Capítulo 44

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Enterarse de que existían seres vivientes que eran una réplica suya y que, por esa razón tantos desastres ocurrieron, sacó de quicio a Taehyung. No le sorprendió tanto como le molestó. En su mente, la idea de eliminarlos a todos y cada uno de los clones junto a sus creadores era una constante. Sin embargo, entre todos, había uno que no tenía la más remota idea de lo que verdaderamente pasaba a su alrededor. Ese experimento que por nombre llevaba números y que, justo en ese instante, le apuntaba con un arma.

— ¡Tae, me sorprendiste! — Exclamó mostrando una sonrisa al darse cuenta de que la persona que había entrado a su guarida era Taehyung. — Has venido a visitarme... — Musitó sonriente, acercándose para tomarlo de la mano y llevarlo a la cama. — No tengo muchas cosas que contarte, Bogum no me ha dejado salir ahora que estás en la ciudad, ¿pero sabes qué he hecho? Robé esto... — Corriendo hacia algún lugar en la habitación, y como si de un tesoro guardado se tratase, T73 sacó de un recoveco una laptop junto a una memoria externa. — Hay muchas películas y series. ¿Las has visto? Son muy divertidas. ¿Puedes ver una conmigo?

Taehyung lo observaba, le extrañaba no solo ver su imagen, sino ver a alguien en una edad adulta actuar como el niño que él mismo no pudo ser. Según tenía entendido, T73 se podía considerar un niño después de todo, ya que salió al mundo por primera vez dos años atrás cuando a él lo separaron de Jungkook. No aprendió a hacer nada más que imitarlo a él, ser su suplente en todos los sentidos. Fue alguien que vivió encarcelado y su único contacto con la realidad era a través de la agencia. Primero con sus creadores, quienes le dieron entrenamiento inicial y luego con Bogum. Este último fue quien lo terminó de amoldar.

— Puedo ver algo contigo, pero no ahora. — Taehyung lo observó hacer un puchero, pero como estaba acostumbrado a obedecer, T73 no dijo nada. — Debo hacer algo, estaré algunos días lejos, así que he venido a despedirme.

— No puedo ir contigo, ¿cierto?

— No, por ahora no. — T73 asintió, volviendo a guardar la laptop y la memoria externa.

— Supongo que al igual que Bogum, todas tus palabras se deberán guardar para un futuro incierto, ¿no es así? — Fue raro, era como verse a sí mismo sufriendo.

T73 le recordaba a ese niño que en silencio pidió ser salvado, pero que, conforme fue creciendo, dejó de esperar algo de alguien, valiéndose por sí mismo. Nadie lo podía defender mejor que él mismo, aunque mucho de ello cambió tras conocer a Jungkook. Ese testarudo hacía lo que le salía de las pelotas y, aunque le ordenara dejarlo morir, siempre fue e iría a salvarlo.

Sentía que T73 pedía a gritos lo que él también calló y no sabía cómo sentirse al respecto. En su pecho algo flaqueaba, en su cerebro también. Era como si T73 le diera vida a sus sentimientos más nobles e inocentes, una parte de su personalidad que quedó dormida a muy temprana edad. Despertaba en Taehyung un instinto que no sabía diferenciar. ¿Instinto fraternal, paternal o simplemente de supervivencia?

¿Existía la posibilidad de que así como los clones recibían sus emociones, él también pudiese experimentar la de ellos así fuese en un nivel menor?

No lo sabía, pero no tenía tiempo para descubrirlo en ese momento, por eso se limitó a guardar silencio. Se acercó, acarició la cabeza del otro pelirrojo a modo de consuelo y se quedó casi petrificado cuando este, una vez más, se lanzó hacia él para abrazarlo.

— ¿Jamás podré ser libre? ¿No podré ser tu hermano gemelo?

— Cuando hablé contigo la primera vez te dije que te dejaría en libertad. ¿No es eso lo suficientemente bueno para ti?

— No sabría qué hacer con esa libertad, Tae. Nunca la tuve, mi único anhelo es poder experimentar lo que es tener una familia, pertenecer a algún lado. Quisiera saber lo que es querer o ser querido del modo en que todas esas personas te quieren a ti. Podía verlo en sus miradas, fue la mejor parte de hacerme pasar por ti. Creía que querer era lo que Bogum me enseñó a hacer, sexo. Cuando vi al Liquidador, cuando él me miró, cuando me besó y tuvimos sexo, muchas cosas cambiaron. Me costó mucho ser consciente de lo que pasaba, que lo que sentía posiblemente te pertenecía a ti, que él no sentía eso que en un comienzo fingió sentir por mí. Pero pude ver eso que llaman amor reflejado en él, no sé qué es exactamente, pero sentí que era eso.

La imagen de Jungkook teniendo sexo con T73 no era algo que quería tener en su mente. De hecho, le costaba mucho escucharlo tranquilamente, pero una parte de su persona no podía reaccionar posesiva o agresivamente contra quien estaba frente a él, luciendo un rostro idéntico al suyo.

— Solo quiero ser parte de tu familia.

— No me gustan las promesas, no puedo prometerte nada. No obstante, si todos salimos de esto con vida, eres bienvenido en mi familia. — T73 sonrió ampliamente y se lanzó a abrazarlo una vez más. — No soy fan de los abrazos. — Comentó, pero de igual modo le correspondió el abrazo esta vez.

— ¿Me darás un nombre real?

— ¿Quieres que te nombre? — Rápidamente, T73 asintió casi exageradamente, dedicándole una sonrisa cuadrada que Taehyung no pudo evitar contemplar. Dios, eran idénticos. — Pensaré en uno.

— Gracias. — Mencionó separándose de Taehyung. — ¿Has venido a algo más que una despedida? — Taehyung asintió. — ¿Qué es?

— ¿Recuerdas lo que hablamos la última vez? — T73 fue quien asintió esta vez. — Pues ha llegado la hora de que me cubras, ni siquiera Bogum puede saberlo. Él seguramente te sacará porque le diré que estaré de viaje, actuarás como siempre ante él, harás lo que te diga, pero me informarás de cada cosa. Si te necesito, me pondré en contacto contigo.

— Así lo haré, Tae. — Mencionó controlando unas extrañas ganas de llorar que ninguno de los dos esperaba o comprendía. Se hizo el silencio, T73 lloró y Taehyung se lo permitió. Lo dejó llorar algunos minutos mientras miraba su reloj, ya debía marchar, pero antes de hacerlo, lo abrazó fuertemente, sorprendiendo a un T73 que simplemente se perdió en el llanto. — No te defraudaré.

Después de ver a T73 Taehyung se dirigió a ver a Bogum. Como lo había hecho en el último tiempo, le comentó de su viaje, fingió recibir la medicación y se despidió con el mejor de los tratos para dejarlo feliz.

En otro lado de la ciudad y en un aeropuerto privado, Jungkook aguardaba mirando su reloj. Las tres horas ya habían pasado, pero Taehyung no aparecía. Dándose la vuelta, caminó hacia las escaleras del jet que lo llevaría a su destino. Tomó su teléfono e hizo algunas llamadas, sin embargo, mientras hablaba con sus hombres, vio aparecer un vehículo conocido no por su marca, sino por la forma tan caótica en la que se desplazaba. No le costó saber quién era el conductor, sonriendo complacido cuando lo vio abrir la puerta.

Con una elegancia que rozaba lo letal, Taehyung descendió del auto como una sombra viva. El brillo del sol reflejaba en su cabello rojo y cuando se retiró sus gafas de sol, también se reflejó en sus ojos intensos, mismos que observaban con agudeza el entorno. Cada paso que dio resonó con determinación en el suelo, su figura esbelta y poderosa atrayendo miradas de la tripulación incluso antes de que se acercara a Jungkook.

Le resultaba extraño que parecieran una tripulación normal. No era el estilo de Jungkook, ni siquiera cuando andaba de bajo perfil. Todo tuvo sentido cuando la muchacha que le sonreía cambió su semblante y avisó por los auriculares que el objetivo había llegado. Al parecer, las cosas no eran muy diferentes a lo que recordaba, pronto los tres tripulantes se fueron a sus posiciones, dos a pilotear el avión y otro chico a cumplir su papel de sobrecargo. Ocultó su sonrisa al ver que la mujer que pilotearía, la misma que le había sonreído, era de los Jebbies y que sería quien los llevaría a su destino. Un cambio sutil entre los hombres de Jungkook y los que manejaba Jessi.

Jungkook, recostado contra la baranda de la escalera, giró la cabeza al escuchar los pasos suaves pero firmes acercándose. No pudo evitar ladear una sonrisa de complicidad al encontrarse con la mirada intensa de Taehyung, quien se detuvo frente a él con un gesto serio pero cargado de una atracción palpable. Había querido regañarlo por la tardanza, el pelirrojo sabía mejor que nadie cuánto lo odiaba y la importancia de un minuto perdido, pero cuando lo vio delante de él, todos los reclamos que el Liquidador había preparado se resumieron en un sonoro suspiro.

— ¿Ya estás movilizando a todos tus hombres? — Taehyung preguntó, su voz profunda resonando con una mezcla de diversión y autoridad. — Me he retrasado solamente unos minutos. — Jungkook se enderezó y relajó su postura aún alerta. — Ya cálmate, Convicto. No necesitas cuidarme tanto, — respondió con una media sonrisa, sus ojos brillando con complicidad. — Puedo manejarlo solo.

— Como si eso a mí me importara. ¿Eres nuevo? — Se acercó para sostener su mandíbula con fuerza, al mismo tiempo que apretaba su trasero. — Agente, ya lo has dicho muchas... — Mordió y succionó con fuerza su labio inferior sin dejarlo libre. Soy tu hombre y, por lo tanto, siempre te estaré cuidando y vigilando en 3D. — Kim enarcó una ceja buscando liberarse para observarlo, pero Jungkook únicamente eliminó la distancia entre sus bocas para besarlo esta vez con un hambre voraz. — Dormido, despierto y donde quiera que esté yo tendré todos mis sentidos en ti.

— Siempre has sido un poco acosador y solo te lo paso porque me gustas.

— Me amas.

— Ah sí, eso también. — Fingió desinterés y se separó, no sin antes voltear a Jungkook para instarlo a subir al avión.

— ¿No piensas...? — Sus palabras se cortaron cuando al detener sus pasos y voltearse se encontró con el agente mirando su trasero. — Sabroseándotelo tan temprano.

— Yo también te sabrosearé eternamente en 3D. Muévete y camina. — Musitó antes de nalguearlo y hacer que Jungkook riera y continuara su camino. — Así me gusta, obedeciendo a tu hombre.

— Sí, sí, lo que digas, apresúrate.

Taehyung asintió, sus labios curvándose en una mueca irónica mientras evaluaba a su compañero y amante con una mezcla de orgullo y deseo. En su mundo de intrigas y peligros, cada interacción era un baile peligroso entre confianza y precaución, un juego donde la línea entre el amor y la guerra se desdibujaba constantemente. Sin embargo, volvía a sentirse aliviado y respaldado teniendo a Jungkook junto a él, dispuesto a todo tanto como lo estaba él.

— ¿Cuál es el primer destino? — Indagó una vez que se dejó caer en el asiento frente a Jungkook.

— China, aterrizaremos en Shanghai en una hora.

— Perfecto, ¿entonces cómo lo haremos? He pensado que...

— Lo haremos a mi estilo.

— ¿Por qué? — Taehyung enarcó una ceja frente a la respuesta de Jungkook porque él ya había ideado un plan en su cabeza.

— Probablemente, ya tengas tu propio plan. — El pelirrojo asintió de acuerdo. — Sin embargo, yo he tenido un poco más de tiempo para idear algo que no cause más problemas de los deseados. — El rostro del contrario seguía impasible. — No quiero decir que tus ideas no sean buenas, pero vamos, agente, los dos sabemos que eres genial en muchas cosas, menos en mantener la calma y la cabeza fría cuando estás enojado y pidiendo sangre.

— Claro, porque el Liquidador es muy diferente de mí. Yo soy quien se desquicia en dos segundos y hace cosas absurdas. Por supuesto, cómo pudo olvidarlo.

— Tae. — Sonrió y se acercó para besarlo, pero el pelirrojo se echó hacia atrás en su asiento y cerró los ojos. — ¿Desde cuándo actúas de este modo?

— Desde siempre, imbécil, pero parece que quien ha olvidado muchas cosas eres tú. — Mencionó sin abrir sus ojos. — No te preocupes, tu hombre es especialista en muchas cosas y no necesito comportarme como agente de élite para ello.

— Kim.

— Me despertaré en una hora, necesito descansar para la acción.

El vuelo tuvo una duración exacta, ni un minuto más o menos de lo acordado, lo que les permitió deliberar mentalmente su propio actuar. Mientras Jungkook sentía por primera vez en mucho tiempo haberse equivocado con el agente, el contrario también sentía que un lado suyo estaba siendo muy emocional con Jungkook. Era confuso conocerse tan bien, compartir tanto tiempo juntos y todavía tener momentos como ese. Tal vez, era una de las razones por las que su relación seguía sintiéndose tan fresca. Eso y bueno... La constante obligación y necesidad de recuperar el tiempo que continuamente les robaban.

+++

Existía una razón para la inquietud en el pecho de Park Bogum. No le había comentado a su padre sobre aquello encontrado por sus hombres tras la reunión que tuvieron junto a sus hermanos. En un comienzo quiso encargarse de todo porque no le agradaba la idea de aceptar su descuido, no cuando Jimin había vuelto a ganarse el favor de su padre. Él estuvo a cargo de la seguridad de aquel encuentro y no debió haber cometido ese error. Algunos de sus hombres aparecieron muertos dentro de sus vehículos esa noche, un trabajo demasiado limpio para haber sido hecho por cualquiera.

Lo peor era que no quedó huella o rastro alguno, casi podría jurar que había sido obra del Liquidador, pero por algún motivo, también sospechaba de Taehyung. Sus sospechas pudieron pasar desapercibidas, no obstante, esa misma noche hubo una lectura irregular en las transmisiones en tiempo real del chip neural implantado en Kim. Utilizando una tecnología avanzada basada en principios de electromagnetismo y nanomateriales que en su momento perfeccionó la agencia, había un margen muy pequeño de error. La actividad eléctrica del cerebro de Taehyung pareció estar alterada y se reflejó en su teléfono, pero fue demasiado corta para tomar acción.

Las emociones que estaban siendo registradas y transmitidas permanecían estables, por eso no dio la alarma, pero tras saber de la muerte de esos agentes, se detuvo a pensar en si tal vez, ese efímero error fue realmente eso, un error. De cualquier manera, debía verificar cuanto antes el estado real de su Taehyung.

— Debo realizar un viaje, pero quiero que para mi regreso esté todo listo — Anunció mientras acariciaba lentamente su propio mentón, pensativo y calculador. — Hay que revisarle los dispositivos a Kim y a los otros dos.

— ¿Los otros dos, señor?

— Sí, T73 ha actuado raro y, si bien es solo una sospecha, su continuo deseo por estar con Taehyung puede desatar algo. En cualquier momento debemos desacéranos de él, así que despertaremos al último clon. T74 podría necesitar terapia física antes de estar completamente funcional, lo hemos mantenido en coma demasiado tiempo.

— De acuerdo, señor. — Acató la orden uno de los agentes.

— También quiero un análisis de sangre de Kim, necesito saber el porcentaje aproximado que tiene del suero en su cuerpo.

+++

Todo se sentía como un viaje al pasado, a esos momentos en los cuales el agente Kim comenzaba a acompañar al convicto Jeon a todas sus reuniones. A decir verdad, si se ponía a analizar con detenimiento, el sentimiento que embargaba su pecho mientras entraban a aquel lugar era similar a cuando se dio cuenta de que no podía apartarse nunca más de Jungkook. Fue después de saber que él no había sido el asesino de a quien él todavía consideraba su hermana, tras haber ido a enfrentarse a BamBam y verlo aparecer como un hombre enloquecido. A ese momento en que el agua y sus caricias fueron limpiando todo rastro de suciedad. A ese instante en que regresaron a Seul más unidos que nunca, como la mancuerna perfecta que a día de hoy persistía.

Estaban rodeados por los hombres que el Liquidador tenía por esas tierras, porque por obvias razones, Taehyung no pudo hacer uso de los suyos, de los diamantes. Aunque, a decir verdad, los hombres de su hombre también eran suyos. Iban de traje, pero debajo de toda esa tela tenían sus armamentos. Quienes aguardaba por la llegada de Jungkook abrieron la puerta del vehículo, quedándose un poco confundidos al no verlo llegar acompañado de Suga o el Pirómano, sino del hombre con quien lideró los últimos años antes de que se retirara parcialmente de los negocios.

— D-Desquiciado... — Musitó uno de los sujetos de manera no tan imperceptible como él creía, ya que la mirada recibida por parte del pelinegro le dejó en claro que ellos lo habían escuchado. — Liquidador, por aquí. — Habló desviando la mirada de Taehyung, pero, en el momento que iba a cerrar nuevamente la puerta del auto, rozó sin querer al hombre que nadie se podía atrever a tocar. — ¡Lo siento!

Los hombres del Liquidador habían reaccionado rápido, mas no tanto como la mano del menor que se aferró a la de aquel sujeto con una obvia amenaza. La mirada de Taehyung era aterradora, pero no tanto como la de un Jungkook que rodeó su cadera para colocarlo delante de él. De este modo, cuidaría su espalda y evitaría casualidades fatídicas. A paso firme, ambos caminaron seguidos de sus hombres hasta llegar al último piso de aquel rascacielos, en una sala cuyos ventanales ofrecían una vista panorámica de la ciudad iluminada, del cual una huida, en caso de ser necesaria, no sería tan rápida y fácil, pero ellos lo tenía ya todo cubierto. No entrarían al monstruo sin conocerle las entrañas. No existía miedo o preocupación en ese momento. No porque confiaran ciegamente en esas personas, ninguno de los dos confiaba en nadie, pero después de mucho tiempo era reconfortante la presencia física del hombre que amaban. Cuidándose las espaldas y los frentes por igual.

Allí se reunía un grupo selecto de mafiosos chinos. En el pasado, Taehyung hubiese querido meterlos a todos tras las rejas, esos jodidos delincuentes. Debido a lo que podía considerarse una jugarreta del destino, él se había convertido en uno de ellos, quizás siempre lo fue y lo mejor, es que tenía el trasero más hermoso de todos los delincuentes solo para él. Sonrió disimuladamente, acercándose lo suficiente para apretar fugazmente el trasero de un pelinegro que lo miró amenazante. A Kim no le importaba mucho, sabía que a su hombre le gustaba pese a estar en un lugar en el que no podía dejar entrever ciertas cosas.

La atmósfera, a pesar del brillo y la elegancia del lugar, estaba cargada de tensión. Las luces brillaban con una intensidad casi cegadora, iluminando cada rincón con una claridad que contrastaba con la oscuridad de los asuntos discutidos. Los presentes mantenían una postura rígida, sus ojos evitando encontrarse entre ellos, aguardando la llegada de los dos hombres que habían sido dados por muertos.

La figura de Jungkook, segura y enigmática, proyectaba una sombra de miedo sobre todos los presentes. Sus ojos oscuros brillaban con una intensidad mortal, y su expresión era tan fría como el acero. A su lado, Taehyung caminaba con una mezcla de gracia y peligro, su mirada afilada recorriendo cada rincón de la sala con una precisión inquietante. Juntos, eran una visión de autoridad y muerte, una pareja cuyo regreso había sacudido los cimientos de un lugar que los católicos podrían llamar inframundo.

Los murmullos cesaron de inmediato cuando uno de los líderes, con un tono apenas controlado, se dirigió a ellos. Los sujetos que los recibieron, pese a saber de su llegada, seguían incrédulos. Mucho se había dicho, los rumores jamás cesaban, pero nada era seguro con esos dos. ¿Cómo era posible que en verdad siguieran vivos? Llevaban muchos años sin noticias de ellos, pero ahí estaban, tomando asiento uno al lado del otro.

— Así que están de regreso. — Taehyung dejó que una sonrisa cuadrada y cruel se formara en sus labios antes de responderle.

— Efectivamente, estamos de regreso, — espetó, su voz resonando con una calma peligrosa. — Llegamos tarde, pero seguros, a cobrar lo que nos corresponde. No habrá jamás fallas en eso.

Jungkook asintió respaldando sus palabras. En otro momento, él hubiera liderado la conversación, ya que los acuerdos se hicieron directamente con su persona en el pasado, antes de que Taehyung confiase en él. Sin embargo, todos sabían que ellos eran pareja y, si bien era un arma de doble filo el que se hablara de su regreso, aquello hacía parte de un plan mayor.

Pronto, la presencia de ellos, especial la de Taehyung, llegaría a los oídos de las ratas que ellos necesitaban que huyeran al mar. Varias de las personas que conformaban la organización del padre de los Parks estaban dispersos por todo el continente, dos de ellos ahí en China.

En un momento de silencio, un asistente de los chinos que había estado parado en una esquina del lugar se acercó con algunas carpetas que colocaron frente a la pareja. Taehyung la abrió para observarla, viendo una lista con todas las prestaciones y transacciones realizadas en los últimos cuatro años. De soslayo, el pelinegro también miró las páginas de su compañero e intercambiaron una mirada igual de silenciosa.

Uno de los líderes, un hombre mayor con una cicatriz en el rostro, fue quien finalmente rompió el silencio. — Hemos revisado las cifras, parece que la cantidad total que se debe asciende a 10 millones de dólares — comentó, intentando mantener la compostura. — Además, están las armas que prometieron entregar, incluyendo los misiles tierra-aire y los rifles de asalto.

Jungkook fue hablar, pero notó como Taehyung asentía lentamente, sus ojos destellando con una mezcla de desprecio y satisfacción. Lo conocía lo suficientemente bien como para saber que sus palabras no eran necesarias, su hombre se iba a encargar de todo correctamente.

— Diez millones de dólares es solo una fracción de lo que se nos debe, esa cantidad encierran las operaciones de los primeros dos años, pero faltan otros dos. — Su respuesta fue fría y Jungkook la respaldó con otro asentimiento. Faltaban todo lo generado desde el momento en el cual fueron atacados en Madagascar y él descuidó un poco ciertos arreglos por estar centrado en la búsqueda de su tesoro más preciado. — Y en cuanto a las armas, aseguraremos que sean entregadas según lo acordado, pero no olvidemos los términos adicionales. Queremos acceso completo a las rutas de contrabando del sudeste asiático que ahora están controlando gracias a nuestro período de ausencia. Han hecho un buen trabajo, pero los dueños no desaparecieron, estamos aquí.

Otro de los sujetos, un hombre robusto con tatuajes en los brazos y cabeza brillante por la ausencia de cabello, se inclinó hacia adelante. — Eso es un asunto delicado, Kim. Esas rutas están bien protegidas, los socios siempre cambian o crecen y no es fácil compartirlas después de tanto tiempo.

Al escuchar esto, el semblante de Taehyung se tensó, su mano quería acariciar su pistola un segundo solamente en donde pudiese apretar su gatillo para dispararle a la frente a ese pendejo. Como todo, a nadie le gustaba perder, después de tanto poder, era claro que no iban a querer cederlo tan fácilmente. Iba a hablar, pero una mano acarició su muslo y Jungkook intervino, su voz firme y autoritaria.

— Parece que hay una confusión o todos están presentando problemas auditivos tras escuchar las palabras de mi pareja y socio. No estamos aquí para negociar. Esas rutas nos pertenecen por derecho. Las establecimos y les ayudamos a liderarlas, ahora exigimos nuestra parte. Si no cooperan...— Musitó esas últimas palabras sin mover un músculo de su cuerpo a excepción de su lengua para hablar. — Se enfrentarán a consecuencias graves que estoy seguro quieren evitar.

El hombre robusto tragó saliva, claramente nervioso. — Entendemos la seriedad de su demanda. Pero necesitamos garantías. No podemos simplemente entregarles todo sin asegurarnos de que nuestras operaciones no se vean comprometidas.

— Las garantías serán nuestras acciones. — Taehyung se recostó en su silla, su mirada afilada como una cuchilla que buscaban desquiciarse y lanzarse a una diana, a sus corazones para hacerlos sangrar. — Cumpliremos nuestras promesas y ustedes cumplirán las suyas. Ya hemos esperado suficiente. El tiempo de las palabras ha terminado. — Otro líder, más joven y claramente intimidado, pero con cierto fuego en su mirar habló con voz temblorosa.

— ¿Y qué hay de los pagos mensuales? — Preguntó mientras miraba a Taehyung, logrando que el pelinegro enarcara levemente su ceja izquierda. Había descifrado su mirar y no era lo que en un principio creyó. Quiso reírse de la molestia, notando que ese tipo tenía un interés lascivo por su hombre. — Hemos tenido problemas con algunos de nuestros proveedores y necesitamos asegurarnos de que esto no afecte nuestras finanzas.

El sujeto seguía mirando a Taehyung, relamiéndose los labios en el proceso. Jungkook sonrió, una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

— Los pagos se realizarán como se ha acordado. No habrá retrasos ni excusas, nunca lo ha habido. No estuvimos activos del modo en que solíamos estarlo, pero nuestros pagos no fallaron ni una sola vez. ¿Me equivoco? Ustedes siguen recibiendo sus ganancias y nosotros obtenemos lo que se nos debe. Es simple.

— De acuerdo, entonces yo los guiaré. — Comentó el mismo sujeto haciendo que Jungkook desviase la mirada por un segundo hacia un Taehyung que también había captado el interés en los ojos de ese hombre y le sonreía casi coqueto.

¿Quería morir?

Jungkook ladeó la cabeza y soltó una imperceptible exhalación mientras hacía que su lengua jugueteara con el interior de su mejilla para calmarse. ¿Por qué demonios estaba tan molesto por una tontería así?

La reunión continuó con detalles adicionales sobre los armamentos, las rutas y los pagos. Cuando finalmente se levantaron para irse, Zhang Yixing, el más joven de los líderes chinos reunidos ahí, se mostraba serio guiándoles el camino. Sin embargo, mientras Jungkook hablaba unas últimas palabras con alguien más, Yixing le extendía la mano a Taehyung para una despedida demasiado larga. A esto le siguió un acercamiento innecesario al pelirrojo. Había dado un paso en falso y esto le costó que chocase contra un Liquidador que se metió en medio de ambos, golpeó la nariz del chino con su codo, para con su otra mano agarrarlo de cuello con fuerza e incrustarlo contra la pared del pasillo. Al segundo siguiente, Jungkook tenía su arma pegada a la frente de Yixing.
— Estuve muchos años sin morderles el trasero, dejándoles ser más libres de lo que merecen y eso parece haberte hecho olvidar la puta regla más importante de todas. — Gruñó presionando con más fuerza no solo su cuello, sino el cañón de su pistola también, como si quisiera fusionarla con los sesos del contrario. — Lo mío no se toca, cabrón. — Taehyung mordió y escondió ambos labios procurando esconder la sonrisa que amenazaba con aflorar. — En tu puta y cochina vida vuelvas a poner siquiera los ojos en él.

Jungkook lo soltó, dejándolo caer al suelo, mirando a los mayores que comenzaban a unírseles. Con una tácita mirada, les dejó claro que aquella falta debía cobrarse, se estaba metiendo abiertamente con la pareja de uno de sus socios y superiores, no lo iba a dejar pasar. Tanto el sujeto de la cicatriz en la cara como el calvo, asintieron y desviaron su mirada, aceptando el cobro. Sin más, Jungkook quitó el seguro de su arma, tomó la mano del sujeto y le disparó en ella como reprimenda.

— No se toca. — Fue lo último que dijo, indicándole con semblante estoico a Taehyung que comenzara a caminar. — No es momento para provocaciones.

Habían llegado al vehículo, pero el ceño de Jungkook seguía fruncido. Taehyung se sentó a su lado, pero pronto se giró en su propio asiento para ir a sentarse a su regazo. Sus rodillas, cada una a un lado de los muslos de Jungkook le daban la firmeza necesaria para mantener estable en aquel sitio. El chofer volvió a descender del auto y Jungkook se liberó de las manos de Taehyung que buscaban agarrar su mandíbula.

— ¿Celocito, convicto?

— ¿Crees que esto es un puto juego? Le permitiste acercarse a ti cuando sabías que estaba coqueteándote, le correspondiste.

— Ya estaba aburrido, con tensión y nostálgico. Quería ver a mi macho así de celoso dado que siempre parezco ser yo el loco. — Se reía sabiendo que Jungkook todavía estaba molesto. — Al final mi culo y pene son tuyos, convicto. ¿No fue divertido?

— No.

— Mentiroso, si no te divertiste en ese momento, definitivamente te estás divirtiendo ahora, mira lo duro que estás. — Jungkook resopló, levantó su mirada para encontrarse con la del mayor. — Con cuidadito. — Se carcajeó Taehyung al sentir como los dedos del Liquidador se afianzaban a su cuero cabelludo y tiraba de él. — Eso duele. — Sus palabras y su rostro divertido no iban de la mano.

Jungkook no le respondió, en cambio, con su mano libre se dedicó a desabrocharse su pantalón. No necesitaba palabras para ordenarle al mayor que siguiera su ejemplo, aun con su cabello siendo tirado con fuerza, en la incomodidad del vehículo, se las arregló para bajarse los pantalones lo suficiente como para acomodarse sobre el regazo del Liquidador una vez más.

La mano libre de Jungkook se llenó de saliva, luego se dirigió a la entrada del agente que sonreía hasta que sintió la intrusión en su interior. Iba a quejarse, mas Jungkook guió con fuerza su cabeza para fundirse en un beso desordenado y furioso. Él mismo volvió a romper el beso, finalmente liberó sus hebras para poder utilizar esa mano en algo más. La escupió como hizo con su compañera momentos antes, únicamente para acariciar su propio miembro. Con manos todavía húmedas, tiró de Taehyung por su cintura, obligándolo a sentarse sobre esa erguida estaca que lo atravesó con dificultad.

— Mierda, no me preparaste una mierda, convicto hijo de puta. — Masculló Taehyung sintiendo el borde de su entrada arder y sus paredes ceder a regañadientes.

— No lloriquees, agente.

— Imbécil. — Contestó Taehyung lanzándole un golpe que Jungkook esquivó. Por un momento se quedaron quietos, dándole tiempo para que se acostumbrara, aun sabiendo que la saliva se secaba demasiado rápido y no era el mejor lubricante. — ¿Así que te molestó verme coquetear con otro hombre, Jungkook? — Taehyung, con una sonrisa juguetona, rompió el silencio primero.— ¿Te hizo sentir inseguro? — Su voz era suave, pero sus palabras estaban llenas de provocación. — ¿Desde cuándo mi Liquidador es tan sensible? No pareces tensarte igual cuando andas follándote al tallo disecado.

— No lo traigas a colación porque él es por una causa, pero tú solo amas joderme. Tampoco se trata de inseguridad, a fin de cuentas, nos pertenecemos. Se trata de recordar quién es el dueño aquí porque pareces haberlo olvidado. — Su tono era bajo y amenazante, cada palabra un aviso.

— ¿Dueño? ¿En qué puto sueño, convicto? — Se rio, inclinándose para morder su labio inferior, luego su cuello. No fue la mejor decisión porque esto provocó que el menor se moviera y su culo recibiera las consecuencias. — A estas alturas, después de tantos años... ¿De verdad crees que puedes controlarme tan fácilmente? Tal vez debería coquetear más a menudo, solo para ver cómo reaccionas. — Jungkook cerró la distancia entre ellos, su aliento caliente contra la piel de Taehyung.

— Sigues provocándome, Agente, y no me estás dejando otra opción que callarte. — Taehyung soltó una risa baja, desafiando aún más a Jungkook. Ya no quedaba incomodidad o molestia, volvían a ser ellos dos, aunque si lo pensaban bien, jamás dejaron de serlo. Amaban molestarse hasta el extremo.

— ¿Callarme? ¿Y cómo piensas hacer eso? ¿Con otra de tus amenazas vacías?

Sin decir una palabra más, Jungkook tiró de él contra el asiento y su propio miembro, sus manos firmes sujetando las caderas del pelirrojo.

— No son amenazas vacías. Deberías saberlo mejor que nadie. — Taehyung, lejos de asustarse, se retorció ligeramente, comenzando a disfrutar del estiramiento, del contacto y de la situación.

— Hazlo entonces, convicto. Demuéstrame que puedes controlarme.— Jungkook miró a Taehyung con ojos ardientes, la diversión y el deseo mezclándose sin control.

— No me provoques, Taehyung. Sabes que no me detendré hasta que te hayas rendido completamente. — Taehyung le sostuvo la mirada, un brillo desafiante en sus ojos.

— Entonces, ¿a qué esperas? Calla de una vez y demuestra quién manda aquí por unos minutos, porque estás hablando más de lo que estás haciendo.

— ¿Te he dicho alguna vez que eres una basurita desquiciada e infame? — Los dos se carcajearon, entrelazando sus lenguas casi con desespero, pero diversión.

Se habían olvidado del lugar en el cual estaban, de los hombres que lo cuidaban, de lo que acababa de pasar, de todo lo que pasaría en el futuro. En ese instante volvían a ser solo ellos dos.

La saliva podría haberse secado, pero sus erecciones seguían intactas y estas sí que estaban húmedas. Taehyung se elevó varios centímetros para permitirle a Jungkook retirarse de su interior por un momento. Lo sintió masturbarse muy brevemente, lo suficiente para crear más pre-semen y llevarla a su borde. La frotó sin pudor, moviendo su glande de manera circular para mojarlo hasta que volvió a enganchar su cabeza con el anillo de carne que lo apretaba.

Al convicto le encantaba observar esa expresión desafiante irse transformando en un deleite embriagador. Bromeó, lo provocó hasta que Taehyung intentó tomar el mando, pero esto llevó a un leve forcejeo que culminó con Jungkook inmovilizando las muñecas ajenas contra el espaldar. Esta posición dejaba el pecho de Taehyung a su merced, los pocos botones desabrochados le daban cobertura para hacerse con sus pezones mientras toda la anchura y extensión de su miembro volvía a abrirse paso en su interior.

Jungkook suspiró desde que pudo sentir su cabeza ir rozando los pliegues de su entrada, la calidez y estrechez de ese túnel que lo llevaba a la perdición.

— Maldito agente. Me encantaría hacerte el amor tontamente hasta que ninguno pueda más, pero no es el momento. Así que sostente y ayúdame aquí para que esto sea rápido.

— Como mande mi convicto.

Con movimientos restringidos por el espacio, con gemidos amortiguados por sus labios y sonidos contenidos por el vehículo, ambos se movían en busca del cuerpo contrario. El interior del auto se llenó de un calor palpable mientras Jungkook y Taehyung se sumergían en su deseo. El pelinegro no perdió tiempo en demostrar su dominio, sus manos recorriendo el cuerpo de Taehyung con una mezcla de firmeza y ternura. El pelirrojo respondió con la misma intensidad, sus movimientos provocativos incitando aún más a Jungkook.

Sus cuerpos se movieron al unísono, cada toque y caricia creando una sinfonía de placer que resonaba en el pequeño espacio. Sus respiraciones se entrelazaron, creando un ritmo propio que aumentaba con cada segundo. Las provocaciones iniciales se transformaron en susurros apasionados, palabras que solo ellos entendían.

— Siempre te sientes tan bien. — Musitó Jungkook contra sus labios. — Maldición agente.

— Tu agente, no lo olvides.

El tiempo parecía detenerse mientras se perdían el uno en el otro, olvidando todo lo que no fuera su conexión. La energía entre ellos era eléctrica, cada momento una promesa de algo más profundo y significativo.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, ambos se encontraron al borde del agotamiento. Sus cuerpos se relajaron y el frenético ritmo se desaceleró hasta detenerse mientras se derramaban, Jungkook llenando el trasero de su agente y este último, con toda la intención, bombeaba su miembro para que todo el semen se pegara a la camisa del pelinegro que lo miraba con una mueca en su rostro. Jungkook dejó escapar un suspiro, recostándose contra el asiento mientras reía y veía a Taehyung hacer lo mismo, su respiración volviendo lentamente a la normalidad.

— Siempre sabes cómo provocar una tormenta, — murmuró Jungkook, su voz suave pero cargada de satisfacción.

— Y tú siempre sabes cómo calmarla. Necesitamos un cambio de ropas, así que mejor apresurémonos.

— Tenemos que prepararnos. Hay mucho por hacer.  — Taehyung asintió, enderezándose también. — Sí, el próximo destino nos espera.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que nos leímos por última vez? Espero que se encuentren saludables.

¿Qué les pareció el capítulo? "SPOILER" Conteo regresivo para varias muertes...

LORED

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