Capítulo 8

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Todos corrían a sus vehículos una vez aterrizado en Corea del Sur. Por ellos, Jeon Younghee aguardaba resguardada por los hombres de su hijo. Monitoreando constantemente los radares desde su posición, solo cuando los vio a todos sanos y salvos, cerró la laptop que yacía sobre el capó del carro para caminar hacia Jungkook. El menor rodeó su cuerpo para corresponderle, pero su mente en verdad no estaba ahí y su estado mental no le permitía sentirse mal por el hecho de que en esos momentos su madre estuviera tan preocupada por él.

No obstante, ella comprendía, podía leer las señales que tan claramente frente a ella se manifestaban. Por eso, se separó lentamente del pelinegro al que había dado a luz, dándole una palmada en sus hombros para luego girarse hacia su esposo y atraerlo para un beso corto.

— ¡Movimiento! — Exclamaba el padre de Jungkook girando su mano para que todos agilizaran el paso.

Sin embargo, su cabeza continuaba maquinando, pensando tanto como su hijo. Él era un perro viejo, pero conocía las mañas. Mantenerse invisible, escapárseles por tanto tiempo a tantos gobiernos, no fue tarea fácil, todos los años que estuvo como agente activo tampoco, todo le dejó enseñanzas que desde muy corta edad, siempre ha intentado traspasarle a su hijo para que pudiera lidiar con todo.

Prefirió que lo sufriera con él que cuidaría siempre sus límites, a que cayera en manos de otras personas que no lo entrenarían, acabarían con él porque para las organizaciones y gobiernos, era un número más. Lo podrían haberlo matado, pero no fue así porque su hijo, no es descartable, no es cualquier persona. Sentándose en el asiento del pasajero, pasó a mirarlo, preguntándose si bajo esas circunstancias sus sentidos no se estaban agudizando.

— Jungkook...

— Papá... — Los dos hablaron a la misma vez, el mayor sonrió frente a esto cediéndole la palabra porque veía la respuesta a su anterior pregunta reflejada en su mirada. — Da la orden para que se desvíen, no podemos ir a la zona de los almacenes ahora mismo sin importar la vía que tomemos. Estoy seguro de que has pensado lo mismo que yo.

— Estoy seguro de que ellos en estos momentos deben saber que al menos vistes el video de Taehyung, que te reuniste con ese agente aunque bueno, no creo que haya podido hablar mucho. Al no ser que estuvieran monitoreando tu conversación, esa bala bañada en VX, lo mataría segundos más tarde sin importar en dónde impactara.

— ¿VX? ¿Eso fue lo que le agregaste a las balas?

— Aprendí que por muy precisos que seamos, un tiro puede fallar, otros, aunque impacten en el lugar correcto, no siempre matan al instante y luego aparecen sorpresas resucitadas. A lo que disparamos, es para que muera, si se saca un arma...

— Es para disparar. — Culminó la frase Jungkook, encontrándose con la mirada de su madre por el retrovisor en el momento que esta terminaba de avisar que había cambio de planes. — No obstante, creí que nunca fue utilizado oficialmente.

— Nada de lo que maneja los gobiernos son utilizados y expuestos oficialmente. Son como magos que jamás revelarán todos sus trucos, si te dicen uno, es porque tienen tres más guardados. — El menor le dio la razón, pensando a la mayor velocidad posible.

VX, un compuesto sintético, un agente nervioso que se desarrolló para ser empleado como arma química. Aunque existen rumores de que fue utilizado en la guerra entre Irán e Irak en los años ochenta, no se muestra oficialmente. Fue considerada un arma de destrucción masiva y tanto su producción como almacenamiento, fue prohibido en la convención sobre Armas Químicas en 1993. No obstante, esa y otras tantas seguían siendo utilizadas, pocos testigos para hablar sobre ello. Los Jeon, lamentablemente fueron uno de esos testigos.

Ya sabían que al menos él estaba vivo, cuando miraran la causa de muerte y vieran que se trataba de la supresión de la actividad de la acelticolina, esa encima necesaria para el proceso de transmisión de mensajes entre las neuronas, se darían cuenta de que las contracciones musculares se salieron de control y que ese agente, terminó muerto por asfixia, no por el balazo en su pierna. Esto los llevaría al VX y de paso a él o a su hijo que era el único que en algún momento dado, podría haber dado con la información.

Jungkook era de armas, combate físico u otro tipo de tácticas un tanto más sanguinarias dado el momento. Si tuviera que elegir un veneno, él hubiese escogido la Toxina botulínica o Batracotoxina, se podían adquirid de manera natural por bacterias en la tierra o con una de esas mortales ranas. Los químicos no era algo que a él se le diera muy bien, no heredó o aprendió eso de sus padres, solo lo básico.

— ¿Puedes bañar nuestras municiones en eso? — Preguntó mirando a su padre de soslayo.

— Solo una pequeña parte, sería bueno ahorrarlas.

— ¿Cuánto tardarías en hacerlo?

— Entre tu madre y yo lo tendríamos listo para mañana en la tarde. — Jungkook negó, el tiempo era valioso. — ¿En la mañana o madrugada? Es lo máximo que podríamos lograr.

— Me sirve que sea para la madrugada o mañana. — Asintió cambiando de carril. — Estoy seguro de que, ellos deben estar esperando por nosotros, están usando a Taehyung como queso en ratonera para atraernos y deben estar cubriendo todas las zonas previsibles. Esto significa que no entraremos a la ratonera, haremos salir a las ratas. — Mencionaba bajo la atenta mirada de sus orgullosos padres. — Le daré de baja a todos sus hombres, deben tener no menos de tres anillos de seguridad, y unos cinco almacenes atestados de hombres que servirían para respaldarlos. Si los eliminamos todo y los dejamos sin refuerzos inmediatos, tendremos mayor ventaja. Cabe la posibilidad que se reagrupen y, procurando protegerlo, nos muestren el lugar exacto en donde se encuentra Taehyung. Aunque nos esperen y vean llegar, no podrán detenernos. — Musitó afianzando su agarre, tensando su mandíbula. — Nadie podrá detenerme.

— Lo que propones será algo sangriento. — Mencionó su madre algo preocupada al ver en su hijo aquello que muchos atestiguaron años atrás, pero de lo que ella solo escuchó. — Muchos hombres morirán.

Lo vio entrenar, transformarse, pero nunca vio al Liquidador y, esa mirada en sus ojos, realmente se lo mostraba. Min Yoongi y Namjoon no bromeaban cuando dijeron que era más que visible su cambio con solo mirar sus ojos. Quienes lo conocían, podían ver cuándo era Jungkook y cuándo se trataba del Liquidador, esa leyenda viviente.

— Lo sé y no me importa, la vida de mi hombre, vale más que la de todos esos cabrones. Seré más sangriento y peligroso de lo que se imaginan, no tendré misericordia ni siquiera de aquellos que están cumpliendo órdenes. Absolutamente todos los envueltos en esto que nos hicieron, lo pagarán con sus vidas, no acepto otro pago en cambio. — Su voz era baja, calma. — Siento mucho si este no es el hijo que soñaste ver, mamá. Si no me puedes apoyar, pero no piensa cambiar mi forma de pensar o actuar, no cuando me quitaron lo más valioso que tuve en mi vida, lo que me dio deseos de vivir cuando incluso ustedes estaban muertos para mí.

— No me atrevería a exigirte un cambio o esperar algo diferente de tu parte, después de todo, tu padre y yo tampoco somos perfectos, hemos hecho y desecho, también eliminado a más de uno que nos han puesto en peligro a nosotros tres. Solo estoy preocupada, no quiero que te pierdas, que regreses por completo a ser ese hombre que según sus anécdotas, ni siquiera hablaba. Tú no eres un monstruo, has sido entrenado para sobrevivir en el mundo real y no ese manufacturado para los pueblos, sin embargo, la línea a cruzar puede ser muy fina y cuesta regresar incluso cuando todo se arregla.

— El condescendiente y benévolo Jeon Jungkook, no puede enfrentarlos por las buenas, mucho menos de manera legal. Para cabrones, hace falta el cabrón mayor y es, es el Liquidador. — Dicho esto, aceleró un poco más, como si tácitamente hubiese dado por terminada la conversación.

Los esposos intercambiaron miradas por el retrovisor, Younghee incluso se acercó para acariciar su brazo por el costado de su asiento, mas ninguno dijo nada. Estaban preocupados, pero si se trataba del bienestar físico, emocional y mental de su hijo, este nada más tenía que señalarles un objetivo, ellos lo derrumbarían sin demasiadas preguntas. Confiaban en él, en sus decisiones, en su persona.

+++

No era la primera vez que se encontraba en una situación similar, apresado, sin aparente salida y herido. Dolía el disparo que recibió en el hombro en aquel puente, la herida de su pierna fue menor, pero quizás debido a todo lo sucedido desde entonces y la posición en la que se encontraba en ese momento, pues estaba sintiéndose un poco más débil de lo deseado. Quizás por eso, no era tan difícil pretender que estaba inconsciente.

Sus piernas, aunque sueltas ahora, no llegaban al suelo. Se encontraba suspendido en el aire con todo el peso de su cuerpo sobre sus manos. Si cerraba sus ojos por un momento, incluso podía escuchar el sonido de un Cooky juguetón que disfrutaba de sus entrenamientos cuando él lo acompañaba a los árboles. Cuando Jungkook y él saltaban de un lado a otro con cuidado, muchas veces adquiriendo frutas que tan deliciosas se sentían.

No solo era su sabor, era el ambiente en que se disfrutaba que hacía que todo se sintiera mil veces mejor. El sol que los calentaba, tan diferente a la frialdad que lo estaba azotando en ese momento. El sonido del viento también era diferente, vivió una vida que podía haber sido catalogada como perfecta hasta que esos infelices decidieron interrumpirla.

Centrado, escuchaba como los hombres en el exterior se preparaban para cambiar de turno. Si eran tan metódicos como siempre, significaba que no harían un cambio general a la misma vez para que siempre hubiese alguien vigilándolo por algún lado. No obstante, se cambiarían aquellos que controlaban las cámaras primero, luego, quienes cubrían la puerta con un margen de no más de cinco minutos. Entonces, eso significaba que, justo en ese instante, comenzaba el cambio de guarda frente a los monitores.

Inhalando profundamente, calmó su ansiedad o cualquier cosa que estuviera afectándolo a él o a su cerebro. Dejaría su mente relativamente en blanco para poder olvidarse del dolor y todo lo demás, precisaba salir de allí.

Concentrando toda la fuerza de su cuerpo en sus hombros y brazos, impulsó sus piernas hacia arriba, cruzándolas sobre la cuerda de manera que pudiera sostenerse con estas, quedando totalmente de cabeza. Perdería tiempo si procuraba liberar sus manos de un nudo casi imposible de quitar de ese modo, pero sí podía zafarse del gancho suspendido que lo sostenía.

Fue casi un minuto que se tornó eterno, pero cuando logró quitarlo, casi sonrió por ese trabajo de amateur realizado por agentes, como si se hubieran saltado las clases básicas. Cayó al suelo, sin hacer bulla corrió con sus manos atadas sin dejar que las cámaras lo divisaran. Sus oídos se mantenían atentos a cualquier ruido en el exterior, mirando a su alrededor. El momento de atacar sería justamente cuando se cerrara el cambio de turno porque no estarían alertas. Una vez que entraran para asegurarse de que se encontrara en el mismo sitio, lo derribaría, matándolo sin disparar para no ponerlos alerta. Se haría con su arma y ese era el comienzo de su huida a pesar de que seguía sin saber en dónde se encontraba.

Sus cálculos fueron precisos y todo ocurrió tal cual Taehyung lo predijo en su mente. Logró derribar sin disparar al agente que se adentró para verificar su presencia, se hizo con sus armas y cuidadosamente, se dirigió a la puerta por la que observó a los alrededores maldiciendo. Solamente custodiando la entrada había dos hombres más, frente a ellos, junto a otro almacén, no menos de cinco por lo que podía ver en esa rendija. Desconocía cuántos quedaban cerca de allí, en nada entrarían a controlar por qué tardaba tanto y estaría jodido.

Mirando a aquel hombre al que revisaba y que segundos antes había matado, comprendía una vez más algo que ignoró cuando se unió al lado de la ley y aprendió en el camino, confirmándolo juntos al Liquidador cuando sus caminos se cruzaron, ellos no eran más que daños colaterales descartables. No le importaban a nadie porque la mayoría ni siquiera familia tenía, pocos contaban con lo que él creyó desdicha y terminó siendo una bendición.

Le quedaba su hermano y sobrino, tenía un hombre que literalmente daba la vida por él. Tenía personas que llegaron por casualidad o decisión a su vida, esas que ahora podía llamar amigos aunque ese siguiera siendo un sentimiento nuevo y desconocido para él. Tenía muchas razones por las cuales luchar para salir de ahí.

Cerrando sus ojos por un segundo, pensó en Jungkook, en esa melena negra en la que siempre perdía sus dedos para atraerlo. Su convicto, su hombre aguardaba por él e iría a su encuentro sin importar qué. Tomando el teléfono del hombre caído, entró utilizando sus huellas y la clave general que muy pocos conocían, una clave maestra que le permitió enlazar todos los dispositivos a su alrededor para llamarlos a un lugar en específico. No irían todos, sabía que no lo dejarían sin custodia, pero el número se reduciría drásticamente.

Tuvo que utilizar las armas incautadas, comenzando por los cuchillos para atacar a los otros agentes más cercanos con gran sigilo. La primera puñalada fue para el cuello de un sujeto al que agarró para que no hiciera demasiado ruido, no obstante, su acompañante se giró, provocando que Taehyung le lanzara desde su posición un cuchillo a su cuello que no le dio tiempo esquivar. Soltando a uno, se lanzó para agarrar al otro.

Si se iba al norte, lo más probable sería que lo alcanzaran, si se iba al sur, había un gran lago y esta parecía ser su mejor opción, solo que así quedaba demasiado descubierto si no iba por debajo del agua. Sin mucho tiempo para analizar, se escabulló con cuidado, manteniéndose alerta, no faltaba mucho para que notaran la falsa emergencia y luego se encontraran los cadáveres que él había derribado.

Fue cuando estaba cerca del lago que notó algunos vehículos estacionados, notando por sus matrículas que estos eran de Corea del Sur, estaba en su país después de todo. Al tomar el celular del agente no pudo darse cuenta porque la red de ellos siempre era la misma, una que nada tenía que ver con el país en donde se encontraran aunque se nutrieran de las comunicaciones del sitio.

Sin poderlo evitar, una cuadrada sonrisa se apropió de su rostro, haciéndolo ir hacia uno de los automóviles. Parecía un ladrón de poca monta, con la única diferencia que, a pesar de robar, no se consideraba un ladrón y quien lo fuera, jamás tendría la agilidad o astucia necesaria para hacerse con un vehículo perteneciente a la NIS. Con unas comisuras renuentes a descender, terminó de subirse, echando a andar justo antes de que comenzaran a dispararle.

— No me alcanzarán, hijos de sus rocas lisas. — Dijo aquel sin sentido con una sonrisa mucho más amplia. — Ahí voy, mi convicto.

¿Cómo han estado? Yo estoy muy complicada y ocupada, pero quería pasar por aquí pasa al menos sacar este capítulo. Como verán, es un poco más corto de lo acostumbrado y eso se debe a que está incompleto, planeé más, pero dado a que no sé cuándo precisamente me podré sentar a escribir, pues simplemente lo saqué. Espero que a pesar de todo, haya sido de su agrado. ¡Nos leemos pronto!

LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro