Capítulo 2

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Capítulo 2



"Pesadilla"



Esto es una pesadilla.

Di un suspiro porque no podía creer todo lo que había hecho en tan solo unos segundos... Solamente me perjudicaba a mí, pensé en consolarme de que no había sido tan grave, pero había sido muy malo. No estoy haciéndole daño a nadie, solamente a mí, eso es lo que me importa ahora mismo que al menos el único perjudicado soy yo.
Miré hacia todas partes y para comprobar si todo estaba normal... Y lo estaba.
Mi hermana estaba a punto de llegar de la escuela y eso me tranquilizaba. Aunque después se tenía que ir a patinaje, a inglés y a gimnasia. Ella hacia muchas cosas a la tarde mientras que yo... Nada más que la escuela, pero para mí era bastante con eso.
Tener que soportar lo desagradable que eran mis compañeros y encima venir a mi casa y no encontrar a mi madre para abrazarla era terriblemente doloroso.
No podía olvidar lo que había acabado de hacer, realicé un corte en mi brazo... No estoy muerto, pero si no me hubiera curado un poco, como lo hice, podría haberlo estado o si lo pienso mejor en el hospital.
Mi hermana abrió la puerta rápidamente y me sonrió cuando me vio. Me sobresalté cuando llegó.
—Hermano ¿Cómo estás? —Me preguntó amablemente con la mochila colgada en su espalda como siempre.
—Bien —Logré contestarle... Sabía que no estaba bien, pero tenía que contestarle esto, mentir otra vez.
— ¿La escuela? —Preguntó mientras dejaba sus cosas en la mesa y se ponía cómoda para comer lo que mamá nos había dejado.
"Mal, les temo a mis compañeros, creo que si sigo en la escuela van a golpearme o hacerme cosas peores", pensé.
—Normal como siempre.
— ¿Bob? —Sonrió.
Levanté la cabeza rápidamente cuando sentí la pregunta.
— ¿Qué? —Contesté.
—Tu amigo.
Ah sí, Bob era un amigo inventado por mí mismo, para fingir que alguien me hablaba en la escuela. A mi hermana y las pocas veces que mis padres preguntaban les decía que Bob era un gran amigo.
No tenía otra cosa que inventar para que no sospechasen que mis compañeros me odiaban, el tema era que ojalá tuviera un amigo como Bob. Daría todo al menos por hablar con alguien en la escuela, estar solo me pone más nervioso.

—Mi amigo está excelente —Le entregué una sonrisa mientras me escuchaba. Como siempre almorzábamos solos porque mamá y papá nunca llegaban para esa hora me sentí cómodo. A veces me importaba la situación de familia desunida pero cuando me sentaba a charlar con mi hermana se me pasaba esa angustia y lograba olvidar tan solo unos segundos todo lo que pasaba en el entorno.
Cuando ella se iba todo el desorden que tengo en la cabeza volvía de una forma tan veloz que ni podía recordar cuando estuve bien.
— ¿Tus amigas? —Le pregunté amablemente como siempre lo hacía, mientras ella mordisqueaba el emparedado.
—Ellas están como siempre.
Las amigas de Melody no eran imaginarias como el mío. Ella en verdad tenía amigas, lo había confirmado porque las había invitado a casa para hacer tareas o para pasar la tarde como cualquiera hacía.
Ella no era la popular de la escuela, pero al menos tenía tres chicas para hablar y no sentirse sola como lo hacía yo.
— ¿Hoy tienes que irte?
—Sí hermanito — Me sonrió muy bien como siempre hacía —Tengo que hacer muchas cosas el día de hoy, te ayuda a olvidar muchas cosas, deberías intentarlo te veo muy bajo de ánimo.
Me dio un golpe en el corazón lo que me acababa de decir... ¿Se estaba dando cuenta de que yo estaba triste...?
La verdad es que no era muy difícil darse cuenta de mi estado, a veces no se pude ocultar.
—No tengo a dónde ir.
—Haz lo que te guste.
Terminamos de comer y ella fue a su habitación para cambiarse, y preparase para ir a hacer sus cosas.
Me quedé pensando en... "Haz lo que te gusta".
Bueno, a mí nada me gustaba en este mundo, nada más que la música. Yo no era de esos chicos a los que les gustaba estudiar, dedicarse al estudio, o descubrir cosas de la ciencia, no era el chico al que le gustaban las matemáticas, ni que en los exámenes sacaba "diez".
Solo era el chico callado que solo se conformaba con aprobar la materia.
En cambio, con la música todo era diferente... Quería cantar, quería escribir canciones, y soñaba con aprender guitarra, que no tenía y me cansaba de pedirle todos los años a mi mamá en especial, porque mi papá ni siquiera me miraba últimamente y me daba miedo pedirle que me comprase algo.
Mi hermana es distinta... ella lucha por la vida, en cambio yo la dejo como está, ella se muestra más alegre y le importan más cosas ¿Por qué no poder ser como ella? Me pregunto todos los días... o como las otras personas que aceptan su vida tal cual es, y yo no. Odio tener que ser distinto a todos, porque sufro.
Cuando Melody salió del baño ya lista para realizar las actividades que tenía, se acercó y me dio un beso en la frente.
—Escucha Yannick, no le abras a nadie la puerta, al menos que sea mama o papa ¿Si? — Lo dijo con su tono amable de siempre, esas palabras que ya me la sabía de memoria.
—Claro —Le contesté.
Ella se despidió y otra vez llegó la hora cuando me quedaba solo, hasta las seis de la tarde... Todo el día.
Subí a mi habitación.
Mi casa es demasiado grande y muy linda, con muchos muebles, ordenada y en un barrio muy tranquilo.
Yo era bastante ordenado... así que mi habitación siempre permanecía aplicada, limpia, lo cual eso era bueno para un chico de mi edad y más un niño.
En mi habitación tenía un calendario enorme, donde me marcaba todos los días de este año, y los contaba siempre.
Tenía una terrible obsesión con contar siempre los días. Algún tipo de problema mental que andaba por ahí... Me acerqué, lo observé y resulta que me encontré con una mala noticia. Aquel sábado era mi cumpleaños.
Todos los años era lo mismo... Ese día me la pasaba en mi habitación llorando, triste y solo.
Mis padres se quejaban porque nunca quería festejar mi cumpleaños, bueno "festejar" no sé qué era para ellos. Los años anteriores era solamente decirme: "¡Feliz cumpleaños Yannick!", Y eso era todo su festejo, además de que mi madre me entregaba unos tres regalos que me había comprado. No tenía amigos de ninguna parte, no éramos una familia numerosa, así que todos los cumpleaños los pasaba solo. Entonces en estos últimos años decidí que ¿Para qué tratar de festejar mi cumpleaños si a nadie le importo? Entonces concluí que a partir de mi próximo cumpleaños todos en mi familia y yo actúesenos como un día normal, porque lo era.
Mi abuela de seguro, va a enojarse mucho. Ella siempre viene a verme el día después de mi cumpleaños y me trae una caja de bombones, o una torta realizada por ella, o chocolates, o siempre algo de comida. No sé qué va a decir cuando le diga que no quiero que me diga un "feliz cumpleaños".
Me acosté en la cama y saque las cosas de la escuela. Habían dado tarea de matemáticas, que asco, y de literatura (que me encantaba) y como estaba aburridísimo me iba a poner a hacerla.
Cuando logré verificar que los ejercicios de matemáticas no me salían, como de costumbre, pasé a literatura que estábamos leyendo un cuento muy aburrido que se llamaba "No me llames como no quiero que me llamen". La verdad me gustaba leer, pero ese cuento sí que estaba demasiado aburrido y no lo entendía muy bien, el autor era muy complejo al escribir, y yo no logro entenderlo.
Comencé a leer y noté que me punzaba la piel, donde me había lastimado yo mismo.
Traté de olvidar todo lo que había pasado hace unas horas atrás y me concentré en leer.

Me encontraba en el salón de mi clase, en el medio de todos mis compañeros mientras sentía que detrás de mí, susurraban cosas.

—Es tan estúpido...

—Es tan raro...

—No lo queremos en el curso...

—Por qué no se va... y deja de molestar...

—Tan solo su presencia me produce nauseas.

Todas esas palabras y más cosas de ese tipo, demasiado espantosas para mí. La profesora de historia me miraba con rareza y yo no hacía nada solo me quedaba allí, sin moverme, sin decir nada, tenso como casi siempre lo hacía.
Hasta que un chico de mi curso paso a mi lado y me escupió.

La profesora empezó a reírse un montón cuando vio lo que me había hecho, en lugar de llevarlo a la dirección o llamarle la atención o gritarle...
Todos empezaron a señalarme y a reírse de mí, avergonzado me levanté para irme de ese salón espantoso.
Cuando me fui nadie me lo impidió.
Pero más tarde note que estaba en otro lugar no en la escuela.
Caminé, caminé, hasta encontrar a mi mamá que estaba distinta. Pude calcular que estaba un poco más joven, y besándose con otro hombre...
¿Por qué veía eso? No era mi padre el que estaba con ella... Y yo me quedaba viendo cómo se besaban.

Nauseas me producía, dolor en el pecho sentía ver a mamá con otro tipo, entonces a causa de que sentía todas esas sensaciones espantosas otra vez, salí corriendo de ese lugar que desconocía porque no era mi casa.

Cuando salí de esas imágenes desagradables pude encontrar otra vez a mi padre discutiendo con mi mamá... ahora esta vez sí era mi padre, no otro hombre.
Pero no podía escuchar bien lo que decían, solo podía ver que el rostro de mi padre era de enojo y el rostro de mi madre de preocupación, mezclada con tristeza. Podía ver sus labios moverse y me di cuenta de que estaban gritando, pero en silencio, porque yo no podía escuchar lo que decían... ni una palabra... todo estaba en silencio.
Hasta que sentí que alguien desde atrás, me tocaba los hombros...

Me desperté de un sobresalto y me encontré en mi cama. El cuento que estaba leyendo estaba en el suelo, y el reloj marcaba las 16:40 HS.
¿Cuánto dormí?
Cuando sentí algo mojado que venía de mi brazo y encontré ¡Manchas de sangre en la sabana a causa de mi brazo! Había comenzado a sangrar cuando estaba durmiendo y no me di cuenta.
La desesperación empezó a venir a mí. Toqué la sábana para comprobar si era sangre y me manche los dedos.
Pegué un grito y saque las sábanas enseguida para llevarlas a lavar al baño sin que nadie se enterara.
Rezaba para que no viniera nadie y descubriera el desastre que hice por lastimarme ese brazo.
Refregué las sábanas con agua fría y con toda la fuerza que pude, para borrarlas definitivamente, mientras sentía mi corazón latir fuertemente.
Luego fui y las tendí al aire libre para que se secaran.
—Ahora tengo que curar mi brazo para que deje de sangrar —Mordí mi labio inferior y entré adentro de mi casa para buscar algodón, alcohol y algo más para que dejara de sangrar la herida.
Entré al baño para empezar a curar la herida, cuando sentí que alguien llegaba a la casa... ¿Quién podría ser? ¿Mis padres o Melody?
Los nervios empezaron a venirme cuando pensé que podían enterarse de mi herida en el brazo.
Esto era una verdadera pesadilla, además de la que había tenido hace unos minutos antes.
¿Qué mentira se me ocurriría ahora?

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