Capítulo 37

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Experiencias de esas que hundían los pensamientos, se ahogaban en el temor, paralizaban el cuerpo, Kim Taehyung había experimentado muchas. Diariamente, eso volvía a su cabeza, aunque no recordara todo, la sensación de vacío almacenada en su interior no se aplacaba fácilmente.

Tal vez porque estuvo mucho tiempo navegando sin velas o dirección alguna durante esos meses en los cuales su mente estuvo manipulada, pero entre todos sus recuerdos, solamente pudo encontrar dos ocasiones en los que sintió un miedo tan paralizante y encallado en lo más profundo de su estómago como ese experimentado al apretar el gatillo. El primero, aquella vez en donde por su frecuencia de radio policial, pudo escuchar el aviso que lo llevó al encuentro del cadáver de Kim Yoori. El segundo, el instante en el cual la mano del Liquidador se resbaló de la suya cuando intentaba subirlo al helicóptero.

Al parecer, la muerte de las personas que amaban causaban ese despreciable sentimiento llamado miedo, ese que paralizaba, desconcertaba y confundía a las personas. Justo como en ese momento, Taehyung intentaba concentrarse, recapitulando a gran velocidad los sucesos que acababan de ocurrir.

Lo más probable era que todo se tratara de una simple prueba por parte de Bogum, de la agencia o de los fundadores de los Diamantes. Esos sujetos existieron desde antes de que él se hiciera cargo de la organización. Todos tenían motivos válidos para querer a Jungkook fuera de circulación, lo mismo ocurría con su persona. Si en el pasado muchos quisieron matarlos, en el presente nada era diferente.

Kim Taehyung o el Desquiciado que incluso como agente quisieron silenciar, gobernar y suspender en más de una ocasión por razones inverosímiles. Jeon Jungkook o el Liquidador, alguien que nació al igual que él, con un objetivo pintado en su espalda. Una persona convertida en monstruo que neutralizaba no solamente a los abiertamente delincuentes, sino también a los que se guardaban en su propio armario llevando traje y corbata, pronunciándose públicamente mientras, con una sonrisa, recibían un premio de excelencia y un maletín cargado de dinero o su equivalente, poder.

Ese hombre que tenía los conocimientos que durante años desconoció y él, eran amenazas para las identidades gubernamentales, los líderes de diferentes organizaciones y un sin número de personas que pedían sus cabezas. Seguían buscando que se eliminaran mutuamente y por eso continuaban utilizándolos, poniéndolos a prueba.

En ese preciso instante, Taehyung lo único que deseaba era taladrar la cabeza de Bogum mientras veía sus sesos comenzar a salpicarlo y caer al suelo.

— Mister D. — Escuchar ese nombre justamente en ese instante ponía a Taehyung de los nervios. Quizás no era el nombre en sí, se trataba de quien lo estaba llamando, ese era el problema. — Los hombres del Liquidador extremaron seguridad, ahora mismo están blindándose ellos y sus alrededores, tenemos que salir de aquí inmediatamente.

— ¿Qué plan tan jodidamente mal estructurado fue ese? Es del jodido Liquidador de quien estamos hablando, me hiciste trabajar apresuradamente en algo que pudo haber planeado y ejecutado mejor.

— Era necesario. — Fue todo lo que dijo Bogum controlando su teléfono. — Retirada. — En su sitio, Taehyung permaneció mirándolo sin siquiera moverse un centímetro. — ¡D!

En contra de sus pensamientos, suprimiendo todo instinto asesino que le exigía desquiciarse a un punto pocas veces experimentado, Kim Taehyung inhaló profundamente, dejando poco después salir todo el aire posible de la manera más lenta posible. Su mano continuaba presionando el arma que llevaba en su espalda mientras caminaba, nada cambió hasta que estuvo frente al automóvil que lo esperaba.

Sus sentidos se estaban volviendo a centrar en algo que no fuera el estado de Jungkook, su propia vida. Una minuciosa y veloz barrida de su vista alrededor le hizo llevar ambas manos a su arnés, sacando tanto la pistola que había estado llevando a su espalda como una pequeña granada a la cual no le quitó el seguro. Había divisado por el reflejo de las ventanas del auto que se encontró rodeado, francotiradores en todos los tejados, hombres vestidos de civiles caminando por las calles, algunos con su intercomunicador estúpidamente visible.

— Calma, no es necesario que aprietes ese gatillo. — Descendiendo con calma el cristal de su ventana, Bogum le habló. — Todos estos hombres están aquí para protegernos, nunca se sabe qué podemos esperar con el Liquidador y sus hombres en la ecuación.

— Esos no son mis hombres, los equipos que están utilizando, su posicionamiento... — Mencionaba estudiando de soslayo a todos los hombres que su vista pudo captar. — Definitivamente, no forman parte de los Diamantes.

— Tienes razón, no son tus hombres, pero de cierta forma forman parte de nuestras filas en estos momentos. — La frente del pelirrojo mostró un surco de incredulidad que exigía una mayor explicación.

— Y yo hoy descubría la luz del día. — Se burló e inclinó al mismo tiempo, atrabancando a Bogum por su cuello, sacando gran parte de su cuerpo por la ventana del vehículo. Sin dudarlo le quitó el seguro a la granada, lanzándola hacia dos vehículos más que sospechosos ubicados a cincuenta metros de ellos. Con la otra mano colocó la pistola en la parte posterior de la cabeza de Bogum. — Tu salario no cubre tu valentía, imbécil, quédate en tu sitio. — Espetó en dirección al chofer que abría la puerta para enfrentarlo.

— Vamos, D, no seas tan desconfiado.

— No estaría hoy aquí si no fuera por eso. — Golpeó la nuca del contrario con la mano libre, utilizando la otra para dispararle en la cabeza al chofer que se giraba para dispararle desde su asiento.

— ¡Oh por Dios, Taehyung! — Exclamó con molestia luego de dar un pequeño brinco en su sitio por el repentino disparo.

Todo el interior del auto era un desastre, sangre, fragmentos de piel, el cuerpo del chofer cayendo hacia la caja de cambios y un llamativo agujero en el reposacabezas del asiento del conductor. Varios hombres comenzaron a reunirse a su alrededor al mismo tiempo que su cuerpo era alumbrado por infinitas luces rojas, un aviso de los francotiradores.

— ¿Cómo mierda me llamaste? — Esa pregunta fue lo que le avisó a Bogum que algunas cosas se estaban saliendo del lugar y él no podía permitirse eso.

— Taehyung, Kim Taehyung, ese es tu verdadero nombre. Baja la maldita arma y evita que te dejen como coladero en este sitio.

— Oh cabrón, si me estás tendiendo una trampa los dos quedaremos como coladeros, pero te llevo por las patas conmigo y evito en el trayecto una que otra bala mientras te utilizo como escudo. ¿Qué carajos está sucediendo?

Podía ver que no había descubierto el hecho de que él recuperó sus memorias, pero la situación era lo suficientemente sospechosa para permitirle presionar un poco en busca de respuestas tal vez ya sabidas sin ponerlo sobre aviso.

— ¿Buscas deshacerte de mí? Repentinamente, me envías a dispararle a alguien que sabes perfectamente, supone un enorme riesgo para todos. La última vez que intentamos algo en su contra abiertamente perdimos una infinita cantidad de hombres, negocios y dinero. Hoy, pude haber perdido o perderé mi vida por esa estúpida decisión que seguí porque creí que más allá de todo éramos socios y esperaba un mínimo de lealtad. Pero, por lo visto, has buscado más hombres de los que tengo conocimiento para que me señalen y amenacen.

— Somos socios, en presente. — Taehyung presionó con mayor fuerza la pistola en su cabeza, quitándole una vez más el seguro para dispararle en su brazo haciéndole gritar. — ¡Hijo de puta!

— Probablemente lo sea. — Mencionó pidiéndole mentalmente perdón a la mujer que sacrificó tanto para darle y mantenerle su vida intacta. — Sin embargo, tonto, no soy, te llevo conmigo para el puto infierno cabrón. — Agregaba presionando su herida, evitando que Bogum diera una orden mal dada.

— ¡No disparen! — Se apresuró a gritar, perdiéndose por un instante en la petrificante mirada del Desquiciado. — Cometerás un gran error si no te controlas y me escuchas.

— Mis oídos no están perforados, puede escucharte perfectamente, pero tu boca se ha mantenido estúpidamente cerrada.

— Estamos atrayendo demasiada atención y eso no es bueno, estamos en un lugar público y tendré que limpiar todo este desastre después. Hay algunas cosas que por tu seguridad no te he contado, mas no te he engañado. Confía en mí, me acabas de disparar y sigo protegiéndote. — Espetaba, presionando su propio brazo, aguantando el dolor. — Todo es por una razón, pero no es el momento ni el lugar para ponernos al día.

El pelirrojo le dio la vuelta al vehículo, empujando al herido al asiento del acompañante. Al difunto chofer lo lanzó a los asientos traseros y bajo la atención de quienes le apuntaban ladeó una sonrisa para después sentarse en el asiento delantero.

— Tú estás herido, el conductor ya se está enfriando, preparándose para cruzar las puertas del más allá, así que me tocará conducir a mí. — Aseguró poniendo su arma por un momento entre sus piernas. — ¿A dónde vamos para esa plática que me debes? Por tu bien, espero que no nos siga nadie, no intentes nada divertido porque mi humor ahora mismo es una puta mierda.

— Conduce, te iré dando las coordenadas en el camino. — Taehyung seguía alerta, pero al menos sentía un poco de aire fresco batir su alma tras dispararle a ese idiota.

Siguiendo sus preferencias, hubiera deseado pegarle ese tiro en un lugar más certero, por ejemplo por su recto, meterle una bala en el culo que le saliera por la boca y que en el camino perforara todos sus jodidos órganos. No obstante, si se hubiese dejado llevar por su deseo en ese momento no estuviese respirando y todos los cabrones que habían estado jugando con sus vidas y familiares seguirían igual que siempre, disfrutando de unas horas de vida que él ya había comenzado a contar. Por sus cojones, iba a destruirlos y cuando ya no les quedara nada, los mataría a todos.

Las coordenadas dadas lo llevaron a una zona industrial bastante cutre, mas fácilmente se podía diferenciar, eran instalaciones pertenecientes al gobierno. Cada detalle gritaba Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur. La seguridad fue notable incluso antes de que los detuvieran y Bogum autorizara su entrada. Estudiaba cada detalle del sitio, su manera de operar, las cámaras y todo lo visible a simple vista. Condujo el vehículo hasta pasado los almacenes, estacionándose en medio de la nada.

— ¿Y bien?

— Espera dos minutos más. — Habló Bogum mirando a sus alrededores, pronto el sonido de un helicóptero llamó la atención de Taehyung. Lo había visto sobrevolar, pero ahora se estaba acercando a sus posiciones.

Las hélices no tuvieron oportunidad para detenerse completamente, ellos se subieron antes de que aterrizara del todo. En él, un doctor comenzó a tratar a Bogum sin eliminar el repudio en su propia mirada, pero a Taehyung eso por o nada le importaba. Existían cosas más importantes en ese momento de las cuales preocuparse, los extras que no aportaban nada, no merecían ni el tiempo de unos créditos. Una vez que ese señor cubrió sus oídos con unos auriculares, el propio Bogum le inyectó una droga que le hizo caer en la inconsciencia.

— Ya cumplió con su trabajo y hay cosas que no puede oír. Tengo pocos minutos para explicarte levemente lo que sucede.— Explicaba el castaño que lo observaba, casi con devoción oculta. — Eres más importante para mí de lo que piensas, hoy estuve obligado a ponerte a prueba porque fuiste invitado a una reunión muy importante. Los dos estaremos arriesgando nuestras vidas en cada segundo, no podía permitirme errores.

— ¿Errores?

— Habrá una reunión con los mayores, ellos dejaron a los Diamantes en nuestras manos, pero por causa del Liquidador las cosas se han ido complicando. Es por eso que hoy están realizando una reunión de emergencia en donde estarán todos reunidos o al menos la gran mayoría. Quieren verte, estás liderando la organización delictiva y a su vez proveedora de fondos, es la más importante, pero no la única. Tiene ramas en la política, en la medicina, educación y todo sector que acciones en nuestro país.

— No es nada nuevo para mí. — Respondió lo suficientemente fuerte para que lo escuchara. — Cuando desperté de mi accidente me mostraste todos mis documentos, mi vida pasada y en todos ellos yo figuro como Choi Taewoo, hoy me dices que mi verdadero nombre es Kim Taehyung.

Sí, ese definitivamente no era un error que a Park Bogum le hubiese gustado cometer. No después de todo lo que había tenido que pasar para poderlo tener a su lado controlado. Nada en su vida fue sencillo, pero el pelirrojo se llevaba el premio de dificultad.

Bogum siempre admiró a Alejandro Magno, el estratega y conquistador de la Antigüedad más grande e importante. Fue su influencia, su modelo a seguir y como él, tuvo que batallar mucho para lograr sus conquistas, no dejaría ir tan fácilmente todo aquello que le costó obtener, menos a Taehyung.

Fue capaz de ir contra todos cuando se le ordenó su muerte, gracias a los clones, pudo persuadir a las altas esferas que ese día lo esperaban. Podrían existir millones de seres que luzcan o intenten lucir como Taehyung, pero el Desquiciado era único, ninguno contaría con sus cualidades, jamás lo igualarían. Sin él el proyecto de clones se vería estancado por largo tiempo y él perdería algo que durante años anheló.

El único defecto que a su entender, tenía el agente, se apodaba Liquidador. Sin él en la Tierra, Taehyung se volvería omnipotente en todo sentido, lo acompañaría y ellos dos juntos se volverían una mancuerna verdaderamente perfecta, no la basura que algunos idolatraban. ¿Liquidador y Desquiciado? Por favor, ese era un mal chiste.

— Fuiste un agente de la NIS, te accidentaste cumpliendo una misión y cualquier información revelada en ese instante comprometía tu vida. Por ello no te revelé automáticamente tu verdadero nombre, ibas a querer buscar información sobre tu persona y pasado, te encontrarías con todos los que te quieren muerto. Intentaba protegerte.

— ¿Quiénes eran los hombres que amorosamente mandaste para que me protegieran hoy? — El sarcasmo fue palpable porque sus palabras fueron pronunciadas casi con desdén.

— La gran mayoría eran agentes.

— ¿Fuerzas especiales? — Bogum negó con su cabeza, desviando la mirada hacia donde el helicóptero se aproximaba para el aterrizaje. — Actúa como siempre lo has hecho, eres el mejor líder que los Diamantes podrían tener, recuérdaselos.

— Siempre lo he hecho, soy el mejor en cada jodida cosa que hago y ellos lo saben, tú lo sabes, por eso me tienen aquí. Les sirvo, les funciono.— Apartó la mano que el contrario acercaba para acariciarlo. — Enfoquémonos en el trabajo por ahora, ya hablaremos tú y yo después.

Corea, un país rodeado de tantos mares como mentiras, ese fue el país en el cual le tocó nacer. Se preguntaba si su destino hubiese sido igual en caso de haber nacido en circunstancias diferentes, en una tierra diferente. De haberlo hecho, no hubiese conocido al Liquidador, por ese único hecho, agradecía haber abierto sus ojos por primera vez en ese país dividido y no precisamente por el Paralelo 38.

En una isla ubicada en el Mar Amarillo, las hélices del helicóptero finalmente se detuvieron. Heuksando, ese sería el lugar en donde por primera vez estaría viendo las caras de todos esos hombres con todos sus recuerdos restaurados. Del helicóptero fueron llevados a una lancha rápida escoltada por otras dos llenas de hombres, algunos trajeados y otros luciendo un atuendo más informal.

Una villa discreta le dio la bienvenida, descendieron en un pequeño puerto privado. Bogum fue ayudado por varios hombres, él, en cambio, prefirió que nadie lo tocase, algo que no fue del todo posible, pues, en cuanto puso los pies en el muelle, se acercaron a catarlo para retirarle todas y cada una de sus armas. Las primeras manos sobre sus brazos fueron partidas, en consecuencia, cada persona a su alrededor sacó un arma a modo de advertencia. Él era el líder de los Diamantes, pero en ese instante, era casi uno más o al menos así lo sintió.

— Armas. — Habló un señor que tenía la edad suficiente para ser su bisabuelo.

Ya Taehyung tenía treinta y cuatro años, pero el señor frente a él parecía rozar los ochenta como mínimo. El escaso cabello blanco que le restaban contrastaban con una voz añejada por el tiempo, pero un aspecto físico envidiable. Por su atuendo, parecía ser un monje, desde su collar de cuentas de madera hasta su informal hanbok gris. Lo único que no encajaba en la idea del monje era su cabello, estos normalmente raspaban su cabeza hasta dejarla lisa, pero ese hombre todavía tenía pelos, mucho de ellos.

A pasos lentos, el hombre se ubicó frente a Taehyung aguardando a que entregara sus armas. De su arnés, el pelirrojo sacó varios modelos de cuchillos, entregó su pistola y la última granada restante. Con su rostro tranquilo se inclinó en una venia, mas el sujeto permaneció en su sitio, impidiéndole el paso. No habló en primera instancia, se limitó a observarlo y esto hizo que Taehyung se desabrochara su pantalón y lo dejase caer hasta mostrar las ligas en sus piernas que se unían formando un arnés interno con algunas armas más pequeñas, casi imperceptibles. Se encontraba prácticamente desnudo frente a esos desconocidos, pero no tenía pudo alguno. Se limitó a entregar sus armas y levantar sus manos en son de paz, viendo como el anciano seguía parado frente a él.

— Botas. — Taehyung chasqueó su lengua, rodó sus ojos con fastidio, pero se quitó las botas para que comprobaran que no tenía nada más consigo. — Acompáñeme.

Tal vez hubiese sido mejor que se hubiera dejado tocar por alguien más, pero ese tiempo detenido en un mismo sitio le ayudó a observar detenida y disimuladamente todos los alrededores. Las lanchas bordeando el muelle, la profundidad del agua debajo de este, los metros que faltaban hasta la orilla, los alrededores de esa isla privada y la estructura de la seguridad del lugar. Al parecer, todo lo que se acercara a ese lugar ya fuese por agua o tierra, era divisado por una torre de control muy moderna.

Caminando a la par de Bogum salió de aquel muelle para adentrarse en un impoluto césped que lentamente comenzó a tornarse un jardín. Todos se detuvieron frente a un portón anticuado, pero demasiado seguro por lo que sus ojos pudieron captar. Esa villa estaba hecha a prueba de balas, parecía impenetrable, pero toda fortaleza tenía su punto débil. En caso de que las cosas se pusieran feas dentro de aquel lugar, Taehyung necesitaba una vía de escape.

Un lote de nueve villas en total haciéndola parecer una. A pesar del tamaño del lugar, todo lucía bastante normal una vez que se cruzaban sus murallas, una construcción moderna acompañada de muchos cristales. Por lo que veía desde el exterior, cada construcción lucía una suite, todas con vistas al mar. Resaltaban tres piscinas en donde la luz del atardecer comenzaba a bañar, todo tan falsamente pacífico que no parecía ser el lugar de encuentro de tantas carroñas andantes.

Hubo muchos ojos sobre él, personas que ya conocía y otras nuevas que seguían sus movimientos. Aceptó la bebida que se le entregó, permitía que la copa acariciara sus labios, mas no se permitió oler y mucho menos beber el líquido. Más valía precaver que lamentar en una situación así. Bogum desapareció de su vista varios minutos después de su llegada, pero él continuó viendo cada sitio por el cual podría escapar en caso de ser necesario.

— ¡Perdón! — Exclamó uno de los camareros que pasaba por su lado. Taehyung había estado tan entretenido en el recuento de guardias que para el momento en el cual divisó al chico, este ya había chocado con él. — Perdone usted mi atrevimiento, señor. — Mencionó el sujeto acercándose en un torpe intento de limpiarlo con varias personas observándolo. Taehyung lo iba a alejar rápidamente, mas logró ver el celular que le fue colocado en uno de sus bolsillos. — Discúlpeme.

— Ya fue suficiente. — Espetó Taehyung en un tono frío que hizo congelar al sujeto, no estaba seguro de que el pelirrojo hubiese captado sus verdaderas intenciones. No fue hasta que se dio la vuelta que el susodicho no respiró en paz. — Debo limpiar este desastre. — Masculló mientras se alejaba en busca de un baño.

Se aseguró de no tener cámaras o micrófonos en el baño al cual entró, hizo una rápida, pero exhaustiva revisión antes de sacar el teléfono recibido. El suyo había sido retirado junto con sus armas por muchas razones obvias que no tendría tiempo para deshilar en ese instante. En el retrete sentado como si realmente lo fuera a utilizar, desbloqueó el teléfono esperando algo diferente a lo que vio. La pantalla inicial tenía la firma de Namjoon por cada rincón, por lo cual no le fue difícil adivinar que el jodido convicto había logrado infiltrar gente suya ahí, pero no sabía exactamente cómo si incluso quienes atendían eran agentes y personal confiable para esta reunión.

— Te amo, cabrón inteligente. — Sonrió mirando el mensaje una vez que lo descodificó en dos pasos.

"Tienes una vía de escape segura, nosotros nos encargaremos de ello en caso de ser necesario. Villa principal, desde la piscina, segunda entrada a la derecha. Dos minutos a partir de ahora. NJ"

Ese mensaje provenía de Namjoon, Jungkook tendría que estar bien, pero no podía dejar de pensar en su estado luego de dispararle. En su mano todavía tenía la sensación de estar apretando el gatillo constantemente y su imagen como objetivo. Ya lo vería y confirmaría su estado personalmente, pero ahora, debía seguir las indicaciones del mensaje que de forma automática se estaba borrando del sistema.

Salió con cautela luego de mojar un poco sus manos y cabello para disimular. Sus pies lo guiaron por el sitio hasta llegar a una habitación abierta, pero vacía. ¿Por qué le habían mandado ese mensaje si allí no había nada más allá de paredes blancas y cristales? Dio la vuelta para salir pensando que había pasado algo por alto, mas el sonido de unas voces lejanas le hicieron detenerse. Necesitaba entrar, pero la posición de la cámara hacía difícil su entrada sin llamar la atención. Maldijo en silencio saliendo para caminar por el lugar, observando a cada persona que allí había.

Sus ojos captaron otros que lo miraban con intensidad, una mujer que enganchada del brazo de uno de sus informantes — el presidente de una emisora de televisión — bebía elegantemente de su copa. Desde momentos atrás Taehyung lo había notado, la seducción discreta que de ella emanaba. Tomó en sus manos una copa, simulando un brindis a distancia, alejándose acto y seguido hasta quedar frente a la puerta objetivo.

Dudó, por cortos segundos creyó que la mujer no se atrevería a ir más allá de un ingenuo coqueteo, pero agradeció cuando la vio aparecer. Hizo uso de una galantería olvidada para invitarla a una conversación ficticia. Entraron juntos al lugar, envueltos en besos que una cámara captaba, dos personas buscando un lugar apartado para entregarse a actividades indebidas.

— Te comprendo, para mí también fue difícil apartar la mirada de él. — Escuchaba Taehyung mientras besaba delicadamente el cuello de la mujer. — Se parecen mucho... Pensar que él fue el talón de Aquiles de una obra casi perfecta que crearon. Fue su vida y nacimiento lo que hizo que una madre buscara formas de sacar a su hijo de un mundo del cual no existen las salidas.

Taehyung no escuchó nombre alguno, mas lo supo. Simplemente, todo su cuerpo se erizó en respuesta a esas palabras. Sabía que estaban hablando de su persona y de Kim Yoori, su madre. Enredando los dedos en el cabello de la mujer, ascendió hasta acariciar sus labios, besándola al escuchar una puerta invisible abrirse. De lo que parecía una red cualquiera, dos hombres salía moviendo dos vasos de whisky.

— ¿D? — Taehyung dio su mejor actuación, fingiendo ser agarrado infraganti junto a la mujer que velozmente cubrió su rostro. — No te muevas. — La voz de Bogum detuvo su falso interés en ayudar a escapar a la chica de la habitación.

— Baje el volumen de tu voz, aquí no ha pasado nada. — Espetó el otro señor mayor que avanzaba hacia él.

Taehyung nunca lo había visto, nunca estuvo en las reuniones de las altas esferas, pero de alguna forma su rostro y voz le resultaban familiares. Lo vio acercarse hasta que este elevó su mano para acariciar su rostro, Taehyung lo detuvo rápidamente, viendo a Bogum negar apresuradamente, un aviso que hubiese ignorado en otra ocasión, pero que fingió dejar pasar en ese momento. Era molesta la forma en la cual el hombre lo contemplaba, como si estuviese viendo un diamante por primera vez.

— Cuídate. — Dijo el hombre de la nada logrando que el pelirrojo frunciera el ceño.

— Siempre lo hago, permaneceré vivo. — Una sonrisa, el hombre sonrió hasta el momento en el cual sus ojos divisaron a Bogum deteniendo a Taehyung para que no lo siguiera al exterior.

— ¿Nos daría unos minutos? — Preguntó casi en ruego.

— No se tarden, la reunión comenzará en breve.

Taehyung no tuvo tiempo de procesar su ausencia, ni bien se había cerrado la puerta, un Bogum casi encolerizado tiraba de él al interior escondido entre las paredes. El pelirrojo comprendía lo que ocurría, como siempre, el contrario estaba siendo víctima de sus celos, atrayéndolo sin pensar para besarlo. Le siguió el juego, por supuesto que lo iba a besar mientras sus ojos observaban a su alrededor. Miró todo con detenimiento, deteniéndose en una imagen distante y pequeña que le llamó la atención. Intensificando sus besos, empujó al castaño hacia atrás, lo suficiente para acercarse más a la fotografía, observando a las personas que en ella había. Hyunjin, Bogum, el hombre que acababa de marchar...

— ¿Por qué te besabas con esa mujer? — Preguntó Bogum conteniendo la fuerza de su agarre. — ¿Por qué?

— ¿No la viste? Joder, era preciosa, encantadora, sensual... — Sus palabras fueron interrumpidas por otro beso voraz que le permitió dándole una última mirada a la fotografía antes de abandonar el lugar con Bogum.

¡HOLA POR AQUÍ! ¿Cómo han estado?

Seguramente ya leyeron mi estado cuando lo publiqué semanas atrás, así que no escribiré mucho aquí. Espero que estén bien y disfruten este capítulo. Intentaré cuando tenga un tiempecito volver a actualizar. Por primera vez en semanas tuve tiempo, ánimo y concentración para desarrollar este capítulo y parte del siguien, así que espero estar pro aquí dentro de un margen de tiempo prudencial.

LORED

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