Lía

Dejo de fingir cuando le quito el pendrive a Dan, pero para mi mala suerte me caigo sobre él y peor aún, Gregor entra en ese mismo momento.

—Esto no se ve bien —expreso mirándolo y segundos después intento levantarme rápidamente, aunque Dan me detiene, agarrando la mano que tiene el pendrive —ni te atrevas —expreso irritada.

Sonríe.

—Ya lo hice. Debo decir también, que tienes mis respetos, por segunda vez me has engañado.

—Dan —presiona sus dientes Gregor, acercándose hasta nosotros —voy a contar hasta tres, suéltala y no destruire tu cabeza con un hacha.

—Huy que miedo, ¿y dónde está? —lo provoca.

—¿Hablas de esta? —saca un hacha detrás del espejo del mueble y ambos nos levantamos del suelo.

—Greg, me sorprendes —sonríe.

—¡¿De en serio tienes un hacha?! —grito sin poderlo creer —¡¿Por qué tienes un hacha?! —me revuelvo el cabello.

—Es un hobby que tengo.

—Espero que no colecciones cabezas —bromea Dan.

Sonríe.

—No aún —da un paso adelante —uno... —se pone a contar —te vas, dos...

—¿De en serio quieres romperme el cráneo?

—¿Quieres averiguar? —levanta el hacha —tres.

—Vale, vale, ya me voy —ríe y veo como se retira.

Miro desconcertada a Gregor.

—¿De en serio le ibas a pegar con el hacha?

—Eso nunca lo vamos a saber —sonríe y apoya la herramienta dónde estaba. Luego se me acerca —¿Qué es lo que tienes? —observa el pendrive.

—Ah Dan te borró la información sobre un tal León Ruiz y se la copió aquí. Quizás para extorsionarte —se lo entrego y lo guarda.

—¿Y dejaste de fingir por mí? Que linda —opina.

Me cruzo de brazos y giro mi vista para no verlo.

—Sigo enojada contigo, así que cállate, infiel.

—¡No soy ningún infiel! —se defiende.

—Ah entonces para ti, tu boca en la de Adelaine, no es ser infiel, es... —muevo la mano —¡¿Limpiarle la saliva?! —lo observo y grito furiosa.

—Yo no la besé, ella lo hizo. Me la saque de encima rápidamente, por si no te diste cuenta.

—Ah no te creo nada, ve con tus cuentos a otro lado —me giro para irme pero me agarra el brazo —sueltame o me conocerás más que enojada —lo miro amenazante.

—Tyrone te dijo que fue una trampa.

—Tyrone es tu amigo. Peor, el de Adelaine, así que no puedo confiar mucho en su criterio.

—Tambien es el tuyo —me aclara no muy conforme —o eso fue lo que me dijo.

—Sí, cierto —levanto el dedo —pero fue culpa de una borrachera y no cuenta una amistad tan próxima.

—¿No te parece raro que ambas gemelas estuvieran en el mismo lugar?

Me suelto.

—Lo que me parece raro es que te esté escuchando.

—¡Pero que terca! —se queja.

—¡No es terquedad! —mis ojos se humedecen —. Me duele, me hirió como no tienes idea. No me importa las justificaciones que tengas —presiono los puños —¡¡Eso no alivia como me siento!! —grito y mis lágrimas caen.

—Entiendo —expresa más sereno y luego sonríe —entonces voy a usar otras tácticas.