Capitulo 12 (God of War)

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Kratos y Goku subieron las escaleras del templo. Dentro del templo, lo encontraron es que estaban infestadas de Arpías, las repugnantes sirvientas de Ares. Los espartanos acabaron rápidamente con las bestias aladas y continuaron a través del templo. A medida que se acercaban al Oráculo, se encontraron con más guerreros no-muertos de Ares.

Goku: Esto nunca se acaba. ¿El Oráculo sigue vivo?

Kratos: Si no lo está, entonces nuestra tarea de matar a Ares será aún más difícil. Vamos hermano, no podemos demorarnos con especulaciones.

Los hermanos salen del templo hacia el patio y encuentran al Oráculo suspendida en el aire por dos Arpías. El Oráculo lucha por soltarse y la sueltan. Antes de que pueda caer al suelo, se agarra a una cuerda evitando su muerte.

En un esfuerzo por rescatar al Oráculo, los espartanos escalan los bordes de los muros del patio. Corren a lo largo de las paredes hasta llegar a una gran estatua de Atenea y la usan para salvar al Oráculo y aterrizar en el suelo de forma segura.

Y con ese acto, los espartanos desencadenaron los sucesos que le conducirían a la perdición.

Oráculo: Kratos... Goku... Como predijo la propia Atenea, pero llegan tarde, quizas demasiado tarde para salvar a Atenas, por qué han venido a salvar a Atenas, ¿Verdad?

El Oráculo colocó sus manos a los lados de la cara de los hermanos y usó su magia para mirar dentro de sus mentes.

Y cuando el Oráculo miró en sus almas, vio unas bestias y unos hombres. Capitanes del ejército espartano en el pasado, los hermanos empezaron su mando con tan sólo cincuenta soldados, pero pronto ese número asendió a miles. Sus tácticas eran crueles, pero efecarias. Embriagados de poder, eran temídos por todos. Excepto una persona, la mujer de Kratos era la única para hacer frente a su furia. Sus deseos de conquista no conocieron límites, pero aquello que adelaban fue la causa final de su destrucción...

Oráculo: ¡Por todos los dioses! ¡¿Por qué enviaría Atenea a alguien como ustedes?!

Kratos agarra al Oráculo y la arroja lejos de ellos.

Kratos: ¡Sal de nuestras cabezas!

Oráculo: Eligan a sus enemigos sabiamente, espartanos. Su fuerza bruta no bastará para destruir a Ares.

El Oráculo usa su magia para abrir una puerta que sale del templo.

Oráculo: Sólo hay un objeto en el mundo que pueda ayudarte a derrotar a un Dios. La Caja de Pandora, que se encuentra más allá de las murallas de Atenas, oculta por los Dioses en el desierto hacia el este. Tengan cuidado, espartanos, muchos han partido en busca de la Caja de Pandora, pero ninguno ha regresado.

Kratos y Goku abandonaron el templo y se encontraron en un acantilado con vistas a la Bahía de Atenas. Siguieron los acantilados hasta que se encontraron con una estatua gigante que sostenía una espada dorada gigante que conectaba la estatua con los acantilados. Entraron en la estatua y siguieron una escalera hacia Las alcantarillas de Atenas. Los espartanos caminaron penosamente por el fango de las alcantarillas, e incluso allí fueron atacados por las hordas de Ares.

Al llegar al final de las alcantarillas, subieron una escalera y salieron al puente que conducía a Atenas. Siguieron adelante y vieron que la batalla contra Ares y su ejército aún continuaba. Dejaron atrás la batalla y se dirigieron a las puertas orientales de Atenas. Al atravesar las puertas, los hermanos se encontraron al borde del Desierto de las Almas Perdidas, y fue aquí donde fueron recibidos por Atenea.

Atenea: Kratos... Goku... el viaje que les espera es peligroso, pero deben completarlo si quieren tener alguna esperanza de salvar Atenas.

Goku: El Oráculo habló de la Caja de Pandora, ¿Existe realmente?

Atenea: Si, existe. Es el arma más poderosa que puede ablandir un mortal.

Kratos: ¿Y con ese arma podremos derrotar a Ares?

Athena: Con la caja, muchas cosas son posibles, por eso está tan bien escondida, lejos en el Desierto de las Almas Perdidas. Hay un camino seguro a través de las arenas mortales, pero solo aquellos que escuchan y sigan el canto de la sirena logran descubrirlo. Deben encontrar a las Sirenas, Espartanos, sólo las unicas que pueden guiarlos hasta Cronos, el Titán.

Goku: ¡¿Un Titán vivo?!

Atenea: Cronos es el último. Zeus le ha condenado errar por el desierto eternamente. El templo de Pandora está encadenado a su espalda, hasta que los torbellinos de arenas le arranquen la misma piel de sus huesos. Sigan fielmente al canto de la sirena, espartanos, aquí comienza su viaje. Rezen para que los traigan de vuelta a Atenas, con la Caja de Pandora. Y Goku...

Goku: ¿Sí?

Atenea: Tengo un regalo para ti, de Artemisa. Que te brinde protección contra tus enemigos.

Una pequeña luz blanca envuelve la pieza del pecho de Goku. Cuando se desvanece, el sello de Artemisa ahora un collar descansa alrededor de su cuello.

Kratos: Parece que Artemisa te ha concedido un favor, hermano.

Goku: Eso parece, ¿Continuamos?

Kratos asiente con la cabeza mientras los hermanos se adentran más en el desierto. La arena ciega y les pica la piel. Finalmente pueden encontrar y matar a todas las sirenas y continuar hacia adelante por el desierto. Entran en lo que parece ser un templo en ruinas y en una plataforma exterior encuentran un gran cuerno con vista al desierto. A lo lejos pueden ver a Cronos, el rey de los titanes, arrastrándose por la arena, y el templo de Pandora que se eleva hacia el cielo.

Kratos se acerca al cuerno y lo toca. Observan cómo Cronos avanza pesadamente hacia ellos a través de las interminables arenas del desierto.

Cronos, el último de los poderosos Titanes, surgió de las arenas del desierto. A su espalda esperaba el templo de Pandora, grande y paciente, dispuesto a desafiar a todo el que se aventrace para buscar el tesoro que guardaba.

C

uando Cronos pasó junto a los hermanos, saltaron de la plataforma y se agarraron a un par de cadenas sueltas que colgaban del templo de arriba. Usaron las cadenas para rodear a Cronos y agarrarse del costado del templo.

Durante tres días, Kratos y Goku treparon por las empinadas paredes de la montaña. Sabían que recuperarían la Caja de Pandora o morirían en el interior del templo maldito sin regresar jamas al mundo de los hombres.

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