Capítulo 31

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Capítulo 31



"El hombre extraño"



Rodeado de gente, estaba cantando.

Estaba mareado porque había tomado algunas copas demás antes de subir al escenario por los nervios fatales que se me venían horas antes de cantar, entonces un poco de alcohol me hacía olvidar muchas cosas. Me hacía relajarme y entrar un poco en calor, lo necesitaba.

Hoy no tocaba con la banda de David, pero lo veía a él con su novia, sentado en una mesa viéndome cantar con una sonrisa, mientras comían algo y tomaban alcohol.

Trataba de no mirar tanto las luces de varios colores que iluminaban mi rostro, porque pensaría que podría quedarme ciego.

Mis oídos zumbaban porque hoy los parlantes estaban bastantes fuertes y cada vez que tocaba la guitarra acústica a veces las ventanas vibraban y me daban la sensación que iban a estallar...

Hacía mucho calor en el escenario, y en el bar, por lo tanto cada vez que me terminaba una canción, antes de empezar otra, agarraba la botella de agua y le daba un sorbo bastante largo.

Me concentraba en la mayoría de veces para cerrar los ojos, y cuando los abría, mirar hacia otra parte que no sea una persona. Recuerdo de todas las veces que cante, que una vez posé la mirada en una chica que estaba mirando atentamente y me olvidé la letra.

Lo bueno de ahí es que, como no tengo un CD con mis canciones, casi nadie conoce mis letras, así que cuando se me olvida algo puedo inventarme algo que se me vino en mente.

Cada fin de semana que pasaba aparecía más la gente en los bares, y mi canal de youtube aumentaba de suscriptores, gente que me apoyaba, todos los días.

Bueno no quiero ilusionarme tanto... pero ¡Estoy en Estados Unidos! Claramente va a ver más gente, por los turistas, o porque este lugar es lo bastante grande para que haya mucha gente.

Mis dedos cada vez duelen un poco más, de tanto tocar la guitarra, y siento mis piernas como tiemblan a pesar de que logro poder calmar un poco mis nervios de una vez...

Cada vez que canto mis once o doce canciones, después, cuando voy a sentarme a una mesa del bar me duele la garganta, y me duele el corazón.

La garganta porque supongo que no caliento bien mi voz antes o porque la utilizo mal, porque se me escapa el aire de la boca.

Y el corazón creo que es más metafóricamente, porque Cheryl ya no viene a verme seguido como antes lo hacía, es más creo que era la primera en llegar lo cual me proporcionaba mucha seguridad.

Era la primera en mostrarme esa sonrisa, que hacía que se me calmaran un poco los nervios porque la verdad era siempre una tortura calmarme un poco, a veces me agarraba mucho miedo.

Ahora solo tenía que contar con Jayden y David...

Había una persona que últimamente la había estado viendo tres veces seguidas en mi show, y la verdad que no me gustaba.

Era un hombre muy raro.

Más bien un tipo muy extraño.

Llevaba unos anteojos que no sabía si eran para ver o para decorar su rostro, porque eran de esos lentes de vidrio que son más grandes que tu rostro.

Usaba ropa de color negro, y además era muy bajo de estatura. Me venía a ver al bar, se fumaba un cigarrillo, y luego se iba por ahí o a su casa, o con su familia si es que la tenía porque parecía que ya era grande. Le daba más o menos unos treinta y algo de edad, pero no sé si tendría alguna hija o hijo, alguna esposa que lo esté esperando en casa o que estaba solo, por eso venía a verme a los shows... porque no tenía ganas de quedarse solo un día más...

Esta noche se encuentra. Con un vaso de vino, el cigarrillo en la mano, los lentes vidriosos, enormes y transparentes, el pelo oscuro teñido porque era un negro que se notaba que no era natural y llevaba una leve sonrisa en el rostro.

A cada rato, ponía su celular enorme táctil de última moda en la oreja y movía la boca para hablar. Trataba de seguir con las canciones y que ese tipo extraño no sea mi distracción porque la verdad es que me daba un poco de escalofríos que venga todo el tiempo a mis shows, me mire fijamente, a veces asienta la cabeza, a veces niegue la cabeza y que se siente en uno de las mesas primeras para verme mejor.

¿Y si era un psicópata? ¿Y si quería seguirme a mi casa para robarme?

¿Y si quería asesinarme? ¿Me habrá conocido por youtube?

Era lo único que podía deducir en estos momentos, quizás era un fan como lo era Cheryl y quería pedirme un autógrafo...

Después de que acabo el show, sentí el aplauso de mucha gente y algunas personas me decían:

"¡Muy bien! ¡Genio! ¡Espectacular!"

Dejé el escenario, bajé por unas escaleras que había, tomé una toalla y me sequé el rostro que estaba bastante mojado, me senté en una silla, agarré la botella de agua y tomé un largo sorbo porque la verdad que mi garganta estaba demasiada seca.

Suspiré y estiré mi cuello sintiendo sonidos de los huesos.

Sentía que mis piernas temblaban, mi corazón latía demasiado acelerado lo cual me molestaba mucho, y mi respiración estaba agitada.

¿Qué le pasara a Cheryl?

Ya no es la misma chica que conocí, ella está triste lo puedo ver en sus ojos oscuros, su piel está más pálida, y ya está perdiendo el color bronceado que tenía y la hacía ver en verdad muy bonita.

Su voz estaba cansada, suspiraba a cada rato, hasta ni siquiera se importaba de teñir su pelo color verde, de maquillarse... de ponerse anillos, de los colgantes en su cuello.

¿Estaría enferma o sus problemas en su casa se multiplicaron y la devastaron?

Sentí unos pasos lentos, ruidosos, y un silbido que se acercaban a mí.

— ¿Yannick?

Sentí una voz fina y me di vueltas para ver quién me había llamado.

Mis ojos se encontraron con algo que no quería ver... Era ese hombre que estaba sentado en las primeras filas, de ese que estaba pensando hace unos minutos atrás, el que me ponía nervioso e incluso más que toda la gente que estaba observándome, el que siempre estaba con un cigarrillo en la mano.

Me sentí nervioso, lo reconozco, encima tiene un aspecto familiar...

— ¿Sí?

Traté de mirarlo normalmente, que no me produjera una sensación de escalofríos cuando lo mirara, pero eran emociones que eran bastantes difíciles ocultarlas.

—Hola, buenas noches.

Lo miré y no contesté porque sinceramente no sabía que decirle.

— ¿Te has fijado tu canal de youtube en estos días? — Me preguntó acomodándose los lentes.

Abrí la boca para hablar, pero me acordé de que no me había fijado las últimas semanas en él, que solo tomaba mi cuaderno tocaba una de mis canciones, lo subía, cerraba la computadora, y me iba a hacer otras cosas...

Pero siempre subía videos no dejaba de hacerlo nunca. Eso era lo positivo.

—Bueno a mí me parece que no le estas prestando atención.

— ¿Quién es usted? —Le pregunté levantando un poco la voz sin darme cuenta.

—No importa todavía quien soy...

Levanté una ceja y me crucé de brazos.

—Me gusta tu voz, pero no me gusta tu inseguridad en el escenario... —Llevó el cigarrillo a la boca, y luego me tiró el humo en el rostro provocándome que enseguida de dos pasos hacia atrás bruscamente — Tienes que soltarte para poder hacer las cosas mejores sé que eres capaz de hacerlo, porque es tu sueño ¿no? Como pones en tus redes sociales que tú sueño es ser cantante ¿no?

Un escalofrió recorrió mi espalda y negué con la cabeza, esto ya me estaba asustando demasiado.

—Oiga... ¿Lo conozco?

—No...

Nos quedamos en silencio por unos segundos, porque creo que ninguno de los tenía que decir.

—Pero podemos.

—No, gracias.

La verdad que no me había caído bien...Quizás intento ser simpático, pero le salió ser alguien muy raro y probablemente un seguidor de mis redes sociales lo cual no me gustaba...

—Oh Yannick no quiero caerte mal...

—Creo que ya lo hiciste.

—La entrada del bar no está muy barata, y la verdad que aunque a mí me sobra el dinero, porque tengo mucho dinero, algo es algo...

Me lo quedé mirando sin saber que responder.

—Tienes que agradecérmelo...

—Gracias, supongo.

Largó una carcajada y pude deducir que ese tipo estaba completamente loco.

—Cuando llegues chequea tu canal de youtube...

— ¿Cómo sabe de mi canal y que le hizo?

Cuando mi mente empezó a pensar cosas espeluznantes llegó a deducir que era uno de esos hackers y de seguro me había quitado la cuenta de youtube para poder quedársela por los bastantes suscriptores que tenía, pero había muchas personas que tenían muchos más suscriptores que mi canal ¿Por qué no iba y se los quitaba a ellos?

—Sabes que, quédate con mi canal hacker...

Largó otra carcajada sarcástica mientras sus mejillas enrojecían un poco y colocó su mano en mi mejilla, haciéndome estremecer.

—Eres agradable, chico.

Saqué enseguida su mano de mi mejilla y di dos pasos hacia atrás para alejarme lo más antes de ese hombre extraño.

¿Por qué no era claro en lo que quería? Odio cuando se demoran tanto en hablar y llegar a su fin...

Sus ojos oscuros estaban clavados en mi rostro, tenía una sonrisa leve dibujada en su raro rostro con esos lentes grandes que abarcaba casi toda su pequeña cara.

— ¿Qué quiere?

—Tu talento, veras soy de esas personas densas al hablar así que tomate un poco de tiempo de tu miserable vida y escúchame querido.

No dije nada... porque supongo que tenía razón, así que solo asentí y me crucé de brazos, mientras esperaba para escuchar lo que iba a decir.

— ¿Tú me conoces?

Me preguntó algo demasiado estúpido pero lo único que quedaba era responderle.

—No.

— ¿Nunca me has visto?

—No.

La verdad que esta era la primera que vez que mis ojos se encontraban con este sujeto que no me agradaba para nada, aunque trate de ser simpático, no llegaba a caerme bien, podía sentirlo.

—Bueno no sé en qué mundo vives...

—Tampoco lo sé.

Sentía voces que caminaban hacia mí y pude ver a Jayden con una sonrisa en su rostro que venía hacia mí y habló.

— ¿Otro fan?

Abrí la boca para contestar pero luego miré hacia ese sujeto que estaba mostrando sus dientes y acomodándose sus enormes anteojos.

Su pelo estaba bastante desordenado lo cual lo hacía dar un toque más siniestro de lo que ya tenía.

—Claro...

—Hola, tú debes ser el mejor amigo de Yannick —Dijo el hombre extraño.

Mi amigo asintió sin dudarlo, aunque algo perdido por la situación.

—Un gusto.

Observé a Jayden e intercambiamos miradas y fue ahí cuando se dio cuenta que le pedía "ayuda" con la mirada. Mi amigo enseguida reconoció el rostro que le mostraba.

—Oh creo que nos tenemos que ir, señor.

—Claro lo entiendo —Dijo.

Asentí, tomé del brazo a Jayden y cuando di unos pasos al frente sentí su mano frio pasarse en mi hombro.

—Pero espera...

Lo miré y dejó de sonreír como antes, tenía miedo de que sacara un cuchillo y nos apuñalara a todos ahora mismo, pero no hizo nada, solo hablo:

—Antes tengo que decirte algo y te dejaré ir, pero a solas...

Miro a Jayden que estaba parado mirándonos sin entender nada de nada. Para no meterlo en problemas a mi pobre amigo, solté su brazo y empecé a caminar para que ese señor que todavía no sabía su nombre me diga lo que me tenga que decir. Entonces empecé a caminar para que me siguiera y lo hizo.

— ¿A dónde van? —Preguntó Jayden en voz alta.

—Quédate aquí, ya vuelvo...

El asintió y se cruzó de brazos.

Di un suspiro y cuando estábamos ya alejados, lo miré con irritación para que se dé cuenta que su juego ya me estaba cansado.

— ¿Desea por favor acabar el juego?

—No es un juego...

—Bueno... Diga lo que quiere.

El hombre me miró y de su bolsillo sacó un papel hecho de cartón, pero parecía algo valioso a pesar de que ni siquiera lo había visto ni leído un poco.

Tragué saliva y la ansiedad de saber cuál era el contenido de ese papel, me mataba. Estas últimas noches había tenido muchas pesadillas o sueños de cosas que ocurrían en mi vida que no reconocía.

Pero no significa que todos los sueños que tengan sean verdad. Ojala fuera de esa forma porque el principal sueño que siempre soñaba era que vivía en una mansión frente a un paisaje hermoso que nunca había visto y principalmente solo, sin que nadie me gritara, me hablara, y me molestara todo el tiempo...

— ¿Qué es? —Bajé la mirada en el papel.

—Dime una cosa Yannick, ¿Cuál fue la primera impresión que te di? — Me preguntó con curiosidad pero sin sonreir.

—Bueno no creo que quieras escucharlas...

—No hay problema de verdad me gusta escuchar ese tipo de cosas...

—Bueno te diré la más leve...

El hombre acomodó su pelo negro azabache, desordenado con su mano blanca y con una anillo de una calavera grande, decorado, que con solo verlo te daba un escalofrió.

—Un tipo extraño.

—Más leve de lo que pensé.

Se acercó un poco y me tendió el papel y por fin cuando lo iba a agarrar para ver que decía rápidamente corrió su mano cuando me lo iba a dar.

Negó con la cabeza y luego sacó un sobre grande y tendió hacia adentro el diminuto papel que quería leer.

—Primero cuando te lo dé, lo vas a guardar en tu bolsillo, luego vas a hacer como si nada paso, vas a ir a donde tengas que ir y cuando llegues a tu casa, lo vas a abrir lentamente y vas a leer lo que contiene, luego vas a pensar si soy real, me vas a buscar en google y vas a enterarte de quién soy y luego vendrás a mí...

Me quedé mirándolo con la boca abierta porque de verdad decía palabras y oraciones bastantes extrañas que eran para quedárselo mirando un largo rato. Nunca me había pasado nada parecido.

Me entregó el sobre con cuidado y luego me saludó con la mano, dio media vuelta y se fue caminando rápidamente como si quisiera que nadie lo alcanzara.

Me di cuenta de que ese hombre olía demasiado perfume de los que salían mucho dinero, mezclado con cigarrillo, lo cual me hacía acordar a Cheryl.

Todo era un misterio así que le hice caso, y guardé el sobre en el bolsillo. Luego tomé mi celular y mandé un mensaje de texto a Cheryl porque la extrañaba, la quería ver, y ella no estaba cuando la necesita.

El texto decía:

"Hola... Termine el concierto y me fue bien como siempre, y hable con el tipo raro del que te hablé... es más raro de lo que pensaba."

Guardé el mensaje y fui a reunirme donde me esperaba Jayden.

— ¿Qué quería el tipo? — Preguntó con los ojos abiertos.

—Bueno la verdad que no se, al final no dejo nada en claro...

—Pero...

—No, no saqué ninguna conclusión.

Jayden me miró con la ceja levantada y como diciéndome con la mirada "no te creo", pero como no iba a insistir, se cruzó de brazos.

—Esos cinco chicos quieren sacarse una foto contigo...

Los miré y estaban a una buena distancia, pero aun así lograron verme y saludarme con la mano.

—Ya vengo— Le dije a mi amigo y fui hacia donde estaban esas cinco personas.

Jayden conducía su auto mientras escuchaba un rock y yo miraba la ventana, y las calles vacías y frías.

—Es muy tarde... ¿De verdad quieres verla?

—Quiero asegurarme de que este bien.

—Debe estar durmiendo.

—No, ella se duerme tarde.

Hubo unos minutos de silencio, solo la música...

— ¿Sí? —Me preguntó con una sonrisa.

—Si —Contesté mientras seguía mirando las casas tranquilas, las calles...

— ¿Dormiste con ella?

— ¡No!

Apenas sentí la pregunta de mi amigo, me sonrojé enseguida, sentí calor en mi rostro, me sobresalté y negué con la cabeza.

Me avergonzaba de mí mismo, porque la mayoría de los chicos de mi edad, de dieciséis años, no eran vírgenes y lo primero que buscaban de una chica era llevársela a la cama, eran todos así, pero la verdad que yo no era uno de esos. Uno en un millón, siempre hay.

Lo primero que vi en Cheryl fue susto porque nunca una chica de ese estilo me había hablado, luego preocupación porque tenía miedo de que buscara hacerme un mal como todos, y a medida que fue pasando el tiempo me acostumbre a ella y confié mucho en Cheryl. Luego la tomé como mi primera mejor amiga mujer, como una verdadera compañera... y en ningún momento de la cabeza, se me paso dormir con ella.

—Bueno tranquilo.

—No es que no...

— ¿Y para cuándo?

— ¡Jayden!

Comenzó a reírse...

Cheryl no era la misma chica de antes... Quería regresar a la chica con esa sonrisa, divertida y llena de bromas, pero no podía regresarla y eso era lo que me había preocupado.

—No es nada del otro mundo...

—Pues te digo que no hicimos nada...

—Vamos querido, tienes que ponerle pila a la relación, si no Cheryl que es el tipo de chica a la que le gustan esos chicos que la llevan a la cama enseguida, te dejara...

Le golpeó el hombro para que se callara y dejara de hablar tonterías.

—Creo que te estás pasando...

—No... Es la verdad —Suspiré y negué con la cabeza.

—Lo nuestro con Cheryl es diferente... Creo que somos diferentes los dos por eso, más bien somos compañeros...

Jayden no dijo nada seguía con su mirada clavada en el frente. En ese momento creía que estaba pensando que éramos unos raros y si tenía la razón pero eso era una de las cosas que me gustaban de la relación nuestra.

Que nadie nos entendía porque éramos diferentes y por eso estábamos solos.

—La verdad que si es diferente.

Asentí y me di cuenta que ya llegamos a la casa de mi novia y que mi mejor amigo era un patético desastre conduciendo y más estacionando.

—Oh no...

— ¿Estacionar? —Pregunté con una sonrisa en mis labios.

—Si...

—Respira hondo, tranquilo.

De lo que siempre tenía miedo Jayden era chocar con uno de los autos estacionados que había en las calles y de esos había siempre porque la gente los deja estacionados en cualquier lugar, y si llegaba a rayarles un poco el auto, que lio se le iba a armar.

—Si eso es lo que trato de hacer.

Dijo mirando con preocupación, como iba a posicionar el auto. Si chocábamos no me importaba, lo menos que me importaba era la muerte, lo que si no me gustaba era lo que fuera a pasarle a Jayden después. Ni siquiera corríamos riesgos de lastimarnos en este momento, lo único que corríamos riesgo es de meternos en problemas.

—Ten cuidado.

—Trataré...

Después de unos quince minutos, de sufrir, de rezarle a Dios, de decir malas palabras, pudo por fin poner en una posición correcta el auto.

— ¡Lo has hecho! —Dije.

Golpeó el hombro con cariño a mi amigo, que estaba tenso con las manos en los volantes, respirando hondo.

—Sí, sí.

—Vamos no es para tanto...

Me fulmina con la mirada y luego señala la casa iluminada de mi novia...

—Te dije que permanecía despierta hasta tarde...

—Bueno, sí que la conoces...

Asentí con tristeza.

—Parece que está de fiesta —Dijo mi amigo.

— ¿Qué?

—Tremenda música se siente.

Lo mire rápidamente, no perdí más tiempo, bajé del auto y pude sentir que desde la casa se sentía música electrónica con un gran volumen.

¿Estaba de fiesta y no me invitó?

Jayden se quedó chequeando su celular en el auto, y por un momento quería regresar donde estaba y decir:

Vámonos de aquí.

Pero eso era de cobardes...

Y ya no quería serlo, porque he comprobado que a los cobardes en la vida les va muy mal.

Empecé a caminar y a sentir la música más fuerte de lo que imaginé... y por primera vez mi mente se imaginó a Cheryl con otro chico, luego mordí mi labio inferior y negué con la cabeza, diciendo que no era posible que sucediera algo como eso.

Si tocaba la puerta nadie me escucharía... pero no podía entrar a una casa que no era mía, así que lo único que me quedaba era mirar por las ventanas y rezar que no estuvieran los padres de Cheryl, porque además de no conocerlos, sabía que no eran amigables y me echarían por donde vine.

Miré en algunas ventanas, encontré muchas partes de una casa desordenada y vacía...

Hasta que en una hallé a Cheryl... y pude saber que estaba sola, no estaban con sus padres, ni con nadie más.

Ella estaba bailando, despeinada, con el delineador negro corrido debajo de sus ojos, con una musculosa blanca con un gato dibujado, con unos pantalones verdes muy cortos, y unas medias. Parecía que había estado llorando, pero ahora bailaba, gritaba, y estaba tan eufórica que parecía que estaba en una discoteca bailando... pero no lo estaba.

Abrí un poco la ventana y grité:

¡Cheryl!

Cuando me vio, se sobresaltó y tardó unos segundos en reconocerme. Cuando lo hizo, su rostro de una sonrisa se puso serio y fue a bajar la música.

En silencio y caminando lento como si tuviera media mareada, se acercó a la ventana.

— ¿Qué haces aquí Yannick? —Me preguntó. 

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