( so glad we almost made it, so sad they had to fade it )

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extra ii.
the poisoned bloodline










Amaya Linette Carrow siempre sintió que había nacido en la familia equivocada.

Con una madre totalmente loca y un hermano que parecía disfrutar aquello, Linette se había acostumbrado a demasiadas cosas que, hasta que no llegó a Hogwarts, no comprendió que estaban mal.

No era ningún secreto para ella que su madre había sido seguidora de Voldemort. Tampoco que su padre había sido otro y, en palabras de Maya, Había sido demasiado imbécil y había acabado en Azkaban. Había creído durante once años que aquello era lo normal.

No había sido hasta que su madre le había sujetado con fuerza del brazo, hasta el punto de clavarle las uñas, y le había arrastrado a su despacho junto a Callum, cuando supo que no era normal.

—¡Madre, me haces daño! —había protestado Linette.

Maya ni siquiera parecía haberla escuchado.

—Ahora que vosotros dos, mocosos, vais a ir a Hogwarts, más os vale no ser lo suficientemente estúpidos como para ir diciendo por ahí que vuestra querida madre es seguidora del Señor Tenebroso —casi escupió su madre—. Vais a ir a Slytherin y a ser respetados. Vais a dejar vuestro apellido en buen lugar y vais a ignorar cualquier acusación que puedan hacer contra mí o vuestros tíos. Ni una palabra sobre vuestro padre. ¿Entendido? No me hagáis arrepentirme de haberme quedado con vosotros.

Nunca había sido un secreto tampoco que Maya nunca había querido tenerles a ellos dos, mucho menos a la edad de dieciocho años. Maya y Callum habían asentido al instante, no sin cierto temor.

—Y nada de acercaros a la chica Black u os enfrentaréis a un castigo peor del que podáis siquiera imaginar. A no ser que sea para recordarle dónde está pudriéndose su padre, no quiero que habléis con ella.

Aquellas palabras asustaron y despertaron la curiosidad de Linette a partes iguales. ¿Quién era aquella chica Black?

La conoció en la Selección. El nombre de Black, Vega fue el primero en ser llamado y despertó al instante un fuerte murmullo en todo el Gran Comedor.

A Linette le pareció poca cosa. La chica era muy baja y delgada, parecía varios años menor que ella. Sus ojos expresaban temor, pero trató de mantenerse seria mientras la profesora McGonagall colocaba el Sombrero Seleccionador en su cabeza.

—Apuesto a que va a Slytherin, como toda su familia —escuchó decir a un chico a su espalda.

Los murmullos solo aumentaron cuando el Sombrero Seleccionador gritó ¡HUFFLEPUFF! y Vega se dirigió entre tímidos aplausos y numerosos susurros a la mesa de los tejones.

Desde ese momento, Linette solo sintió aún más curiosidad por Vega.

Su hermano se tomó al pie de la letra las instrucciones de Maya y disfrutaba preguntándole de vez en cuando por Sirius Black. No paró hasta mediados de curso, cuando los gemelos Weasley y Lee Jordan, en asociación con Jessica Bones, le gastaron una broma que le hizo alejarse de Vega por el resto de primero.

Linette secretamente se alegró de que le hubieran dado su merecido a Callum. Sin embargo, no se atrevió a hablar con Vega hasta casi finales de primero después de las amenazas de su madre.

La primera vez que Linette estuvo cara a cara con Vega Black, fue cuando entró en clase de Pociones para recoger el libro que había olvidado y la encontró limpiando el aula.

—Oh. —Por la cara de Vega, supo que ella sabía que era hermana de Callum—. No sabía que había alguien aquí.

—Snape me ha castigado —dijo Vega, con cierto resentimiento—. Tengo que limpiar toda la clase. Sin magia.

Linette le echó un vistazo al aula, haciendo una mueca.

—Eso es asqueroso —opinó.

—No es la primera vez que tengo que limpiar algo asqueroso —admitió Vega.

Linette no supo qué le impulsó a decir lo siguiente.

—¿Quieres que te ayude?

La cara de sorpresa de Vega lo dijo todo.

—No hace falta...

—Bueno, yo creo que sí —admitió Linette—. Tardarás años si no. ¿Tienes otro trapo?

Tardaron al menos una hora en limpiar el desastre y lo hicieron casi en completo silencio. Linette no sabía muy bien qué estaría pensando Vega en ese momento y no estaba segura de querer averiguarlo.

Cuando acabaron, Linette le devolvió el trapo a Vega, sonriendo levemente.

—Gracias —dijo la Hufflepuff, devolviéndole la sonrisa.

—No hay de qué. Soy Linette, por cierto —se presentó ésta, tendiéndole la mano—. Linette Carrow.

—Vega Black —respondió ella, estrechándole la mano.

—Encantada de conocerte, Vega Black.

Y Linette realmente quedó encantada por Vega Black. Incluso aunque no le habló en lo restante del curso, ni mucho menos en verano, se encontró pensando de vez en cuando en la Hufflepuff a la que su madre le había ordenado terminantemente acercarse.

—Madre —se atrevió a preguntarle en una ocasión, mientras cenaba junto a ella y su hermano—, ¿por qué odias a Vega Black?

Su madre se había puesto lívida de rabia y había terminado enviándola a su dormitorio castigada, para desconcierto de Linette.

Sin embargo, cuando comenzó segundo curso, Vega saludó alegremente a Linette al verla por los pasillos del Expreso de Hogwarts.

Y Linette decidió que no había nada malo en desobedecer a su madre en algo que no parecía tener una explicación.

Segundo año las acercó, a espaldas de todos. Linette le dijo a Vega que no quería que su hermano supiera de su amistad; ella lo aceptó.

En tercero, las cosas cambiaron. No solo porque el primo de Vega entró a Hogwarts, sino también porque Linette comenzó a darse cuenta de que algo pasaba entre ella y Vega.

Linette no sabía qué era. La mayor parte del tiempo, solo quería estar con ella. Cuando estaba con ella, se sentía tan feliz y nerviosa a partes iguales que no comprendía cómo no estallaba. Odiaba tener que despedirse de ella.

Linette sabía de los primeros amores. También de los amores entre dos mujeres. No por nada había visto más de una vez a una mujer abandonar la casa después de haber estado horas en el dormitorio de su madre.

A Linette, sin embargo, le tomó un tiempo aceptar que era precisamente de Vega Black, la chica a la que su madre despreciaba, la que había terminado enamorándola.

¿No era estúpido?

Bueno, no lo suficiente, porque Linette quiso volver todo mucho peor. El último día de tercero, antes de subir al Expreso de Hogwarts, Vega y ella se encontraron en uno de los solitarios pasillos de las mazmorras.

Vega abrazó a Linette como despedida. ¿Y qué hizo Linette?

No se le ocurrió nada mejor que besar a Vega. Y, después de ello, largarse casi corriendo.

Linette pasó la mayor parte del verano lamentándose de su estupidez. Callum parecía molesto por el hecho de que ella le ignorara todo el tiempo; por una vez, Maya no fue una madre horrible y le dijo que dejara a Linette sola con sus pensamientos.

Cuarto llegó y Linette casi tuvo que ser sacada a rastras de su casa por su madre, que le dijo que se negaba a tener que aguantarla allí durante todo un curso.

Linette había ideado todo un plan para evitar a Vega todo lo posible. Contando con el hecho de que su hermana menor comenzaba en Hogwarts aquel año, puede que tuviera suerte y no tuviera que enfrentarse a ella cara a cara.

Vaya estúpida. Al segundo día de curso, Lockhart provocó un desastre en su primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras y no se le ocurrió nada mejor que mandar a Vega y Linette —que eran las que mejor nota habían tenido en la asignatura en los últimos cursos— recoger el desastre.

Linette hubiera hecho que aquel imbécil se tragara la peluca de una vez si hubiera podido. Había empezado a tratar de arreglar el aula destrozada en silencio, sin siquiera mirar a Vega.

—¿No vas a hablarme, Lin? —había preguntado ella.

Más que contrariada, sonaba extrañada. Linette se mordió el labio y se giró hacia ella, sin saber qué decir.

—Verás, es que... —trató de explicarse.

La mano de Vega en su mejilla le hizo frenar en seco. Linette observó los ojos grisáceos de Vega por lo que pareció una eternidad. Luego, ella le besó.

Y Linette creyó que moriría allí mismo.

Lo que había sido una amistad secreta se convirtió en un amor secreto, lo que lo volvía más interesante y arriesgado en partes iguales.

La primera persona a la que Vega se lo contó fue a Jessica Bones. En palabras de la Hufflepuff, es como mi hermana, no puedo ocultarle esto por siempre. Linette lo aceptó.

Fue en Navidad cuando finalmente Jessica supo la verdad. Lo primero que hizo fue emocionarse, abrazar a Vega y decirle lo mucho que se alegraba por ella.

Luego, claro, vino la amenaza explícita a Linette de que si le hacía algo a Vega, Jessica le rompería cada hueso del cuerpo uno por uno. Todo eso dicho con una amigable sonrisa.

Linette le había jurado y perjurado que nunca le haría daño a Vega.

—Te he visto hablando con Bones estos días —le dijo Callum, semanas después—. ¿Sois amigas?

Linette le miró con curiosidad. Su hermano nunca había mostrado ningún tipo de interés por nadie de las personas con las que ella hablaba.

—Algo así, ¿por?

No le costó mucho presentar a los dos. Y, aunque Jessica no parecía demasiado entusiasmada por hablar con Callum —aún le guardaba bastante rencor por cómo había tratado a Vega en primero—, trató de ser lo más cordial posible con él.

Después de aquello, Linette le comunicó a Vega que había tomado la decisión de contárselo a su hermano, siempre que a ella le pareciera bien. Vega aceptó.

En un inicio, creyó que Callum se había tomado bien la noticia. De hecho, pareció realmente feliz por ella y les dijo a ambas chicas que se alegraba por ellas.

Linette cayó en la mentira sin demasiado esfuerzo. Y se llevó la mayor decepción de su vida cuando, en las vacaciones de Pascua, su hermano le contó a su madre todo lo que había sucedido con Vega.

Aquella fue la primera vez que Linette le tuvo verdadero miedo a Maya. Antes, había sido un respeto mezclado con fastidio.

Ese día, realmente creyó que la mataría. De hecho, hubo un punto en que casi lo quiso, después de experimentar el horror de la maldición cruciatus.

Linette creyó que su madre le obligaría a cortar todo lazo con Vega. Se equivocó, su castigo iba mucho más allá que eso.

Cuando Maya le comunicó que emplearía un encantamiento en ella que le permitiría ver y oír todo lo que hacía, Linette estuvo a punto de desmoronarse.

Así fue como cuarto se convirtió en un infierno para Linette. Cuando Vega corrió hacia ella en el tren, Linette tuvo que apartarla de un fuerte empujón y sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas al ver la expresión de desconcierto de Vega.

—Lin, ¿qué...?

—No te acerques a mí, traidora —escupió Linette, alejándose con la cabeza alta, seguida por Callum.

Pero aquello no fue más que el inicio, porque a su hermano se le ocurrió lo que Linette bautizó como el plan diabólico contra Vega.

Básicamente, alguien —es decir, Callum—, comenzó los rumores de que Vega y él habían salido en secreto y había terminado cortando con ella porque era una manipuladora y celosa y que habían tratado por todos los medios de que no hablara con ninguna otra chica. También que había demostrado una conducta extraña, que la mayor parte del tiempo se enfadaba por cosas absurdas y podía llegar a ser agresiva.

Está tan loca como su padre, decían.

Aquel rumor fue lo más comentado en los últimos meses de curso, puesto que el alumnado necesitaba distraerse del horror de las petrificaciones. Linette y Callum se burlaron de Vega en público en más de una ocasión.

Linette sentía ganas de vomitar cada vez que era obligada a llamar a Vega zorra.

Creyó que verano sería un alivio. Al menos, no tendría que ver el rostro de Vega mientras le decía a la cara todo tipo de cosas hirientes.

Sin embargo, Maya no le había reservado unas vacaciones fáciles.

Llegó un punto en que Linette ya no sabía si continuar sufriendo en su casa o volver a Hogwarts para seguir haciendo sufrir a Vega y, por extensión, sufrir ella también.

Fueron los peores meses que Linette vivió nunca.

Para sumarle a un curso que tenía pinta de ser horrible, Sirius Black escapó de Azkaban antes de que comenzaran quinto. Maya casi hizo estallar la sala de estar de su casa al leer la noticia en El Profeta.

Ahí le quedó claro a Linette por qué su madre odiaba tanto a Vega. Por su padre.

Ahí también le quedó claro que Maya Carrow estaba completamente loca.

Siendo plenamente consciente de que su madre veía y escuchaba absolutamente todo lo que ella hacía, Linette no podía hacer más que refugiarse en su sala común o la biblioteca y alejarse de todos, excepto cuando Callum quería divertirse molestando a Vega.

A Linette le hubiera gustado ser algo más valiente. Poder plantar cara, hacer algo. Pero, en la situación que estaba, era imposible.

Y ni siquiera podía permitirse llorar porque su madre lo sabría. Solo podía continuar con aquel papel y hacer creer a su madre que realmente le había convencido para ser como ella quería que fuera.

Aquello, al menos, funcionó. Puede que cuando su relación con Vega ya estaba demasiado destruida como para volver a ser lo que fue, pero Linette recuperó su libertad, al menos.

Fue el único regalo de cumpleaños que Maya le había hecho nunca. Poco antes de comenzar sexto, le liberó de aquel horrible hechizo, ya convencida de que había conseguido que su hija se mantuviera apartada de Vega Black por el resto de sus días.

Linette pensó, por un breve momento, que todo volvería a estar más o menos bien. Hogwarts sería su refugio y, tan pronto cumpliera diecisiete, se iría de casa para no volver.

Cuando encontró a Bartemius Crouch Jr. en su salón al día siguiente, supo que no sería así. Linette soltó un fuerte grito al ver al mortífago que, supuestamente, había muerto más de una década atrás.

—Así que ésta es Linette —comentó Crouch, mirándola con diversión.

Maya movió la mano con impaciencia.

—Mira, hazle lo que quieras a cualquiera de las chicas Black, pero no la toques a ella. Es una orden, Barty.

—Tampoco pensaba hacerlo. Su padre me caía bastante bien y tú, mi querida Maya...

—Déjate de tanta palabrería, Barty —suspiró ella—. He entendido el plan. Colaboraré en todo lo que esté en mi mano para que el Señor Tenebroso regrese a su antigua gloria.

Y así fue como una pesadilla terminó para Linette, solo para que otra peor comenzara.

El saber que había dos mortífagos infiltrados en Hogwarts que iban a hacer que el primo de Vega participara en el Torneo de los tres magos, con el único objetivo de que llegara a la tercera prueba y así pudiera resucitar a lord Voldemort ponía enferma a Linette.

El no poder contárselo a nadie por haberse visto obligada a realizar un Juramente Inquebrantable solo era peor.

Ver a Ojoloco Moody y Megaera Dolohova, sabiendo que eran Barty Crouch Jr. y su propia madre, le producía náuseas. Pensar en todo lo que habían planeado para que Voldemort regresara...

Harry Potter iba a morir y Linette no podía hacer nada más que vivir su vida normal sabiendo que eso iba a suceder.

Aquello destruiría a Vega. Linette era plenamente consciente de ello. Pero no podía acercarse a ella, no con su madre siempre vigilante.

En un inicio, Linette buscó distraer la atención de su madre. Todo comenzó con los encuentros clandestinos con la alumna española de Beauxbatons, Carla Valverde.

Poco a poco, Maya fue perdiendo el interés en ella. Y Linette comenzó a perder el miedo. El miedo a enfrentarse a su hermano, a hablar con Vega. El miedo a su madre.

Linette solo sentía no poder hacer nada por advertir a Vega del destino que correría Harry. De no poder hacer nada por el chico, ni tampoco por evitar la guerra que se produciría si Voldemort realmente regresaba.

El saber y solo poder contemplar impotente qué iba a ocurrir era una tortura silenciosa.

Ver a su madre confundiendo y obligando a Vega a hacer cosas en contra de su voluntad solo era peor.

Linette conocía bien la capacidad que ciertos miembros de su familia, como su madre, poseían sobre la familia Black.

Los Carrow nunca habían sido una familia poderosa, pero aquel talento había hecho que la poderosa Casa Black les temiera y respetara. Aquello era lo que había evitado que fueran expulsado de la alta sociedad del mundo mágico.

Y era lo que ahora Maya usaba para confundir a Vega y manipularla a su antojo. Según sabía Linette, hasta podría ordenarle a Vega dejar de respirar y ella tendría que hacerlo.

Aquella posibilidad aterraba a Linette.

Y, cuando Callum le comunicó que Maya le había contado que no solo Harry Potter moriría en la tercera prueba, sino también Cedric Diggory, Linette solo quiso gritar de pura frustración, horror e impotencia.

Todo ello por hacer sufrir a Vega. Todo ello por hacer sufrir a Sirius Black.

Linette se preguntaba hasta qué punto la cordura de su madre podía estar destruida.

Ella hubiera hecho cualquier cosa por cambiar lo que iba a suceder. Cualquier cosa.

Linette hasta hubiera sacrificado su propia vida con tal de evitar lo inevitable.

Porque, cuando Harry Potter apareció en la entrada del laberinto, trayendo con él la Copa de los tres magos, el cadáver de Cedric Diggory y acompañado de una inconsciente Brigid Diggory, Linette supo que el futuro estaba sellado.

Lord Voldemort había regresado, la guerra regresaría. Y Vega Black estaba destrozada.

Cuando la vio derrumbarse frente al cadáver de Cedric y refugiarse entre los brazos de Fred Weasley, supo que le había hecho un daño mayor del que jamás podría haber imaginado.

Vega nunca la perdonaría y Linette ni siquiera trataría de buscar su perdón. No quería que Vega la perdonara; prefería que viviera odiándola, porque eso era lo que debía sentir hacia ella. Odio.

Todo lo que su madre se había propuesto se había cumplido. Y Linette no había podido hacer absolutamente nada por evitarlo.

Aquella noche, tras el fatídico desenlace del Torneo de los tres magos, Linette tomó una decisión.

El Juramento Inquebrantable había acabado. Ella no iba a seguir observando sin poder hacer nada. No iba a continuar callada ante lo que era totalmente contrario a todas sus ideas y valores.

Linette no iba a regresar con su madre ni su hermano. No iba a volver a arrastrarse tras ellos.

El daño ya estaba hecho, pero Linette iba a hacer lo posible por compensar todo el dolor que había causado debido a su miedo.

Linette iba a luchar por lo que creía que era justo. Iba a luchar contra todo lo que su madre había tratado de enseñarle.

Iba a ser más que una chica asustada.

Pero aquella decisión podía haber sido tomada demasiado tarde.

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