141. "Espero el resultado"

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Bruno

Como deshacerte de Tyrone en tres simples pasos:

Primero, lo acusas de delito. Fácil, si te robas unos documentos y los pones en su mochila. Los profesores ya no confiarán en él y sus padres se decepcionarán.

Segundo, te encargas de sus amigos. Complejo pero posible. Sólo buscas la debilidad de uno, en este caso Dan. Aproveche que se ha fugado de su casa y le dije exactamente a su madre dónde encontrarlo. Al parecer, ella le afecta mucho. Utilizando eso a mi favor, deje bien claro que yo lo hice y que Tyrone viera su enojo contra mí. Conseguí una reacción favorable y ahora sólo espero el resultado con Gregor.

Dan debe ir a pedir su ayuda.

Tercero...

—¡Gane! —grita Emmanuel y me quita de mis pensamientos.

—¡¿Otra vez?! —miro las cartas sentado desde la silla del pupitre. Por ahora he regresado  a la escuela —¡¿Cual es el truco?! —hago puchero y pongo cara triste, poso mi dedo en mi boca —no es justo...

—Lo que no es justo es que te sientes en mi banco, marica —se queja la compañera rubia que es insoportable, Alía casi  siempre está pegada a Emma en el colegio —. Te estoy hablando ¡Muevete! —exije.

Frunzo el ceño.

—Pero estoy jugando...

—¿Y a mí qué me importa? —levanta una ceja.

—¿Están jugando? —llega Román gritando —¡Quiero jugar!

—Podemos jugar los cuatro —sonríe Emma —pero obvio que voy a ganar —mueve las cejas.

—Pero estábamos jugando nosotros —hago puchero y señalo a Alía —y ella me cae mal.

La rubia entrecierra los ojos.

—Pienso lo mismo de ti.

—Hey, ¿La semana que viene hay torneo otra vez? —pregunta el moreno.

—Sí, todavía siguen —se ríe el pelirrojo —¿Por?

—¡Uf! Es que me rompí la pierna jugando contra ese grandote —refiriéndose a Tyrone —¡Él me empujó y caí al suelo, ni siquiera podré jugar la revancha! —se queja.

—No fue para tanto —exclama la rubia sacando un espejito y acomodándose el cabello —pero tienes razón, está bien fuerte —lo halaga.

—Pues follatelo —ofrezco y se sobresalta, termina sonrojadose así que sonrío —esa es la actitud, le gustan las idiotas, sigue así y quizás consigas algo.

—¿Qué...? ¿Qué dices? —responde nerviosa.

—Lo que oíste, cabeza hueca. De paso, terminas muerta —. De repente Emma me golpea en la cabeza —¡Ay! ¿Qué hice?

—Deja de matar gente —me reprende moviendo su dedo índice de arriba hacia abajo seguidas veces —eso no es sano.

—Yo me porto bien —me pongo a lloriquear y me agarro la cabeza dónde me golpeó —malo...

—Claro, y yo no tengo un tenedor en mi bolsillo —expresa con sarcasmo pero cuando apoya la mano en su pantalón se sorprende —¿Eh? ¿Dónde está?

Poso mi dedo en la boca y sonrío con malicia.

—No sé...

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