Capítulo 29

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Capítulo 29



"Te quiero"



La comida no me gustó.

No es que la hayan hecho mal porque era claro que siendo un restaurant le ponían toda la dedicación posible para que la comida este en buenas condiciones para que a la gente le guste y vuelva a comer en ese mismo lugar, pero justo le habían puesto algún condimento, o algún tipo de crema para darle un sabor distinto a mi arroz con pollo y la verdad es que no me gustó. Cualquiera hubiera dicho ¡esto esta riquísimo! Pero a mí me gustaban las cosas simples y cuando digo simples, son totalmente esas cosas que en ningún lugar te las sirven porque no llevan nada.

Comí tranquilo... mientras que Cheryl estaba vistiéndose, haciendo otras cosas, terminando su horario laboral y pueda volver cuando habría terminado con la comida.

Dejé un poco de comida porque mi estómago no podía más, pero la gaseosa, me la tomé toda porque la verdad que tenía mucha sed esta noche, a veces podía notar mi garganta realmente seca lo que hacía que mis labios se sequen... Cuando miré al frente pude ver que mucha gente que antes estaba ya no estaba, el lugar se empezaba a despejar un poco y estaba más tranquilo que antes. Había gente con copas de helado, u otros postres y yo estaba sentado, tomando mi billetera para pagar lo que me había salido la cena.

Cheryl se dirigió a la mesa con la ropa habitual que siempre acostumbraba a traer cuando nos juntábamos a charlar en alguna vereda de algún barrio que encontrábamos y con el pelo verde cayéndole por sus hombros.

—Me dijeron que lo tuyo es esto.

Me entregó un papel con lo que había consumido, y pagué para que lo llevara a la caja y poder irnos porque la verdad ya me estaba cansando el restaurant donde trabajaba Cheryl.

Salimos y ella me tomó del brazo aprovechando que yo tenía las manos en los bolsillos y podía hacerlo con comodidad.

— ¿Por qué has venido?

—Bueno la verdad es que quería ver donde trabajabas.

El corazón empezó a latirme fuerte porque se aproximaba el momento cuando le proponga lo que pensaba proponerle.

—Bueno, sí.

—Y como trabajabas— Agregué.

— ¿Y soy buena empleada?

—Si.

La noche estaba linda, debo admitirlo. No hacia frio, estaba lindo para caminar con alguna persona y conversar de muchas cosas que querías hace mucho hablarlas pero que no había podido ser de esa forma por debidos problemas internos.

— ¿No estás asustado por volver a tu casa porque es tarde? — Me preguntó con ironía.

—No, ya no.

—Estas cambiado.

—Quizás.

—Ya no eres como el chico que conocí ese día...

A veces cuando despierto en las mañanas, me siento en mi cama a sentir los sonidos de la naturaleza, y me imagino viajando a California, a Londres, a Japón, a todos esos lugares que quiero conocer con amigos a la risas sin importar lo que pueda pasar después, lo que pueda ocurrir con mi familia después. Solo quería despreocuparme de todo lo malo que podía pasar y preocuparme por lo bueno.

Tenía razón Cheryl ese día que fue nuestra primera salida en donde dijo que es lindo estar tranquila al menos por un rato y no preocuparse por nada, pero eso solo podía permanecer unas horas porque después venían todas las preocupaciones del día.

—Eso es bueno— sentí la voz de ella.

— ¿Por qué? Creí que sería malo...

—No eres dominado por tus padres.

Cheryl tenía una gran personalidad, no la veía a ella siguiendo órdenes de ni siquiera sus padres que encima tenían problemas y ella estaba enojada con ellos.

Pero yo, era el típico chico, torpe que seguía ordenes de sus padres porque no era lo bastante fuerte de aguantar lo que venía después por no obedecer órdenes.

"Castigos."

—Nunca mis padres me pudieron dar órdenes porque no las obedecía... Luego mi padre me castigaba y me golpeaba y lo único que ganaba es que le tome más bronca y que nunca le haga caso...

"Me golpeaba" pensé.

No podía imaginar cómo había padres que podían hacer semejante cosas a sus hijos, pegarles como si fueran objetos sin vida.

Lo único que ganaban es que luego los chicos les tengan miedo o bronca...

—Entonces les hacía dar dolores de cabeza, pero claramente me puse rebelde cuando noté que mi padre empezó a beber demasiado, que mi madre se dejaba golpear por él, eso me ponía los pelos de punta, entonces me daba ganas de salir corriendo de la casa y no volver más, pero me daba cuenta que no tendría a donde vivir...

Sentí una enorme melancolía al oír esas palabras de Cheryl.

—Me di cuenta que no podía hacer nada, que la que podía actuar solamente era mi madre que no lo hacía... y no lo hace...

Le tomé la mano helada, y se la apreté un poco para que sepa que la apoyaba en lo que sea, porque sabía que tenía un profundo dolor como el mío, o menor al mío, o peor que el mío, pero al menos sabía que tenía un dolor y eso lo teníamos en común.

—Todo se va a solucionar algún día.

—No creo, mi padre está loco y enfermo y mi madre está loca y enferma.

Me reí por lo que acaba de decir. Ella me miró rápidamente y me sonrió mostrando los dientes y mostrando una sonrisa que te daba ganas de borrar y no pensar que tenía un dolor enorme, porque no parecía...

—Es verdad —Continuó hablando —Un hombre que le pega a una mujer, o una mujer que le pega a un hombre no está bien y está loco y enfermo mental...

Suspiró con una gran angustia lo que hizo que me pusiera triste.

—Y bueno esa es la familia que me toco, además de que mi hermano se fuera y no me diga nunca más nada sobre su vida.

— Cheryl... Lo siento tanto...

Ella suspiró y no dijo nada.

—De verdad quisiera que todo esto se solucione, no mereces lo que te pasa, y tus padres merecen ayuda...

—Si... pero no es fácil...

Nada es fácil.

Más situaciones como la que estaba viviendo ahora... yo no sabía que aconsejarle o que decirle, porque eran situaciones tan difíciles, y tan delicadas.

—Tienes la razón pero no quiero que estés triste, no quiero verte llorar porque eres una verdadera mujer fuerte...

Ella me agarró de mi rostro con sus dos manos, me miró fijamente y dibujó una leve sonrisa en su rostro. Me sonrojé lo reconozco porque sé que mi rostro quema cuando algo me da vergüenza y ahora estaba pasando. Ella me gusta.

—Nunca estaré triste.

— ¿De verdad? — Le pregunte con vergüenza.

—Si es verdad, Yannick.

—Dime el secreto de cómo haces para no estar triste, porque no lo sé...

Ella no dijo nada y me beso en la boca sin decirme nada.

Me relajé y la tomé de la cintura aunque mis manos temblaran tanto que no podía controlarlas y dejarlas quietas.

Otra vez me puse demasiado nervioso y me tomó desprevenido, pero Cheryl era así, era atrevida, era loca, era como era y a mí me gustaba porque no había forma de cambiarla y quien quería cambiarla, ella era única.

Podía estar loca.

Pero la quería por eso...

Un calor me inundó mi cuerpo y me relajé mientras sentía mis labios sueltos y los labios de Cheryl moviéndose por toda mi boca.

Nunca había besado a una chica... tan profundamente.

Nunca sabia como se sentía...

Pero puedo decir que este podría haber sido el mejor beso de toda la historia, una noche, muy tarde, donde el viento soplaba levemente, donde había una tranquilidad por las calles, donde estábamos solos, esto era un recuerdo que iba a quedar guardado en mi corazón de todos los tiempos. Uno de mis primeros besos con mi primera novia... Era lindo guardar un recuerdo de ese tipo.

"Mi segundo beso..." lo guardaría en mi corazón.

Ella olía bien, su perfume olor a frutas me inundó cuando me abrazo y sentí su calor de su cuerpo lo cual me hizo dar un leve escalofrió pero luego sonreí mientras le daba un fuerte abrazo.

Luego me aparté para mirarla a sus oscuros ojos que estaban brillando como las estrellas de esta noche.

—Tenemos que hablar de nosotros.

Mi corazón empezó a latir fuerte cuando terminé de decir esas palabras porque nunca pensé que una chica gustara de una persona tan... débil como lo soy. Creí que nunca una chica me prestaría la atención.

—Me parece que sí, ya era hora oír eso de tu boca...

Cheryl sonrió.

Quería empezar a hablar pero no me salían las palabras, ya que esta era mi primera experiencia con una chica y mientras que para ella era tan fácil porque estaba tan relajada, tan cómoda, tan tranquila, mientras que yo estaba temblando como una hoja un día de viento.

—Ya sé que no quieres nada conmigo... porque eres peligroso pero yo tendría que ser la que tendría que advertirte eso y no lo hago— Se cruzó de brazos —Porque hay que dejar los sentimientos libres y no pensar en lo que puede pasar después, solo disfrutar a la persona que queremos en el momento y yo te quise para mi desde el primer día que te vi desde la computadora...

Me sonrojé y me la imaginé en su netbook viendo mis videos patéticos en donde cantaba canciones depresivas y donde también podía observar a ese chico lleno de sueños sin cumplirlos.

—No es eso...

Cheryl se acomodó su despeinado pelo verde, mientras seguía sonriendo y mirándome con curiosidad.

— ¿Yannick?

—Bueno creo que si trato funcionaria esto, además tienes toda la razón en lo que dices, soy joven y tengo que disfrutar.

— ¿Es en serio?

—Si...

Hubo un silencio por unos segundos y cuando no dijo nada creí que ya se había arrepentido de salir con un estúpido como era, que ella necesitaba de esos chicos que los fines de semanas en las discotecas se besaban y se los llevaba a dormir con ella.

—No lo puedo creer.

Se llevó la mano en el pecho.

La observaba sin saber que decir.

— ¡Sí! ¡Sí!

Dio un grito de furia y luego con una sonrisa que mostraba sus blancos dientes, se lanzó encima de mí para que la abrazara, la tomara, y la levantara y hacer una de esas escenas de películas románticas en donde los protagonistas que se amaban, se abrazaban y el hombre levantaba a la chica y rodaban mientras reían.

Pero en lugar de alzarla, me resbalé y me caí al suelo. Por suerte, no llegué a golpearme la cabeza porque apoyé mi codo que se dio contra todo el piso tremendamente duro y dolió pero no podía quejarme.

Solo gemí y empecé a reír cuando me di cuenta que los dos estábamos en el suelo de una vereda desierta, ella encima mío y que nadie nos observaba.

Me abrazaba tan fuerte que no podía evitar reírme.

— ¿Estás bien?

Me preguntó mientras hundía su frente en mi pecho.

—Oh, claro solamente el suelo esta helado y me golpeé el hombro muy fuerte...

Ella levantó su cabeza y me sacó la lengua.

—No arruines el momento.

—Tú lo arruinaste preguntando si estaba bien.

Mi mirada estaba en el cielo estrellado, en el cielo que se veía hermoso esta noche... muchas hermosas estrellas estaban presentes y eso era hermoso.

Cheryl dirigió la vista a mi rostro y pude sentir un escalofrió porque ella estaba encima de mí y nuestras narices se estaban rozando.

Mis manos permanecían quietas y no podía negarlo, estaba completamente tenso. Pero no me importaba solo me importaba ver el rostro de aquella chica, de aquella niña de pelo largo, verde, teñido, morena, con esos ojos misteriosos negros y esos labios carnosos.

—No te arrepientas...

—No claro no lo haré.

— Yannick, eres un chico tan extraño...

—Lo sé...

Seguía encima de mí, mientras me miraba mis pequeños labios secos y fríos, además de que con algunas mechas de su pelo me hacía cosquillas en las mejillas.

—Pero eres el mejor que conocí.

— ¿De todos?

Suspiró y cerró los ojos con frustración.

— Yannick.

—Lo siento, solo lo estoy arruinando.

Y me besó nuevamente.

Cerré los ojos y lo único que sentía era su boca cálida contra la mía, su cuerpo se relajó y se apoyó contra el mío mientras que con sus dos manos, me acariciaba cada una de las partes de mi cuerpo demostrándome que estaba feliz por la noticia que había venido a darle.

Solo espero que esto no termine mal.

Solo espero que no llegue a hacerle nada malo...

Que mis demonios no actúen...

Después de darnos algunos besos, ella se levantó y me tendió la mano para ayudarme a pararme. Me levanté y empezamos a caminar por la noche tomados de la mano.

Me dio un cigarrillo, luego tomó uno para ella y bueno ahora que iba a salir con Cheryl sería mejor pensar en que podía dejar el cigarrillo.

Siempre estaba fumando y terminé haciéndolo con ella. Recuerdo una vez hace un año atrás que había prometido que nunca tocaría un cigarrillo, porque era malo, y ahora todas esas promesas que me las habían hecho a mí mismo se esfumaron.

—Era raro que no estés fumando...— Dije sarcásticamente.

—Lo siento.

—No es que me moleste, pero es que te arruinas los pulmones, la garganta...

—No me importa.

Sentí que su mano apretaba la mía lo cual me hizo mirarla y levantar una ceja. Ella era una chica misteriosa, pero no sé hasta qué punto podía serlo.

—Sera mejor que lo intentes dejar para tu futuro de ser actriz.

Cheryl asintió desanimada.

— ¿Pasa algo?

—No creo que nunca pueda ser actriz...

Me quedé en silencio unos segundos y su comentario me hizo recordar a los míos...

—Bueno entonces yo nunca triunfaré en la música, tendré que ir a la maldita universidad a estudiar algo que no me gusta, luego trabajar infelizmente en ese trabajo y listo.

—Tú triunfaras.

Lancé una carcajada.

— ¿Cómo sabes eso?

— ¿Hacemos una apuesta?

Me sugirió, mientras aspiraba el cigarrillo como si fuera la última vez y largaba un montón de humo, cosa que yo todavía no podía realizar ese tipo de cosas porque si no morirá en un ataque de tos.

—Bueno.

—La apuesta consiste en que tú dices que no triunfaras en dos años y yo digo que en dos años si triunfaras y grabaras algo con todas esas canciones que quieres expresar al mundo para que aprendan de algo.

—De acuerdo —Asentí con la cabeza — ¿Pero si pierdo la apuesta?

—Tendrás que besar a un chico.

La miré con los ojos bien abiertos por lo que acababa de decir, entonces aclaré mi garganta y negué con la cabeza.

Que ocurrencias, tiene esta chica.

—Bueno, espero ganar.

— ¿Y yo?

—No se...— Hice una pausa —Supongo que besar a una chica.

—Ya lo hice.

Contesto rápidamente lo cual, hizo que lance otra carcajada y que el cigarrillo se me caiga de la mano.

— ¿En serio?

Pregunté curioso, porque no sabía que había hecho eso. Pero bueno después me imaginé que en una de sus fiestas, donde Cheryl toma demasiado y quizás ingiere un poco de drogas, puede ser que haya venido una lesbiana y le haya dicho:

"¿Nos besamos?

Y ella le haya contestado:

¡Claro, hermosa!"

Pero creo que estoy haciendo mucha historia, mucha información de cosas que no son importantes.

—Bueno creo que me has sacado la apuesta— Dije medio molesto.

—Piensa en otra cosa.

Traté de pensar en algo que sea muy difícil como me dio ella... Besar a un chico, ni me lo imaginaba, ni siquiera sabía si podría lograr a llegar a hacerlo. No era porque era homofóbico, pero es que no era bueno haciendo cosas nuevas y creo que sería un verdadero desastre en esa situación.

—Bueno, andar por la calle desnuda por diez minutos.

Me soltó la mano, y me empujó mientras se reía.

— ¡Me has cagado!

Luego se reía más fuerte y yo también me reía por la situación en la que estábamos pasando... Me divertía con Cheryl hablando de cualquier cosa, aun así, me divertía... Ella era una chica especial en todos los aspectos y siempre pensaba que Dios me había dado por primera vez un poco de suerte.

— ¿Lo harás?

—Es la apuesta, nunca rompo una apuesta.

— ¿Pase lo que pase?

—No, Yannick, las apuestas no se rompen por nada... Así que si pierdo voy a salir desnuda diez minutos a caminar por las veredas, y no me importa si me tomen fotos...

Asentí mientras sonreía.

—Bueno entonces yo si pierdo, besaré al chico...

Chocamos los cinco.

Igualmente de aquí a dos años falta mucho, quizás en ese tiempo se nos olvida por completo esta apuesta, pero lo que importa es que ahora mismo la organizamos.

—Trato hecho.

—Trato hecho.

Cheryl me miró con ternura y como era más alta que yo, y más con tacones con los que llevaba hoy, alcanzó perfectamente mi frente y me dio un beso largo y húmedo.

Luego sus labios bajaron a mi oído y sentí su respiración y un susurró que me hacía cosquillas y dar bastantes escalofríos que a veces me gustaban pero otras veces no...

—Te quiero.

—Te quiero también. 

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