Capítulo 33

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— No, no— Dijo Sam acercándose nuevamente a Ontari y le agarró de las mejillas— no vine aquí para que luego la primera de cambio me mandes de regreso a Europa— Fish quiso apartar sus manos de ella, pero Sam era mucho más insistente— escúchame, en una semana nos casamos— le obligó a que le mirara— y en dos iremos a ver un médico y digan lo que digan me operaré Ontari, porque quiero vivir contigo, superaremos esto no abandones ahora...

Ontari agachó la cabeza y dejó caer sus lágrimas:

— Estoy perdida Sam, no sé qué hacer, ella sabe la verdad y no sé cómo enfrentarla ni que decirle— Clifford la rodeó con sus brazos y la pegó a su cuerpo— diga lo que diga va hacer lo que siempre ha hecho, odiarme...

— Eso no es cierto

Le susurró la ojiazul:

— Si que lo es, porque yo lo haría si estuviera en su lugar— frunció el ceño y tragó saliva, antes de endurecer un poco la voz— mi madre murió pensando que le había dado la espalda...

— Tenías tus razones

Intentó justificarla, sabía que no iba hacer que desapareciera la culpabilidad, ojala pudiera chasquear los dedos y hacer que se esfumara aquel horripilante sentimiento, pero si podía hacerlo más pequeño, Ontari podía decir que todo le daba igual y que el mundo no iba con ella, pero a Sam no la engañaba, ya no, vio más allá de su máscara y dentro de esa apariencia de dama de hierro, había un buen corazón, quizás cometió errores a lo largo de su vida ¿Quién no los hace? Nadie nace con un manual debajo del brazo:

— Eso no quita el hecho— se separó para mirar más duramente a Sam— que muriera pensando que yo la había dejado en la calle— ahora sonrió con ironía— ahora, como es la vida, yo corro el riesgo de que Echo haga lo mismo que yo y me aterra, me llena de ansiedad no saber controlar lo que siento porque después de muchos años no he sentido tanto miedo como ahora

— Si de algo me he dado cuenta Ontari— le dijo más seriamente— Es que Echo es una chica fabulosa y por muy rebelde que parezca es una máscara, es pura fachada, no tengo duda de que ella estará igual de aterrada que tú— le agarró de la mano y se la apretó— Ella es fuerte, como tú y de alguna forma estuviste...

— No— le cortó soltándose de su agarre, le dio la espalda y miró dirección a Echo, que estaba en compañía de Roan y Raven— No estuve, quizás para darle un techo y seguridad económica, pero no estuve, no le abracé todas las noches que ella tuvo pesadillas, no estuve a su lado largas horas de la noche sin dormir cuando se puso enferma, no estuve las veces que ha necesitado un consejo— comenzó a reír entre dientes cuando cayó en una cosa— no todo en la vida no es dinero

— Joder Ontari— dijo molesta Sam— tu misma lo has dicho, eras una adolescente, viviste con una serie de carencias en tu vida, no es de extrañar que no quisieras que Echo viviera lo mismo, aun no es tarde para hablar Ontari, no quiere decir que de la noche a la mañana os convirtáis en la madre e hija ejemplar, estas cosas llevan su tiempo— La abrazó— estaré a tu lado y lo afrontaremos juntas...

— Sam...

Comenzó a decir algo decaída, intuyendo que iba a rechazarla nuevamente, la rubia no le dejó hablar:

— No Ontari— se acercó a su rostro, con la frente pegada a la suya, intentando estar lo más cercana posible— lo supe en el momento que has intentado dejarme...

— ¿Qué supiste?

Preguntó en un susurro mientras dirigía su mirada a los labios de Sam, luego a los ojos y nuevamente a los labios. Presumida sonrió llena de esperanza y más que eso, como bien dijo, llena de seguridad:

— Que viviré a esa operación, aparte de que lógicamente quiero vivir— dijo con obviedad— lo supe, porque quiero vivir el resto de mi vida contigo, envejecer, viajar— Ontari sonrió levemente— lo de los hijos está en negociación, no me veo cambiando pañales ni quitándome el sujetador con relleno para tranquilizar a mis hijos— puso una mueca— esas cosas raras son de mi hermana y la pervertida de mi sobrina...

— Está bien— le paró Ontari mientras le puso el dedo gordo en los labios de Sam— este no es lugar para hablar de hijos— volvió a mirar a Echo— al menos los futuros hijos— volvió a mirar a Sam y posó sus manos en las mejillas antes de depositar un dulce beso en sus labios— te quiero ratita presumida Clifford.

Sam esbozó una sonrisa y como si se tratara de un ángel, le acompañaron los rayos del sol. El corazón de Ontari se aceleró y curvó aún más sus labios, solo Samanta Clifford tenía la respuesta para hacer que los días tétricos como ese, sean más llevaderos, solo con un simple gesto y es que en muchas ocasiones se mordía la punta de la lengua:

— Te amo, zorra implacable Fish

Samantha Clifford, la ratita presumida pija y borde, la única capaz de manejar a Ontari Fish y eso era curioso, porque la morena suele empatizar y saber manejar a todo cuanto ser que se había cruzado. Roan, Alicia, Lexa y hasta determinado punto, a su padre, aunque este último no lo hacía por empatía, podía comprender los traumas del hombre, pero comprensión no siempre iba de la mano de la empatía. Sam, se la iba de las manos al igual que Echo, no sabía gestionar sus sentimientos por ella.

Sabiendo lo que sabía, siendo consciente de que Echo ya intuía que Ontari sabía la verdad, todo era cuestión de encontrar el momento en el que ambas se sentaran a hablar. No fue el mismo día en que enterraron a Nia, fue justo al día siguiente, cuando Echo regresó al piso pensando que estaría Sam con sus padres y que como siempre habría jaleo por el tema de la boda exprés. Estaba equivocada, Sam quedó con su familia, la biológica para presentarles oficialmente a sus padres adoptivos. Sam quería a los Clifford, más que eso, los amaba, la cuidaron, la llenaron, de amor e incluso naciendo en estados unidos tenía acento inglés, pero ahora tenía en su vida a su familia biológica como a su hermana gemela cerca, a su primo, a sus tíos, mejor dicho, a su ¿tío-concuñado? Le sorprendía que Lexa y Stefan nunca hablaran de ese tema, quizás no todo el mundo tiene ese sentimiento fraternal.

Echo cogió en brazos a Mushu que fue a saludarla alegremente y la llenó de besos. Había que reconocerlo, el amor de una mascota era positivo para el estado de ánimo. Quizás se podía entender porque Ontari tenía tanto amor por ese perro, cuando entró en el salón se encontró a Ontari sentada en el salón sentada en el sillón con las piernas cruzadas y un vaso con Whisky en las manos:

— ¿Dónde está Sam y sus padres?

Preguntó mirando por el pequeño piso, era raro, a esas horas solían estar dentro de la casa en plan ermitaños:

— Fueron a casa de los Woods— dijo muy seriamente, vale, se puede decir que ese no era el primer vaso que se bebió, necesitó unos cuantos para armarse de valor, hizo una seña con la cabeza hacia el otro lado del sillón que estaba vacío— ven, siéntate, tenemos que hablar— Echo, supo enseguida de que hablarían, en cuanto vio el rostro de Ontari, con el corazón acelerado torció el gesto, ese tic que al parecer había heredado de Ontari, después de unos segundos temiendo lo que le pudiera decir, se armó de valor y se sentó justo donde había señalado con la cabeza— Ahora que sabes la verdad, tienes la oportunidad de preguntar todo lo que se te pasé por mente, estaré aquí para respondértelo to...

— ¿Si nunca te ibas a responsabilizarte de mí para que me tuviste?

Era muy directa la niña, demasiado, podía esperar la pregunta que siempre le había hecho "¿por qué nunca me has querido?" no una que podría traer muchos problemas como el "¿Por qué nunca me abortaste?" Ontari se bebió del tirón lo que contenía el vaso y sonrió nerviosamente:

— Vaya Echo, la respuesta que te voy a dar precisamente, no será de tu agrado.  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro