Tyrone

Puedo oír el sonido de la cama rechinar, sus uñas se clavan en mi espalda, el clímax se siente en la habitación y estoy transpirado, pero cuando termino al fin me siento liberado. Me alejo dejando mi caer mi espalda sobre el colchón.

—¡Uf! —respiro agitado y agarro la cerveza de la mesita de luz mientras sonrío —¡Que buen sexo, wow! —expreso emocionado.

—Dame eso —Adelaine me saca la botella de la mano y toma el primer sorbo —lo sé, soy genial, cariño —se ríe.

—Ni tanto —le quito la botellita y me trago todo el contenido de modo egoísta.

Ella ignora mi mal gesto y agarra un cigarrillo de la mesita de luz que está a su lado, para luego encenderlo agarrando también encendedor.

—¿Así tratas a tu prometida? Que malo —vuelve a reír después de exhalar el humo.

—Así trato a todo el mundo, así que te aguantas —tiro la botella vacía hacia la puerta y esta se rompe en mil pedazos.

—Lo sé, pero quiero mi agradecimiento —gira su cuerpo hacia mi costado para mirarme y sonríe con malicia moviendo el cigarro entre sus dedos —yo convencí a tus padres de que no hubiera, lo que ellos creen que es un castigo, y también hice que esa evidencia les valiera un cuerno ¿Dónde está mi mérito por eso? Yo no hago las cosas gratis, cariño.

—Tú ya tienes todo ¿Qué más quieres? —levanto una ceja.

Apaga el cigarro con su dedo, sin miedo de quemarse y después de tirarlo se sube sobre mí, acercándose a mi rostro.

—Pensé que me conocías cariño, soy muy codiciosa y quiero más, mucho más.

Me besa y le correspondo, aunque aún no consigo saber a lo que se refiere. Después de todo, siempre tiene un plan macabro con el que divertirse.