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"Mamá"

(No seas un lector fantasma y deja tu voto)

Eliza estaba terminando de prepararse para ir a la escuela cuando recibió una llamada. Frunciendo el ceño, la chica se acercó al escritorio donde reposaba el dispositivo, ¿quién me llama a estas horas? Se preguntó cuando llegó al objeto. Una sonrisa se formó en sus labios cuando vio quién era.

- Buenos días doctor Carlos.- murmuró sonriendo mientras respondía.

Casi podía imaginar la sonrisa del doctor en ese momento.

- Buenos días, Liz. - Eliza sintió una extraña calidez al escuchar la voz ronca y melodiosa llamándola por su apodo.

No podía recordar una sola vez en la que Caslisle no se hubiera referido a ella por su nombre o por su Señorita. De todos modos, no importa cómo la llamara, su voz siempre causaba ciertas sensaciones.

- ¿Estás bien? - preguntó Cullen al notar el silencio al otro lado de la línea.

Eliza sacudió la cabeza y recobró el sentido. ¿Llegaría el día en que la voz de este hombre no la afectara tanto? Sinceramente, esperaba que no.

- Por supuesto que estoy bien. - susurró rápidamente. - ¿Y tú? Confieso que es un poco extraño recibir una llamada tuya, especialmente a esta hora.

Lo escuchó reír al otro lado.

- Confieso que tampoco estoy del todo acostumbrado. - confió Carlisle, antes de continuar. -¿Quería saber si podrías venir a verme al hospital más tarde?

Liza sonrió, un pensamiento travieso bailando en su fértil mente.

- ¿Quiere continuar donde lo dejamos, doctor? - murmuró, su tono rezumaba malicia. Swan podía imaginar perfectamente la expresión de asombro y vergüenza de Carlisle en ese momento.

- Eliza... - Carlisle pronunció su nombre en tono de advertencia. - Sólo quería hablar, y bueno, no creo que sea buena idea ir a tu casa todavía.

La expresión de Eliza cambió por completo, al igual que su tono. En eso tenía toda la razón.

- Estoy de acuerdo. - respondió rápidamente la chica. Escuchó a Bella llamándola desde abajo y gritó que bajaría antes de volver a mirar su teléfono celular. - ¿Entonces nos vemos luego? Tengo que irme antes de que Bells venga a levantarme del pelo.

- Por supuesto. - murmuró Carlisle riendo. - Te veré más tarde. Que tengas un buen día, Liz. - Eliza sonrió tontamente, apreciando el apodo y deseando que él la llamara así más seguido, y preferiblemente, en persona.

Cuando Swan terminó de despedirse del Doctor, bajó a la cocina, tomó una manzana antes de irse a la escuela con su sobrina Isabella.

Afortunadamente, lograron llegar a la escuela antes de que llegaran muy tarde y cada una fue a sus respectivas clases, encontrándose nuevamente en el pasillo unas clases más tarde, junto con Tessa.

- En serio Bella, no te imaginas cuánto se alquilaron estas orejas de aquí con el tema de "Doctor Guapo". - Tessa le habló a Bella con la evidente intención de molestar a Eliza, quien caminaba entre las dos.

La Swan mayor le mostró el dedo medio a su mejor amiga y luego hizo un puchero fingiendo estar molesta.

Tessa y Bella se rieron de la actitud infantil de la niña.

- ¡Chicas! ¡Ey! Realmente te estaba buscando. - Eliza parpadeó aturdida cuando Alice se acercó a las tres con un chico gigante a su lado.

- ¿De verdad? ¿Para qué? - preguntó Eliza con una mezcla de confusión y curiosidad.

- En realidad, es más una cosa entre Tessa, Bella y yo. - murmuró Alice con una sonrisa culpable.

Eliza entrecerró los ojos hacia las tres chicas, mientras Alice y Tessa intercambiaban miradas sospechosas, Bella parecía tan confundida como Liza, pero la expresión de la joven Swan cambió cuando Tessa le susurró algo al oído y luego dijo en voz alta:

- Ese trabajo, Bella, que la profesora dio en grupo. - añadió casualmente, todavía sin convencer a Eliza.

No tan discretamente, Alice miró a su hermano, quien sólo entonces pareció entender que esa era su señal.

Eliza sintió unos brazos fuertes y pesados que le rodeaban los hombros. Sorprendida, miró hacia su lado izquierdo viendo la enorme sonrisa de Emmett Cullen, que se parecía mucho a la de un niño pequeño travieso.

- ¿Qué tal almorzar conmigo y con mis hermanos hoy? - cuestionó, y sin esperar realmente una respuesta de Swan, comenzó a caminar en dirección opuesta a Alice, Tessa y Bella.

Aún sin mucha reacción, Liza miró hacia donde las chicas la saludaban con más que sonrisas sospechosas, luego su mirada se volvió hacia el chico grande que estaba a su lado.

- Primero, esto es muy sospechoso. - aclaró Eliza, entrecerrando los ojos hacia Cullen, luego su expresión cambió a ofendida. - Y en segundo lugar, ¡no soy fácil de convencer! ¡Eres un proyecto de vestidor! - señaló la joven y contrario a la reacción que esperaba, lo único que pudo escuchar fue la risa fuerte y llamativa de Emmett.

Ella gimió, lamentándose internamente cuando los pocos ojos que aún no estaban vueltos hacia ella los alcanzaron, con curiosidad.

Ya sabían que Eliza Swan se llevaba bien con todos, e incluso habían notado las interacciones de la joven con Alice Cullen, pero verla caminando con Emmett Cullen como si fueran mejores amigos de la infancia, oh, eso era nuevo.

De manera dramática y teatral, Emmett se llevó la mano al pecho, fingiendo un dolor inexistente. Swan podría haberse enamorado de su acto si sus ojos no hubieran traicionado la diversión detrás de toda esa dramatización.

Los dos no habían tenido la oportunidad de conocerse mejor o intercambiar presentaciones oficiales, para luego iniciar una posible amistad, sin embargo, eso parecía completamente innecesario cuando ambos parecían conocerse tan bien y parecerse tanto, después de todo había mucho de familiaridad entre ellos. Algo que extrañamente la hacía sentir cómoda, segura y cómoda a su lado.

- Vaya, mamá, no sabía que podías ser tan mala. - se rió Eliza, descuidadamente, pero se detuvo, estática en medio del pasillo cuando la comprensión de sus palabras la golpeó.

¿Mami? ¿Pero de qué está hablando este tipo?

- Cómo me llamaste? - la mirada que le envió Eliza lo asustaría si no supiera que era perfectamente capaz de protegerse de un humano, incluso si ese humano fuera alguien como Eliza Swan, y extrañamente lucía tan aterradora cuando estaba enojada.

En ese momento Emmett estaba seguro de que Eliza sería un vampiro extremadamente fuerte y amenazante si se transformaba en el futuro y no podía esperar por ese momento.

- Estoy bastante seguro de que escuché a Carlisle ensayar su propuesta en casa esta mañana. - soltó al vampiro, esperando la reacción de la chica.

Eliza sonrió, medio tonta, medio incrédula.

- ¿Es enserio? - Eliza lo miró con recelo bajando considerablemente la voz, de manera cómplice. - Como, soy muy joven para casarme y tal, y ser madrastra de tantos adolescentes, pero... - dejó de hablar cuando notó el esfuerzo que hacía Cullen por no estallar en carcajadas.

Alejándose de los enormes brazos de Emmett, ella lo miró, genuinamente ofendida, esta vez entrecerró los ojos hacia Cullen.

- ¿Te estás burlando de mí, chico?- señaló ella juntando sus manos a cada lado de su cintura, mientras le fruncía el ceño.

Una vez más la risa de Emmett fue inevitable y llamativa. Por mucho que se negara a aceptar el título de "mamá" en ese momento, esa era la única forma en que Emmett podía verla. Al menos en esa pose, usando ese tono de voz y refiriéndose a él de esa manera.

- Un poco, sí. - admitió 0 Cullen, cesando la risa a solo una sonrisa divertida, mientras una vez más jalaba a la humana bajo sus enormes brazos. - Vamos mamá, llegamos tarde.

Emmett continuó caminando, jalándola con él, mientras Eliza lo maldecía en medio de murmullos indignados inaudibles para los sentidos humanos, sintiendo el cuerpo del vampiro temblar por las risitas.

Al entrar a la cafetería, como era de esperar, una lluvia de miradas curiosas y sorprendidas fueron lanzadas hacia los dos.

Acostumbrado a toda esa atención en días normales, Emmett simplemente continuó su camino hacia la mesa donde estaban sentados su novia y sus hermanos, como si fuera un día más, lo cual, de hecho, no estaba lejos de la verdad.

- Miren quién vino a almorzar con nosotros hoy. - la enorme sonrisa del vampiro mientras se paraba frente a sus hermanos revelaba algo entre líneas, una intención oculta. Esta intención no escapó a los atentos ojos y oídos de Swan. Todo ese día estaba resultando extrañamente sospechoso.

Rosalie puso los ojos en blanco, no muy contenta con la presencia de la chica, aunque no le disgustaba del todo, todavía estaba tomando una decisión. Jasper sonrió levemente, saludando a la chica que sonrió y le devolvió el gesto.

- Eliza. - murmuró Edward asintiendo a modo de saludo, recibiendo una mirada sospechosa de Swan. Si algo estaba pasando, si Alice, Bella y Tessa estaban ocultando algo, él podría decirle exactamente qué era.

Edward fingió no darse cuenta de sus pensamientos, sin mostrar ninguna reacción ante ellos. Reafirmando la teoría de Eliza de que ciertamente sabía exactamente lo que las tres sospechosos estaban confabulando a sus espaldas

- ¡Ay, hola Edmundo! - ella sonrió con maldad, viendo el rostro del vampiro contorsionarse en una mueca.

Mientras reía, Emmett sacó una silla para que la humana se sentara, coincidentemente frente a Edward.

- Es Edward, no Edmundo. - respondió el vampiro entre dientes.

- Mira hermanito, si yo fuera tú no molestaría a mamá, hoy parece un poco irritable. - fingió susurrarle Emmett a Edward, pero con la clara intención de provocar a la chica.

Edward se rió al ver la expresión de Swan cambiar de agua a vino. La venganza es un plato que se sirve mejor frío. Casi podía leerlo en el enorme moño de Cullen.

- Entonces, Eduardo, ¿no deberías estar con Bells? - Eliza fingió ignorar la provocación del grandullón, volviendo a equivocarse a propósito con el nombre del vampiro frente a ella.

Edward resopló, insatisfecho mientras ponía los ojos en blanco ante las burlas infantiles de la humana, quien irónicamente, o no, estaba a punto de embarcarse en una relación con el hombre más serio y diplomático que conocían.

- Recuérdame, ¿cuándo acepté cuidar a estos tres niños? - refunfuñó Rosalie mirando a Jasper quien se encogió de hombros.

- Uno de estos niños es tuyo. - la rubia se rió, haciéndole una señal a Emmett, quien parecía divertido por el intercambio de púas entre Eliza y Edward.

A pesar de estar agitada, Eliza disfrutaba pasar tiempo con los Cullen, incluso bajo la mirada nada amigable de Rosalie Hale, a quien cariñosamente apodaba "Barbie gruñona".

- Vaya. - fingió sorprenderse Eliza, mirando a la rubia que seguía mirándola como si pudiera ahogarla en cualquier momento. La rubia levantó una ceja, cuestionando, luego Swan añadió. - Barbie gruñona. He visto todos los tipos y modelos, pero este es nuevo para mí. - parpadeó inocentemente, con una sonrisa de niña buena, mientras la risa atronadora de Emmett se podía escuchar por toda la cafetería.

La mirada mortal de Rosalie finalmente dejó a Eliza y cayó sobre Emmett quien aún reía cuando murmuró:

- Ah, admítelo, osita, es linda.

A pesar de los sentimientos ligeramente pesados entre Eliza y Rosalie, los otros Cullen parecían llevarse muy bien con Swan y cuando sonó el timbre y la joven se despidió de los hermanos Cullen con una sonrisa, un agradecimiento por el emotivo almuerzo y un saludo, La declaración de Jasper dividió la opinión:

- Me gusta ella. - anunció recibiendo una mirada de asombro por parte de los hermanos. - ¿Qué?

Durante el resto del día, Eliza tuvo un resentimiento, como dirían algunos. No vio a Tessa, Alice o Bella hasta que llegó el momento de irse y eso no le agradaba, odiaba estar escondida de ella, su imaginación era demasiado fértil para ese tipo de cosas.

- Jesús, Liza, deja de mirarme así. - murmuró Bella incómoda.

Desde que subieron a la camioneta, Eliza no ha dejado de mirarla, afirmando que solo la dejaría en paz cuando le dijera lo que ella, Alice y Tessa estaban haciendo.

- Ya te he dicho mil veces que estamos terminando un proyecto del colegio, Liza, ¿por qué estás tan paranoica? - Bella cuestionó, en una mezcla de frustración y falta de paciencia.

Eliza aún no estaba completamente convencida de sus palabras, pero parecía que si realmente hubiera algo más allí, no se lo diría. Luego, suspirando con resignación, el Swan mayor se rindió.

Al llegar a casa Eliza se apresuró a tomar una ducha y cambiarse de ropa para ir al hospital, rápidamente bajó las escaleras, encontrando a Bella en la sala realizando una actividad escolar.

- ¿Puedo prestarme las llaves de la camioneta, por favor? - se acercó a la chica que la miraba fijamente.

- Por supuesto, aquí. - cogió las llaves que estaban sobre la mesa de café y se las entregó a la otra chica.

- Gracias

- ¿Adónde vas? - Bella preguntó antes de que Eliza pudiera irse.

- Voy al hospital a ver a Carlisle. Quiero aprovechar el hecho de que Charlie aún no está aquí. - ella se encogió de hombros.

Bella asintió entendiendo, luego dejó escapar un suspiro.

- Tarde o temprano tendremos que contárselo a Charlie, ¿no?

- Sí, pero realmente no sé cómo hacer eso. - Eliza se rió, admitiendo. - Espero tener el coraje pronto, después de todo, estamos en Forks y Charlie es el jefe de policía, no pasará mucho tiempo antes de que le llegue la noticia.

Isabella estuvo de acuerdo. Tenían que resolver esto lo más rápido posible.

- ¿Crees que reaccionará bien? - preguntó el menor, temeroso.

- Bueno, tu caso es mucho más fácil que el mío, tú y Edward teóricamente tienen la misma edad y son compañeros de escuela, Carlisle y yo en cambio... - lo dejó en el aire.

- No creo que vaya a ser tan malo, ya sabes, Charlie respeta a Carlisle y dijo que sus hijos eran buenos niños, así que no creo que vaya a ser tan difícil, ¿verdad? - miró esperanzada a la chica.

Eliza se encogió de hombros.

- Espero que tengas razón, Bells. - dijo finalmente. - Bueno, ahora déjame ir antes de que llegue. ¡Beso! - lanzó un beso al aire dirigiéndose a la puerta.

Cuando salió de casa, el clima estaba nublado como de costumbre, pero las nubes estaban un poco más oscuras, lo que indicaba que pronto caería lluvia.

Eliza llegó al interior de la pieza de museo en movimiento, reconsiderando seriamente su opinión sobre la camioneta, después de todo, en realidad era muy cómoda a pesar de ser vieja.

Swan encendió la radio y comenzó a tararear las canciones que sonaban, algunas familiares, otras no. Para su sorpresa, llegó al hospital más rápido de lo que imaginaba, o así se sentía.

- ¡Buenas tardes Danna! - Eliza se acercó saludando emocionada a la mujer.

Danna abrió una enorme sonrisa al ver a la joven allí, pero de repente se puso seria.

- No te lastimaste otra vez, ¿verdad? - examinó a la chica detrás del mostrador, con mirada atenta y detallista

- No, relájate. - Liza agitó la mano, su sonrisa aún inquebrantable.

- Pareces emocionada. - observó Gutiérrez.

La Swan se encogió de hombros.

- Fue un buen día. - la joven murmuró vagamente. - En fin, ¿está aquí el doctor Carlos? Me pidió que viniera.

Entendiendo inmediatamente el motivo del buen humor de la chica, Danna le devolvió la sonrisa, sacudiendo la cabeza.

- Por supuesto, salió de quirófano hace media hora, le avisaré que estás aquí. - la mujer se giró para tomar el teléfono, intercambió unas palabras con la persona al otro lado de la línea y se volvió hacia la chica que la esperaba pacientemente. - Dijo que puedes entrar.

- ¡Gracias Danna, te amo! - Eliza se inclinó sobre el mostrador para besar la mejilla de la mujer quien se reía mientras se alejaba.

- Oh, esa Eliza. - la mujer murmuró para sí misma. -No es que haya logrado enganchar al Doctor guapo.

- ¿Era Eliza? - Danna saltó un poco cuando escuchó la voz del Doctor Shepherd.

Rápidamente se acomodó y se volvió sonriendo hacia el médico.

- Sí, vino a ver al Doctor Cullen. - la mujer respondió.

Derek todavía estaba mirando a Swan alejándose y sólo cuando ella estuvo fuera de vista se volvió hacia la mujer.

- ¿Te pareció bien? - cuestionó interesado.

- Sí. - Danna frunció el ceño. - ¿No debería ser así?

Shepherd sacudió la cabeza y agitó la mano con desdén.

- Sí, claro. Todavía estamos siguiendo su caso.

Danna asintió comprendiendo.

Tocando dos veces la puerta de Cullen, Eliza entró a la oficina cuando el doctor abrió la puerta, dándole espacio para entrar, cerrándola poco después.

- Hola. - sonrió Eliza acercándose de forma coqueta.

Carlisle abrazó su cintura acercándola más.

- Te extrañé. - confesó Cullen, dándole un largo beso.

Eliza estaba sorprendida por la actitud de Carlisle, pero feliz. A ella realmente le gustaba este lado más atrevido del vampiro.

- Yo también. - envolvió sus brazos alrededor de su cuello, atrayéndolo a un beso más profundo, sintiendo las manos de Cullen deslizarse por su espalda.

- Eliza. - murmuró Cullen, sus frentes juntas, mientras Swan mantenía una mirada intensa y significativa en la suya. - Ambiente de trabajo. ¿recuerdas?

Eliza rió, alejándose un poco.

- Pero fuiste tú quien empezó. - señaló a Swan, con mucha razón. —;En cualquier caso, si ese no fuera el caso. — se acercó de nuevo, alcanzando la bata del doctor, sus intensos ojos verdes, llenos de deseo, alcanzaron los brillantes dorados de Cullen. - ¿Por qué me llamaste aquí?

Carlisle trató de concentrarse en la razón principal por la que la había llamado allí, aunque era difícil concentrarse en algo cuando Eliza lo miraba así.

La fuerza que tuvo que ejercer para resistir el impulso de agarrarla allí mismo, ignorando todo el peligro que esto representaba de innumerables maneras, fue surrealista.

- Sí. - comenzó Carlisle, recuperando el sentido y sacudiéndose esos pensamientos antes de volverse completamente loco. - Bueno, Alice y Edward sugirieron que tú y tu hermana vinieran a nuestra casa. Ya sabes, conocer el lugar y, bueno, ser presentadas formalmente a la familia.

Liza sonrió, siempre parecieron tan formales, pero al mismo tiempo había momentos en los que podría haber jurado que tenían la misma edad y que nacieron al mismo tiempo que ella.

- Bueno, creo que después de hoy las formalidades se fueron por la ventana. - soltó a Swan.

Carlisle parecía confundido.

- ¿Les dijiste que no quería que me llamaran madre? ¿Por qué Emmett se propuso llamarme mamá en mi propia cara? - refunfuñó Eliza, perdiendo algo de humor al final, pero para su disgusto, Carlisle se reía. - ¡Ey! ¡No es gracioso!

- Lo siento, Liz. - él todavía se reía cuando la acercó nuevamente.

Las manos de Eliza descansaron sobre su pecho definido mientras miraba su rostro angelical. Eso no es justo. Ella protestó internamente. No había manera de que pudiera enojarse cuando él la llamó "Liz" con esa voz melodiosa y sexy, y cuando la abrazó tan cerca de esos pectorales fuertes y definidos y... Eliza perdió por completo el hilo de sus pensamientos cuando los labios fríos y suaves del doctor alcanzaron los de ella, cerrando sus ojos se dejó llevar por todas las maravillosas sensaciones que cada beso, cada caricia y cada palabra dicha por Carlisle Cullen despertaba en ella.

- Entonces, ¿aceptas? - Carlisle cuestionó mientras se separaban del beso.

Todavía aturdida, Eliza lo miró fijamente.

- ¿Qué?

- ¿Aceptarás venir a mi casa? - repitió con más claridad.

Eliza sacudió la cabeza y recobró el sentido.

- Por supuesto. Me encantaría.


Otro capítulo, actualice más rápido de los esperado, denle mucho amor ❤️

No olviden dejar sus votos.

Carlisle riendo me da mil años de vida 😍

Hay una historia de Cauis en mi perfil denle un vistazo.
230 votos para el siguiente capítulo.

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