Capítulo 43

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Dolor, ardor, rabia, molestia, pero también diversión, esas fueron las emociones que embargaron al pelinegro en el momento en que el agente introdujo dos dedos en su interior sin preparación previa. Cualquier otra persona que hubiese siquiera tenido la idea de acercarse a él de ese modo, hubiese terminado en condiciones críticas. Sin embargo, estaban hablando del rey de sus excepciones, desde el momento en que lo conoció hasta ese instante, Taehyung siempre había sido su mayor debilidad y fortaleza.

— ¿Alguna queja? — Cuestionó Taehyung conteniendo la respiración, cerrado los ojos y entregándose a sus sentidos. — Tan reacio a abrirse para su dueño... — Musitó separando un poco los dedos en contra de la resistencia del menor. — Tan caliente, pidiéndome a gritos que entre en él. Tu culo siempre ha sido más honesto que tú.

— Imbécil. — Se quejó Jungkook frunciendo el ceño. — Saca los dedos de una puta vez, me duele.

— Es bueno que te duela, no has hecho nada para merecer lo contrario. — Con un movimiento casi brusco, pero todavía cuidadoso, Taehyung unió sus dedos y los movió de forma circular contra cada pliegue de su entrada. — Incluso ha aclarado, ese es del tiempo que llevas sin usarlo.

— ¿Podrías callarte?

— ¿Por qué, convicto? Puedo ver lo mucho que disfrutas de mis dedos. Ese girasol disecado no ha podido tratarte como te mereces, nadie más que yo puede darte todo lo que a ti gusta. — Sonrió alejándose escasos centímetros para ver la forma en que sus dedos adornaban ese prodigioso trasero. — ¿Qué se siente tener unos dedos tan ricos en ti? — Musitó antes de inclinarse sobre él y morder su oreja para luego lamerla con lascivia. — Pensar que solamente yo puedo tenerte sometido de este modo, no sabes lo caliente que es saber que tu culo es mío, convicto. Todo tú, eres mío.

A pesar de todo, le hizo caso, retiró sus dedos de su interior, liberándolo momentáneamente del escozor. Ambos sabían que el ardor estaba presente, después de todo, la última vez que estuvieron en una situación similar fue al huir de Madagascar, la última vez que hicieron el amor en el barco. De eso había pasado demasiado tiempo, los días de huida antes de la separación en el puente, los días de búsqueda antes de que Taehyung escapara y se accidentara. Casi un año en el cual estuvo en coma, meses antes de encontrarlo otra vez. Se acercaba a los dos años, la última vez que Jeon tuvo a alguien en su interior.

Nadie más que Kim Taehyung, alias el Desquiciado.

Jungkook necesitaba verlo, esa fue la razón por la que intentó incorporarse, pero la mano de Taehyung se lo impidió, se colocó en su cabeza y lo presionó contra el escritorio con fuerza.

— Quédate quieto. — A modo de regaño, golpeó fuertemente su trasero. Esto causó que el semi erecto pene del pelinegro hiciera fricción con la dura madera. — Seré bueno.

Los toques que Kim depositaba en su espalda, eran precisos, pero suaves. Iban acompañados de besos y exhalaciones, también algunas mordidas y en ocasiones, sus uñas se encajaban en su piel. Quería castigarlo, pero de alguna manera también quería adorarlo.

— Gracias... — Los ojos de Jungkook buscaron los suyos con cierta dificultad al escuchar esa palabra, por un momento no supo a qué se refería cuando dijo eso, pero si alguien podía descifrar sus palabras fácilmente, era él. Bastó un asentimiento acompañado de sus dedos tatuados perdiéndose entre las hebras rojas. El ánimo había cambiado un poco, pero le permitió tener ese momento sin señalárselo. — Por esperarme, por confiar en mi vida.

— Eres jodidamente testarudo y me amas demasiado como para desaparecer sin despedirte apropiadamente de tu macho. — Taehyung hizo una mueca de descontento, pero terminó carcajeándose y asintiendo. — Sabía que serías lo suficientemente valiente e inteligente para mantenerte con vida, hemos prometido que moriríamos juntos o a mano del otro.

— Gracias por siempre mantener tu palabra, convicto. — Musitó inclinándose hacia adelante para adueñarse de sus labios.

Jungkook tenía toda la razón, amaba intensa y eternamente a ese pelinegro. Con él aprendió el significado de amar aunque fuese de una manera única que solamente ellos dos podían replicar. Sus raciones de amor a lo largo de su vida fueron muy escasas y distantes.

No tuvo la oportunidad de experimentar el verdadero amor de las personas que toda una vida creyó que eran sus padres, el hijo de puta que brindó su semen para procrearlo jamás lo quiso como algo más que una extensión de su propia hija, una manera de saciar los sucios deseos que albergaba por la mujer que ayudó a traer al mundo. Porque esa fue a la conclusión que Taehyung llegó por su propia cuenta. Ese hombre golpeó a Seokjin, no hubo una persona en esa casa a la que no golpeara, pero la verdad es que nunca abusó sexualmente de su hermano mayor. Tal vez la razón para que ese sujeto quisiera hacerse con su cuerpo desde pequeño es porque veía en él una extensión de Yoori, aunque se haya muerto sin saber que era su verdadero hijo. La verdad, desconocía si lo supo en algún momento o no, pero de igual forma no le hubiese importado demasiado.

Ese hombre fue incapaz de brindarle algo más que basura, dolores y desesperaciones, desgracias. Su abuela, ella fue cariñosa, lo cuidaba a su manera y se preocupaba por atenderlo siempre, también lo defendía de su esposo. A su pobre forma, también fue la mejor abuela y madre que pudo ser porque ya era una flor marchita por todos los maltratos y abusos del hombre con quien se había casado.

Su relación con Seokjin no fue mala, pero tampoco tuvieron muchas oportunidades para ser felices y demostrar su aprecio del modo en que lo solían hacer la mayoría de los hermanos. Daban la vida por el otro, fueron secuaces, cómplices de muchas cosas, testigos de otras tantas. Sin embargo, estuvieron distanciados demasiadas veces, demasiado tiempo. Si bien eso no disminuía su cariño y amor de hermano, las circunstancias no le permitieron sentirlo cuando más lo necesitaba.

Con Yoori sintió amor, lo sintió en momentos cruciales, en miradas, en caricias, en acciones. Siempre tuvo debilidad por su hermana y ahora podía entenderlo mejor, era su madre y cada momento intentaba transmitirle todo aquello que le arrebataron. Después que ella salió de su vida, incluso mientras estaba en ella, no hubo jamás una persona a la que amara. No existió alguien capaz de hacerlo sentir una cuarta parte de lo que despertó ese hombre que besaba sus labios en ese momento, buscando dejar su mente en blanco.

— ¿En qué piensas, agente? — Indagó acariciando su mandíbula con las manos, mientras los labios de Taehyung besaban las suyas.

— En que te amo, convicto. — Jungkook sonrió sin decirle nada, conocía a Taehyung, no era alguien que dijera esas palabras continuamente, al menos no tan explícitamente. Si lo estaba diciendo en ese momento, después de quedarse mirando a la nada mientras lo besaba, era por algo. — Te amo. — Volvió a decir. Si para él esa separación estaba siendo un martirio, para el convicto que tuvo que buscarlo todo ese tiempo, incluyendo cuando él mismo no recordaba nada, debió ser peor. Joder, conocía la sensación y comprendía que su sanidad seguramente había estado pendiendo de un hilo. — Joder, te amo, maldito convicto.

— Te amo a ti, Kim Taehyung, mi agente. — Musitó sobre unos labios que con prontitud volvieron a atrapar los suyos. Le dio todo lo que Taehyung pedía, exigía o tomaba por su cuenta. Como siempre lo hizo, se entregó completamente y sin reservas al hombre que lo amaba y que en ese momento luchaba por combatir las lágrimas.

— Bueno, ha llegado el momento de seguir en lo que estábamos. — Esta vez, mordió y succionó su cuello con excesiva fuerza, dejando una marca que se oscurecería más con el tiempo. Sonriente y sabiendo quién la vería, agarró con fuerza el cuello para admirar su obra de arte, extendiendo su lengua para recorrerla. — Perfecta.

— Eres un caso perdido. — Fue todo lo que se limitó a decir Jungkook, esos cambios de escenarios eran casi un sello para Taehyung y comprendía que en ese momento estaba combatiendo por muchas cosas. Él podría salvarlo del mundo, pero no podía salvarlo de su propia mente aunque quisiera, porque el cerebro era un órgano inesperado que hacía siempre lo que le daba la gana, más impredecible que el propio corazón.

— Yo sé que no quieres ganar ese caso, te gusta que sea así, sucio, pervertido, posesivo, desquiciado y tuyo.

— Jodidamente mío. — Asintió mordiendo su propio labio inferior antes de traer al pelirrojo hacia él para imitar la acción, morderlo, succionarlo y besarlo con gula.

— Eso lo comprobaremos ahora, qué tan mío eres, qué tan apto para mí estás.

— Nadie mejor que yo.

— Nadie. — Corroboró Taehyung con una sonrisa. — Ahora déjame disfrutar de lo que me he estado perdiendo todo este tiempo, algo que ningún otro imbécil ha podido saborear.

Una vez más, Jungkook sonrió, ladeando su sonrisa mientras veía al contrario descender hacia su abdomen, mordiéndolo fuertemente, dejando no solo una sugilación, sino también saliva a su paso. Descendió hasta su ingle y miró con deseo su erección, pero no la tocó o besó como el menor esperaba. En cambio, la acarició con su nariz y olió profundamente, dirigiéndose a la punta de su pene, embarrándose la punta de su propia nariz con presemen.

— ¿Oliéndolo? ¿Hasta en eso me vas a copiar? Que poco original, agente.

— ¿Quién dijo que deseo ser original? Solamente quiero ser un cochino, justo como mi hombre. Además, tú hueles mi culo, yo única y exclusivamente huelo tu pene, ese olor tan masculino y tan mío. — Se carcajearon, pero los sonidos se detuvieron en el momento que la lengua del pelirrojo entró en contacto con la diminuta hendidura de su glande, saboreando lo mismo que había embarrado su nariz. — Sabes tan bien.

— ¿Por qué no lo pruebas un poco más?

— Ya te dije que mi objetivo es otro. — Mencionó, descendiendo lentamente por su erección hasta llegar a los testículos que chupó obscenamente, con fuerza y deseo.

Ahí no se detuvo su recorrido, continuó hacia su perineo, pero siguió hasta abrir los pliegues de su trasero y divisar su fruncida entrada. Su vista se desvió hacia el pelinegro que desafiante lo observaba. Adoraba ser testigo de esa imagen, ver como el labio inferior de Jungkook se iba enrojeciendo e hinchando debido a lo fuerte que se mordía a sí mismo, su ceja enarcada y su pecho mostrando su agitada respiración.

Una sonrisa cuadrada se dibujó en el rostro del pelirrojo, mientras ladeaba la cabeza y sacaba su lengua al máximo. Sin apartar la mirada de Jungkook, le separó un poco más las piernas y se inclinó hasta quedar sobre su entrada. Se podía ver el brillo en su lengua, la saliva acumulándose hasta que comenzó a caer con parsimonia.

Jungkook pudo sentir el momento exacto en el cual la tibia saliva se sintió casi fría contra su piel. Su pene reaccionó ante esto, pero no tanto como lo hizo al ver una vez más el hambre dibujada en la cara del contrario. Taehyung admiraba su obra de arte con esmero y únicamente cambió la vista cuando decidió volver a extender su lengua, pero esta vez, para degustar ese trasero que había bautizado con su nombre.

— ¡Hola bebé, tu dueño ha regresado! — Exclamó bajo contra su entrada antes de succionar con fuerza. — ¿Te abandoné durante mucho tiempo?

— No seas imbécil, agente. — Rio el menor sin poder seguir sosteniendo el peso de su cuerpo sobre sus antebrazos. Estiró las manos y se acostó completamente sobre la mesa. — Tae... — Musitó cuando, una vez más, la lengua de Taehyung dejó de lamer su trasero para darle paso a dos de sus dedos. Fue inevitable que cada vello de su espalda se erizara y su cuerpo se contrajera en respuesta.

Años atrás, jamás hubiese creído que estaría en una posición similar, permitiendo que alguien hiciera con él lo que quisiera y, sobre todo, que lo disfrutara de ese modo. No existía una cosa que no disfrutara junto a Kim.

— ¿Qué tan rico se sienten mis dedos, convicto? — Musitó, inclinándose para volver a engullir su miembro muy fugazmente. — Ando en busca de la diana en donde lanzaré todos mis tiros. — Se burlaba de su próstata, fingiendo no encontrarla cuando ambos sabían que podían dar con ella en cuestión de segundos porque ambos se conocían cada centímetro del cuerpo. — ¿Te gustaría montarme hoy?

— Ni lo sueñes. — Negó sabiendo el motivo por el cual Taehyung le pedía eso. — No.

— ¿No quieres montarme como el girasol te montó a ti? — Indagó con una mueca de molestia, tirando del cuerpo de Jungkook contra él.

— Eso solamente pasó en tu imaginación. Me lo follaba rápido y sin tantas maniobras. ¡Maldición! — Exclamó cuando Taehyung volvió a introducir su pene en la boca, solo para morderlo. No fue lo suficientemente duro como para hacerle un daño irreversible, pero definitivamente dolió. — ¿Eres idiota?

— No soy idiota, soy tu hombre, tú eres mío, convicto y ya me cansé de verte con otro, me cansé de yo estar con otro, así que démonos prisa.

— Sabes que no es tan sencillo, agente.

— Lo sé, pero mientras lo enredado, se desenreda, ya que tu polla ha estado muy caritativa, quiero recordarle a tu culo y a ti a quién le perteneces. — Eso era innecesario, pero Jungkook no se opuso cuando sus piernas fueron abiertas excesivamente.

Observó aquel cuerpo frente a él comenzar a desvestirse con parsimonia, seduciéndolo incluso cuando no había necesidad de ello. Ese no se parecía en nada al hombre que batallaba con cada botón que debía zafarse o quien casi prefiere darse un tiro en su propia cabeza antes de desnudarse para él mientras estaban en la guarida de los Cocodrilos. Aquella primera vez su descaro estaba opacado por su rabia.

— Más despacio, déjame verte mejor, Kim. — El nombrado hizo una mueca, mas acató su pedido, deleitándose con la mirada de Jungkook sobre su cuerpo y también con la forma en la que lo veía masturbarse lentamente. — Así.

— Seré muy rudo contigo hoy, convicto, ¿crees que puedas soportarlo?

— He sido tu maestro todos estos años, creo que puedo soportar muy bien lo que mi alumno piense hacerme. — Contestó viendo como el erecto pene de Taehyung estaba listo sin haber sido tratado. El deseo era evidente y joder si eso no lo calentaba. — Ven acá. — Musitó contra su oído, estirando su mano libre para adueñarse del miembro contrario y así, acariciarlo al compás de sus propias caricias. — ¿Quieres ponerlo adentro?

— Voy a utilizar otra de tus frases, convicto, por su puesto que lo pondré adentro, lo que se sabe, no se pregunta.

Golpeó la mano que lo masturbaba para alejarla, luego, embadurnó sus propios dedos de saliva antes de acariciar su pene para humedecerlo. No era suficiente, no después de tanto tiempo, pero tampoco es que tuviesen lubricante a la mano y, si lo había, a Taehyung tampoco le interesaba mucho utilizarlo.

— Quiero sentir la resistencia de tu piel al abrirme paso, sentir como la humedad inicial se disipaba para aparecer más tarde, una vez que mi pene lubrique lo suficiente dentro de este apretado culo. — Sus palabras quedaron suspendidas en el aire una vez que su glande presionó su entrada. — Joder, ni siquiera he entrado y siento que puedo correrme en cualquier segundo. — Se rio torpemente, pero su mirada estaba completamente oscurecida. — Ya sé lo delicioso que me apretarás, lo fuerte que te daré y lo alto que gritarás.

— ¿Sabes que me gustas más cuando esa boca sucia está en silencio?

— Mentiroso. Mira como ya me succionas y solamente me he presentado. — Mencionó colocando su dedo justo arriba de su pene, deslizándolo hasta llegar a su entrada. Lo enganchó ahí, tirando de esta para abrirlo más, escuchándolo quejarse. — ¿Comenzamos tan temprano con esos ruidos? Vamos, sé que mi pene te gusta, pero no deberías ser tan goloso, convicto.

— Taehyung.

— Ya voy, ya voy, no te desesperes. — Se burló tomando su propio pene para alejarse escasos centímetros antes de volverse a acercar. No lo penetró, simplemente dejó que su presemen se untara sobre la entrada, haciéndola brillar. Su dedo estirando aquella entrada le daba una vista más profunda y obscena. — Mierda, convicto, mira como luchas por cerrarte en protesta. ¿Tanto me necesitas?

— Sí, te necesito, así que ya basta de juegos. — Empujó su cuerpo hacia abajo, logrando que el miembro de Taehyung quedase prisionero en su interior. — Ahora muévete de una puta vez.

La primera penetración real y profunda logró que todo el aire retenido en los pulmones de Jungkook lo abandonara. Kim sabía lo mucho que ambos deseaban eso, pero sentirse abrazado de ese modo, volver a estar con Jungkook por segunda vez después de tanto tiempo le parecía casi una fantasía.

— Te sientes tan...

— Cállate, agente... — Musitó deseando decir algo más, pero sus ideas dejaron de ser claras. — Cállate y fóllame, es todo lo que tienes que hacer.

— Lo que pidas por esa bonita boca, convicto. — Fue todo lo que respondió, cerrando sus ojos por un instante, empujando hacia adentro. — ¡Oh mierda!

— ¡Oh mierda! — Exclamaron al unísono. — Voy a correrme rápido, pero no será antes que tú.

La mano derecha de Jungkook se estiró para posarse en la cadera del mayor mientras que la izquierda se aferró a sus rojos cabellos. Mentiría si dijera que no extrañaba ver sus hebras castañas, pero como quiera Taehyung era perfecto.

Kim se inclinó entre besos largos y profundos, alejándose de esos labios que le pertenecía única y exclusivamente para colocar besos en su pecho antes de voltearlo y repetir la acción, dejando besos en su espalda. Quería destrozar al convicto, pero a su vez, no quería darle demasiado, demasiado rápido y causar que se lastimara seriamente.

— Puedo tomarte bien, agente. — Respiró, atendiendo una vez más una mano hacia atrás para tirar de la cadera del mayor.

Colocando un beso en la espalda, se soltó del agarre en su cintura, dejando que lo atrajera completamente hacia adentro.

— Eres increíble en cualquier posición, convicto. — Agregó un poco abrumado por la tensión, el calor, su maldito hombre que lo enloquecía como nadie. — ¿Te lo he dicho antes?

— Muchas veces. — Susurró apretando los puños. — ¡Mierda!

— ¿Estás bien?

— Sí, sí... — Respondió sintiendo su interior extremadamente lleno. — Simplemente es mucho. — Gimió sintiendo el dedo de Taehyung hacer de las suyas en el borde de su entrada junto con su pene. Sabía por qué lo hacía, le recordaba a su cuerpo que era capaz de aguantar un dolor más fuerte que ese, cuando retiró su dedo, el estiramiento comenzó a sentirse más placentero.

— Pobre girasol, no sabe lo que verdaderamente te gusta.

— No seas pesado, deja de hablar sobre otros cuando me follas.

Taehyung sonrió sin que el convicto lo viese, inclinándose, mordiendo su espalda y apoyando sus manos junto a las de Jungkook sobre la mesa. Su frente quedaba al ras de su espalda y sus caderas se movían suavemente, arrastrando su pene a plenitud por el trasero que tanto amaba y le pertenecía.

— Oh mierda... — Jungkook frunció su ceño. — ¿Por qué estás ya sobre mi próstata? ¿Estás apurado? Maldita sea.

— Si no quieres que eso pase, muévete.

Jungkook no iba arriba, pero de todas maneras el pelirrojo quería salirse con la suya. De acuerdo, él podía moverse para su hombre, así que, pese a la incomodidad del lugar, sus caderas comenzaron a avanzar y a retroceder en un torpe, pero exquisito vaivén. Ver a Taehyung ya se sentía como un milagro por sí solo, sentirlo, tenerlo, sin importar las circunstancias, era lo mejor que podría pasarle.

Iban lentos, pero persistente. Taehyung sacó su miembro hasta la mitad antes de embestirlo fuertemente, logrando que Jungkook gimiera de nuevo, fuerte esta vez.

— Eso es todo, bebé. — ¿Bebé? Jungkook quiso decir algo, mas todo lo que pudo hacer fue gemir. Sintiendo como el contrario empujaba una y otra vez. — Joder, eres tan bueno, convicto. — No hubo respuesta, solo un silencio pulcro. — ¿Estás bien? ¿Jungkook? — Hubo un gemido fuerte cuando rozó su próstata. — ¿Demasiado?

— No. No pares. — Exclamó. — Más duro.

Por supuesto que Taehyung hizo caso, embistiéndolo más fuerte y rápido, sus caderas golpeando su trasero mientras él miraba hacia el techo desde su posición. Jadeaban, pero era frustrante para Kim no ver a su hombre deshaciéndose por él. Llevó una mano a su cuello para tirar de él y estamparle un beso lascivo y fuerte.

— ¡Joder! — Exclamó Taehyung con los brazos ardiendo por mantenerse de pie, inclinando sus caderas en un ángulo perfecto. Se concentró en su próstata, viendo como Jungkook se movía junto a él, gimiendo tan entrecortadamente que parecía estar sintiendo dolor.

Ambos se movían con fuerza, como si estuviesen en algún tipo de competencia, viendo quién hacía venir primero al otro.

— ¡No pares! — Jadeó Jungkook cuando sintió que las embestidas contrarias se iban ralentizando. — Estoy cerca, agente.

Y maldición, aunque no lo admitió en voz alta, ambos lo sabían, Taehyung estaba justo ahí, cerca de correrse junto a su convicto. Un orgasmo real y no fingido, algo que no era parte de sus entrenamientos o una respuesta automática para cumplir con un deber, realmente se sentía consumido por el placer. Salió completamente, solo para volver a embestirlo tan fuerte como pudo. Sin embargo, sus bíceps estaban en llama, sentía que no podía sostenerse por más tiempo. Odiaba sentir que no se lo estaba dando a su hombre como lo necesitaba.

La solución llegó a su mente con facilidad, salió de su interior, sin darle oportunidad al menor para quejarse antes de agarrarlo de la cintura y cargarlo hasta llevarlo al sofá de aquella oficina. Lo dejó caer sobre su espalda, con la cabeza en uno de los reposabrazos. Separó las piernas del convicto y se hundió nuevamente en él, hasta el fondo, empujando de una manera no superficial.

Jungkook jadeó, moviendo la cabeza de un lado a otro para acomodarse, pero sin quejarse. De manera obscena, agarró la mano derecha de Jungkook para lamerla y luego escupirla. Al pelinegro no le costó entender el mensaje, con la mano húmeda tomó en su poder a su propio miembro para comenzar a masturbarse al ritmo de las embestidas del agente. Apretándose lo suficiente para causarse un ínfimo dolor.

Los dedos de Taehyung se clavaron con excesiva fuerza en sus muslos, pero Jungkook gemía tan fuerte y se veía tan jodidamente aliente, tan cerca, tan jodido y pidiendo más... Taehyung quería grabarse esa imagen junto con todas las que ya tenía en su mente. Su frente sudorosa, sus mejillas y pechos sonrojados por el esfuerzo y la excitación. Nunca se lo esperó, no de Jungkook, pero fue un shock ver la humedad en la comisura de sus ojos convertirse en lágrimas que se deslizaron por sus cachetes. Sabía lo que pasaba por su mente, lo mismo le ocurrió a él la primera vez que tuvieron sexo después de recordar la mayor parte de su pasado. Sin embargo, valía la maldita pena verlo así. Tal vez era egoísta y le importaba una mierda, era feliz de saber que nadie más en la puta vida podría ver a su convicto así.

El calor invadió rápidamente el cuerpo del pelirrojo, le preocupaba una vez más terminar antes que el contrario, pero no podía contenerse. Estaba demasiado cerca y ambos lo sabían. Así que, en vez de disminuir la velocidad, se centró en su próstata. Le hacía el amor a su única manera, dándole justo en su próstata, tan fuerte como pudo.

Entonces sus mejillas se humedecieron al igual que las ajenas, los ojos de ambos se cerraron, pero cuando abrió los ojos, pudo ver que las lágrimas de Jungkook también corrían por sus sienes. El agujero del convicto se apretaba con vehemencia a su alrededor, sus gemidos iban aumentando el volumen, cada vez más y más alto, hasta que el primer chorro de semen salió de su pene. Se disparó tan fuerte y tan lejos que golpeó la tela del sofá.

— Maldito, mira lo rico que me aprietas mientras te vienes.

— Vente conmigo, agente.

Cuando Taehyung se corrió, mantuvo los ojos abiertos y, aparte de algunos jadeos, los sonidos de su boca fueron mudos mientras observaba más franjas blancas derramarse desde el pene de Jungkook mientras él se encargaba de extender su orgasmo. Podía sentir su pulso, el interior de Jungkook humedecerse más gracias a su semen. Se inclinó para besar a su hombre y luego de desacelerar, salió completamente de su interior.

El semen lentamente comenzó a escurrirse hacia fuera, pero su lengua fue demasiado veloz, no le permitió que llegase al sofá. Lo limpió y se degustó a sí mismo, tragando su propio semen antes de pasar a limpiar el pene de Jungkook con el mismo ahínco. Solo cuando el pelinegro estuvo completamente limpio, cedió a su pedido y se acercó para besarlo con parsimonia. Permitiendo que el sabor de ambos se mezclara entre sus lenguas, sin saber dónde comenzaba uno y terminaba el otro.

— ¡Mierda! — Gimió Jungkook contra sus labios. — Te amo.

— Dime algo que yo no sepa.

— No seas tan cretino, agente. — Ambos se carcajearon y permanecieron abrazados hasta que el teléfono de Jungkook sonó.

El pelirrojo lo observó caminar en su gloriosa desnudez hacia el escritorio, no podía ocultar su sonrisa de satisfacción, pero esta desapareció en cuanto lo vio fruncir el ceño. Sin colgar la llamada, lo vio observando los planos que tenía frente a él en el momento que entró a la oficina rato atrás.

— Recibido, me encargaré de todo. — La llamada se terminó y al segundo siguiente Taehyung estaba a su lado.

— ¿Te encargarás de qué?

— Tengo que viajar, resolveré algunas cosas.

— ¿Qué cosas?

— Taehyung. — El mencionado se levantó del sofá para comenzar a analizar las cosas que Jungkook tenía sobre la mesa.

— ¿China? — Volvió a preguntar mirando con detenimiento todo. — ¿Qué harás por allá?

— Necesito buscar información, reclutar aliados y cobrar algunas deudas pendientes.

— Ese territorio es nuestro. — Musitó volviendo a mirar el mapa. — Es decir, de tus hombres y los míos.

— Así es.

— ¿Cuándo nos vamos?

— ¿Perdón?

— ¿Eres tan estúpido como para pensar que te dejaré ir solo? Allí radica también uno de los hombres de mi lista, alguien que forma parte de las grandes cabezas que trabajan junto con Park.

— Kim.

— Debo irme para arreglar todo para los días que estaré afuera, nos vemos en tres horas.

Este capítulo debería ser más extenso, no solo smut, pero cosas pasan. Quería sacar al menos esta parte, ya cuando pueda terminar la otra, la sacaré. Espero que les haya gustado el capítulo.

LORED

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