Capítulo 27

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 Lexa consiguió colocar a sus ex trabajadores en doscientos puestos de trabajo, más no podía hacer y lo sentía mucho, si en su mano estuviera los readmitiría, pero Clarke tenía más mano en cuanto a negocios se refiere, así que debía sentirse orgullosa de dar la oportunidad a esos doscientos jóvenes, así era la realidad, se priorizaban antes a los jóvenes antes que a un señor al que se iba a jubilar en un par de años. Pasó sus manos por la cara y se apoyó en el respaldo de su silla:

— Mírala— dijo Ontari apoyada en el marco de la puerta con los brazos cruzados y sonriendo levemente— Pareces toda una profesional— se despegó y caminó con paso seguro hasta la ojiverde— por fin la pequeña Lexa está madurando

Se sentó en el borde del escritorio al lado y se cruzó de piernas, nuevamente regresó a su estilo elegante con vestidos ajustados, siempre de colores uniformes, ya fuesen colores crudos, calizos o dependiendo de su mal genio, colores oscuros, ese mismo día llevaba un vestido color oro viejo. Alzó una ceja cuando vio como la indiscreta mirada de Lexa se desviaba unos segundos hasta sus piernas:

— Hay cosas que nunca cambian por lo que veo

Lexa sonrió y se dignó a mirarla a la cara, mientras cruzaba también las piernas y gesticuló con las manos:

— Tranquila, no voy a meter mi cabeza entre tus piernas— se encogió de hombros— ahora somos concuñadas, eso no quiere decir que esté ciega, Clarke me tendrá gilipollas, pero siempre existen excepciones

Ontari frunció el ceño sin comprender:

— ¿Debo salir corriendo o sentirme alagada?

— Lo segundo— Ontari asintió y bajó la mirada— ¿Cómo te sientes respecto a la situación de Sam?

Ontari sonrió tristemente:

— Me pidió un año para buscar una segunda opinión médica y eso...— quedó en silencio unos segundos y tomó aire antes de mirar nuevamente a la ojiverde— me aterra, me aterra esperar demasiado, me aterra que no quiera operarse, pero ese era el trato ¿no? Casarme a cambio de buscar una segunda opinión medica

— ¡Jesus!— exclamó Lexa antes de romper a reír— que manera de atraparte— levantó las manos en son de paz en cuanto vio la manera en que Ontari le estaba fulminando con la mirada— no es un tema con el que deba bromear.

— No— quiso quitarle importancia— supongo que no hay que estar perdiendo el tiempo con lamentaciones, hoy recojo a los padres de Sam en el aeropuerto y me tiene muy nerviosa, a ti se te da mejor ser más— gesticuló con las manos mientras buscaba las palabras exactas— empalagosa ¿crees que deba comprar un anillo de compromiso? O no sé, ¿dejar que mi suegra organice la boda? O ¿qué...?

En cuanto vio que la chica comenzó a vacilar demasiado Lexa pareció sorprenderse, pues de las dos... bueno no es que fuera la reina del tacto pero si la que más solía empatizar con quienes la rodeaban, nunca se había parado a pensar que en esos temas sociales estuviera tan, perdida:

— Bueno, sí Sam es de tradiciones— se encogió de hombros— lo más correcto sería comprar el anillo o algo que represente vuestro compromiso no tiene que ser un anillo específicamente.

— Sam no sé si es de tradiciones, pero por lo que me ha contado de sus padres, ellos si son un poco tradicionales...

— Pues entonces hazlo— dijo Lexa rápidamente y muy seria— esto es lo que puede ocurrir, puedes agradar a tu suegra de por vida y tenerla como la mejor aliada, o que no le agrades y sea el mal bicho que te arruine las noches de fin de año con un "Cuando me darás un nieto" "Los jóvenes de hoy en día solo pensáis en el dinero" "Hija tendrías que haberte casado con uno que te tenga en mejor consideración"....

— Vine aquí para que me animaras— le paró Ontari nerviosa mientras se ponía de pie— no que aumentaras mi pánico por conocer a mis suegros— gruñó— me voy a una joyería, por cierto, ya le di mis balances a la orco de tu secretaria— puso una expresión de desconcierto— juraría que había otra más mona el otro día

Lexa volvió a encogerse de hombros:

— Clarke decidió cambiarla de departamento y puso a esa pobre chica

— Ser un poco celosa lo veo normal, otra cosa es que sea posesiva y eso muchas veces lleva a la toxicidad— cambió de expresión a una de enfado— o chi hua huas pagando sus locuras.

Lexa apretó la mandíbula aunque mantuvo una sonrisa mucho menos cordial:

— Preocúpate por tu prometida de Clarke ya me encargo yo

— Claro, te dejo para que regrese y siga dándote con el látigo y siga haciendo de tu culo lo que le dé la gana.

En cuanto llegó a la puerta escuchó como Lexa decía con irritación:

— Con esa actitud de arpía te ganarás la cruz de tu suegra, mal bicho.

Ontari no se giró para mirar a Lexa, aun así curvó la comisura de los labios un poco satisfecha, ahora sí que se sentía de nuevo como en casa, ella irritando a Lexa, la ojiverde mandándola a la mierda, por lo manos había algo que regresaba a la normalidad en su alterada vida, porque si algo había pensado mientras revisaba los balances, no fue en el trabajo, pensó que se sentía como en una realidad paralela, de la noche a la mañana acabó comprometida, con los suegros apunto de meterse en casa y con Echo también. "¿Tan hija de puta había sido en otra vida para que el karma se lo pagara de esa manera?" Fue a Tiffany&Co para buscar la joya que pudiera representar el amor que sentía por Sam.

— Sam

Decía Clarke sonrojada mientras seguía a su hermana, pues después de gravar el vídeo en vez de sentarse a charlar, la arrastró hasta ese lugar. No debería sentirse así, era un Sex Shop y por sus manos había pasado muchos juguetes sexuales, pero desde que su vida cambió, se volvió un poco pudorosa. Una cosa era ser cochina en la intimidad de su dormitorio, otra es que la gente la viera en un lugar de esos. Sin embargo, Samantha Clifford paseaba entre dildos y vibradores como si fuera una niña en un almacén de Barbies o Acción Man:

— Sam ¿qué estamos haciendo aquí?

Le susurró Clarke a su hermana gemela que se paró a mirar unos dildos dobles:

— Comprar crucifijos y postales de vírgenes ¿qué te parece?

Clarke puso los ojos en blanco, antes de volver a sonrojarse cuando Sam se giró en una mano tenía un dildo de sujeción vaginal y otro un dildo doble con arnés:

— ¿En tu antiguo trabajo usaste algún chisme de estos?— Clarke agachó la cabeza colorada y miró alrededor, ¿Una tienda de Sex Shop donde vendían también películas porno? Claro que en sus días abría alguna expuesta y de hecho había varios que no dejaban de mirarla, para colmo Sam no hablaba bajito— ¿Cuál crees que es más cómodo de usar?

— ¿puedes bajar la voz?

Susurró:

— Oh por el amor de dios— se quejó Sam— ¿si están aquí crees que es para cotillear quien compra juguetes sexuales? No— respondió ella misma mientras negaba con la cabeza— están aquí porque quieren poner picardía a su vida sexual o...— descarada señaló a uno que tenía en sus manos un masturbador que se asemejaba al de una vagina— darse amor de forma más placentera que la tradicional— levantó una mano— manita

Clarke gruñó y rodó los ojos antes de responderla:

— Si no has usado ninguno mejor empezar con el arnés, el de sujeción vaginal— dijo quitándoselo y colocándolo de nuevo en la estantería— debes tener un poco ejercitado el abdomen— frunció el ceño al ver la forma demasiado fálica que tenía el dildo del arnés— ¿Desde cuándo te gustan los penes?

Sam sonriente se apoyó en la estantería:

— ¿Quién dice que soy yo la pasiva?

Clarke se encogió de hombros:

— Por lo perra y segura que puede llegar a ser Ontari...— Achicó los ojos, bueno Lexa le apasiona que se ponga encima pero mayormente es ella la activa— no me la imaginaba que fuera... y tú

— Yo también soy muy perra— estuvo mirando varios tipos de dildo para el arnés y sobre todo pensar si lo quería doble o no— Ontari muchas veces quiere recuperar el control— se le escapó una risa llena de malicia— pero en el fondo, le gusta cuando saco mi carácter en la cama— miró de nuevo a Clarke— bueno mi ex no era de experimentar mucho, ni yo tampoco, nuestra relación o mejor dicho mi vida era demasiado frívola, quiero vivir todo lo que sea posible con ella, sea o no el ultimo día— amplió su sonrisa mostrando sus dientes blanquecinos— Sé que no te cae bien, pero es quien me hace sentir como una adolescente nuevamente, aunque ella sea una amargada que apenas sonríe...

— No es que me caiga mal— acabó aceptando Clarke en voz alta— Ontari sabe lidiar con Lexa, no le teme cuando Lexa se enfada o prácticamente le da igual cómo puede reaccionar, le puede plantar cara y eso Lexa lo admira mucho, cosa que yo no hago— se pasó la mano por el cuello— no es que Lexa me aterré porque vaya a pegarme, pero igualmente me aterra, me aterra no saber cómo vaya a reaccionar, sé que no es sano este sentimiento, pero es así, Ontari la mira a los ojos mientras le planta cara yo soy capaz de mentirla solo para evitar discutir

Ains Clarke, si fueras más observadora y dejaras de procurar que no te vean la cara, te darías cuenta que había alguien no deseado cerca con un móvil grabando disimuladamente la escena. Bellamy rio entre dientes y justo en esa secuencia dejó de grabar. Se colocó la visera de la gorra de color rojo y salió de la tienda. Sam ladeó la cabeza y preguntó curiosa:

— ¿Mentirla en qué sentido?

— ¿Te acuerdas del chico que se te acercó pensando que eras yo?

— El pimpollo, sí

Clarke movió un poco la cabeza, como si le costara admitirlo:

— Ese día pareció no captar eso de que no era grato cuando recibió el puñetazo de Lexa y a estado siguiéndome y en sitios en los que estoy sospechosamente de casualidad.

Sam miró algo preocupada a su hermana:

— yo que tú hablaría con Lexa o pondría una denuncia por acoso, esas cosas no son para tomarlas a la ligera.

— Lexa enseguida pondría unos cuantos guardaespaldas y sin preguntarme si quiero o no tenerlos, es capaz de recluirme en casa y tampoco quiero eso, ya se cansará, conozco a Bellamy en el fondo es muy pelele, algo cabrón, pero pelele a fin de cuentas— se encogió de hombros— es avaricioso también, le gusta manejar dinero supongo que en cuanto se enteró de que soy rica ha querido acercarse.

— Yo solo digo que tengas cuidado, vamos a pagar, me quedo con éste

Dijo enseñándole uno cuya medidas eran más normales, lo cierto es que había visto dildos que daban miedo, eso no era para dar placer directamente era un intento de empalar cruelmente a lo Vlad Tepes. Clarke estaba siguiendo a Sam con resignación hasta que pasó en la parte de la lencería y los disfraces, lo cierto es que vio dos se sintió tan tentada, que fue incapaz de contenerse, no eran de disfraces para decir verdad y estaría bien sorprender a Lexa con alguno:

— Anda mira— dijo con tono travieso Sam— si al final se ha animado, no sé si Ontari es de juguetitos, nunca me ha propuesto usarlos y se la ve demasiado tradicional— se encogió de hombros— supongo que juzgué mal, pensaba que por ser bisexual me propondría usar un pene que se yo

— Tienes un problema con los penes y los estereotipos ¿en Europa sois así?

— Comenzamos a "evolucionar"— dijo dejando el arnés con el dildo en la cinta de la caja e hizo las comillas con los dedos— tristemente crecimos escuchando ¿Y de las dos quien es el chico? Como si fuera obligatorio suplantar el papel de macho alfa o que para ser femenina sea obligatorio llevar el pelo largo y pintarte las uñas, te ven con el pelo corto y jugando al futbol, rápido gritan ¡Bollera! ¿Es qué nadie entendió el mensaje que quiso transmitir la película "Quiero ser como Beckham"? eso es lo que pasa, por eso inconscientemente muchas veces puedo acabar siendo un poco superficial en ese sentido, aunque no quiera, estoy sugestionada, en cuanto a los penes, llámame torta de mierda penefobica, pero es así, no los soporto y no por ello odio a los hombres, simplemente no me gustan los penes, punto y pelota.

Clarke arrugó la frente:

— No he visto esa película y pudiste ahorrarte eso de torta de mierda, es ofensivo y no creo que se deba bromear

Sam comenzó a pagar sus juguetitos mientras respondió:

— Que poco humor...

— Chistes homofóbicos aunque sean entre nosotras solo incita a más chistes homofóbicos ¿Cuántos homófonos dicen eso? "qué poco humor solo era un chiste"— dijo forzando la voz para que sonara más masculina— y curiosamente es el mismo tío que te dijo "Joder, eso es porque no has dado con el hombre adecuado"

— Disculpa... — llamó la atención el cajero sin dejar de mirar con fascinación a las dos chicas— ¿no me digáis que las dos fuisteis Miss cocos?

Sam alzó las cejas y señaló al chico en plan "ves porque no me gustan" Clarke se puso muy seria:

— No, ninguna fuimos Miss Cocos— Conociendo ese tipo de Fans se le adelantó— Y no vamos a sacarnos fotos juntos, así que cóbrame que me quiero ir

A lo largo de su vida había conocido varios tipos de fans, los respetuosos que solo quieren hacer saber lo mucho que les agradaron masturbarse viendo sus películas y su "esplendida" interpretación, luego estaban los que invaden el espacio personal sin ella haberlo permitido, luego estaban los demasiado entusiasmados cuyos límites no existen.

Ontari llegó al aeropuerto y fue a la terminal donde llegarían los padres de Sam, se miró un par de veces el reloj, se supone que iban a reencontrarse antes de que llegaran sus padres, de vez en cuando abría la cajita donde contenía el anillo dentro, no era muy ostentoso, parecía muy típico, un corazón en plata de ley y unas alas formadas con pequeños diamantes, para Ontari lo veía como el ángel que le devolvió la vida, puede que sonara a chorradas absurdas y a lo mejor debía esconder ese anillo:

— Perdona que llegue tan tarde— dijo Sam algo sofocada— es que estuve con Clarke

Antes de que Ontari hablara la rubia se le lanzó a los brazos y le besó como si llevara sin verse semanas, como que aquello consiguió que la morena olvidara lo que iba a decir hasta que sintió el terciopelo de la cajita del anillo en la mano así que separó un poco a la ojiazul que nuevamente la hipnotizó con su sonrisa y sus dientes blanquecinos:

— Tengo una sorpresa para ti

— ¿Sí? ¿Cuál?

Preguntó algo aturdida y guardando disimuladamente el anillo en el bolso:

— Si te lo dijera no sería una sorpresa— pasó la yema de los dedos por su brazo de forma coqueta— esta noche, cuando todos estén durmiendo

— Eres consciente de que dormimos en el salón ¿Verdad?

— Eso solo lo hace más divertido

Respondió mientas se abrazaba nuevamente a la morena, a veces podía ser tan aburridamente seria:

— Sam no voy hacer nada que pueda incomo...

No llegó a terminar la frase cuando nuevamente Sam chocó sus labios con fuerza, Ontari volvió a rodear su cintura para atraerla, los besos de esa rubia ejercían sobre su cuerpo como si fueran viagra, un roce de su lengua en su boca y todo su sexo comenzaba a arder y a mandar señales latentes como si fuera un tipo de código morse sexual y su clítoris le mandara el mensaje de "Sexo, sexo" así pasó, justo en el momento más desinhibido cuando tenía los dedos de una mano enredados en sus cabellos rubios y la otra acariciando uno de sus glúteos, fueron interrumpidas por un tan poco sutil carraspeo y la voz de un hombre:

— Samantha

Ontari avergonzada rápidamente se giró para plantar cara a sus padres. Pues eran más bajitos como los imaginaba, elegantes eso sí, su padre ya estaba canoso y su madre era morena con el pelo ondulado. La morena tomó aire y les ofreció la mano, esa que segundos antes estaba acariciando uno de los glúteos de Sam:

— Hola soy Onta...

Antes de que terminara de hablar, fue ignorada por la pareja que rápidamente fueron a abrazar a su hija adoptiva, la llenaban de mimos y palabras llena de cariño. Fish cerró la mano y musitó:

— Claro, primero presumida. 

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