Capítulo 24: Si no es ahora, no será mañana.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Te encuentras atado a cada decisión que tomas, al igual que dejas migajas en cada paso que das.

Como un reloj de arena roto, mostrando el camino que has recorrido, dejando a la vista tu paradero, la forma de encontrarte. El tiempo volvería por ti, tarde o temprano.

Solo los dioses lunáticos sabrían si aquello era bueno o malo.

DesDes.

Probablemente debería hablar del segundo día del PLJ. De cuando tomé la línea azul para llegar a Savant y en el trayecto cedí mi asiento.

De mi registro en la entrada. También de lo que desayuné. Oh, muchas cosas, como mis artistas favoritos escapando de los audífonos. Los chismes del grupo que aunque trataba de entender todos, mi cabeza se disolvía por la ventana hasta perderse en las nubes.

Delirios, disociación, una mañana borrosa por la simple pregunta que se me hizo a medio día.

—Des, ¿puedo coquetear contigo?

Extraje el celular de mi bolsillo y observé el audio; nada en español puesto, nada que pudiese formar esa pregunta por sí mismo. Me quité un audífono, antes de bajar la mirada a mis manos.

Entonces, sonreí como tonto.

—Claro, mailob. Para eso estamos.

Le di un empujón a Exin con mi hombro. Él se rió mientras devolvía el golpe.

—En serio, si no te incomoda seguiré haciéndolo, pero te aclaro que no es chiste —apoyó su mano en mi cabeza, que era dos veces más grande que mi propia mano. Me encogí de pronto—. O sea, es broma si tú quieres, pero yo sí te ando echando los perros.

Alaverga.

Dile que te lo cante en Do.

¿Do?

Donde nadie le oiga.

Rodé los ojos hacia los costados, pensando que era un experimento social.

—Digo, somos amigos, pero, bah, tú no debes tomártelo tan serio. Solo yo, ya que mis sentimientos son mi responsabilidad, ¿me agarras el rollo?

Está jugando. ¿O en serio le está coqueteando a un chico rubio?

Nel, perro, a mi wey no se le voltea el estéreo.

Pero dijo que nunca había pensado en ser hetero.

Para esto, ¿cómo llegamos a este punto?

¿Le pregunto?

—¿Des? ¿Des? ¿Me escuchas? —Sus manos rompieron mi campo de visión, enredando los cables en mi cabeza que trataban de enfocarme.

—Ah, sí, este...

—Ya me están hablando por allá, luego seguimos, ¿vale? —Sonrió, aferrado a mis manos para despedirse. Se inclinó, y tras dejar un beso en mi mejilla, se unió felizmente al equipo que se estaba formando en el jardín.

Había momentos, a veces vitales, otros olvidables, a lo largo de mi vida, que se podían resumir a una fina línea dibujada en algún pizarrón viejo. Una línea de vida, sin puntos altos ni bajos, completamente recta. Yo era quien tenía la tarea de alargarla, con un plumón.

Mi trastorno era el descuido, el dedo índice que accidentalmente borraba una parte de la línea, y en lugar de volverla a trazar solo la daba por perdida. Yo observaba aquello sin poder controlar mi mano, con solo las emociones ahogadas pidiéndome recobrar esos minutos de ausencia. Esos momentos que no viví. Esas palabras que no pude escuchar o pronunciar.

Esa desesperación, el constante miedo, la angustia. Pero sobre todo la rabia, que caía de mi cabello como el resto de tinte negro, aferrado a algo que estaban por cortar.

"Alucinaste, él solo está bromeando".

LA PUTA MADRE, DES. Espera, ¿te diste cuenta del ahorro de presupuesto que hubo para el PLJ?

Uff, sí, una súper lavandería que hicieron con todo ese dinero.

Hey, no te distraigas.

Volví en mí cuando llegué al salón donde me encontraría con mi grupo asignado. Al parecer, el segundo día nos pondrían en grupos de diez, y alguien de tercer año que nos guiara en conversación. Por esa razón querían darnos tiempo para conocernos.

Yo le rogaba a los dioses que Exin estuviera en mi grupo. Se valía soñar. En su lugar, solo encontré a un amigo.

—¿Estaremos juntos? —Hipo elevó la ceja al verme cruzar el umbral. Yo sonreí incómodo.

Verga, hasta en mis pesadillas lo veo.

Sacudí la cabeza para disolver el mal pensamiento. En realidad debía ver la parte positiva; había un amigo entre el grupo, al menos no estaría solo pasando por la tortura. E Hipo siempre era un buen oyente.

—¡Sí! ¿Nos sentamos juntos mientras esperamos?

Hipocondríaco rodó los ojos al otro lado del pequeño salón. Yo le seguí con la mirada hasta toparme con otro rostro familiar.

—¿Qué hiciste, Al? Es baja la probabilidad de que hayan literalmente tres conocidos en el mismo grupo. —Su tono hastiado fue dirigido a Albinismo, quien solo se rió.

—Mejor no preguntes, no te quieres enterar. —El albino formó un corazón entre sus manos. A Hipo le tembló su párpado.

Ambos se sentaron juntos, a un costado de la ventana que daba a los jardines. En el otro extremo de la habitación había dos chicos hablando con una chica, uno de ellos tenía un aspecto peculiar ya que sus prendas de Savant lucían rotas de forma intencional, en la piel tenía manchas blancas y su cabello en algunas partes canoso, como lunares blancos que se extendían hasta uno de sus ojos azules.

También hablaba fuerte, casi a gritos, mientras usaba un lenguaje de señas.

Pensé que era albino.

Tomé asiento junto a Hipo para no quedarme solo. Me sorprendió que Albin me hiciera plática.

—Eres Des, ¿verdad?

—Ah, sí, ya nos hemos visto. —Le mostré una sonrisa discreta, refiriéndome al día que allanamos la escuela.

Mis ojos recorrieron sus manos pecosas, pecas que se extendían sobre sus mejillas. Su rostro era enmarcado por cabellos castaños de un tono muy claro, la rojez en su rostro le daba una apariencia de día nevado.

Inconscientemente solté mi cabello para acomodarlo, también evité que me viera de perfil porque me sentía horrible ese día en particular.

Casi siempre.

—¿Eres rubio natural? —Posó sus manos en las rodillas, sosteniendo con las palmas su rostro. La forma en que se inclinó hizo que Hipocondríaco le pidiera no invadir su espacio, pero Albinismo le ignoró.

—Sí, mis familiares no eran de acá, pero yo nací aquí, som thing laik dad. —Le hablé más relax.

—Oh, tus padres son naturistas, ¿verdad? Perdón si pregunto mucho, ando aburrido e Hipo es de pocas palabras. —Se rió, encogiéndose junto a sus hombros. Dijo que todos en la escuela me conocían así que era normal saber quiénes eran mis padres.

—Sí, por eso tengo muchos hermanos. —Él asintió al comprender. Cualquier persona que trabajara en el sector de salud ganaba relativamente bien, por eso era normal que el gobierno les permitiera tener más de dos hijos—. ¿Tú eres hijo único, amigo?

—Mi padre es director de una empresa dedicada a bienes raíces, pero solo somos mi madrastra y yo en casa. —Pregunté por su madre, la neta yo era de los que al chile preguntaba si algo me daba curiosidad—. Sinceramente, no estoy seguro ni de quién fue o si vive. Aunque me da curiosidad saber quién me pasó el puto gen de albinismo.

Yo solía hacer preguntas que muchos no se atrevían a formular, quizás porque era extrovertido, o solo un pendejo pues tampoco se me ocurría qué decir después de obtener una respuesta. Optaba por:

CambiAr de tEma.

—¿Heredarás el negocio de tu papá?

—¿Nepotismo? No, no hay nada en particular que me interese hacer. Él dijo que me va a mantener al menos mientras siga con la energía para trabajar —se encogió de hombros—. ¿Tú piensas estudiar algo, pequeño?

Tenemos la misma edad.

No te quejes, es mejor eso a que te diga Amor como Hipo, JAJSJAJS.

¿Por qué te dio risa esa mamada, pendejo?

No sé, JAJSJAJS.

—Me gustaría tomar clases de repostería, el azúcar es mi pan de cada día. —Me sacudí emocionado, quise contagiar a Hipo de la idea, ya que me parecía solitario su silencio—, ¡bro, ¿qué piensas estudiar o en qué te gustaría trabajar?!

—Construcción o fábrica son mis opciones —su respuesta fue inmediata, no me sorprendió viniendo de Hipo—. Mis únicas opciones de trabajo si quiero estudiar algo después de eso.

Soy idiota.

Bravo, Des, olvidas que hablas con un tipo que hizo bullying en secundaria.

—¿No has intentado hacer servicio comunitario? Si entras a construcción solo para ganar dinero en lo que esperas a estar limpio, te vas a lastimar bastante en ese tiempo. —Albinismo le habló con calma, palpando su espalda, alguien que sin haber hecho la pregunta incómoda parecía tener una respuesta para todo.

Era un consejero, claro. Aunque pensé que éramos similares, a mí las personas me contaban tanto no por sentirse en confianza, sino porque no me tomaba a profundidad las cosas que decían, eso les ayudaba a distraerse. Si me contaban algo triste, solo escucharía y cuando acabaran diría "chale".

Tal vez por eso me costaba tanto creer lo que dijo Exin. Una parte de mí me decía que solo estaba matando el tiempo.

Sabes... Cuando yo tenía tu edad.

—Tenemos la misma edad. —Hipo le corrigió.

—Bueno, cuando tenía tu estatura.

—Soy más alto que tú, Albin.

—Debido al trabajo de mi padre —continuó, pasándose por el culo todas las correcciones del otro—, he visto a varios chicos trabajar en construcción. Salen mal heridos, no me gustaría verte así. Sé que no hay muchas opciones pero...

—ÓRALE, TE CREEES MUY ACÁ, ¿NO? NO HABLES DE QUIENES TRABAJAN AHÍ, SI NO ES TU PELLEJO MEJOR NI DIGAS PÍO.

WORALES, Y ESTE QUÉ.

—¿Perdón? —Albin giró a ver al chico que hablaba como gritando. Hizo señas al hablar.

—Mi pay trabaja en eso, así que no hables de las dificultades ajenas, princesa. —El tipo habló como escupiendo. Las manchas blancas en su cabello se destacaban más por su corte casi pelado.

—¿Tu hermano...? —A Albin se le cruzaron los cables.

—Permiso, permiso. —Cuatro chicas entraron, una de ellas parecía la encargada de dirigir el grupo. Su serio semblante y aspecto intimidante hizo que todos se callaran antes de volver a sus sitios.

La chica que ya estaba en el salón, Alzheimer, era de nuestra escuela; la conocía por algunas actividades pasadas. La de tercer año se acercó a ella para palparle la cabeza, preguntarle si se encontraba bien; también se presentó.

—Soy Cotard. ¿Eres de primer año? ¿Qué te han parecido las instalaciones? —Peinó sus cabellos con cariño, era sorprendente que se tratara de la misma persona seria que entró.

Giró momentos después, dándonos la bienvenida al grupo. Procedió a señalar a Alzheimer, la chica reservada que lucía confundida.

—Ella es mi hermana, les pido le tengan paciencia.

Qué doloroso saludar a tu hermana como si fuesen desconocidos.

—Ahora sí, voy a pedir que se presenten brevemente. Su enfermedad, detalles que quieran comentar ya sea de su familia, pasatiempos, o solo su historial clínico. Les diría que hablaran de sus colores favoritos o animales, pero el enfoque de estos grupos es profundizar en cómo vive alguien con lo que padecen.

Dijo que siguiésemos el orden en sentido de reloj. Seleccionó al tipo que hablaba con señas.

—¿Yolanda? —El estudiante se señaló a sí mismo, preguntando si se trataba de él—. Ah, VIENTOS, pues soy Waardenburg, me dicen Waar. Mi síndrome involucra sordera, aunque solo no escucho de un oído y del otro mah o meno'. Es un gen defectuoso que me transmitió mi papá, pero ahora vivo chido con mi hermano mayor, quien TRABAJA EN CONSTRUCCIÓN.

Gritó mientras nos veía.

—¡Soy un Anemia!

Hipocondríaco y yo miramos con sorpresa a Albin, quien nos agarró en curva. Ahora cobró sentido el porqué nos tocó el mismo grupo, parece que estaba suplantando a alguien. Decidí callar porque hasta yo me enteré de cómo le agreden solo por su condición.

—Mi pasatiempo es la repostería —mi boca se siguió abriendo con cada mentira que decía, incluyendo mi pasatiempo—, y mi madre es enfermera.

No mames, la mamá de Hipo.

Hipocondríaco también se presentó. Él habló más sobre su historial clínico, mencionando porcentajes, opiniones públicas, cosas que se referían a él como una entidad numérica, nada personal.

—¿Yo? Soy Des.

Desrealización.

Despersonalización.

Fan de Mitski.

Enamorado de tu amigo.

Amigo de todos.

—¿Puedo saltarme esta parte? Prometo participar después. —Sonreí, abrumado por la simple idea de no poder controlar mi consciencia, ni siquiera para responder esa pregunta.

Las presentaciones continuaron pero mi cabeza escuchaba cosas por pedazos.

—¿Qué recuerdos tienen de la secundaria?

—Había una mochila llena de sapos que...

Algunas anécdotas se oían curiosas.

—A veces me da ganas de volver a convenciones putakus para comer las cosas más cerdas que ni japonesas son, con el marisco ya bien pasado de verga. Refrescos calientes, todo súper caro, sin un peso porque me vendieron un brownie espacial y luego irme a banquetear mientras me quejo de la secu. ¿Ustedes no?

—Sería revivir mi infancia y es una época de mi vida que odio.

—Es que aún no has trabajado en un call center.

Las historias fluían, algunos solo oían como yo. Hipo y Albin ni siquiera parecían estar escuchando.

—Hace 13 años le quemaron la casa a mi mamá. Nos quedamos sin nada, pero ahora mi tío es ingeniero biotecnológico del Venetecno. Gracias a Dios.

—¿A quién le importa tu vida? Bájate de tu nube.

—Igual a ti qué te importa, ni que fuera marihuana. Todos podemos hablar, majadera.

—Hey, ya, no se hablen así. Es válido hablar de cualquier cosa que se les cruce. Des, ¿quieres contarnos algo?

—¿Ah? —Elevé la mirada por la sorpresa. Quería hacer un chiste pero no conocía bien a los presentes así que mejor me puse serio—, sí, am... ¿Sobre mi secundaria? También es una época de mi vida que prefiero omitir.

Dijo que lo que fuera estaba bien. Uff, eso me relajó. Estaba por tener una crisis pero me relajé después de escuchar aquello.

—La neta ando bien ido porque alguien me insinuó que le gustaba esta mañana. Supongo que mi trastorno amaneció re loco por eso.

—¿No te gusta? Tírale cohetes a ver si lo espantas. —Casi escupí al escuchar el consejo de Waar.

—Pero de plomo. —Alentó la chica Alzheimer.

—Esta gente es sádica...

—No, no, en realidad me gusta, y mucho. Pero tengo miedo de arruinar las cosas, que al final nuestra relación no vuelva a ser como antes. En mi secundaria pasaron algunas cosas que... olvídenlo, perdón, creo que solo les estoy haciendo perder el tiempo, jaja. Guerever, que hable alguien más.

—Deberías decírselo, que tienes miedo. —La voz de Hipo me heló. No pensé que irrumpiría o siquiera me recomendaría algo—, yo he comprendido estas últimas semanas la importancia de hablar. Creo que literalmente deberías darte esa oportunidad. La oportunidad de hablar sobre ti, no sobre lo demás, sino quién eres.

¿Sabe que hablo de Exin? ¿O está aconsejándome desde una perspectiva ajena?

—La secundaria no puede seguir arrastrándote toda tu vida. No sé qué pasó ni me interesa, pero espero te encuentres bien, Des. —Mostró su pulgar, con esa cara seria y ceño fruncido que lucía a menudo.

Hipocondríaco era mi amigo. Al menos él decía que lo era, una amistad de tres, aunque ni siquiera hablábamos si Exin no estaba cerca. Yo no me reunía con él, no le contemplaba en mis planes, creo que ni él tampoco. Pero por primera vez sentí culpa por ello.

En realidad él también me escuchaba, aunque daba órdenes nunca era con una mala actitud, supongo que estaba tan encerrado pensando solo en lo mucho que me prendía Exin que jamás le di importancia a la presencia de Hipo.

O a muchas otras cosas de mi vida. Sumergirme tanto en lo mismo, una y otra vez, podía perturbar lo que yo consideraba algo tan lindo como el amor.

—Gracias, Hip. —Yo palpé su espalda, con fuerza por los ánimos que me levantó.

—No, omite, no hagas eso. —Me pidió que dejara de pegarle.

—GRACIAS, WEY. —Le pegué más fuerte, levantándome antes de que quisiera asesinarme—, si me disculpan, ¿podemos terminar?

—Terminamos hace cinco minutos. Sal si gustas. —Cotard me señaló amablemente la salida.

—GRACIAS, GRACIAS, VOY DE SALIDA, SILLA LEIDER.

Extraje mi teléfono, enviándole mensajes masivos a Exin para preguntarle si su actividad ya había terminado. El cabrón dijo que no, luego dijo que sí, que era broma. Que sí comíamos el almuerzo juntos, añadió un "Sin Hipo, porque dijo que tiene pendientes".

Los ánimos que me traía se desconchinflaron cuando al vernos me dijo "oye, lo de la mañana, déjame corregir y aclarar. Creo que te di una idea errónea". La sonrisa que cargaba se me borró, pensé que mi almuerzo también perdió el calor.

Me dijo que caminásemos hasta encontrar pasillos más vacíos en donde pudiésemos comer. Los pisos de Savant me mostraban mi propio reflejo, mi cara confundida mientras seguía los largos pasos de Exin, su mirada relajada, sonriente, sin pensar mucho.

—Hace calor hoy, ¿no? —Parloteó.

"Darte la oportunidad de hablar sobre ti. Sobre quién eres".

Las palabras de Hipo andaban en mis oídos. En el pasillo junto al eco de mis zapatos. Los ruidos lejanos de alumnos saliendo a comer, mientras hablaban con sus nuevos equipos.

—Por cierto, no puedes ni imaginar con quién me tocó emparejarme. Estocolmo, el moreno ese, es el líder del equi...

Me detuve en seco, jalando de la playera de Exin para detenerle. Su olor al shampoo que le dieron en la escuela volvió a mí, acumulando el estrés en mi cabeza.

Estoy cansado.

Como no, ya casi dos años. Ya me vale verga.

ES QUE WEY, YA TANTO. No se vale.

Si me ilusiono a lo pendejo mejor que me digan ya que valgo puro pito. Quiero escucharlo aquí y ahora.

—Perro, ¿a qué te refieres con que tuve la idea errónea? —No pude decirle que me gustaba, no estaba listo para perder su amistad. Pero al menos quería comprender si Exin solo dijo una pendejada al azar o qué demonios quiso decirme por la mañana.

—Ay, papá, ¿te me enojaste?

—Sí, y si sigues bromeando te juro que no te hablaré hasta que se me pase el coraje. —Dejó de reírse.

Hombre, seré extrovertido y pendejo, sí, pero ya he sido muy paciente conmigo mismo.

—Si no me respondes entonces me voy YENDO, ahí me hablas cuando termines de tragar ZacAte. Tengo que comer con otros amigos...

—Creo que fue insensible decirte que no te lo tomes en serio e ignores el que te estoy coqueteando de verdad —su tono fue golpeado, talló su mano en su nariz como si se limpiara el moquillo avergonzado, como un perro—. Pensé que sería incómodo quizás para ti, y estás en todo tu derecho de tomar distancia si te incomoda, también de decírmelo, de opinar; de cualquier cosa. Aceptaré tu opinión sin importar cuál sea. Lo siento por ponerte en esta situación.

Mis manos colgaban junto a mi torso, como extensiones de mi cuerpo que perdieron fuerza para siquiera elevarse. Estaba bastante confundido, no me hacía sentido porqué tan de repente, desde cuándo o si acaso me estaba diciendo que le gustaba.

¿Y le gustaba qué? ¿Cómo que le gustaba? ¿A qué le coqueteaba?

—Ex... ¿Yo te gus...?

—SOLTARON A LOS CHANCHOS, CORRAN PUTOS. —Gritos que venían del ventanal a nuestro costado cortaron la conversación. El cerdo negro vestido de banana hizo que nos distrajéramos por completo.

—Verga, está bueno para cocinar.

—¿De dónde sacaron el traje de banana? —Miré asombrado.

—Oh, ESTÁ CORRETEANDO AL ESTOCOLMO. SÁQUENLE FOTO.

• • •

Ex es un pendejo para decir directamente que le gusta, Des es demasiado pesimista. Ayuda, ni idea de qué harán estos dos con sus sentimientos.

FELIZ AÑO NUEVO, BANDA. ¿QUÉ ME CUENTAN?

¿Qué creen que pasará ahora? ¿Comentarios?

Albin hizo lo posible por estar con Hipo. Tenemos a un cholo en el mismo HAHSJA.

Un chancho persiguiendo a Est. También parece que a Exin y Estocolmo les tocó el mismo grupo. ¿Habrá problemas o se llevarán bien?

Ilustraciones de flojera la vdd porque se me corrompió el archivo y solo pude recuperar una parte:

MUCHÍSIMAS GRACIAS POR EMPEZAR 2023 CON ESTA LECTURA. <3 Y SI NO ES AHORA, SERÁ MALANA

~MMIvens.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro