38- Gemma

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Estábamos levantándonos de la silla cuando escuchamos unas voces cerca del mostrador.

Eran Asmodeus y Baal, estaban discutiendo con el chico de la caja porque el encargado les decía que no se podía ingresar perros. Podía oír cómo olisqueaban y tironeaban los animales de la correa. Su respiración sonaba monstruosa como la de un toro. Sus garras raspaban el suelo.

Rápidamente nos inclinamos bajo la mesa.

Miré a Dante.

—Pero si explotaron.

Él lo pensó tan solo un instante y se golpeó la cabeza con la mesa.

—Sí, pero yo los hice explotar.

—¿Y?

—Soy un alma humana, no puedo matarlos.

—¿Qué me estás diciendo que sus pedazos se juntaron como si fuera... Terminator?

—¿Quién?

—Shhhh.

Me acurruqué cerca de él y le tapé la boca con las manos. Al parecer en el mundo de los vivos no sabían susurrar. Uno de los perros empezó a aullar. Saqué fuera de la mesa un poquito de mi cabeza, solo un ojo. Desprendí un vistazo fugaz, pero fue suficiente para notar algunas cosas.

Vi que era un perro grande, sin pelo, como si tuviera sarna, pero era morrudo como un oso. Su boca era muy ancha, con dientes filosos amontonándose en las mandíbulas oscuras, la baba que se le vertía también era negra como el alquitrán. Nunca había visto a uno de esos. Tenía ojos rojos. El chico de la caja estaba nervioso y observaba de refilón a los animales mientras Baal y Asmodeus discutían con él.

Recosté mi espalda contra una pata de la mesa en el momento justo que se escuchaba un disparo. Baal había matado al chico para entrar. Oí cómo soltaban las cadenas de los perros y caían estruendosamente al suelo, casi tan ruidosas como el estallido de la bala.

Rápidamente me alejé de la mesa y me puse de pie arrastrando a Dante conmigo. Uno de los animales ya había venido hacia nosotros, Dante interpuso la silla, pero fue un obstáculo que el perro sorteó sin problemas.

Me dio el tiempo suficiente para sacar el arma. Lo tenía a medio metro, no podía fallar. Le di. El animal rapidamente se convirtió en un montón de cenizas como si hubiera explotado un globo repleto de polvo. Las cenizas cayeron sobre mí, estaba frías como nieve.

Baal y Asmodeus dudaron, no se movieron de lugar.

No podíamos escapar por la entrada así que corrimos y nos arrinconamos en unos baños que estaban al final del edificio. Cerré la puerta y le puse traba al momento justo que el segundo perro chocaba con la superficie. Súbitamente su ladrido comenzó a hacerse más grabe como si creciera de tamaño, los golpes más bruscos me confirmaron mi pensamiento.

—Salgan, amigos —nos gritaban ellos.

Dante me señaló una ventana sobre el inodoro estaba demasiado alta, bajó la tapa se subió sobre ella, junto sus manos y las ahuecó para que pudiera apoyar mi pie sobre ellas. Lo hice y la abrí mientras escuchaba a la puerta crujir.

—¡Chavales! ¡Solo queremos hablar! ¡Detenedle! —gritó una orden Baal lo que me hizo intuir que ahora había más Protectores por ahí.

Sin titubear la crucé, me senté sobre el borde y estiré las manos, él las agarró y con toda mi fuerza lo tiré para afuera mientras la puerta ligeramente era desprendida de los goznes y se desplomaba sobre el suelo. El perro, que ahora medía lo que un rinoceronte se retorció para entrar. Nos tiré a ambos al suelo de una calle poco concurrida, aunque había algunas personas detenidas ahí porque habían escuchado el disparo que había matado al cajero y al animal.

Se acercaron para ayudarnos, pero me puse de pie y tironeé de la remera negra de Dante. Corrí por minutos hasta que encontré una boca de subte*, no me importaba a donde iba nada más quería irme lejos.

Bajamos las escaleras con la velocidad de un cohete, saltamos los molinetes mientras el guardia nos gritaba que no habíamos pagado con la sube*. Me metí en el primer vagón que encontré abierto, esperé a que las puertas se cerraran y cuando arrancó vi un grupo de personas corriendo por la plataforma. Era Protectores de todas las edades y tamaños.

Los dejamos atrás. Me desplomé sobre una silla escuchando a la computadora recitar el nombre de la siguiente estación.

Solo entonces respiré.   













Subte: Subterráneo.  

SUBE:  (Sistema Único de Boleto Electrónico)  Tarjeta de carga virtual que sirve para viajar en transporte publico. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro