Bruno

Entro a la escuela sonriente y voy contento mientras camino.

¡Hoy sí hice mis deberes!

Antes de ir a mi curso, paso por el C y me detengo en la puerta, revisando a ver si Emma ha llegado.

—¡Hey Bruno! —exclama alegre cuando de ve y sale del aula —¡Esta noche hay pelis nuevas! —expresa animado y sonrío.

—¡¿De terror?! —hago caritas emocionado.

—No, no más muertes —se ríe y yo hago puchero.

—¡Ufa! Yo quería... —bajo la cabeza triste.

—El día que dejes de querer enterrar personas, seguro me hago monje —lanza una carcajada fuerte.

—¡Pero me gusta el gore! —me quejo —¡Sangre, sangre, sangre! —repito seguidas veces y muevo las manos para todas partes como niño pequeño —¡Sangre, fantasmas y muerte!

Se ríe otra vez.

—Ya entendí, conseguiré una de fantasmas.

—¡Sí! —me pongo a dar saltitos y ya que logre mi cometido, me voy alegre en dirección a mi aula.

Camino al aula B contento y sonriendo hasta que me detengo en frente de la puerta. Mi sonrisa se esfuma por completo. Tyrone se encuentra parado en frente de esta mirando su celular, no sé ha percatado de mi presencia pero esta quieto ahí, como para que se me remuevan los recuerdos y las emociones.

"Quiero mostrarte mi vergüenza... Esta es mi cobardía, esta es mi culpa."

Respiro agitación ¿Por qué volvió? ¿Por qué está aquí? ¡Todo estaba bien! Él se había ido, no tenía que confundirme más, no debía hacerme sufrir más.

Se fue para ir en contra de sus padres ¿y ahora está aquí? Eso es decepcionante. Es obvio que sus papás no cambiaron de opinión sobre la homosexualidad, lo dejaron bien claro cuando vinieron a esta escuela a avisar sobre el intercambio de gemelos. Es patética toda esta situación.

—¿Qué haces aquí? —le digo frunciendo el ceño y levanta la vista —creí que habías cambiado, que decepción —aclaro lo que pienso.

—Yo lo convencí —oigo detrás una voz femenina y me giro, visualizo a Adelaine, además de que Noah y María vienen detrás.

Frunzo el ceño.

—¿Qué haces tú aquí? —digo la pregunta pero para ella, aunque con un tono más molesto.

—Voy a la escuela —se ríe.

—¿Quién es? —pregunta Noah curioso.

—¿Se conocen? —expresa María intrigada también.

—Es mi prometida —se digna a hablar Tyrone tranquilamente —desde los... ¿Diez años? —se ríe y se me eriza la piel al oír su voz después de tanto tiempo.

—Ocho, cariño —lo corrige ella.

Mientras tanto, los otros dos presentes se quedan tiesos y sorprendidos, pero para mi eso no es novedad, así que realmente no reacciono en absoluto ante su aclaración.