Capítulo 30

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Capítulo 30



"Navidad"



Los días pasan.

Los días corren.

Nadie puede detener el tiempo, aunque desees con todo tu corazón hacerlo, no pasara.

Los meses vuelan.

Llegó la navidad.

Tan esperada para la gente, que tenía algo que celebrar... Que pasaba un buen rato, de risas, de anécdotas, de charlas, con sus seres queridos para ese tipo de gente era esperado.

Pero para la gente como yo, nunca lo fue.

Era nada más que un invento comercial para que la gente consumiera más de lo que consumen habitualmente.

Suspiré con un fuerte dolor en el pecho, mientras caminaba con las manos metidas en los bolsillos de mi campera, y mientras que veía los árboles en cada casa, llenos de luces y de colores.

Sacó la vista en ellos y pienso que en mi casa, ni siquiera los amargos de mama y "no padre" lo arman porque no creen en nada de eso, por lo tanto no lo hacen.

Pensar que cuando era pequeño esas cosas solían afectarme mucho, porque pensaba que el mundo era fácil, en el que todos creíamos en esas cosas, y yo quería hacer todo lo que la gente hacia.

Que sería lo que las personas normales hacen.

Pero Melody cuando notaba que estaba triste, mirando la ventana, porque en casa no armaban un grande árbol de navidad como en las demás, venia se sentaba al lado de mí y apoyaba su cabeza en mi hombro.

—No estés triste, cuando seamos más grandes y tengamos mucho dinero podrás armar un árbol gigante que llegue hasta el techo de tu casa.

Me reía y se me olvidaba a las cinco minutos que pasaba... luego la navidad se iba y caso olvidado.

Y ahora...

Ahora no pienso nada.

Lo único que sé es que estas fechas no me gustan mucho porque las personas inconscientemente te hacen recordar que en la vida estas más solo que alguien en una isla.

Cuando veo las redes sociales y observo las fotos que publican los famosos que le gustan a mi hermana, u otras personas que no son famosas, que solo son humanos, veo que están pasando navidad con muchas personas, recibiendo abrazos, comiendo cosas increíbles, mientras que yo estoy tirado en la cama mirando la pantalla de un celular.

Cuando sentía los fuegos artificiales de pequeño, esa era otras de las cosas que me hacía poner mal...

Quería comprar un montón de esas explosiones para jugar la noche de navidad y Richard cuando le pedía con timidez lo único que me decía:

—Eso es basura, Yannick.

Y solo me quedaba mirarlos por la ventana, y quedar asombrado por muchos de ellos que hacían colores hermosos.

Luego a medida que iba pasando tantas navidades amargadas, cuando llegaban las fechas lo único que podía hacer, era tratar de no pensar en que era navidad, sino un día normal como todos los de mi vida.

Un día que no pasara nada como todos... Un día aburrido y despreciable.

Porque la verdad era como una tradición en mi casa, odiaban los tiempos de fiestas, entonces había que hacer lo que se diga en la casa.

Caminaba rápido tratando de llegar a la casa de mi novia, lo antes posible. Llevaba colgada en mi hombro una mochila donde estaba mi regalo de navidad para ella.

Cuando vi su pequeña casa pintada de color marrón madera, me detuvo a seguir caminando, los gritos de sus padres...

Eran de esos días en que lamentaba lo que le pasaba a Cheryl.

Mi vida tampoco no era tan buena como ella, creía...

Me acuerdo cuando la llevé a un banco de la plaza, apoy émi mano en su hombro, tratando de que todas esas cosas horribles que no quiera recordar desaparezcan.

—Tranquila...

Pero no logre conseguir nada más que ella saqué mi mano de mi hombro despacio para no hacerme daño, ponga sus manos en su cabeza y me diga:

—No lo entiendes, Yannick, nunca voy a poder ser actriz.

Sus padres estaban siendo más complicados de lo que pensé que podían llegar a ser... más que los míos que a pesar del tiempo que había pasado desde esa discusión que habíamos llegado a tener por lo de mi banda, todavía es tan sin hablarme ni dirigirme la palabra lo cual a veces a Melody le da bronca y le dice que ya se detengan. Las cosas no se solucionan no hablándole a la persona con la cual estas enojada, más bien eso empeora la situación.

Pero ellos hacen lo que ellos quieren por algo son adultos, pero no siempre los adultos, hacen las cosas correctas es más casi siempre se equivocan y culpan a los adolescentes.

No voy a dejar la banda, ni dejar de tocar a veces como solista porque ellos quieran, porque eso es lo que más me gusta, lo único que me hace pensar en otra cosa, eso es lo que me motivaba a estar de pie todos los días, eso es lo que me da una esperanza de que algún día todo cambiara, y pasaré de otro lugar a uno mejor, no perfecto, pero mejor que en este que estoy, porque la vida cambia y no te deja en el mismo lugar si te mueves, te preocupas y sigues tu sueño.

Miré la casa una vez, suspiré, y pensé que no sería un buen momento para nada, ni siquiera podría animar a Cheryl si le entrego un regalo.

Está pasando por momentos difíciles que debo comprenderlos por más doloroso que sean. Su familia esta desunida, es más tiene que soportar todos los días gritos que la ponen nerviosa, insultos que la hacen llorar y otras cosas peores, que la hacen que no desee estar más en esta vida. Cosas que te hacen estar nervioso y ansioso.

Y bueno la vida es difícil.

Solo hay que saber cómo mirar adelante y como saber enfrentar los problemas que tienes y los que están por venir.

Era el menos indicado para hablar de estas cosas, porque sabía que estaba haciendo cosas malas y no siguiendo mis propios consejos.

Sentía que mi espalda estaba helada, y aunque metiera las manos en los bolsillos de la campera, no sucedía nada porque mi cuerpo sigue frio.

Cada vez que respiro me da una punzada el pecho y mientras veo las demás casas tranquilas, no puedo dejar de sentir la tristeza cuando escucho los gritos, además de ver que la única casa escandalosa es la de mi novia.

Me alejo un poco de la casa con muchos gritos para pensar si toco el timbre o me voy a casa.

Cheryl sale de la casa con lágrimas en los ojos y me sorprende inmediatamente.

— ¡A dónde vas!

Se sentía una voz de un hombre.

— ¡Que te importa!

Ella gritó.

La vi, y di un paso hacia atrás, pero no pude ser tan rápido para irme corriendo porque ella me vio y abrió los ojos como platos.

Cerró la puerta con brusquedad, y corrió hacia mí, donde estaba parado con la boca media abierta y algo perdido.

Me tomó del brazo y empezamos a correr. Hacia exactamente lo que ella quería porque no podía preguntarle nada en este momento.

Creo que no había sentido más frio del que sentía hoy.

Una navidad muy fría.

Corrimos unos bastantes minutos largos, hasta que nos alejamos por completo de su casa. Ella se limpió los ojos con sus manos y me miró por unos segundos.

—Lo siento por haber venido en un momento que no era adecuado.

Cheryl se acercó, me tomó el rostro con sus dos manos y me besó. Sus labios eran lo único cálido que sentía en ese momento, todo era helado como el clima.

Creí que iba a estar enojada por haber molestado, pero la verdad es que conmigo no, lo cual era importante para mí y para ella porque demostraba que no se la agarraba con personas que no debía hacerlo como muchas personas hacen.

Cuando despegó mis labios de los de ella, sonreí mostrando una leve sonrisa.

—Feliz navidad... —Dije porque no sabía que decir.

—Feliz maldita navidad— Rio amargamente.

—Lo siento mucho.

—Ven, vamos a tomar un café allá.

Caminamos y entramos a una cafetería en donde estaba vacía, solo un amargo señor canoso mirando una televisión pequeña donde mostraban las celebraciones de navidad en todo el mundo.

— ¿Qué van a pedir? —Nos preguntó.

—Un café, con tres roscas bañadas de chocolate.

Pidió Cheryl y luego me miró para que ordenara algo.

—Solo un café.

Nos sentamos en unas mesas del fondo, ya que teníamos todo el lugar para elegir ya que no se encontraba nadie, porque de seguro están festejando la navidad en sus casas, mientras abren todos los regalos que se compran entre ellos porque "Santa" no existe.

—Perdóname tú a mí, que no puedo ser una novia normal en estos últimos tiempos.

—No tienes por qué disculparte.

— Yannick, sí.

No dije nada y negué con la cabeza para demostrarle que no estaba enojado por nada que ella haya hecho.

—No nos vemos seguido como antes —Continuó —Y cuando nos vemos estoy desanimada sin ganas de hacer nada, ya ni voy a tus shows en vivo...

Tragué saliva y me puse nervioso lo menos que quería era que me dejara solo... no ahora.

—No tienes por qué ir si no tienes ganas...

—No es eso, es que ya no soy la misma chica a la que conociste...

Me acordaba los primeros meses en que Cheryl tenía una sonrisa donde mostraba sus blancos dientes, en donde se maquillaba, se ponía ropa a la moda, se perfumaba, hacia chistes, y se mostraba feliz...

—Me canse de ser esa chica.

Me interrumpió toda la imaginación que estaba teniendo con lo que era ella hace un par de meses.

La miré fijamente y pude notar que tenía ojeras debajo de sus ojos, estaba toda despeinada, su color verde ya no existía en su pelo, solo era una mezcla de colores descoloridos por tantos lavados y lo más doloroso era que se veía triste.

Sus ojos negros ya no eran seductores y misteriosos como antes, reflejaban la tristeza de todo el mundo...

—Está bien.

Apoyé mi mano en la de ella.

—No tienes por qué lamentarte, yo comprendo que estas en una situación difícil, porque me ha pasado muchas veces, pero todo ya va a estar bien.

—No, nunca va a estar bien.

El lugar estaba caliente, pero yo estaba frio desde que entré en conversación con mi novia que estaba devastada.

— ¿Sabes? Ya estoy cansada de ser esa persona que finja que no le importa nada, cuando le importa todo, y trata de seguir con la mierda de vida que tiene pero llega un día que se rinde y nunca más puede levantarse, creo que eso me paso.

—Tú eres fuerte.

—Ya no.

—Escucha Cheryl son momentos espantosos que pasan en tu vida y sientes necesidad en esos días de no vivir más, pero luego le encuentras sentido a algo y estas esperando a que llegue como modo de recompensa en todo lo que soportarse y esa es la razón por la que te quedas.

—No tengo nada que esperar.

Negó con la cabeza y miró la ventana desinteresada de la conversación.

—Sí, quieres ser actriz.

—No, no ya no.

No sabe lo que dice, solo está enojada con la vida, enojada con ella misma, porque no puede hacer nada para mejorar lo que tiene delante pero solo tiene que esperar porque la paciencia vale oro.

Podía ser positivo con las demás personas pero conmigo mismo, no.

—Eres una gran mujer, creo que vas a conseguir lo que quieres.

Se le llenaron los ojos de lágrimas, quiso sonreír pero le salió una mueca.

—Gracias, pero soy una mediocre.

—No...

—Sí, no voy a llegar nunca a nada, y no quiero que mi vida sea amargada, ¿Lo sabes? Tengo miedo de llegar a ser grande y de haber perdido todo el tiempo que me quedaba para disfrutar, a eso le tengo miedo de no llegar a hacer nada que me gusta.

La entendía.

Su miedo era llegar a tener unos cincuenta años, sentarse en una silla y pensar hasta llegar a lo doloroso, que nunca había hecho en la vida lo que le gustaba, nunca, y que ahora solo era grande y se tenía que concentrar en lo aburrido que había formado.

—No va a suceder.

—Es que el punto, es que ya no sé qué hacer con la vida.

Abrí la boca y luego la cerré. Creo que se me acabaron los consejos.

Bueno estábamos en las mismas condiciones, la diferencia es que yo ya me harté de llorar por todos los rincones diciendo que no soy conforme con lo que me tocó, que odio mi vida, porque aunque lo esté diciendo las veinticuatro horas del día no va a cambiar nada, es mas todo va a empeorar porque voy a caer en ese pozo imposible de salir. Que es donde estoy ahora. Ya me he caído y me he lastimado.

—Bueno a mí me sucede lo mismo.

— ¿Y qué haces?

—Agacho la cabeza y continúo.

—Pues ya estoy harta de hacer eso todo el tiempo...

Tragó saliva y siento que el nudo de garganta que siempre se me forma está apoderándose del espacio de mi garganta y el dolor en el pecho viene de a poco.

—Creo que mi vaso está rebalsando de agua...

— ¿Qué paso con tus padres?

—Que se vayan a la mierda.

No sé si reírme de lo que acababa de decir o ponerme a llorar ¿Cuál sería mejor? No puedo hacer entrar en razón a Cheryl porque no aguanta más, ya no puede entonces ¿Qué es lo que se supone que debe hacer y qué debo hacer con ella?

—Mis padres son basura...

—Están en un momento difícil...

—Si ya sé que ellos no tienen una vida hermosa, pero tampoco eso no les da el derecho a hacer lo que van a hacer conmigo...

La miré un momento y no entendía lo que quería decir porque no me había contado nada lo que había pasado en el día de navidad.

Puse el rostro confundido para que me comprenda en lo que estaba pensando y me dé una buena explicación de las cosas.

—Piensan encerrarme en un internado para chicas...

Abrí los ojos como platos y me quedé sin palabras...

¿Estaban acaso locos?

Cheryl no iba a poder ser libre, si entraba allí, además no correspondían ella era mayor de edad no era menor como yo...

—Pero eres mayor de edad...

—De ahí entran chicas hasta los veinticinco años y yo soy menor todavía de esa edad...

—Pero no entiendo.

—Con las firmas de tus padres entras, si todavía estás viviendo con ellos y yo lamentablemente estoy viviendo en esa casa con ellos

Me muerdo la uñas para contener las lágrimas que se venían...

— Pero me lo busqué.

—No...

Negué con la cabeza, pero ella intervino.

—Si —Me interrumpió automáticamente— Estaba tan decidida que me escaparía como mi hermano mayor, que les hice la vida imposible las últimas semanas, y no me importaba aguantarme los gritos de la idiota de mi madre y los golpes del demente de mi padre.

Me toqué la frente para no entrar en pánico.

—Vas a escaparte.

—No creo que pueda.

Nunca creí que la vida de Cheryl diera un giro tan inesperado para ella y para mí. Empezamos a salir, y al principio era una linda relación, con algunas salidas, unos besos tiernos, mezclados con abrazos, risas y charlas... pero ahora ella estaba destrozada y yo también porque verla de esa manera me ponía los pelos de punta.

—Y si me llevan a ese internado, estaría muchos años allí, encerrada, con muchas chicas locas y perdería todo...

—No vas a ir...

— Yannick no puedes impedirlo.

—Escápate ahora.

—No tengo el dinero suficiente.

—Te doy el dinero que necesites...

Ella me miró por unos segundos con los ojos vidriosos y luego negó con la cabeza, por un momento pude pensar que iba a aceptar mi propuesta, pero estaba difícil.

—No puedo sacarte dinero.

—No me lo sacas, yo te lo doy porque quiero.

—Igual es mucho dinero para el viaje, para el hotel, para la ropa que me hace falta, para la comida... Más que nada el hotel, no tengo en donde quedarme...

Miré hacia la mesa que estaba limpia, y solo se siente el sonido del televisor que tiene encendido el hombre, que con una bandeja nos trae lo pedido.

Nos lo deja en la mesa y se retira con tranquilidad.

—Lo siento, no quería darte esta noticia en navidad...

Dijo ella con el tono de la voz serio y a mí no me importaba navidad, ni recibir noticias malas, porque ninguna navidad de las que tuve había sido buena, por una más, no iba a cambiar nada...

—Está bien.

Cheryl me observó atentamente como si me leyera el pensamiento. Ella me conocía... pensaba básicamente como yo.

— ¿Cambiar de vida?

La miré y asentí un poco cansado.

—Es lo que pienso todo el tiempo...

—Pero no se puede.

Tomó una dona y la mordió, podía sentir el olor de chocolate que desprendía ya que estaba bañada de ello, mientras que yo miraba el café negro y revolvía lentamente con la cuchara.

—No quiero que te entregues a tus padres...

—No sé porque no me dejan... Si nunca les importé, ahora quieren hacerme creer que les importo, claramente a mi padre el alcohol le ha llegado a la cabeza.

Me rio penosamente.

—Es que solamente quieren molestarte...

Susurré, ella me dio la razón con la cabeza y pensé que mis padres hacían lo mismo.

Bueno, nuestras vidas no eran como queríamos que fuera, pero ninguna vida es como uno quiere que sea, porque siempre le falta algo, porque lo perfecto no existe.

Alejarme de Cheryl por las malas, no era algo que tenía planeado para que mi mente lo asimile y que cree más demonios mentales que me hagan recordarla una vez y otra vez.

—No quiero que te vayas... —Me sonrojé, por decir la verdad.

—No quiero dejar de verte...

Cheryl dijo mientras me mostraba sus dientes con una de esas sonrisas que no veía hace mucho y que me hizo bien de hecho.

—No lo permitas.

—No puedo prometerte nada.

Le di un sorbo a mi café.

— ¿Crees que pueda ir hablar con ellos? —Pregunté con vergüenza.

Cheryl largó una carcajada.

—Ni se te ocurra, mi padre es un violento que puede llegar a golpearte como lo hace con mi madre y bueno ella no querrá ni recibirte...

No dije nada.

Solo apoyé mi mano en la mesa, rendido por todo, rendido porque iba a perderla... rendido porque no iba verla más, rendido porque ella era una de las personas que me animaba y me decía que todo alguna vez iba a cambiar que tenga una esperanza, que me decía que cantaba hermoso y que era mi primera fan...

Cheryl puso su mano sobre la mía y con sus dedos la acariciaba.

—Trataré de hacer todo lo posible para que no me lleven allí...

—Está bien...

Sonrió y se le hizo un pequeño hoyuelo en su mejilla.

— ¿Pero qué has hecho?

—No he obedecido en nada, les he gritado, insultado, no dormí en casa por varios días —Largó una pequeña risa —Pero eso lo hacía siempre y no les molestaba... ¿Por qué ahora?

Miré la ventana y de solo ver como se veía afuera me daba frio, porque la nieve era muy fría y está bien que no está nevando tanto como otras navidades pero había nevado y el frio me hacía dar un escalofrió en todo el cuerpo.

—No lo sé...

Llevó su mano a mi rostro y estaba tibia el día de hoy.

— Hey feliz navidad.

—Feliz navidad, Cheryl.

Unos minutos más tardes, saqué el regalo que le había comprado, y ella me dio un abrazo cálido...

Aunque ella estaba con las manos vacías, no me importaba para nada que no me haya comprado nada, solo me importaba que para navidad, ella estuviera al lado mío.

Además ya había recibido regalos por parte de mi madre... que decía que era de parte de todos pero yo sabía que ella era la única que los compraba.

Ella abrió el regalo y se encontró con un hermoso colgante en forma de una guitarra eléctrica y un perfume.

Sonrió y otra vez me abrazo.

—Es asombroso, de verdad no tendrías que haberte molestado...

—Eres mi novia...

Me tomó de la mano y asintió.

—Lo siento por no haberte regalado nada...— Hizo una pausa —Lo que pasa, es que estaba desesperada por ahorrar todo lo que tuviera, y en estas semanas no estuve bien, ni siquiera tenía ánimos de levantarme menos para ir a comprar algo...

—No tienes que disculparte.

Cheryl se acercó y me dio un beso en la mejilla.

— ¿Qué te regalaron? —Me preguntó.

—Pues solo mi madre me ha regalado un poco de ropa, y un CD musical... y Jayden mi amigo me regalo una agenda muy linda...— Sonreí levemente — ¿A ti?

—Un hermoso colgante y una fragancia hermosa.

— ¿Nada más?

—No...Pero son los mejores regalos que he recibido en mi vida...

Asentí y fingí como que no había escuchado nada.

Cuando salimos de esa cafetería, tomados de la mano, mirábamos al frente. Pensaba, Cheryl no sé qué hacía, pero yo pensaba.

Cada vez que pasábamos por las casas decoradas por la navidad, mirábamos y no decíamos nada, solo caminábamos un poco y sentíamos el frio como golpeaba nuestros rostros.

Cuando pasé un buen rato con Cheryl caminando por ahí y charlando de la vida, me fui a casa porque no tenía a donde ir, ya que no tenía muchos amigos a los que visitar, ni tampoco familia para visitar.

Mi casa estaba aburrida como todos los días.

Mi madre apenas me saludó porque haberme entregado los regalos de la navidad, no garantizaba que no seguía enojada por lo de la banda y Richard también apenas me habló. Sostenía una taza con té, y miraba la TV junto con mi madre.

Subí las escaleras en silencio pero me detuve cuando escuché un sonido que venía de la otra habitación... música...

Melody estaba con amigos dentro de la habitación, entregándose regalos y con música de sus bandas favoritas como la de The Firts Wish, una de esas bandas que casi todo el público era femenino, porque las chicas veían sus rostros bonitos nada más...

¿Y qué hay de la música?

Cuando escuchabas la música y las letras de esa banda, me daban ganas de suicidarme por lo malas que eran...

Y decía que lastima porque podrían hacer algo mucho mejor que eso, eran capaces de hacer algo bueno, pero no querían estar en esas condiciones porque esas canciones con esas letras buenas no venden y bueno tenían que hacerlo para entrar al mercado.

Si yo fuera cantante no me importaría cual es el tipo de música que vende ahora en estos momentos, sacaría todo lo que hay dentro de mi corazón, y no me importaría lo que digan los demás porque estoy haciendo lo que en verdad quiero y eso es lo importante de la música.

Nunca nadie lo comprende.

Y así estamos... cada día.

Melody es una de las chicas que escucha a esa banda por su enamoramiento del vocalista, y del guitarrista, un día lo admitió cuando le dije mientras miraba uno de los posters que tenía colgado en su habitación:

—Me imagino que eres consciente de la mierda que cantan...

—Están buenas las canciones...

Ella me respondió con una sonrisa y largué una carcajada.

—Si en especial esa que dicen en el estribillo, ven niña bonita que necesito decirte que te amo y que serás mía por siempre.

Melody sonrió y puso el rostro de enamorada.

—Me imagino que uno de ellos me dice eso.

—Que ridiculez, esas frases tontas y que todo el mundo ya las uso.

—Pero tienes razón a veces cuando te pones a pensar realmente lo que cantan reaccionas que no son buenos, pero luego ves una foto de ellos y se te olvida.

Mi hermana era una chica la cual tenía muchos amores platónicos.

Negué con la cabeza y entré a mi habitación.

Llamé a mi abuela para darles unas hermosas navidades, y ella también me lo dijo, además me dijo que algún día pase a buscar los regalos que tenía preparados para mí.

Me acosté en la cama porque no tenía nada que hacer en este día de mierda, que siempre fue normal para mí, y bueno lo único que me quedaba era pensar en Cheryl en lo mal que estaría sin ella.

Me acurruqué en mi cama, cerré los ojos y esperé que algo pasara para que deje de estar tan aburrido...

Que el sueño se adueñe de mi cuerpo.

Lo último que pensé fue en el rostro de Cheryl...  

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