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El empresario tenía mucho papeleo y no estaba con un buen humor que digamos. Ese día tenían una cena especial con otros empresarios para hablar de diferentes temas, tanto empresariales como políticos.

Joder, como odiaba aquellas "cenas" dónde lo único que hacían era regordearse en lo que tenían y los verdaderos negocios pasaban a último plano. Solo un par de cerdos ricos y algunos "políticos" tomando whisky en las rocas, acompañados de sus mujeres que no podían ser más hipócritas, fingiendo tener un matrimonio feliz.

Su matrimonio era falso, pero al menos si él y Jennie intercambiaban sonrisas o caricias, eran sinceras y genuinas, pero bueno...era parte de ser una cabeza importante en la empresa de su padre.

Joder, era casi la cabeza oficial.

Mientras revisaba unos correos y unas carpetas con los ingresos e incrementos en el patrimonio neto de su empresa—mejor dicho la de su padre—la puerta sonaba con unos golpecitos suaves.

Dignos de Jennie.

—Pasa —ordenaba.

La dulce sonrisa de la bonita chica era la estrella en su bello rostro.

—¿Cómo te encuentras?

—Estresado —soltaba todo y presionaba su sien.

Automáticamente Jennie se posicionaba detrás de él y lo golpeaba para que apoyara su cuerpo en silla y así masajear los músculos de su cabeza en aquellos puntos que relajaban en sobremanera el dolor que se estaba acumulando.

Seokjin suspiraba—. ¿Quieres pedirme que no te lleve a esa cena?.

Jennie largaba una dulce risa.

—No haré eso, tonto —decía moviendo sus dedos índices sobre la sien de Seokjin y los pulgares en la nuca de este—. ¿Que clase de amiga sería si te dejo solo en esto?

—Una muy mala —respondía—. Y la peor falsa esposa del mundo.

Jennie reía y bufaba.

—¿Iremos de rojo o amarillo? —preguntaba la chica.

—¿Sabes que esos viejos nos odian por combinar así, cierto? —decía disfrutando los masajes.

—Lo sé y es muy gratificante ver cómo las señoras mayores y no tan mayores me envidian por tomar tu mano y besar tus labios —decía  con temblor en su voz.

Seokjin se tensaba un poco, hacía rato no besaba a Jennie en público y mucho menos en privado. Ahora relacionaba los besos con unos labios carnosos y esos labios lo llevaban a Taehyung.

Si antes besar a Jennie era raro—por estar ésta con Jongin—ahora se sentiría doblemente extraño, porque ahora él tenía a alguien que era el dueño de sus besos y sus labios.

«Taehyung»

Lo había pensado en demasía y no había hablado mucho con él. Cabía posibilidad de que quizás el universitario se hubiera arrepentido de su acuerdo de palabras y al caer en la realidad, se arrepentía y ya no quería ser segundo de nadie.

¿Sería por eso que supo muy poco de Taehyung aquella semana?.

Era viernes y el día de la fiesta especial en el trabajo de Taehyung y Vernon iba a ser dada.

Estaban más que entusiasmados al respecto, Minho era fanático de las fiestas, Vernon adoraba el hecho de que no iba a pagar absolutamente por nada y Taehyung, bueno él necesitaba despejar su cabeza.

Luego de aquella intensa conversación, había dejado de hablar con Seokjin, lo tenía—como quien diría— "ahí" eso había llamado la atención del empresario. Pero aparte su incertidumbre, éste también suponía que quizás el universitario estaba con muchas cosas en su cabeza, al igual que él con su trabajo.

Así que no le insistía y tampoco lo había llamado, aunque extrañaba la voz de Taehyung y Taehyung, lo extrañaba a él.

—Hoy quiero beber hasta perder la conciencia —soltaba el azabache llamando la atención de sus amigos que cruzaban miradas.

—Yo quiero lo mismo, aprovecharé que vamos en uber y no tengo que manejar —soltaba Minho.

Los tres se encontraban más que preparados y entusiasmados, aunque por diferentes razones.

Llegaban después de diez minutos de viaje al edificio de eventos donde se daría la fiesta. Ellos estarían en el tercer piso, así que subían al elevador. Mientras Vernon y Minho se miraban al espejo y arreglaban su cabello y vestimenta, Taehyung estaba completamente despreocupado en saber si se veía bien o no.

No tenía intenciones de impresionar a nadie.

—¿Hay chicas ardientes en su trabajo? —preguntaba Minho.

Vernon se encogía de hombros—. No las tengo muy vistas, Taehyung asiste al Call, yo no.

Minho golpeaba el brazo del azabache llamando su atención.

—¿Por qué tienes cara de velorio? —preguntaba el rubio.

—¿Cómo puedo tener cara de reunión colonial para despedir a los fallecidos? —soltaba frente a Minho—. En todo caso sería cara de luto

Mierda, le quitaste todo el chiste a la expresión —decía Minho con entrecejo fruncido.

—¿Y por qué sería chistoso tomar el significado de velorio para burlarte del rostro enseriado de otro?—cuestionaba con puchero.

—Ya, por dios ¿Quién eres y que hiciste con Taehyung?

—Bromeo contigo, imbécil —soltaba luego intentando relajarse para no tener que soportar a sus amigos preguntándole que le pasaba.

Por enésima vez...en el día.

Al llegar, a un rincón lo recibían MinGi, el hijo de la Señora Choi.

—¡Chicos! —hacía seña el muchacho de labios carnosos y porte llamativo.

—Oh, el hijo de la señora Choi —soltaba Vernon dirigiéndose a dónde este estaba y seguido por los otros dos.

—Con que ese es el recepcionista que te había interesado por unos segundos ¿No? —preguntaba Minho al azabache que estaba algo ido.

—¿Eh? —soltaba—. Oh, si es apuesto

—Lo es —decía cortante Minho.

Al acercarse, MinGi veía de arriba abajo a Taehyung, quien llevaba unos pantalones de jean claro y una camisa blanca con flores y bordes verdes y unas botas en punta.

Realmente se veía muy bien, aunque literalmente se había puesto lo primero que veía en su armario.

—Hola, buenas noches —decía el simpático chico estrechando las manos de los tres, por último a Taehyung—. Te ves muy bien, hyung —decía con timidez.

—Hyung —murmuraba con énfasis Minho a Vernon, quien de inmediato lo codeaba.

—Gracias MinGi, tu no te quedas atrás esta noche —decía amablemente sin una pizca de flirteo en su voz u actitud.

—Los llamaba para que se pongan esto... —tomaba unas tiras de un color verde fluo—. Beberán gratis toda la noche —decía mostrándolas y luego pedía a Minho su mano y la colocaba en su muñeca.

Así con cada uno, los amigos del azabache estaban felices, Taehyung por su parte fingía una sonrisa.

—¿Te encuentras bien, hyung? —preguntaba el chico amablemente con los ojos puestos en el azabache.

—Si, si —afirmaba y de inmediato sonreía—. Te veré por ahí, MinGi —exclamaba con simpatía para alejarse y ser seguido de cerca por sus amigos.

Minho se ponía en el medio con cada brazo rodeando el hombro de los otros.

—Hyung... —decía burlón.

—¿Qué esperabas? —exclamaba Taehyung—. Soy mayor que él, idiota.

Se quitaba el brazo de Minho para ir directo a la barra.

—Que carácter de mierda —decía para él y Vernon

—Ya, dale un respiro —exclamaba Vernon—. Ya se le pasará.

Jennie llegaba del brazo de su esposo y sonreía de forma adorable a los presentes, entre besos y reverencias de presentación.
Seokjin, intentaba sonreír, quería ser respetuoso y no tenía ganas de discutir con su padre por su cara de pocos amigos.

Así que intentaba esmerarse.

De nuevo saludaba a esa gente que le caía tan jodidamente mal, tanto él como Jennie aborrecían esas reuniones, a decir verdad, aborrecían la vida de ser hijos de gran CEOS y verse forzados a seguir su camino.

Pero ambos eran demasiado buenos como para decir "no".

Jennie era hija única, pero amaba a sus padres y su madre siempre la alentaba diciéndole que cuando la empresa cayera en sus manos podría hacer y deshacer a su manera, pero Jennie solo  adoraba el diseño de indumentaria y era buena para eso. Quería tener su propia marca y ver sus figurines volverse realidad.

No quería una empresa.

Seokjin lo hacía por su madre, hermano y para que Jennie no perdiera su herencia, había renunciado a demasiadas cosas por la gente que amaba.

Ya sería libre, algún día.

—Seokjin —su padre y madre se presentaban frente a él.

—Padre, mamá —decía con una reverencia acompañado de Jennie.

—Hijo te ves hermoso —decía la señora Yu-Jin tocando el rostro de su hijo. Este sonreía y besaba a su madre en la mejilla—. Ven Jennie, saludemos a las esposas de estos exitosos y exasperantes hombres.

Jennie le sonreía mientras tomaba su mano, hacía reverencia a los Kim y se iba por dónde su suegra la llevaba.

—Quita esa cara—chillaba el viejo Kim Hong-joong.

—Es la única que tengo —respondía con sorna.

—Espero y sepas comportarte

—¿Cuándo no lo he hecho, padre? —cuestionaba mirando fijo al viejo de ceño fruncido.

Su padre resoplaba y bebia su whisky en la rocas—. Te estaré vigilando —decía y se marchaba dejando al castaño con la palabra en la boca.

Ya estaba alterado, ya quería irse, quería quitarse ese traje ridículo y respirar. Quería quitarse esa corbata y ahorcarse con ella.

Pero no lo haría, aguantaría aquella noche y quizás, solo quizás saldría en algún momento para respirar y no cometer homicidio en primero grado.





LlEGUÉ! quería dejarles una foto de como se ven los bebus.

Espero y haya gustado el capítulo. Perdón si sienten que me retrasé demasiado.

Les amu muchito

Con amor Niñita Nany 💜

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