le calló.

Des y yo nos sentamos en las sillas detrás de Hipo mientras le oíamos hablar sobre no querer montar el escenario en el exterior. Incluso la profesora de inglés se acercó al oír su desconformidad. Yo aproveché a acurrucarme con el rubio mientras esperaba.

—Wey, perro, me pusieron a ordenar alimentos en la cafetería. Pero a una amiga le dio hambreishon así que se fue a comprar una malteada —me contó como emocionado, frustrado, o solo efusivo; yo me limité a asentir para hacerle saber que le escuchaba—. Y que agarra y que me llama: "Bro, préstame 50 pesos, es que me falta dinero".

—¿No cuesta como 70 una malteada? —Elevé una ceja.

—Sí, yo también me saqué de pedo pero pensé que había pedido otras cosas. Equis, se los fui a dejar y volví a hacer mis cosas. Pero agarra y que me llama otra vez: "Oye, me faltaron 10 pesos. ¿Puedes prestármelos? Es que pedí con leche de almendra y costaba más, aiuda".

Me pregunto si Des es amigo de toda la escuela o prestamista.

—Ya nada más llegué y le canté al oído: Si no tiene, NO COMPRE. —Ahora sonaba emputado—. Me volteó a ver infartada pero por suerte estaba pasando otro amigo que me vio gritar eso, así que él le prestó los diez pesos. Bueno, bueno, pero eso no es lo que te iba a contar.

Solté una risilla al ver que estaba divagando. Pero la borré al ver por dónde iba su historia.

—El que prestó los diez pesos, con quien ahorita tengo las actividades el resto del día, dice que me ha visto los fines de semana en la cancha y que tú le dijiste que era alguien increíble así que eso lo animó a acercarse más. Me invitó el fin de semana a comer.

¿Que yo hice qué?

—Ah, ¿de verdad?

Carajo, sí me dolió.

—Pero a lo que iba, me invitó al restaurante donde trabajaba en su infancia el papá de este artista que...

—Hipo, ¿ya podemos irnos? —Le hablé a mi mejor amigo.

Hip me silenció con solo estirar su mano detrás, en señal de que le permitiera seguir hablando.

Por el silencio de Des supe que ya no terminaría su historia, una vez le dejaban de escuchar él ya no estaría de ánimos para repetirlo porque no le escucharon desde el inicio. Quería hacerle saber que sí le escuchaba, pero no quería oír sobre sus citas aunque no fuera su intención contármelas.

Me sentí estúpido así que traté de retomarlo.

—Perdón, ¿el papá de qué artista? —Sostuve su mano para que se dirigiera a mí.

—¿Qué? —Lució confundido—. Ah, no me acuerdo. ¿De qué te estaba hablando?

Contraje mis cejas, angustiado.

Odiaba que hiciera eso, lo veía fingir que se olvidó de las cosas con sus amigos. Des solo se rió para que no me preocupara pero eso me hacía sentir más culpable, por detalles así no quería que mis sentimientos románticos arruinaran nuestra amistad.

—Estabas hablando del papá de Gleek, que forma parte de un grupo de punk. Continúa. —Hipocondríaco, que era ajeno a la conversación, le exigió que hablara.

Él estaba llenando unos papeles de queja que le brindó el profesor superior, haciendo notas de igual forma en su libreta negra, pero me ayudó para arreglar mi cagadero.

—Ah, sí, bueno, como te decía...

GRACIAS HIPO, TE ADORO.

—¿Aquí están los profes? LLEGÓ UN BORRACHO A LA ENTRADA PIDIENDO POR ALGUIEN DE NUESTRA ESCUELA. —Entró de golpe un morillo que llevaba la mochila en su espalda y el teléfono en mano, mostrándonos la foto que tomó.

Des ni acabó su historia porque el chisme nos llamaba peor que moscas.

—Entrenador, ¿podría ver qué busca el señor? —Le llamaron a James.

La imagen del hombre ancho, alto, con la botella de regalo en su mano, apenas era distinguible. Hipocondríaco dejó la hoja en el escritorio al reconocerlo.

—Es mi papá... —Murmuré, consiguiendo la mirada de los profesores.

—Hipo, tú no sales. —James le prohibió actuar por mí.

Camino a la entrada, el entrenador me hizo confesarle que mi padre no firmó los papeles en sus cinco sentidos. Dijo que yo era un pendejo, que me fuera a la cagada pero que no arrastrara a la escuela. Pensé que me regresaría a casa por mentir.

—No te devolveré a un borracho. ¿Qué mierda crees que soy? —Me cuestionó, yo solo me encogí de hombros.

Bajé la mirada al cruzar las puertas del instituto. Algunos estudiantes de L.A. ubicaban a mi padre así que no estaban interesados, pero sentí los teléfonos activos de estudiantes de Savant, haciendo aún más virales los problemas que tenía en casa. Porque los problemas familiares de Explosivo Intermitente son de dominio público.

James les gritó que dejaran de grabar.

La mañana había sido fría, el resto del día nublado. Pensé que llovería en cualquier momento. Aún así, mi padre no llevaba ni siquiera camisa, como un animal; oí las burlas sobre el pelo en su pecho y el silencio ahogado cuando azotó su palma contra mi mandíbula.

—Hijo de puta, te llevaste tus cosas de casa. ¡¿Después de todo lo que te he dado dejas la escuela, eh?! —Habló incoherencias, supuse que llamó a la dirección donde le informaron sobre el PLJ, aunque seguro no preguntó ni qué era—. Eres un maldito infeliz.

Todos me están viendo.

James tiró de mi playera para posicionarme detrás de él, yo solo volví a mirar mis zapatos.

—¡¿Tanta vergüenza quieres darme?!

Volvió a levantar la mano pero solo golpeó la cara de mi entrenador. Por el estruendo me encogí en los hombros, igual que un gusano cuando era apartado de la tierra.

—Le demandaremos si pone un pie en esta escuela. Y nah, nah, nada de levantarme la mano. Debería tener vergüenza, borracho a estas horas sin siquiera saber la organización que hizo el gobierno para que los alumnos se involucraran.

Me aferré al saco de James, quien tenía manchas en su saco viejo ya que nunca se lo cambiaba, pero olía a jabón. Él estiró su mano nuevamente para sostenerme del brazo, como si intentara tranquilizarme al igual que dejarme inmovilizado.

—Váyase ya. En serio, váyase antes de que llegue una patrulla. Cuando esté sobrio nos comunicaremos con usted. Y si le vuelve a pegar, yo mismo iré a partirle su puta madre.

—Ex... —Mi padre intentó hablarme pero cerré los ojos con fuerza.

—LÁRGUESE.

Me costaba respirar. Pensé que me caería de gran altura si daba un paso en falso, pero en ese momento, cualquier paso era un error.

Permanecí con los párpados cerrados, aferrado al saco de James como si se tratase de una cuerda. Los murmullos alrededor de los alumnos al marcharse, la botella al ser tirada en la calle, las primeras gotas de lluvia que golpearon la desnudes de mi nuca. Todo eso se sintió aterrador.

No supe porqué la situación se repetía, una y otra vez. La vergüenza no era de mi padre; era mía.

—Vamos adentro, tienes la mejilla lastimada. —El entrenador removió mis manos. Su saco cayó sobre mi cabeza para cuidarme de la lluvia de verano, dijo que me podía enfermar porque hacía calor bajo techo.

No me podía mover, sentía mi cuerpo temblar.

—Exin, ya se fue...

Abrí los ojos para encontrarme con la cara de James, casi de la misma estatura que yo. Estaba golpeado pero tenía el ceño fruncido para no mostrarse herido, lucía más intimidante que otras veces.

Supongo que mi papá también le teme a otros.

—Si vuelve a hacerte algo, tienes mi numero. Ahora entremos, ¿quieres? —Asentí.

Des corrió a abrazarme cuando supo lo que pasó. Hipocondríaco me trajo pastillas para el dolor pero le dije que estaba bien. El resto de profesores trató de hablar conmigo para informarse de la situación pues James decidió irse a tomar aire.

—Pinche entrenador, él debería responder las preguntas, no Exin.

—James no es mal profesor, solo ténganle paciencia. —Mure abogó por él cuando oyó a Des maldecirlo.

Le dice profesor más que entrenador.

Mis amigos se retiraron por órdenes de los otros profes. A mí me dijeron que no había problema si me tomaba un descanso.

Al abandonar la sala me encontré con la chica que había pasado todo el día tratando de hablar con mi entrenador. Me preguntó a dónde había ido, cuando dije que no estaba seguro ella por fin se rindió en su búsqueda.

—No me malinterpretes —se abrazó—, solo quería hablar con él. Fue mi profesor en secundaria, no pensé que estaría enseñando en L.A.

—Nunca quiere hablar con los estudiantes, le hacen perder el tiempo, dice. —Me reí, recargándome en la pared para escucharla con más atención—. Ahora solo es entrenador.

Dijo que no hablara mal de él. Pensé soltar el chiste de que si acaso le gustaba, pero al escucharle mantuve mi boca cerrada.

—Yo lo conozco en realidad desde primero, sus presentaciones tenían memes boomers y cuando hablaba hacía chistes malísimos así que mis compañeros no lo soportaban. —Miró al suelo, tallando la punta de su tenis blanco como si tratara de borrar algo.

—Creo que te confundiste de...

—No, sí es él, aún usa el mismo traje. Se lo compró para un evento escolar —habló convencida—. Cuando iban a ser los exámenes finales de tercer año dijo que estaba orgulloso de nosotros, y que si sacábamos buena nota nos haría un convivio por echarle ganas al trabajo.

Alaaa, nuestras albercadas las hace obligado por la escuela.

—Recuerdo que en el convivio nos trajo pizzas en rebanadas PEQUEÑÍSIMAS, un vasito de Coca a cada uno y una bolsita de dulces. Obvio todos nos empezamos a reír porque nos habíamos esforzado tanto por ello —sonó decepcionada—. Fui a pedir más rebanadas para mis amigos pero dijo que no podía darme cuatro.

Hizo la figura de las diminutas rebanadas con la mano.

—Ya solo le dije molesta: "Ok, pinche tragón".

Volvió a reírse, quizás para no desanimarse por la culpa.

—Hasta hora entiendo que todo lo pagó él con su salario, nunca nos pidió cooperación. Ni siquiera comimos con él, lo dejamos solo en el salón.

Mi compañero Bipolar también era ex-alumno de James en la secundaria.

—Cuando nos graduamos, todos los de mi generación se expresaron como "El profesor James me tiene harto con sus memes. No lo soporto". Quería disculparme con él por haberme portado así hace cuatro años, así que si no quiere vernos lo entiendo. Yo tampoco querría.

La chica de nombre desconocido solo me pidió que fuésemos amables.

Nunca me había planteado si lo éramos con él ya que desde que tengo memoria siempre fue un entrenador con ganas de expulsarnos de su equipo. Para mí los adultos, aquellos llamados "personas comunes" eran los seres más insensibles de la tierra.

Todos eran como mi padre, eso pensaba.

Caminé por Savant mientras le preguntaba a los coordinadores si habían visto a un profesor de saco gris oscuro y camisa azul. No me sorprendió verlo fumando detrás del auditorio, solo me amenazó para no decir nada.

—No vengo a molestarle, solo agradecerle por haber recibido el golpe de mi padre. —Me eché en el césped húmedo, que solo había recibido unas cuantas gotas de la lluvia efímera.

—A esos imbéciles es solo cosa de asustarles con demandas o así, gracias a eso mi padre se rindió con madrearme. —Expresó, desabrochando el último botón de su saco.

—Já, ojalá yo pensara tan rápido pero mi cerebro se queda en blanco cuando se pone así. No quisiera explotar como él.

—Es miedo lo que te pone así, pero no somos nuestros padres, Exin.

Se calló para encender su cigarrillo, yo le pedí uno pero me mandó al carajo.

—Me parezco demasiado a él, ¿no lo notó?

—Que se parezcan no significa que seguirán el mismo camino. No son la misma persona, marranito.

Ni siquiera puedo mantener una relación, me asusta arrastrar a quienes me importan a la mierda en la que nado.

Si no te atreves, solo vivirás de la forma en que él quiere que vivas.

Lo sé.

—Te gusta Des, ¿no? —Caló de su cigarro. No me sorprendió que lo supiera—. Lo vas a lastimar por tus dudas. Créeme que no quieres ser de la forma en que otros te han presionado a vivir.

"Es como romper las reglas. Te vas a divertir más de lo que crees."

James quizás no me dio valor, pero al menos sí otra perspectiva que me inspiró a actuar.

• • •
HOLA HOLA, CAPÍTULO RESUBIDO x2 POR FALLOS EN WATTPAD. Y DEDICADO A JAMES DESDE LA PERSPECTIVA DE EXIN.

Bueno, ya queda claro porqué James no soporta a Bipolar GAHSHAHS. Le trae recuerdos de cuando era profe de secundaria.

El padre de Exin borracho. Él aterrado, siendo expuesto ahora con los de Savant.

Hipocondríaco y Estocolmo platicando mientras pintaban.

¿La relación de Exin y Des progresará? Parece que Ex ya sabe lo que es ponerse celoso o estresarse por su amor.

¿Comentarios? ¿Curiosidades?

¿Qué tal su inicio de semana? Hoy no traje ilustraciones pero les comparto un meme del grupo de Facebook GAHSHHAS

AHÍ SE VEN.

~MMIvens.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro