Capítulo 6

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Pequeña actualización sorpresa ;)

Capítulo 6

Mel llegó a la exclusiva coctelería junto a John. El equipo de Recursos Humanos de C.O. había alquilado ese hermoso local durante toda la noche, uno de los bares más exclusivos del centro de Londres llamado Tokyo. El día había transcurrido entre diversas reuniones a las que Melissa no había acudido, pues aún tenía varias cosas que terminar en el departamento de diseño antes de regresar a España. Además, no podía negar el hecho de que escudarse en su trabajo le había servido para no tener que ver a Julen, el que había sido su mayor miedo durante todo el día.

Imaginaba caminar por un pasillo cualquiera, con la nariz enterrada en algún montón de informes, y chocarse de pronto con él. El solo pensamiento le ponía la piel de gallina.

No estaba preparada para ver a Julen. No. No quería hacerlo.

—Mi padre no sabe nada, cree que todo está bien entre Julen y yo —comentó Mel en voz baja mientras John y ella entraban al local—. Así que no metas la pata, por favor. No quiero ningún tipo de animosidad con Julen.

—¿Animosidad? —preguntó él, después frunció el ceño—. ¿Pero cómo van a estar bien las cosas si te puso los cuernos con su prometida? Bueno, y a su prometida también le puso los cuernos contigo. ¡Por Dios! No me imagino su agenda durante ese tiempo para poder estar con las dos a la vez, ¡menudo lío!

Mel se detuvo, mirando a su amigo con severidad.

—Mi padre no lo sabe. ¿Vale? Así que compórtate, John. Ante los ojos de mi padre, todo está bien.

John suspiró y ambos se acercaron a una de las barras del bar. El local era hermoso: era ligeramente oscuro, pero un sinfín de velas artificiales iluminaban cada pequeño rincón. Algunas mesas y sillas de decoración elegante adornaban ese lugar y todas y cada una de las personas que se encontraban en el interior de la coctelería, a excepción de los camareros, eran empleados de C.O.

—Hola, Mel —la saludó a unos metros Nicky, una de las coordinadoras de Recursos Humanos—, ¿te gusta el local?

—Es perfecto —contestó Mel, dedicándole una sonrisa—. Buen trabajo.

—¡Gracias!

John observó a Mel y su corazón se ablandó un poquito. Su amiga era encantadora, no se merecía sufrir por el imbécil de Julen Urit.

—¿Lo has visto ya? —preguntó, interesado.

—No, ¿y tú?

John asintió con la cabeza.

—Hemos coincidido en dos reuniones. Me ha parecido un capullo.

Esto hizo reír a Mel.

—Sí, entonces no ha cambiado mucho. Voy al baño un momento, ¿de acuerdo? Pídeme un sex on the beach y asegúrate de que no le echan zumo de piña.

Necesitaba pensar. Relajarse. Dar un paso atrás y centrarse. La joven abandonó la barra y se dirigió a los aseos. Llevaba un vestido rojo y largo, no había querido perder la oportunidad de vestirse de gala para una fiesta como esa. Comenzaba la planificación de una nueva campaña, comenzaba una nueva aventura. Mel llevaba unos tacones negros de infarto, diseñados personalmente por Bleau para la temporada de invierno del año anterior.

Quería pintarse los labios de nuevo, mojarse las manos y respirar durante unos instantes. Después, estaría preparada para lo que fuera.

Abrió la puerta de lavabo y entró en él con seguridad. Tomó su bolso negro y metió dentro su teléfono móvil y entonces, solo entonces, levantó la vista y lo vio allí, apoyado frente al lavamanos. Lo primero que vio fue su reflejo y esa visión le paró el corazón.

No se había equivocado de aseo, al parecer ese servía para todos los clientes, independientemente de su género, así que ni siquiera encontró una excusa para dar un paso atrás y marcharse de allí, tal y como le habría gustado hacer.

No podía hacerlo, ya no. Había pasado un año, había cambiado mucho y se había jurado a sí misma que ahora actuaría de otro modo, que todo sería diferente.

Melissa Ortiz estaba segura de que no era el Karma quien la había llevado allí, esa deuda ya había quedado saldada hacía mucho tiempo. Ahora, quizás, era alguien más quien la había conducido a ese lugar en ese preciso instante y no antes, o después. Quizás, en esta ocasión, se trataba de una fuerza inevitable y predeterminada. Quizás estaba destinada a, por fin, enfrentarse a esa situación.

—Hola —dijo ella, dando un paso al frente.

Solo entonces, Julen Urit se dio la vuelta y la miró a los ojos.


AYYYYYYY. Muchas gracias por leermeeeee!! No olvidéis votar el capítulo para que la historia BRILLE 
¿Qué va a pasar con estos dos? Llevábamos 84 años esperando este reencuentro... Si fuerais Mel, ¿le planataríais cara a Julen? ¿O es mejor olvidar el pasado?

Nos vemos en el próximo capítulo, mil besos!

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