Capítulo 42

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— Hace mucho tiempo no nos vemos, sé que no eres de los que se reportan continuamente, nunca nos hemos visto demasiado seguido. Pero esta es la primera vez que paso meses sin verte. — Desde el momento en el cual Wonho hizo su entrada seguido, por Bangchan, no pudo callar. Al hombre se le notaba el entusiasmo dibujado por todo su rostro. — Me sorprendió que me mandases a buscar, Mister D.

— El sonido de tu voz no es lo que extrañé precisamente. — Con una mirada, Taehyung despidió a dos de sus hombres. — Chan, hoy estaré ocupado, así que no estoy disponible para nadie, ¿queda claro? — El mencionado asintió, dando un paso hacia atrás.
— Sí, señor. ¿Desea algo más?

— No quiero a nadie dentro de la casa, necesito privacidad.

— Sí, señor.

Bangchan observó a un Wonho sonriente, luego a su jefe y, tras una reverencia, abandonó la habitación. No hubo necesidad de decir palabra alguna, el procedimiento ya era conocido por los dos hombres que quedaron en la habitación. Taehyung se sentó y Wonho se acercó para arrodillarse frente a él, listo para desabrochar su pantalón. La diferencia esa vez radicaba en el semblante de Taehyung. Como Mister D existieron cosas que él pasó por alto, no recordaba y no le interesaba, pero en ese momento era diferente.

— ¿Por qué no hablamos primero? — Antes de que el contrario pudiera poner la boca en sus genitales, Taehyung se levantó, dejando un beso en su mandíbula. — ¿Un trago? — Con la misma sonrisa, Wonho aceptó. — He escuchado que has surtido a mi organización de armamento, pero yo no fui notificado. ¿Quién te pago?

— Bang, creí que lo habías mandado en tu lugar como siempre...

Taehyung frunció el entrecejo, mas no dijo nada. Bang Chan nunca actuaba por su cuenta, lo que significaba que esa orden provino directamente de Bogum. En esos momentos, Chan debería estarle diciendo a Bogum lo que estaba haciendo, ambos creían que estaría con Wonho todo el día y la noche.

La bebida preparada tuvo algunos ingredientes extras que indujeron el sueño del otro hombre. Taehyung hubiera preferido matarlo en ese instante, pero con la dosis colocada, Wonho dormiría hasta el día siguiente, probablemente. Solamente necesitó besarlo algunos minutos antes de verlo caer profundamente dormido. Poco después, el Desquiciado se cambió de ropa, usando un atuendo típico a la hora de pasar percibido por el exceso de personas que se vestían igual en Corea del Sur. De pie a cabeza estaba cubierto por el color negro, incluyendo la gorra y la mascarilla que tapaba su rostro.

Después de una rápida revisión en su ordenador, donde verificó la red de seguridad con una mirada meticulosa, Taehyung se preparó para lo que sabía que sería una tarea peligrosa. Él estaba en el ojo del huracán y cualquier paso en falso podría revolver el avispero, hacer peligrar sus planes y los de Jungkook también. No obstante, tenía cosas que hacer y nadie se interpondría ante esto.

Con determinación, aseguró varios cuchillos bajo su suéter, cuidadosamente ocultos en un arnés, y tomó una pistola que había regresado a sus manos, esa que de un lado llevaba un L y del otro una D. Sentir su peso era reconfortante, casi como un chaleco antibalas, un amuleto de buena suerte. Así, sentía a su convicto cerca de él, ese monstruo que complementaba al suyo y siempre lo protegía, incluso desde la distancia.

Cerrando sus ojos, besó el cañón de su arma mientras contemplaba sus desnudos nudillos. Le faltaban esas iniciales, pero pronto arreglaría eso. Por en cuanto, se concentraría.

Sin perder un segundo más, se apresuró hacia el baño, donde con destreza desencajó la ventanilla de ventilación y se deslizó hacia el techo con movimientos ágiles y silenciosos. Cada paso, cada respiración, estaba impregnado de sigilo y anticipación.

Una vez en el techo de esa propiedad y cuidando que las cámaras de seguridad no lo captaran, se movió en dirección opuesta de la entrada. Con cautela extrema, avanzó por los techos, procurando no ser visto por ningún ojo curioso que pudiera traicionar su presencia. Cuando no quedó ningún otro techo por el cual desplazarse, saltó a un árbol, de este a otro y así sucesivamente, moviéndose con la agilidad de un felino en la noche hasta quedar afuera de la propiedad.

Descendió y a gran velocidad, corrió hasta que, finalmente, llegó a una pequeña vivienda oculta entre las sombras, un refugio secreto que solo él conocía. Se adentró en el interior, las paredes de madera crujían bajo sus pasos mientras se dirigía hacia un automóvil cuidadosamente oculto en el garaje.

Las calles de Seúl eran viejas conocidas, pero volvían a sentirse nuevas, el aire se sentía más fresco y él, aunque con deseos de desquiciarse, tenía una calma ajena a su persona.

La primera parada fue un lugar del que ya Jungkook le había hablado. Entrar a ese cementerio y avanzar hasta la lápida que llevaba su nombre fue una experiencia extraña. Joder, la simple idea de imaginarse a Jungkook tirado en ese lugar, llorando por él por culpa de los hijos de puta que llevaban la vida jugando con ellos, le hizo moverse por aquel lugar en busca de alguna herramienta que le permitiera quebrar la lápida con un solo golpe. Lamentablemente, la pala que encontró no le servía para ese propósito en específico, pero al menos le ayudó a canalizar la rabia cuando golpeó aquel lugar incesantemente hasta que se quebró.

Agitado y con la amenaza del sudor en su frente, Taehyung gritó de frustración antes de correr para alejarse de allí. Le envió un mensaje a Namjoon para que se encargara de revisar las cámaras de seguridad en los alrededores y borrar cualquier rastro de su persona.

La segunda parada fue un puesto de flores, la tercera, otro cementerio al que no visitaba desde hacía muchos años. Toda la fortaleza adquirida durante décadas se desvaneció de su cuerpo. Poner un pie en el interior revivía memorias que seguían un poco dormidas en su cabeza. Dolía, su pecho, su reseca garganta y también su cabeza. Por un instante tuvo miedo de que le volviera ocurrir lo de aquella noche, porque no tenía a los señores Jeon para detener las repercusiones y eso podría alertar a Bogum. No quería desmayarse, era peligroso que alguien lo encontrase allí y descubrieran que sus recuerdos habían regresado.

Tal vez, esa fue la razón por la que esperó varios minutos en la entrada hasta que tuvo la fortaleza mental para controlarse y avanza. Sus pies una vez más lo llevaron por ese camino que una vez recorrió junto a Seokjin y el ataúd de su hermana. Caminó hasta leer el nombre de Kim Yoori.

— M-Ma... — Su garganta se trancó, por primera vez hablaba con ella sin llamarla noona. La primera vez que se paraba frente a ella sabiendo que fue su vientre el que lo resguardó durante nueve meses. Que esa mujer sufrió al concebirlo, al gestarlo, al darle a luz y durante el resto de su vida, sin poder llamarlo hijo. Se fue sin poder ser su madre a ojos del mundo, pero él no tenía quejas hacia ella. Como hermana fue la mejor y, como madre, no hubiese querido otra. — Mamá...

Sus rodillas fallaron y el llanto lo abordó, dejándolo como un niño desamparado que pocas veces se permitió llorar así.

— Mamá... — Sollozó secándose las lágrimas, ahora un poco más recompuesto. He traído crisantemos silvestres, ¿puedes ver? Son tus flores preferidas. — Musitó colocándolas en su lápida. — Nunca imaginé que mi vida estuviera tan llena de mentiras, de traiciones ocultas bajo una fachada de amor. Durante años creí que eras mi protectora, mi confidente, mi todo. Pero ahora, al visitar tu tumba, descubro la verdad amarga que has guardado en silencio.

Tal vez debía corregir sus palabras, siempre supo que su vida era una porquería, le tocó experimentar lo peor desde que llegó a ese mundo. Sin embargo, a medida que se fue acercando a Jungkook, a medida que fue descubriendo cosas, se percató de la red de mentiras. Jamás creyó que incluso su procedencia fuese una mentira.

— Te arrebataron la vida, te arrebataron tu identidad, y a mí... Me arrebataron la oportunidad de conocerte verdaderamente como a mi madre. No me quejo, fuiste la mejor hermana, sigues siendo mi hermana a pesar de todo por culpa de esa escoria que nos dio la vida a ambos. Sin embargo, me hubiese gustado mirarte a los ojos mientras te decía: mamá, te amo. — Musitó besando su lápida. — Prometo, aquí y ahora, que los responsables pagarán por cada lágrima que has derramado, por cada sacrificio que has hecho por mí. Los hijos de puta que nos jodieron la vida sentirán mi ira, sentirán mi venganza. No descansaré hasta que hayan pagado por todo el sufrimiento que nos han causado. Descansa en paz, mamá... Noona... Te prometo que encontraré justicia en tu nombre. Una vez más, no hay tiempo para estar juntos, pero volveré a ti, lo haré cuando los hijos de perra hayan pagado y tú puedas finalmente descansar en paz.

Terminando de decir esas palabras, Kim Taehyung abandonó aquel sitio sin mirar atrás. Cuando estuvo dentro del vehículo, dejó caer su cabeza hacia atrás por algunos segundos antes de ponerse en movimiento. La próxima vez que se detuvo, lo hizo frente a un sitio del que nadie, ni siquiera Jungkook tenía conocimiento. Un sitio que no visitaba desde que creyó a Jungkook muerto. Era una guarida clandestina, un refugio seguro que había sido su santuario en tiempos de necesidad, un lugar al que solo acudía en las situaciones más desesperadas.

Había aprendido eso de Jungkook la primera vez que lo llevó a la cabaña de sus padres. Aquel lugar y luego el edificio donde el señor Jeon se había estado refugiando él junto a su esposa, ambos le dejaron claro que siempre era bueno tener un lugar del que nadie supiera, por seguridad. Fue por eso que se hizo con ese sitio.

Taehyung desbloqueó la entrada secreta y empujó la puerta con un crujido ominoso. El interior estaba envuelto en sombras, el polvo que flotaba en el aire le hizo toser; todo evidenciaba que el lugar había sido abandonado durante años.

El ambiente estaba impregnado de un silencio pesado, solo interrumpido por el sonido sutil de sus propios pasos, mientras Taehyung avanzaba con cautela por los pasillos estrechos y oscuros. Las paredes estaban adornadas con armas antiguas y equipos de vigilancia, pero su destino fue una pequeña oficina. Por suerte, la electricidad y todos los equipos seguían funcionando, por lo que pudo encenderlos y trabajar en ellos sin problema.

Imprimió algunas fotos, cuatro para ser específicos. Caminó hacia una pizarra que volteó viendo los rostros de todos los candidatos que mató cuando creyó que Jungkook había muerto al caerse de ese helicóptero. Removió todas esas fotos y colocó una a una las que tenía en sus manos.

Park Jimin

Park Bogum

Park Hyunjin

Park Seojin

Esa era la lista y el orden para acabar con ellos. Por ahora, Jimin estaba temporalmente fuera de juego. Park Hyunjin debería ser el siguiente, pero dado que era necesario para llegar a Bogum, el girasol podía quedarse girando y respirando por un tiempo más. Sin embargo, ya estaba cansado de Bogum, el imbécil había respirado más tiempo del necesario. Esto lo guiaba a ponerse de acuerdo con Jungkook e ir allanando el camino para el show final. Para eso, lo primero sería hacerse cargo de la porquería que tenía en su cabeza.

Lanzando un cuchillo al retrato de Bogum, Taehyung ladeó una sonrisa. Después, caminó por el lugar buscando una información que había recibido de aquellos hombres pertenecientes a la política que mató para vengar a Jungkook. Ahí estaba gran parte de la red de Moonbyul, algo que Jungkook seguramente ya tenía, pero hubo algo que ya no le pareció necesario en el pasado y que vinculaba a los padres de Moonbyul con los Jeon, Yoori y con la otra persona que había estado en la foto que Jungkook recibió de sus padres en el pasado. Todos los involucrados en el caso de Corea x Canada. Park Seojin.

+++

El motor del automóvil rugía con ferocidad mientras Taehyung conducía a través de las oscuras calles de la ciudad, su rostro impasible y sus ojos brillando con determinación. Había vuelto a revisar los nombres en la lista de los hombres que había visto cuando fue a aquella isla privada para una reunión con las cabezas de la organización política y criminal que lideraba Park Seojin, el padre de Bogum. Esa noche empezaba su cacería y lo hizo, yendo por el hombre de más bajo poder.

La dirección que pudo encontrar y que luego revisó lo llevó a un barrio oscuro y olvidado, donde las sombras parecían devorarlo todo a su paso. Con una destreza aprendida en sus entrenamientos como agente y perfeccionada en el submundo criminal de la mano del Liquidador, Taehyung buscó el punto más vulnerable de la casa. Sus ojos escudriñaban cada detalle, cada ventana, cada entrada potencial, en busca de la mejor manera de entrar sin ser detectado.

Finalmente, encontró lo que buscaba: una ventana entreabierta en la parte trasera de la casa. Con movimientos ágiles, se deslizó por las sombras hasta llegar al punto de entrada. Con cuidado, deslizó su mano por la ventana, empujándola con suavidad hasta que se abrió lo suficiente como para permitirle pasar. Se notaba el bajo rango de ese sujeto porque su seguridad definitivamente era una basura.

Una vez dentro, Taehyung se encontró en un espacio oscuro y desconocido. Con cada paso, cada respiración, mantenía la guardia alta, alerta ante cualquier señal de peligro inminente. Gracias también a sus entrenamientos, no necesitaba de luz adicional, aunque debía admitir que el tiempo sin práctica se notaba un poco. Se movió con determinación, sorteando muebles y objetos con cuidado para no hacer ruido. Utilizando las herramientas que llevaba consigo, como ganzúas y herramientas de bloqueo, logró abrir las cerraduras y sortear los obstáculos con habilidad.

Finalmente, llegó al corazón del lugar, donde sabía que encontraría a su objetivo, el antiguo secretario del director general de la NIS. Cuando el sujeto notó su presencia, intentó dispararle, pero falló. Al parecer ese sujeto se sentía con la muerte respirándole en la nuca porque había estado en un sillón con la pistola en mano. Taehyung esquivó el tiro, eliminando la distancia lo suficientemente rápido hasta golpearlo y lanzarlo al suelo, apuntándole.

— Buenas noches, supongo que se acuerda de mí.

— ¿Mister D? — Taehyung ladeó la cabeza con una sonrisa y esto hizo que el hombre tragase saliva. — Desquiciado.

— ¿Ves? Eres inteligente, ese nombre me gusta más. — El hombre intentaba gatear por el suelo, pero una patada lo mantuvo en su lugar. — No perdamos mucho tiempo y respóndame lo que quiero saber. Háblame del caso especial Luna.

— N-No sé de qué me hablas. — Controlando que el Desquiciado no lo viese, se lanzó por el arma que anteriormente había dejado caer al suelo. No obstante, una bala impactó contra su cuerpo.

— Supongo que para llegar a donde estabas debiste tener talento en la sangre, pero al parecer, ahora mismo no te está circulando y no deja que llegue a tu estúpida cabeza. — El hombre se apretaba su cuello, jadeando por el dolor. — Te he dado en tu arteria subclavia. — Habló inclinándose y presionando su pulgar dentro de la herida para hacerlo gritar del dolor. — Te vas a desangrar si no me das la respuesta que quiero. Así que, ¿por dónde íbamos? — Preguntó rascando su sien con el cañón de su pistola. — Ah sí, justo por donde me decías todo acerca del caso especial Luna.

— E-Es un derivado de otro c-caso.

— Corea x Canada 2003, ya lo sé.

— El caso especial Luna, fue un acuerdo al que se llegó con Moon Byulyi. Ella dispondría todos los fondos y nosotros le daríamos inmunidad para crear una organización criminal. Sin embargo, todo creció mucho, ella logró acumular más poder del esperado y mantuvo a los altos directivos en jaque. Sabía demasiado y era intocable de cierto modo. Luna también es el nombre del suero que se creó por la agencia, l-la copia del creado por los Jeon.

— Supongo que ese es el mismo suero que me han estado administrando. — El hombre calló, pero cuando Taehyung volvió a presionar, asintió. — ¿Hay algún antídoto para contrarrestar todo?

— No ha sido necesario, porque no dura el tiempo suficiente en tu sistema. Se desvanece sin necesidad de antídoto y sus efectos secundarios son muy variables.

— La organización Luna es la base para los Diamantes, ¿no es así?

— Los Diamantes fueron fundados por el antiguo presidente Park y, tras la muerte de Moonbyul, se fusionaron.

— ¿Dónde están los libros contables y toda la información real de los Diamantes antes de que yo asumiera el mando?

— N-No lo sé. — Taehyung presionó la herida, viendo al hombre comenzando a ahogarse con su propia sangre. — ¡No lo sé! — Fue una exclamación baja porque el sujeto no podía hablar ya correctamente. — P-Pero existe un a-archivo madre. C-Contiene t-todo lo que buscas.

— ¿Dónde está?

— N-No sé. — Volvió a repetir el hombre.

Kim Taehyung sabía que no obtendría más información de su parte, por lo que, sin querer demorarse más, le dio un tiro en la frente.

El único inconveniente era que no le convenía que se supiera de la muerte de ese sujeto todavía, por lo que necesitaba limpiar todo rastro. El problema que apenas tenía tiempo, por lo que se vio obligado a marcar el número de teléfono del Liquidador.

— Convicto, necesito tu ayuda.

— ¿Qué ocurre?

— Necesito una limpieza exprés. — Se hizo el silencio del otro lado de la línea. — Te envío mi ubicación.

— Tú sal de ahí, quedará limpio en menos de una hora.

Mirando su reloj, Taehyung se percató de que ya había estado mucho tiempo fuera, así que, agradecido por poder haber adelantado cosas en ese día, regresó al mismo lugar del cual se fugó horas antes. En su cama, Wonho continuaba durmiendo desnudo, en el mismo estado en el cual lo dejó.

Sin demorarse, Taehyung se deshizo de la ropa, tomó una ducha y se acostó a su lado luego de mandarle un mensaje a Bang Chan. Cuando la luz de la mañana comenzaba a filtrarse por la ventana, Chan llegó con un desayuno, observando el estado de los dos, creyendo lo que Taehyung quería que creyese. Wonho se despertó poco después, gracias a que la droga utilizada no dejaba rastro en su sistema y lo hacía sentir que tuvo un profundo sueño reparador, no sentía ningún tipo de malestar.

Sin muestras de afecto innecesarias, Taehyung lo despidió. Poco después, la vibración de su teléfono llamó su atención. Al contemplarlo, vio las imágenes que ubicaban a Jungkook y a Hyunjin la noche anterior en una reunión pública en la que también había participado Bogum. Vio y estudió todo, pero todo en lo que podía pensar era en el jodido convicto besando al fideo dorado de Hyunjin.

+++

Jungkook estaba inmerso en la concentración de sus planos, su mente centrada en los detalles frente a él que le permitirían hacer un ataque limpio, cuando el sonido repentino de la puerta lo sacó de su enfoque. Antes de que pudiera reaccionar, Taehyung irrumpió en la habitación con una furia palpable en su mirada. El pelinegro se levantó para saludarlo, pero los planes del contrario eran otros.

Sin mediar palabras, Taehyung lo empujó contra la pared con una fuerza implacable, atrapando su cuerpo contra la superficie dura. Jungkook sintió el impacto contra su espalda, su respiración entrecortada mientras luchaba por comprender lo que estaba sucediendo.

— ¿Qué demonios sucedió ahora?

— ¿Te acostaste con Hyunjin? — La voz de Taehyung era un rugido bajo, cargado de ira. Antes de que Jungkook pudiera articular una respuesta, Taehyung continuó, sin darle la oportunidad de hablar. — No me importa lo que tengas que decir. No me importa tu excusa, parece que adoras girar con el sol, ¿cierto? — Jungkook se burló, pero un fuerte apretón en su mandíbula y una mordida igual de fuerte en sus labios lo hizo sisear.

— Mierda, agente, eso duele.

— Te advertí que controlaras tu pene un poco más. — Su tono era áspero, sus ojos brillando con una mezcla de furia y desesperación.

— Ni siquiera lo vi fuera de la reunión, lo besé porque estaba su hermano y estoy haciendo mi puto trabajo.  Ya hemos hablado de esto, no empieces.

— Claro que no voy a empezar, más bien, voy a terminar.

Las palabras de Taehyung se desvanecieron en el aire, dejando un eco amargo en la habitación. Jungkook sintió un nudo en la garganta, una sensación de impotencia que amenazaba con ahogarlo. Sabía que no había forma de convencer a Taehyung en ese momento, no con la tormenta de emociones que los consumía a ambos. Se preparó para que lo golpeara, pero todo lo que hizo el pelirrojo fue alejarlo de la pared y voltearlo sobre la mesa. De su arnés sacó un cuchillo y con el mismo cortó la tela de su ropa.

Por varios segundos hubo silencio, Taehyung contemplaba ese endemoniado y excitante cuerpo. Entonces, sin previo aviso, separó los glúteos de Jungkook e introdujo dos dedos secos.

— Hijo de.. ¡Cabrón, te voy a matar!


Hola a todo, espero que estén bien y disfruten de este capítulo.

LORED

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